Partida Rol por web

Nieve Carmesí [DM 06/19]

Nieve Carmesí

Cargando editor
03/06/2019, 11:05
+Narrador+

Te das cuenta de repente de que entre las lápidas de las tumbas algo se mueve. Es extraño, porque no logras ver nada sólido. Es sólo... ¿una sensación?

Cargando editor
03/06/2019, 11:09
+Narrador+

El silbido de los obuses volvió a escucharse, el grito agónico del metal cayendo en la niebla. E inmediatamente, las explosiones que sacudían el suelo y la mente. Cerca. Muy cerca.

De repente, todos comenzaron a escuchar un suave silbido proveniente de algún lugar no muy alejado de donde se encontraban. El silbido se hacía más audible mientras los segundos avanzaban hasta que una explosión iluminó todo el horizonte.

El ruido del obús de la artillería al golpear el suelo hace retumbar todo el lugar. Una lluvia de barro y restos de madera comenzó a salpicar a los soldados, de todas direcciones, mientras cada impacto provocaba un golpe que se sentía a través de las pesadas botas embarradas, una onda expansiva que golpeaba el pecho, una explosión ensordecedora que sacudía el cerebro.

Otro silbido... y otra explosión... esta vez, mas cerca del grupo... justo en la retaguardia...

El cielo continuaba cubierto por nubes negras, el viento helado azotaba sus rostros, congelando los huesos de los soldados y los campesinos que allí se encontraban. La nieve les castigaba sin pudor.

La niebla se llenó de fogonazos, el cielo gris desapareció entre la lluvia de restos. El bosque se convirtió en un estruendo de metralla, madera y explosiones. El infierno se desató una vez más.

Frente a ellos, la puerta abierta de la colosal reja de la Mansión. Y ésta, lúgubre y oscura, esperándoles dentro...

Cargando editor
03/06/2019, 11:14
Teniente Diederick

-¡Vamos, vamos, entrad todos! ¡A la casa! 

Se había detenido junto a la puerta de la reja para asegurarse de que nadie quedaba atrás, los obuses estaban cayendo demasiado cerca.

-¡A la puerta principal! ¡No os entretengáis!

Ya habría tiempo de explorar el jardín, y lo que fuera que hubiera allá fuera. Ahora la prioridad era refugiarse de los proyectiles de la artillería enemiga.

Cargando editor
03/06/2019, 11:18
+Narrador+

Y entonces, recuerdas:

La Vieja Mansión, La Casa Maldita, El Hogar de los Muertos... ahora que estás tan cerca identificas la casa en la que os halláis. Un lugar que tiene tantos nombres como historias circulan sobre él.

Aquella era una casa prohibida, donde nunca iba nadie y de la que nunca salía nadie. La mayor parte de estas historias coincidían en que la mansión perteneció hace décadas a una familia influyente y adinerada sobre la que cayó una horrible maldición...

Pero la guerra lo cambia todo y los alemanes se creen superiores incluso a la muerte... y es allí hacia donde os dirigís ahora.

Cargando editor
03/06/2019, 11:24
Pieter Strauss

Pieter se sobresaltó sobremanera al escuchar el estruendo de fuego y metralla que caía sobre sus cabezas. No entendía demasiado porque malgastar tantos esfuerzos y munición por únicamente cuatro soldados enemigos, pero lo cierto era que así estaba sucediendo y no quería morir.

Las órdenes del teniente eran claras y concisas. Ir hacia la mansión y refugiarse dentro. No sabía si era la mejor de las opciones, pues igual esconderse de nuevo entre la maleza sería algo más lógico, pero tampoco tenía tiempo para pensar.

- No sé quede atrás teniente. - Dijo al pasar por el lado de Diederick y posar su mano sobre su hombro. - ¡Hans, Grüber, vamos! - Les animó a seguirles mientras iniciaba la frenética carrera hacia la puerta de la mansión que esperaba que estuviera abierta, pues de lo contrario tendría que perder el tiempo en tratar de derribarla.

Cargando editor
03/06/2019, 11:57
Grigori

Grigori se llevó las manos a la cabeza cuando el bosque comenzó a desmoronarse a su alrededor y los oídos retumbaban con el ensordecedor ruido de las explosiones a su alrededor. Todos comenzaron a correr hacia la casa intentando buscar refugio en el interior.

