A sus espaldas dejaban a lord Badak, dando su vida por ofrecerles una oportunidad de salir de aquel infierno. Brianna corría con el corazón acelerado y sintiendo como el frío cortante la envolvía, intentando paralizarla y detener sus movimientos. Apretó con fuerza los dientes y siguió corriendo, cruzando la tormenta con las fuerzas que todavía le quedaban... Tenía que lograr salir de la isla, no quería morir...
A pesar de la tormenta y del fuerte ulular del viento, escuchó la voz de Badak que provenía del libro.
¡El bote!
Recordaba haberlo visto cuando se asomó a la ventana. Se detuvo un instante, para volver a mirar la amenazante construcción y poder orientarse mejor.
¿Desde dónde se había asomado?
¡Claro! Estaban yendo en la dirección contraria, si seguían por allí no podrían encontrar la salida...
— ¡DETENEOS! ¡NO ES POR ALLÍ! — Gritó a pleno pulmón y señaló hacia otro lugar, convencida de saber dónde se encontraba el bote.
— Lo vi cuando me asomé por una ventana, estamos al otro lado de la isla... — Les dijo y dio media vuelta, apenas tenían tiempo, podía sentir en su interior la fuerza generada por las dos fuerzas que se estaban enfrentando, no tardaría en destruirse toda la isla... Tenían que encontrar el bote... Empezó a correr, sin saber que si hubiera seguido unos pocos metro más, habrían visto la barca amarrada entre las rocas.
Motivo: Percepción
Tirada: 2d6
Dificultad: 8+
Resultado: 2(+1)=3 (Fracaso) [1, 1]
Michael corría como podía mientras cargaba con los documentos que había podido requisar del archivo de Azkaban. Miraban a su alrededor, con la esperanza de divisar el bote que les llevase fuera de la prisión, pero las palabras de Brianna le hicieron detenerse repentinamente.
-¿Dónde? ¿Dónde está? -preguntó el bibliotecario, confuso, mirando a su alrededor para intentar ubicar aquella barca.
No obstante, a pesar de un primer barrido con la mirada, Michael no ubicó la barca que podía sacarle de Azkaban. ¿Dónde se encontraba? ¿Lograrían llegar hasta ella a tiempo antes de que la isla entera fuese alcanzada por la magia oscura de Bloodborn?
Motivo: Percepción
Tirada: 2d6
Dificultad: 8+
Resultado: 4(+1)=5 (Fracaso) [3, 1]
El manto de dementores hizo que se quedara unos instantes paralizado observando la estampa. Por unos instantes, pensó que se dirigían hacia ellos y que volverían a intentar drenar su alma Escalofríos...
Las palabras de Brianna le hicieron volver en sí ¿Un bote? ¡¡El bote!! Así saldremos de aquí pensó. Siguió a su compañera - ¡Vamos, todavía estamos a tiempo! - les dijo. Se fue hacia el lado contrario de la rompemaldiciones. Hizo primero una visual rápida No, no... no lo veo... no lo veo... Concéntrate... Algo le llamó la atención, fijó su vista Eso es... ¿el bote? ¡Sí! - ¡Chicos, está allí, el bote está allí! - les gritó señalando hacia el bote - ¡Seguidme! ¡Vamos a conseguirlo!
Motivo: Percepción
Tirada: 2d6
Dificultad: 8+
Resultado: 11(+1)=12 (Exito) [5, 6]
Las condiciones clímaticas, combinadas con los sentimientos de cansancio y dolor que ya todos tenían para esos momentos, causaron que la labor de encontrar el tan ansiado bote fuera más díficil de lo que podría ser de estar en condiciones más favorables. Tanto Brianna como Michael no tuvieron ninguna suerte, la mujer del grupo incluso se vio a si misma confundida y sin saber en que extremo de la isla se hallaban en esos instantes, gracias a que anteriormente ya había visto la ubicación del dichoso bote, sin duda las perspectivas visuales le habían jugado en contra. Afortunadamente, fue el abogado del grupo, Tiberius, quién logró encontrar la única vía de escape que todos tenían antes de que la isla entera fuera destruida (Al menos esto parecía ser el caso debido al choque tan poderoso de magias). De inmediato, y bajo la guía de Tiberius, todo el grupo se lanzó a correr en dirección al bote, el cual se hallaba flotando en las turbulentas aguas que rodeaban toda la isla, y anclado con una cuerda a una de las rocas más cercanas a su posición, por supuesto se podía intuir a simple vista que dicha cuerda estaba encantada, de lo contrario sería imposible para esta resistir el choque de las olas que azotaban con furia.
