Partida Rol por web

No abandonéis el sendero

Capítulo 1: Donde los ríos llevan oro

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12/02/2020, 21:21
Mungo Bolguer

El mediano se giró al escuchar cómo mencionaban su leyenda, con el pecho henchido como un gallo. No obstante, cuando el beórnida soltó la risotada, su ceño se frunció ensombreciéndole el semblante.

Mi nombre es Mungo, Mungo Bolger, para servirles. Y sí, formé parte de la compañía que rescató a Balin y a Oin. Me gané honorablemente mis títulos de Matatrolls, Cazaconejos y Vomitabotes.

Mungo sacó su violín, como había hecho ya tantas otras noches, pero el bullicio de la taberna ahogó las primeras y suaves notas.

Porras…

Mientras guardaba el instrumento, se percató por primera vez del grupo de enanos que se había reunido en torno a un conjunto de mapas. Su rostro se iluminó al distinguir a una cara conocida.

¡Eh, Lain! Soy yo, Mungo.

Se habían visto unas noches atrás, compartiendo batallitas. Por supuesto, Lain no se había tomado demasiado en serio la historia del mediano, pero consiguió arrancarle alguna carcajada.

- Tiradas (1)
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15/02/2020, 00:58
Lain

-En efecto, como usted bien dice, Droul, no soy ninguna de esas cosas. Desde pequeño me han interesado más los estudios que las armas, no es por menospreciarlas, y aunque tengo alguna experticia por ser uno del pueblo de Durin, he utilizado mi tiempo más en estar en la biblioteca que en la arena. Me especializo en la cartografía, estudio las regiones y confecciono mapas, cuanto más detallado mejor, por ello he decidido recorrer toda Rhovanion para tener como testigos a lis propios ojos. Y ustedes, ¿por que desean hacerse de un nombre? Lain perdió la atención cuando de entre el gentío sobresalió(si, aunque no lo crean) Mungo Bolguer, un simpático hobbit habitué de la taberna que le gustaba contar su hazaña al vencer a un troll. Era constatado el hecho y aunque contaba otras historias de tal vez difícil verificación, al enano le agradaba el mediano, por lo que compartieron bebidas mientras hablaban. Al enano le interesó mucho su hogar en la Comarca, len entusiasmó la idea de visitarla y diseñar un mapa detallado se ella. Además, le preguntó cada detalle de su viaje para rescatar a Balin y tenía intención de que Mungo le haga de guía para poder mapear esa zona. -Acércate, Mungo, recién he conocido a estos agradables compañeros, pero estoy seguro que les agradará tu presencia. Señores, este es Mungo Bolguer, y si son recién llegados deben conocer al último pequeño gran héroe de la ciudad.

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15/02/2020, 18:26
Director

-¡Hasta aquí podíamos llegar! - Exclamó de golpe uno de los dos parroquianos habituales de la posada que habían iniciado la discusión sobre las joyas de la panza del dragón. A pesar de que las joyas del dragón había levantado expectación en la taberna, otros habían ignorado la tonta disusión que ambos mantenían que había lucido argumentaciones tan disparatadas como que los enanos que antaño ocupaban de Erebor habían encontrado una mina de rubíes en la montaña o que el dragón fundió todo con su llama hasta el punto de lograr hacer brotar diamantes. Habían logrado ignorarlos, y casi no escucharlos a pesar de que sus voces se iban elevando. El bullicio propio de la taberna ayudaba a que pudieran pasar desapercibidas sus sandeces, pero de pronto, uno de ellos había dado un golpe a la mesa y se había puesto en pie derribando la silla al tiempo que gritaba a pleno pulmón su hartazgo. El silencio interrumpió la vida de la posada, e incluso las camareras se detuvieron con las bandejas cargadas y se giraron hacía el foco de aquella discusión que parecía estar a punto de desencadenar una pelea.

-Sólo hay una manera de comprobar quién tiene razón. Y ya sabes cuál es. - Esgrimió aquel que se había golpeado la mesa.

-Ya claro, y tú te vas a atrever a ir a ese lugar maldito, ¿no? - Contestó el segundo, que era tal vez la única persona en toda la posada que no se había sorprendido por el repentino y brusco temperamento de su compañero de copas. Aquella pregunta parecía haber hecho dudar al primero, e incluso por un momento pareció derrotado. Pero con un enérgico movimiento colocó la silla en pie y se subió de un salto en ella para anunciar a pleno pulmón a toda la taberna.

-¡Atención! ¡Ofrezco una generosa recompensa para quienes se atrevan a ir a la vieja pasarela y nos diga si lo que ven son rubíes o diamantes!