Se les quedó un segundo mirando, nadie reparaba en él, nadie lo echaría en falta realmente. Miró a uno y a otro lado pero ¿A dónde ir? Moriría si se quedaba en la nieve, o por frio o partido en mil pedazos por uno de aquellos malditos proyectiles que llovían sobre ellos. Lanzó una maldición en ruso claramente entendible aunque no se supiera el idioma. Si no era a manos de los suyos, iba a ser a manos de los alemanes y si no iba a servir de diana a una de esas bombas. Maldito día. No podía tener un poco de buena suerte, ¡solo un poco! Pero quizás, la única suerte, era refugiarse en aquella casa. Quizás con suerte tuviera un sótano en el que guarecerse de aquel infierno. Así que no le quedaba otra que correr tras sus captores.

Se decidió a correr tras ellos pero, al cruzar la verja de metal y pasar junto al teniente, levantó la mirada y esta se detuvo en la mansión. Desde la lejanía era una casa normal en mitad de la nieve. Pero de cerca… la reconoció.

Sus ojos recorrieron la estructura lentamente y su frente se arrugó al ir reconociendo las formas. Sí, no había duda. Habían corrido a través de la niebla sin saber hacia dónde iban, como pollos sin cabeza y… ¿habían terminado allí? Se estaba haciendo mayor, pensaba que estarían en otro sitio después de tanto caminar, pero el frio y las dificultades de andar por la nieve le habían afectado a su sentido de la orientación. Y ahora estaban allí.

-¡No, esperre!-le dijo al teniente-No deberríamos estar aquí. Antes no la reconosí pero, esta casa… no, no podemos entrar. ¡Detenga a su gente! Es la Casa Prrohibida. Nadie en su sano juicio entrra ahí.

Pero miró atrás, la siguiente bomba quizás caería más cerca. ¿Tenían otra opción?

Notas de juego

Cargando editor
03/06/2019, 17:00
Hans

El Teniente Diederick era un buen oficial. Se preocupaba por sus hombres, intentaba mantenerlos vivos, estuvo en contra de la estúpida idea del  ataque aprovechando la niebla. Era un soldado. También un hombre. Probablemente antes lo segundo que lo primero. Como la mayoría de ellos, a excepción quizá de Pieter. Hans pensaba que por eso precisamente, por ser hombre, estaba cometiendo el error de correr sin prudencia ni precaución alguna hacia la mansión.

No se lo reprochaba. Al fin y al cabo, fuese un obús o un tiró entre ceja y ceja, no importaba demasiado. Aquí afuera, sin refugio alguno, estaban sentenciados. Solo era cuestión de ver cuánto aguantarían y quién sería el último en caer. Sin embargo el soldado Hans prefería agotar sus cartuchos.

Desde luego el escenario que se les presentaba frente a ellos hubiese hecho que le recorriese un escalofrío por la espalda en otras condiciones. Ahora, aterido de frío en su sudor por la carrera, magullado, ensordecido por las constantes explosiones del bombardeo, con el corazón en un puño y, debía reconocerlo, ansioso por colarse en la mansión, su mente racional no se detuvo a pararse en aquel escenario propicio para una novela de terror gótico cuajado de cedros dolorosamente retorcidos y lánguidos sauces. La que sí le hizo estremecerse fue la visión  de la estatua de la mujer amenazada por la hiedra que la devoraba. Sentimientos de nostalgia acudieron a su mente y se quedó parado. Su hermano y su socarronería le sacaron de ese lapsus momentáneo. Le devolvió una sonrisa- No te falta razón, Pieter. Vamos, sigamos adelante.

Pero tras unos pasos se detuvo de nuevo. Había visto algo- ¡Cuidado! ¡Centinelas en el cementerio! –Se escondió tras un cedro. Miró de nuevo, apuntando con su fusil. Nada. Nada se movía aparte de las ramas de los árboles agitadas y fustigadas por el soplar interminable del viento. ¿Realmente había visto algo? Esperó, vigilando a derecha e izquierda. Nada. ¿Quién demonios iba a estar montando guardia en el cementerio? Decidió que habría sido un remolino de nieve. Aun así…

-¡Falsa alarma, teniente!

