Ok. Si no de todas formas no pasa nada. Mi número por si lo necesitas, lo tienes, ¿no?
El Predicador se dedica a pasar el tiempo jugando a los dardos con una puntería envidiable. Es difícil ganarle una partida, sólo lo más diestros de vosotros conseguís un resultado igualitario.
También muestra interés en la nueva arma que ha adquirido, así como el resto de la tripulación: Un Raynor Balístico.
En cuanto a Snow... bueno, Snow parece estar por la nave en los momentos menos indicados, como si estuviera fusionado con el sistema de cámaras de Anubis. Estáis un poco paranoicos porque sabéis que como parte de su nanotraje cuenta con un sistema de ojo espía, y no dejáis de preguntaros si el muy cabronazo lo estará usando.
Por lo demás parece que ha confiscado las dos botellas de alcohol que venían en la carga, y no les hadado salida. Sí en cambio a repartido los cigarrillos entre los fumadores salomónicamente, y puesto el resto de los juegos a disposición de la tripulación.
Parece que ha intentado abordar a Hikaru un par de veces, pero tras recibir suficiente hielo como para volver a congelar la Antártida, parece que de momento ha desistido de su idea, fuera la que fuera.
El silencio de Sasuke indicaba hasta que punto estaba dolida con él. El comando sabía que había sido duro en la reprimenda hasta tal punto que podía haberse entendido como un escarnio público. El danés imaginaba que la tecnóloga lo iba a interpretar de esa manera y que ahora mismo estaría decepcionada, desilusionada y molesta. La realidad de sus intenciones era que había sido tan tajante para que su compañera no se pusiera en evidencia delante de todos los compañeros y había intentado acompañarlo con un breve guiño para que ella supiera que estaba de su lado, pero igual había sido demasiado sutil. Los típicos errores de una mente privilegiada, claro.
No obstante, también era evidente que no iba a decirle a ella nada de eso. No se le ocurría una manera mejor de empeorar la situación que decirle a la orgullosa nipona que la había reprendido para protegerla. Se la imaginaba saliendo a toda prisa de su camarote y pegándole dos tiros allí mismo. Volver a pedirle disculpas o suplicarle para hablar estaba totalmente fuera de lugar. Y puesto que ninguna de las dos era una situación deseable optó por una vía un poco más... simbólica.
El danés recurrió a un poco de historia e iconología con la que su compañera pudiera sentirse cómoda.
"No se castiga
a aquellos amigos
que te salvarán"
Escribió el danés con su exquisita y elegante caligrafía en formato de Haiku. Mientras añadía una referencia histórica.
"Si Ieyasu hubiera tratado mejor a Hideaki este no le habría traicionado, condenándolo en Sekigahara."
Y acto seguido le preparó un origami sencillo de una grulla, un símbolo de paz japonesa...o eso tenía entendido. Dejó la breve carta cuidadosamente doblada en el suelo, colocándole encima la pequeña pieza de papel en forma de grulla.
-He dejado algo para tí aquí afuera. Ya solo me quedan 999- Apeló el comando a la curiosidad de la tecnóloga, tras tocar suavemente por segunda vez en la puerta.
Tras la petición de paz, se retiró a su camarote. Sabía que difícilmente tendría noticias de ella, aunque en cierto modo lo esperaba. Pero la próxima vez que la viera, sabría si había aceptado sus disculpas o no.