A lo que se estaba refiriendo, por supuesto, era al antiguo emplazamiento de la ciudad de Lago, donde el dragón había caído tras ser alcanzado por el certero disparo de Bardo. Las ruinas de la antigua ciudad podían verse desde la orilla, sobresaliendo los ennegrecidos pilares de la antigua ciudad como costillas y, cuando el agua del lago estaba muy quieta, los huesos de Smaug el Terrible eran visibles desde allí. Había quien había logrado capturar alguna de las joyas que eran arrastradas hasta la orilla más cercana, pero por lo general aquel lugar se consideraba maldito, y las gentes más supersticiosas preferían evitarlo. Incluso los barcos que faenaban las aguas del lago Largo lo bordeaban, y pocos eran los que se habían atrevido a subir a la vieja pasarela que conectaba la antigua ciudad con la orilla y acercarse a ver los restos de la criatura como si temieran que ésta se fuera a levantar de golpe y los engullera a todos. Pero tras cinco años, el dragón no había dado aviso de seguir con vida, sino que por el contrario, sus restos se estaban pudriendo en el fondo del lago. Lo que el parroquiano ofrecía era una buena suma de monedas de oro por una tarea sencilla y fácil, y podían estar seguros de que pagaría a juzgar por sus caros ropajes y la facilidad con la que manejaba el oro.

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17/02/2020, 00:04
Iwgar "El terco"

El beórnida había logrado captar la atención del Hobbit, el cual parecía orgulloso de que el tabernero lo hubiese nombrado como a un héroe, aunque al momento se mosstrase un tanti molesto por su risotada. Igwar no había tenido intención de ofender al pequeño Hobbit, simplemente le había parecido extremadamente curioso e increible, por lo que disculpándose, le animó a que relatase la historia.

- No pretendía ofenderle, señor Bolguer. - se disculpó por lo que entendía había sido tomado como una posible burla - Soy Igwar, beórnida venido desde La Carroca y el Vado Alto, al oeste del Rhovanion. Me encantaría escuchar su historia si no le importa...

El mediano parecía haber aceptado sus disculpas, pues no tardó en sacar un violín dispuesto a narrar su historia con una canción, e incluso fue invitado a la mesa cercana donde hablaban entre sí los enanos, por uno de ellos que hasta entonces había estado leyendo una especie de mapa. La curiosidad de Igwar iba cada vez en aumento, pero se airó al ver que no había forma de escuchar a Mungo entre el creciente murmullo en la posada, a raíz de la acalorada discusión de aquel par de parroquianos.

Dispuesto estaba a dar un buen puñetazo en la mesa y hacerlos callar, cuando uno de los dos parroquianos se le adelantó, silenciando momentáneamente el lugar, pero para más sorpresa, dió un extraño discurso colocándose de pie sobre la silla y levantando la voz. ¡Ofrecía una generosa recompensa por ir a corroborar si la coraza del dragón era de rubíes o diamantes!

- ¡Supongo que estará bromeando, jaja! ¡Es la mejor insensatez que he escuchado desde que llegué aquí! - rió con ganas ante las divertidas palabras del hombre, para de inmediaro levantarse de la silla y hacer valer sus más de dos metros de altura para decir con voz determinada - ¡Yo iré! ¿Alguien más?

Llevaba demasiado tiempo inactivo desde que había llegado y se había instalado por aquella zona. La recompensa no le importaba lo más mínimo, pero sí adquirir un buen sobrenombre. ¿A caso no sonaría muchísimo mejor regresar a su hogar con un Igwar "el valiente", "el osado", "el intrépido"... Que no un Igwar "el terco"?

Y finalmente, un saber porqué, depositó la mirada en el mediano. ¿A caso no afirmaba ser un héroe y que sus sobrenombre se los tenía merecidos? Implícitamente le estaba diciendo, "Aquí tienes una buena oportunidad para demostrar tus palabras, así que únete".

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17/02/2020, 23:05
Belak

El último enano en unirse a la mesa decía ser un cartógrafo decidido a recorrer el mundo para labrarse una buena colección de mapas. -Vaya, estoy seguro de que podrías aconsejarme sobre qué lugar visitar después de Ciudad del Lago.- Le dijo risueño a Lain. Sin duda Belak pensó que sería toda una suerte contar con el consejo de alguien tan experimentado en la geografía del mundo o al menos con la intención de serlo. -Aunque puede que tenga cierta gracia descubrirlo por mi mismo según ando mi camino.- Sonrió todavía más antes de beber otro trago de su cerveza. Si bien es cierto que su deseo de recorrer el mundo es genuino, también disfruta de descubrir las cosas por si mismo. Aunque también a veces se deja guiar por historias o leyendas, pero al fin y al cabo también tienen cierto misterio entre sus palabras. 