Mientras corrían, cansados y con un frío que ciertamente penetraba en sus huesos, pudieron escuchar una fuerte explosión, seguida de un temblor que parecía mover toda la isla; un solo vistazo a sus espaldas sería lo único que necesitaban para ver que finalmente el escudo conjurado por Lord Badak cedía, la magia negra del jefe de aurores había explotado desde adentro, provocando que el escudo cayera al mismo tiempo que toda la estructura de Azkaban (La cual no era para nada pequeña) tembló y una gran cantidad de grietas empezaron a aparecer en toda su extensión. No tardó mucho para que una segunda explosión se formara, esta vez con toda la magia acumulada de Matthew y que claramente su cuerpo era incapaz de resistir... La misma, causó un destello negro que terminó de reventar la prisión, y de la misma forma, empezó a crear el epicentro de una grieta que se comenzó a expandir por toda la isla. Por supuesto, después de una explosión de tal calibre, la onda expansiva termino alcanzando al grupo, empujandoles hacia delante con firmeza pero sin presentar ningún daño real.
Tan pronto estuvieron todos a pocos metros del bote, se internaron en las gélidas aguas del Mar del Norte para poder acceder a él, duró tan solo unos instantes, en lo que abordaban el bote de madera, pero fue suficiente para entender porqué este transporte puesto por el Ministerio era la única vía de escape; ni siquiera el mago más capaz podría sobrevivir a unas aguas tan heladas, antes moriría congelado en un abrir y cerrar de ojos. Tan pronto todos estuvieron en el bote, este actuó por si solo, desamarrando la cuerda que le ataba a las rocas y empezando a alejarse lentamente de la orilla, hacía su destino preestablecido, rumbo a casa…
Habían conseguido salir a tiempo, ya en el bote, el grupo pudo sentir que por fin podían respirar más tranquilos. Mientras que a la distancia, cada vez más lejos, podían ver como la prisión de Azkaban se derrumbaba, o al menos los pisos superiores, los cuales provocarían un gran temblor al dar de lleno contra el resto de la isla, la cual se empezaba a partir en pedazos, causando una reducción importante en esta región desolada. Al final, cualquiera podría intuir que lo único que quedaría sería solo una parte de aquella horrible prisión de pie, como único testigo de lo que fue y lo que sucedió, años de torturas, cientos de víctimas y un sinfin de horrores creados por el propio Ministerio con la excusa de hacer un bien mayor para la comunidad magica. Tanto Lord Badak como Matthew Bloodborn habían dado su vida defendiendo lo que cada quién consideraba correcto, demostrando al final de sus vidas el pináculo de los dos extremos de la magia que poseían, y todo esto, con Brianna, Michael, Erick y Tiberius como únicos testigos de lo que había ocurrido, tenían los documentos que podrían exponer todo esto, el bibliotecario había logrado mantener consigo todos y cada uno de los archivos que había extraido de la prisión, y ahora todo quedaba en las manos del grupo.
Fue asi que, mientras el bote se seguía alejando, y frente a la imagen del derrumbe de Azkaban, pudieron sentir como un escudo translúcido brillaba al momento en que el bote pasaba por una posición determinada, indicando que estaban saliendo de la barrera protectora que cubría aquella isla del horror, habían logrado salir por fin, vivos y sin ninguna perdida, ahora tan solo quedaba relajarse y descansar, después del infierno mismo, la calma por fin llegaba a todos, aunque las heridas físicas y psicológicas sin duda serían un recordatorio de que todo fue real, y de que habían sobrevivido al horror más absoluto que el mundo magico guardaba en sus adentros.