De todas formas la nueva y violenta descarga de artillería no le permitió echar otro vistazo. Daba la impresión que el cielo caía sobre ellos con turbulencia y furia desmedidas. Parecía que sus propios compatriotas y los rusos quisieran destrozar en mil pedazos cuerpos y mentes.  Entonces corrió como alma que lleva el diablo, obedeciendo las órdenes del teniente y el consejo y ánimo de su hermano. Iba el último, se paró junto al ruso, al que agarró de un brazo.

-No se lo que dices. Tienes que venir con nosotros si quieres salvar el culo. Prohibida o no,  aquí fuera nos van a masacrar y poco queda para que perdamos el juicio si no lo hemos perdido ya. ¿Me entiendes? Nos necesitamos todos, aquí no somos alemanes o rusos, solo hombres luchando por sobrevivir a esta locura del demonio.

Cargando editor
03/06/2019, 17:06
Pieter Strauss

- ¿Pero que dices? - Le recriminó al ruso que parecía asustado. Pieter no hablaba ruso, pero parecía evidente que aquel hombre le tenía miedo a la casa por alguna razón. - ¡Sea lo que sea que digas, no son más de que paparruchas! - Agarró a Grigori del brazo y tiró de él hacía la vivienda. - Los campesinos rusos son supersticiosos... Gente de campo, inculta y que sólo dice estupideces.

Miró al teniente. Si no decía nada en contra de llevaría a aquel hombre a la mansión. Aunque lo cierto era que si le mandaba ejecutar al prisionero allí mismo, lo haría con gusto. Eliminaba así a un posible enemigo y se libraba de aquel hombre que le daba escalofríos, aunque no lo reconocería. Y entonces su hermano gritó una advertencia.

Pieter se tiró al suelo apuntando con su arma hacia el cementerio. Allí no había nada más que lápidas y nieve. El propio Hans así lo confirmó. Se estaba volviendo paranoico y no le culpaba dadas las circunstancias.

- ¡Me has dado un susto de muerte Hans! - Le gritó. - ¡Venga, no perdamos más tiempo! - Se puso en pie, volvió a agarrar al ruso y se dispuso a correr hasta la mansión.

Notas de juego

Nos hemos pisado!

Grigori solo habla ruso no?

Cargando editor
03/06/2019, 17:14
Grigori
Sólo para el director
- Tiradas (1)

Notas de juego

Es asi la tirada? Es así. Pero ya te he puesto la info antes. :P

Cargando editor
03/06/2019, 17:40
Grüber

Cuando me acerque a la casa comence a notar el mal puro,  no sé como de repente comence a  sentir lo que era esta casa, habia algo muy malo en ella, algo que no era bueno.

Opino igual-  digo mirando a mis compañeros con profundo miedo, pues ellos ignorantes no sintieron lo que yo- Esta casa no es buena, aquí hay algo muy malo señor, MUY malo. Siento que este lugar tiene algo  muy viejo...

Pero la batalla se veía cerca, No quería entrar ahí,  quería volver a su pueblo, pero si huia  si no lo mataban los enemigos, lo matarian por huir del frente, lo tratarian como un cobarde y podian fusilarlo.

Pero la orden era entrar, y él no quería entrar, quería sobrevivir.

Cargando editor
03/06/2019, 18:12
+Narrador+

Uno tras otro cruzaron corriendo la reja que separaba el exterior del jardín de la casa, algunos con la mirada aún turbia por el estallido de la luz y los oídos torturados por aquel pitido que no había forma de acallar. Se apresuraban a cumplir las órdenes del Teniente, hundiéndose las botas en la nieve y el barro, casi empujándose, ansiosos, jadeantes. El viento era ahora un grito, la garganta de un titán no lo habría proferido mayor, y las ramas ya no se agitaban, se estremecían y se quebraban... además el frío se había intensificado con la caída de la noche y comenzaban a sentir en sus extremidades los primeros indicios de congelación.

Y entonces el tiempo pareció detenerse. La voz del Teniente se silenció.

