Únicamente quedaba una columna en pie. El Graphorn había decidido no seguir atacando a nadie en esta ocasión, sino que había comenzado a azotar el suelo con su peso, lo que indudablemente provocó que los cuatro magos estuvieran a punto de perder el equilibrio. Michael sabía que no tendrían muchas opciones para derrotar a aquella criatura mágica y, tras conseguir no perder el equilibrio y manteniéndose en pie a pesar de los temblores provocados por la bestia, el bibliotecario supo que no tendría muchas oportunidades como aquella.
-¡Bombarda! -exclamó Michael a voz en grito, apuntando a la última columna que quedaba en pie, con la esperanza de conseguir derribarla.
Motivo: Resistencia
Tirada: 2d6
Dificultad: 8+
Resultado: 9 (Exito) [4, 5]
Motivo: Conocimiento (Bombarda)
Tirada: 2d6
Dificultad: 8+
Resultado: 8(+2)=10 (Exito) [5, 3]
La vista de Tiberius empezaba a nublarse, y aquella vez levantarse del suelo le costó un mundo. Era como si todo su cuerpo se estuviera disgregando, y no pudo evitar toser un par de veces algo que a todas luces era sangre. Si no lograban librarse de esa bestia pronto, el abogado no iba a contarlo.
Apenas tenía fuerzas para levantar su varita, pero lanzó una última Bombarda casi a ciegas. Afortunadamente, Michael ya se había adelantado atacando la última columna que quedaba en pie. Con un poco de suerte aquello terminaría con el desafío que había estado a punto de costarles la vida. A saber qué les esperaría a continuación...
Motivo: Bombarda
Tirada: 2d6
Dificultad: 9+
Resultado: 7(+2)=9 (Exito) [5, 2]
Ups, no me di cuenta de que Michael ya había lanzado una Bombarda con éxito. Ignorad la tirada. xD
El enorme Graphorn lanzó un feroz gruñido, enfocando al grupo para embestirles nuevamente después de su intento por hacerles perder el equilibrio, sin embargo, esta vez tan pronto como dejó caer su peso sobre el suelo para empezar su carrera, el mismo se hundió de golpe, dejando ver que el suelo entero comenzaba a fracturarse alrededor de la enorme bestia. Tal parecía que a pesar de las dimensiones colosales del piso en el que se encontraban, esta tenía debilidades y aquellas columnas que habían derribado con la ayuda del libro de Michael eran muy seguramente los soportes principales que daban equilibrio al lugar. Las grietas que se habían formado gracias al peso de la bestia prontamente comenzaron a extenderse por toda la habitación, al punto de alcanzar a cada uno del grupo que se enconraba allí presente, tratando de sobrevivir a esa prisión en la que se encontraban.
Todo comenzaba a suceder demasiado rápido, el Graphorn lanzo un rugido pero esta vez, parecía ser uno de preocupación más que de ferocidad, pronto echando a correr para escapar de lo inevitable, el suelo comenzó a quebrarse y dejar en visto que todo ese piso colapsaría hacía los niveles inferiores de Azkaban, la criatura tan solo estaría acelerando el proceso debido a su peso.
No tardó mucho para que las grietas y el colapso inminente de toda la sección en la que se encontraban en esos momentos se viniera abajo, las columnas que estaban en pie y que seguramente no eran suficiente para mantener la estructura firme en su lugar, comenzaron a caer de igual manera, quebrándose y cediendo ante la gravedad. Eventualmente incluso aquel prisionero que estaba aparentemente loco salió corriendo de su escondite entre las sombras, riendo y gritando como loco a todo pulmón y mientras torpemente intentaba esquivar las columnas cayendo -¡Los pajarillos rompieron su jaula! ¡Malditos pajarillos que rompieron su jaula!- Era lo único que se escuchaba gritar una y otra vez, nadie podía saber si aquello era una maldición hacía el grupo o un cumplido.
De esta manera, pronto todos pudieron ver como el Graphorn caía hacía lo que parecía ser un abismo oscuro, lanzando un último gruñido que hizo eco en todo el lugar, aunque este sería un destino compartido por todos los que estaban allí presentes.
Lista actualización y llegamos al final de este arco <33.
Dejaré la escena para que pasen a poner su post final para este arco ¿Que sucedera a continuación? X9
Michael no estaba en absoluto seguro de que lo que habían hecho fuera lo más idóneo, aunque al menos la destrucción de las columnas y la forma en que se habían abierto las grietas en el suelo de roca les serviría para deshacerse de la criatura.