Felicidades, escaparon de Azkaban! El siguiente turno será el cierre de cada personaje para este último acto, asi que el lienzo es de ustedes <3. Asi que dejaré unos días para que cada uno se pueda pasar a dejar su última intervención, una vez esto esté realizado, me pasaré para dejar las consecuencias de cada personaje (En base en sus daños tanto físicos como en su demencia) y a cerrar este acto. Para asi poder pasar al epílogo, ya les estaré diciendo como se llevará a cabo esta parte.
Brianna se detuvo al escuchar la voz de Tiberius y se volvió, confundida. Había estado convencida de que el bote debía encontrarse en la otra punta de la isla, pero el abogado gritaba que lo había encontrado. Pestañeó, ligeramente abotargada y apretó los dientes con fuerza, haciendo un último esfuerzo para echar a correr en la dirección que indicaba su compañero.
Mientras corría escuchó una fuerte explosión que provenía de la temible fortaleza que otrora albergara a los criminales más peligrosos del mundo mágico. Miró un momento hacia atrás y un estremecimiento recorrió su cuerpo al contemplar las enormes grietas que empezaban a formarse. Por un instante sintió que las fuerzas la abandonaban y se sintió muy débil. Las piernas le temblaron y empezó a desfallecer.
«No, no puedo rendirme...»
Haciendo acopio de las últimas fuerzas que le quedaban, empezó a correr de nuevo, consiguiendo llegar finalmente a la barca. Subió a ella, dejándose caer en el fondo y se abrazó a sí misma mientras observaba, con los ojos muy abiertos, el derrumbe de la imponente fortaleza.
Lo habían conseguido, todos habían conseguido sobrevivir y llegar a la barca...
Bueno, todos no...
Lord Badak se había quedado allí, se había sacrificado para darles una oportunidad...
Las lágrimas se deslizaban por las mejillas de la rompemaldiciones, entrelazándose con las frías gotas de lluvia. Estaban a salvo y una amalgama de emociones recorría el cuerpo de la mujer. Habían conseguido sobrevivir y detener a Matthew Bloodborn, pero... ¿Cuánta gente había muerto entre aquellos oscuros muros?
El bibliotecario aún mantenía los documentos apretados contra su pecho mientras que el bote les alejaba de la destruida prisión de Azkaban, el lugar donde había recibido daño tanto físico como psicológico durante lo que suponía que habían sido horas, tal vez incluso un día entero.
Se habían salvado, tanto él como sus compañeros. Habían lidiado con los horrores que albergaba aquel lugar y habían sobrevivido a ellos.
Michael sabía que, aunque habían puesto punto y final a Bloodborn, probablemente no fuera el único mandamás del Ministerio de Magia involucrado en los experimento que se habían llevado a cabo en la prisión. Trataría de llegar hasta el final de ese asunto. Cuando lograran llegar a tierra y sintiera que se había recuperado física y mentalmente de aquella experiencia, trataría de enviar toda la documentación recabada a cualquier periodista lo suficientemente confiable como para que estuviera dispuesto a exponer esa historia.
-Lo logramos -dijo Goldman, mostrándose exhausto-. Estamos vivos...
Aún sin creerse que lo hubieran conseguido, el bibliotecario dirigió una mirada en dirección a los restos de la prisión, mientras el bote se alejaba.
Erick, sentado y vuelto hacia popa, contemplaba el derrumbe de Azkaban hacerse más y más pequeño con una mano apoyada en la borda.
Estaba medio desfallecido del hambre, empapado y aterido de la zambullida (¿Ni siquiera podían hacer un miserable espigón?) y las últimas y más recientes heridas le escocían por el agua salada. Pero en aquel momento no importaba.
-Sí...vivos y fuera de esa ratonera infernal.
Levantó la mano y observó las heridas que asomaban al caer la manga. Se sentía medio muerto, pero aun así era poca cosa comparado con lo que algunos de los otros se habían llevado, mucho menos lo que debía de haber pasado Badak.
Badak...ni con su extraña forma de huir de la muerte podía haber sobrevivido a aquello. Deseó que al menos hubiera sido de la manera más rápida e indolora posible. Era lo mínimo que merecía si en el destino había algo de justicia.
Cerró el puño. Anonadado como estaba ante su repentina salida del abismo de la locura para volver a ser el mago que sólo había entrevisto en las visiones de su pasado, sólo había podido despedirse de él con una inclinación de cabeza antes de huir con los demás, dejándose arrastrar hacia el bote. Pero en su fuero interno, había nacido una firme voluntad de no dejar que fuera en vano.