Los cuatro habían ido cruzando la imponente reja, los soldados y el campesino, y cerrando el grupo, el último, junto a la puerta entreabierta, quedó el teniente Diederick. Así que nadie lo vio. Pero lo que oyeron les cortó la respiración. Un sonido extraño, un golpe de viento quizá, un ruido seco, y... un alarido inhumano.

Cuando se giraron, los ojos desorbitados y las bocas abiertas a pesar del frío y del viento, mostraron a la impávida luna el terror que, esta vez, no venía de la mano de la guerra. Entre los barrotes negros de la puerta antes desencajada, arrancada de su entierro y ahora cerrada, empujada por quien sabe qué fuerza salvaje, el teniente agonizaba empalado por las picas de hierro.

La sangre brotaba imparable y se vertía a sus pies, manando de su cuerpo colgando en la reja. Varias de las varillas de metal le habían atravesado el cuerpo de parte a parte y lo sostenían en el aire, como en vilo.

Bajo él, nieve carmesí...

Cargando editor
03/06/2019, 19:39
Pieter Strauss

- ¿Qué cojones... - Su pensamiento se quedó a medias. Al girarse y ver lo que le había sucedido al teniente su mente se quedó un instante en blanco. - ...ha pasado?

No, definitivamente su cabeza no podía comprender lo que veían sus ojos. ¿Cómo había acabado el teniente empalado en la verja? ¿Qué sentido tenía eso? ¿Había sido una explosión que le había lanzado contra la verja y por ello había acabado así? Estaba prácticamente seguro de que ningún obús había impactado cerca. De hecho no había levantado la tierra, ni había fuego, ni polvo suspendido.

- ¡Teniente! - Gritó cuando al fin pudo reaccionar.

Fijó la mirada sobre Hans y Grüber, no lo hizo en cambio sobre Grigori al que no miró ni por el rabillo del ojo. Tenían que hacer algo por Diederick. No se dejaba a ningún hombre atrás. Era una regla básica.

- Hans, ves dentro con el bastardo ese ... - Le dijo a su hermano haciendo referencia al campesino ruso. - Grüber ayúdame con el teniente... - Le sugirió al sanitario antes de partir en ayuda de su compañero.

Cargando editor
03/06/2019, 20:32
Grüber

 Mis ojos  se abren aterrorizados, sumado con lo que había sentido de esta casa y de repente el teniente estaba ahí clavado como un  ratón en trampa con tantos orificios que era casi imposible salvarle, la hemorragia  lo mataria, se desangraría.

Trate de sacarle de ahí sin causar mucho lio,  sabia que  se desangraria una vez lo sacaramos..

- Una trampa, una maldita trampa- grito  al ver al hombre languidecer  y corriendo para ayudarlo-  Con cuidado- grito sabiendo que lo que podía hacer era darle unos pocos momentos, pero este hombre necesitaba cirugia- la hemorragia... trate de  evitar que se desangrara tan rápido, pero habia perdido mucha sangre.

Pongo mis vendajes en la herida que da a la  arteria, tapo tratando de darle más tiempo.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Lance los dados, sé que tuve un éxito, pero aunque puede que logre estabilizarlo, la cosa se ve bastante mal. Además porque de 1d10  que tengo en eso, me salió un 1 y se pasa por el dado salvaje.

Cargando editor
03/06/2019, 23:18
Grigori

Esperaba una respuesta inteligente por parte del jefe de aquel grupo a su advertencia, pero lo único que consiguió fue que le tacharan de inculto. Egocéntricos alemanes, tanto ego para nada. Eran ellos los que estaban huyendo de la artillería en lugar de estar en casa con sus familias y sin preocupaciones más allá de leer el diario.

-La gente del campo no es inculta, escucha a sus mayorres, a sus leyendas. Esta casa es conosida en el pueblo. Nadie viene aquí, nadie deberría entrrar.

Pero la única respuesta que recibió fue un gesto del teniente indicando a sus dos lacayos que lo llevaran al interior, cosa que ambos hicieron a la par, sin pestañear, arrastrándolo tras la verja y a través del jardín cubierto de nieve. ¿Podía haberse negado? Sí, pero lo único que hubiera conseguido sería una balazo entre sus dos pobladas cejas. Ir al interior, era una posibilidad de seguir viviendo un minuto más.