Mientras observaba cómo la criatura mágica se precipitaba hacia lo desconocido, el bibliotecario tuvo la seguridad de que les aguardaba el mismo destino, fuera quien fuera.
-¡El suelo se abre! ¡Intentad agarraros a algo! -gritó Goldman, sin saber qué era lo que les aguardaba.
La Bombarda de Michael terminó por fin por derribar la última columna. Y entonces todo comenzó a temblar. Por un instante, Tiberius temió que el techo fuera a venirse abajo al haberse visto privado de sus soportes... pero en lugar de eso, lo que empezó a derrumbarse fue el suelo. Aquellas columnas parecían haber estado sosteniéndolo, en lugar de soportar el peso del techo.
Tiberius oyó la voz de Michael y su sugerencia le pareció excelente... pero no parecía haber muchos asideros fiables cerca. El graphorn cayó primero, y el abogado lo observó mientras se aferraba tan bien como podía a los salientes de roca de aquél piso que pronto no sería más que una ruina.
Brianna había seguido la risa del pobre diablo, intentando alcanzarle y poder averiguar cómo podían salir de aquel infierno. Pero mientras caminaba, escuchó un crujido sobre su cabeza. Levantó la mirada y sus piernas se volvieron gelatina ante lo que estaba a punto de suceder. El techo estaba a punto de venírseles encima. Cientos, quizás miles de grietas empezaron a extenderse por toda su superficie y pequeños cascotes caían al suelo.
El corazón de la rubia se aceleró y su cuerpo empezó a temblar al evocar otro instante y otro lugar. Hacía cincos años la enviaron a unas excavaciones en Yucatán. Se decía que en lo más profundo de esas ruinas podía encontrarse un artefacto antiguo y muy poderoso. Habían enviado a un equipo táctico y a dos especialistas, ella y su prometido Thomas. Se adentraron en las ruinas y tuvieron que enfrentarse a varias trampas mágicas. Finalmente encontraron el artefacto, pero no vieron la última de las trampas. Ella le había avisado, que antes de tocar nada debían proceder a la exploración del lugar. Pero el brillo del artefacto hechizó de alguna manera a Thomas y, mientras ella intentaba descifrar unas antiguas runas, él se acercó y lo cogió. Al instante todo empezó a temblar y el techo se les vino encima. Durante cinco días estuvo malherida, enterrada bajo los cascotes. Intentó llegar hasta Thomas, podía escucharle, su respiración entrecortada y su voz amortiguada, suplicando que lo sacaran de allí. Pero cada vez que intentaba moverse, las piedras se deslizaban y corría el riesgo de quedar más sepultada. Aquellos horribles días no se los había podido quitar de la cabeza... Finalmente consiguieron sacarla de allí, pero nunca encontraron ni el cuerpo de Thomas ni el artefacto.
En el momento en el que Brianna levantó la cabeza y vio las grietas y los cascotes volvió a sentir que se encontraba en aquellas ruinas y todo su aplomo se desvaneció. Se encogió, junto a una de las columnas, y se quedó allí, temblando y olvidando por un momento dónde se encontraba. Cerró los ojos y las lágrimas empezaron a correr por sus mejillas, no podía salir de aquel lugar y de nuevo iba a ser enterrada bajo todo el peso de aquellas enormes piedras.
Sus voces eran amortiguadas por el retumbar de los cascotes que caían a uno y otro lado. Se encogió todavía más al sentir una fuerte sacudida en la columna tras la que se había ocultado. Era incapaz de reaccionar, mientras sus compañeros eran atacados por el enorme Graphorn e intentaban derribar las columnas que la runa y el libro de Michael había marcado.
«Vamos a morir... Otra vez no... No puedo... No puedo... No quiero estar aquí...» Su mente no podía pensar en otra cosa, no podía volver a pasar por lo mismo... Había perdido a Thomas y desde entonces sus pesadillas se habían hecho tan reales...
De repente escuchó el grito de Michael, advirtiéndoles de que el suelo se abría. «El suelo...» Se agarró a su voz y empezó a trepar por el pozo de oscuridad que la había engullido. Abrió los ojos y entonces recordó dónde se encontraba. «¡Azkaban!» Se incorporó y miró a su alrededor. ¿Qué había pasado? ¿De verdad no se les había caído el techo encima? Su mirada se dirigió hacia el abismo que se abría ante ellos y, a pesar de que aquello era mucho peor, respiró aliviada e intentó sujetarse a uno de los salientes de roca.