Y lo mismo debía al resto.
Pero ya decidiría cómo más adelante. En aquel momento, al aire libre, rodeados sólo por el mar, sentía que estaban a salvo, y necesitaba descansar. Cerró los ojos y se dejó llevar.
Escaparon de Azkaban ¿Pero a que precio? Las siguientes consecuencias serán efectivas para sus respectivos epílogos, puramente narrativas y serán en base a sus puntos finales de vida y de demencia con los que terminaron esta aventura, quedando de la siguiente forma:
Erick > Heridas físicas mayores: Tendrás que pasar una temporada en San Mungo, aunque lograste sortear la mayoria de peligros de Azkaban, tu cuerpo quedo resentido y muy dañado, aunque podrás hacer tus rutinas diarias tarde o temprano (Por haber concluido con la mitad de PV)
Brianna y Tiberius > Heridas físicas severas: Ambos dieron hasta la última gota de sangre y sudor en mantenerse con vida, peleando con todo lo que tenían aún si sus cuerpos no podían más. La gravedad de sus heridas podrán ser tratadas en San Mungo por una larga temporada, requiriendo tal vez rehabilitación física de ser necesario. Aunque tal vez esta experiencia con el infierno mismo les lleve a no poder hacer las mismas actividades que solían hacer antes de la tragedia, su fortaleza física tardará mucho en volver a ser la misma… (Por haber finalizado con menos de la mitad de PV)
Michael > Demencia Severa: Tus heridas físicas fueron graves, pero ninguna se compara con el daño mental que recibiste dentro de Azkaban, la voz del basilisco te atormentará toda la vida, aunque sabes que nada es real, el trauma recibido fue demasiado grande… Tendrás que estar de por vida en San Mungo como paciente, llevando visitas regulares para revisar tu estado mental y ver si en algún momento, ese gran daño puede ser reparado. Podrás seguir tu vida y trabajo con normalidad, aunque tal vez nunca puedas ver tus conocimientos en Pársel como antes, desarrollando incluso un estrés postraumático debido a lo que viviste (Por terminar con cuatro puntos de demencia)
Se da por finalizado el tercer y último acto, dejaré la escena abierta para que Tiberius pueda pasarse a dejar su última intervención, pasamos al epílogo ^^
Una vez que se cercioró de que todos sus compañeros lo habían escuchado, comenzó a guiarlos a su vía de escape. Tiberius se sentía agotado, física y mentalmente. Había sido un recorrido bastante duro en el que había puesto sus conocimientos sobre magia, había recibido unos cuantos golpes y en el que se había estado enfrentando continuamente a sus miedos y fobias. No le quedaba muy claro si había superado alguna pero podía decir con algo de seguridad que se sentía más fuerte.
Una primera explosión hizo que un escalofrío le recorriera todo el cuerpo. Tragó saliva No mires atrás, no mires atrás... se decía a sí mismo en un intento de no venirse abajo al mirar atrás. Con el segundo, no pudo aguantarse. Giró su cabeza para mirar lo que estaba ocurriendo. Un segundo escalofrío. Temblores, destellos y el derrumbamiento de Azkaban Y todo esto se termina así... Badak, espero que ahora puedas descansar en paz...
Se subieron al bote y desde la lejanía, podía seguir observando el panorama Todo lo que fue Azkaban quedó opacado por lo que se convirtió... y al final, el ansia de poder lo ha convertido en escombros y cenizas... quizás ese sea un buen final para esa prisión... pensó. El haber salido de allí con vida y tener aquellos momentos de tranquilidad, hicieron que las energías del pelinegro se desplomaran y se sintiera demasiado cansado. Sonrió a sus compañeros - Sí, lo hemos conseguido... Con algunos rasguños, pero hemos salido vivos de esta... - miró al bibliotecario y a la pila de documentos que llevaba - Te ayudaré en todos los temas legales que sean necesarios para que todo esto salga a la luz y que nuestra lucha y la muerte de Badak no queden en vano - dijo con una convicción que cualquiera podría decir que estaba haciendo y haciéndose una promesa, tanto a los presentes como a sí mismo.