Ambos soldados empujaban de lo lindo, pero la nieve impedía a Grigori andar con ligereza. Tropezaba una y otra vez, intentando seguir impuesto por sus raptores y, cuando pensaba que caería en la nieve antes de llegar al interior, un sonido a sus espaldas, seguido de un grito que le erizó la piel, hizo que todos se detuvieran en seco y miraran hacia atrás.

Había visto cosas duras en su vida, pero no se esperaba aquello. ¿Qué sentido tenía? ¿Cómo había sucedido?

-Impossible...-susurró cuando vio como el teniente se desangraba empalado en la verja-¡NO! No irré dentro. Eso es solo la prrimerra adverrtensia-dijo cuando uno de los soldados ordenó a otro que lo llevará dentro aún a riesgo de recibir ese condenado balazo. La leyenda ya se había cobrado la primera víctima y solamente habían cruzado la verja. Era perro viejo, había que escuchar las enseñanzas de los viejos aunque fueran en forma de cuentos para desvelar a los niños-Os advierrto, no debemos entrrar. Busquemos otro refugio.

Se quedó mirando como intentaban descolgar al poder desgraciado de los alfileres metálicos que lo asaetaban mientras la vida se le iba chorreando hasta la nieve. Su mente lógica analizó la situación.

Si no es una bomba, serán los lobos cuando vengan al olor de la sangre. Y si no, será la casa. ¿Será realmente hoy mi día?

 

 

Cargando editor
04/06/2019, 07:24
Hans

Hans no daba crédito a sus ojos. No podía ser. Él sabía de mecánica, de física, era un ingeniero competente. No había forma de construir una trampa así en estas condiciones.

No, escapaba a las leyes de la lógica y de la física. A menos que su mente estuviese tan embotada por el ensordecedor y constante bombardeo que no supiera ver ni discernir el funcionamiento de los engranajes ocultos en el portón enrejado de la valla. Se quedó paralizado unos segundos, el corazón le dejó de latir, con los ojos muy abiertos y el alma en vilo, suspendida la respiración.

El parloteo del campesino ruso no ayudaba- Calla un poco -Apretó los dientes. El teniente...No se iba a salvar. No se engañaba. Asintió con la cabeza y un gesto de la boca a su hermano. Tiró una vez más del ruso hacia la puerta de entrada y se detuvieron junto al umbral.

- ¿Cuál es tu nombre? Yo soy Hans. Cálmate, ¿vale? -Si eso era posible para alguno de ellos- ¿Qué cojones murmuras de esta casa, qué pasa con ella?

Cargando editor
04/06/2019, 10:33
+Narrador+

Hans empujó a Grigori hacia la puerta de la Mansión, y empezó una conversación con él procurando calmar los ánimos. Mientras, Pieter y Grüber intentaban hacer algo por el desgraciado Teniente.

El sanitario fue desenganchando la carne hecha girones de las púas en la que estaba ensartada, y taponaba en lo posible las brechas de venas y arterias. Pero el hombre sangraba por mil desgarros distintos, y se perdía por momentos. 

Finalmente consiguieron, con la ayuda de Pieter, desensartarlo de la reja y dejarlo en el suelo... para verlo morir. 

Antes de dejar sobre la nieve su aliento y su vida, gorgoteando sangre entre sus labios, aún pudo señalar su bolsillo, donde sobresalía su diario, con el nombre de su esposa en la portada. Sus pupilas se dilataron lentamente mientras un ligero velo de alivio suavizaba sus facciones al verse comprendido...

Cargando editor
04/06/2019, 11:38
Pieter Strauss

- ¡Joder que mierda! - Exclamó aquel soldado abre la evidencia de que algo demasiado extraño estaba sucediendo. - ¿Qué está pasando? - Preguntó con el pulso acelerado por el miedo.

Porque si algo era evidente, era que ningún mecanismo creado por el ser humano era capaz de reparar la verja y hacerles imposible la salida del jardín así, sin más... Sin duda, como había dicho el ruso, la casa estaba maldita.

- Ya no hay nada que hacer por el teniente... - Le dijo a Grüber. - Volvamos con Hans. - Le dijo a su compañero. - Tenemos que salir de aquí... Hay que revisar todo el perímetro...

- Tiradas (1)

Notas de juego

Tiro notar, pero me temo que el sistema me odia bastante XD

Cargando editor
04/06/2019, 16:59
Grüber

La frustración era algo que se veía en mi cara, "pobre hombre"- pensó al mismo tiempo que se lamentaba "qué muerte más horrible, no había nada que pudiera hacer. Vi la foto de su esposa y la tomé,  "si salimos con vida  le escribiré y se la mandaré por correo". Pongo las manos sobre sus ojos y se los cierro. "Lo siento Teniente..." murmuré.

- Este sitio esta embrujado-  digo claramente-   no entiendo como pudo morir él...¿es posible hacer un hueco por el suelo para salir de este lugar?, no me gusta  dejar el cuerpo del hombre aquí, pero tampoco quiero enterrarle en este lugar maldito.

Digo mirando a  Pieter Strauss

Tienes razón, no podemos hacer nada, volvamos con Hans y veamos como podemos salir de aquí.

Ayudo a Pieter a ver el perímetro. No lo dejo solo.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Edito con aclaraciones.

Exploro el perimetro con Pieters, dado que estoy con él

Tirada de Protagonista

Motivo: Notar

Dado principal (1d8): 7 = 7

Dado salvaje (1d6): 2 = 2

Total: 7 = 7  +2 = 9

Dificultad: 4

Resultado: Exito

 

Cargando editor
04/06/2019, 23:09
Grigori

-Grigorri-le contestó al soldado cuando este le preguntó por su nombre. Le sorprendió, ¿no sabían quien era cuando lo habían detenido? Realmente ya no importaba, lo único importante era salir de allí.

-Esta casa, perrtenesió a una familia muy imporrtante, influyente y adinerrada. Perro cuentan que cayó sobrre ellos una grran maldisión... La llaman la Casa Maldita, El Hogarr de los Muerrtos-hizo una pausa mientras el resto de ellos se acercaban después de dejar el cadáver del teniente sobre la nieve, ahora manchada de rojo-Aqui no venirr nadie. Y quien viene, no sale-terminó tétrico mirando al soldado que se habia dirigido a él y que ahora sabía que se llamaba Hans-Esa verrja... ¿cómo ha sucedido eso? Ninguno hemos visto lo que ha sucedido. El estaba bien hase solo unos minutos. No es norrmal, debemos salirr de aquí, rápido... si podemos.

Su voz sonaba nerviosa, como la de cualquier campesino que se ve en el lugar de sus peores pesadillas.

-Puedo intentarr abrrir esa verrja, puedo ayudarr a buscarr salida...-le dijo al soldado. Quería con todas sus ganas salir de allí, pero no quería dar un paso para ganarse un balazo. Mucho más ahora que uno de ellos yacía sin vida en aquel jardín.

 

- Tiradas (2)
Cargando editor
05/06/2019, 11:28
Hans

Hans escuchó a Grigori, con la atención que pudo antes las circunstancias actuales. Arrugó el entrecejo por la superstición del ruso. Aunque hombre tradicional y respetuoso de la sabiduría del pueblo, no creía en historias de fantasmas. En realidad, nunca en su vida tuvo que pararse a pensar en cosas de este estilo, no surgió la ocasión ni tenía interés en ello. Los muertos,  muertos estaban, se respetaba su memoria, se cumplía con los deberes para los antepasados fallecidos. Le quedaba lejos la historia que contaba aprisa el campesino.

Hans, aturdido, observó la verja, a los dos soldados junto al teniente, y al contorno de cuanto les rodeaba: un bosque ardiendo aquí y allá, media docena de cráteres causados por los proyectiles, el viento y la niebla. Y las explosiones, cercanas y lejanas. Alzó la cabeza hacia la casa. Pensó que resultaba inquietante que en la mansión no cayese ninguna de las bombas que sobrevolaban el cielo cada vez más oscuro. Negó con la cabeza.

-No aguantaremos una noche más a la intemperie.  Necesitamos un descanso y entrar en calor.

Esperó a sus camaradas, que parecía se acercaban. Y comprobó el portón, si estaba completamente cerrado o se podía abrir empujando.