No pasó mucho desde que Lain se les unió hasta que les presentó a otro individuo al que llamó héroe. Belak se sorprendió visiblemente aunque nadie, ni él mismo, sabría decir qué porcentaje correspondía al hecho de conocer a un héroe de verdad o simplemente por ser un hobbit. Pero otro foco de atención atrajo al joven hombre del bosque con un sonoro golpe contra una mesa del local. "No puede ser... ¡una aventura!" Como un resorte, Belak saltó de su asiento para ponerse de pie sobre el taburete que estaba usando, todo en la misma maniobra. -¡Y yo!- Gritó poco después del rudo hombre que se ofreció primero. Entonces se giró hacia sus nuevos compañeros con una expresión que se preguntaba por qué no estaban ellos también sobre sus taburetes exclamando. -¿Qué hacéis? ¡Ofrecen recompensa y además podremos ver los restos del dragón!- Les dijo como si no hiciese falta nada más para impulsar a un hombre iniciar un viaje. 

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18/02/2020, 08:48
Kurdrim

Otro nuevo integrante se unía a la mesa, ni más ni menos que un hobbit, de quien se decía era un héroe capaz de abatir a un troll de un disparo; Kurdrim alzó una ceja, dubitativo ante semejante proeza, reservándose por el momento su opinión al respecto mientras el asunto de la discusión se animaba por momentos, llegando al clímax con una declaración que no dejó a nadie indiferente, en especial a Belak y al tipo enorme que había entrado minutos antes

- Hummmm- se limitó a "decir" el enano mientras daba pequeños sorbos de cerveza, mirando por encima del borde al resto de comensales - Ir a deambular entre los restos de Smaug para cercionarme si lleva rubíes o diamantes a cambio de una suma de oro más que notable...  parece demasiado fácil... - dijo meditabundo

Lo cierto es que, por lo pronto, no tenía nada mejor que hacer, nunca venía mal algo de oro extra y estaba la posibilidad de encontrar alguna cosa interesante en el camino además de los restos del maldito gusano... 

- Sí, iré- zanjó con un entusiasmo mucho más comedido que el de Belak - Solo espero que no sea un estúpido paseo de ir y venir a ese lugar infecto

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19/02/2020, 00:12
Mungo Bolguer

Mungo se unió de buena gana a la mesa de Lain. No terminó de presentarse todavía cuando la discusión llegó a su punto álgido, lanzando un reto a la espera de gente lo suficientemente insensata o valiente como para aceptarlo.

Por suerte —o por desgracia, si tenemos en consideración la opinión de algunos de sus parientes más cercanos—, Mungo era ambas cosas.

Podéis contar con mi arco, por supuesto —respondió al beornida poniéndose de pie de un salto—. No soy ningún jinete del barril, pero no le temo a un poco de acción.

Además, ofrecía una excusa lo suficientemente respetable como para abandonar el cargado ambiente de la taberna. De camino al lugar, comenzó a parlotear alegremente.

Ah, y no se preocupe, maese Igwar. Estoy acostumbrado a que la gente se muestre escéptica debido a mi tamaño. Por supuesto, en toda historia hay exageraciones. No podría haberme enfrentado al troll sin la ayuda de mis compañeros, pero fui yo el que lo abatí con una de mis flechas… para luego ser derrotado por las inclemencias del viaje y el vaivén de aquel maldito bote.  

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19/02/2020, 12:53
Lain

El enano vió como se generaba una oferta de trabajo en directo, parecía más una apuesta para saber quien tenía razón pero lo que haya entre esos dos hombres era cosa aparte, al fin y al cabo como algunos dijeron, era una recompensa fácil por un trabajo sencillo. O en lo que en apariencia parecía.

-Yo también me ofrezco-alza la mano Lain siguiendo a sus compañeros de mesa-Ya que hemos comenzado una charla, para no dejarla sin final, podremos continuar a medida que vamos hacia el lugar a verificar, ¿que les parece?

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23/02/2020, 16:28
Droul

Sin comerlo ni beberlo — aunque, si eran sinceros, sí que habían bebido, y mucho — se había reunido un gran número de interesados en la oferta de aquel descerebrado humano. No podía culparle. Sólo aquellos que no habían podido sufrir los devastadores efectos de un dragón estarían interesados en acercarse a menos de una legua de sus restos. Pero si meditaba los posibles beneficios del viaje, le convenía. Y mucho. ¿Quién sabe qué peligros para la Montaña podrían rondar sus infectos huesos? Además, ¿una compañía de distintas razas, que se embarcaba en una misión? Eso era carne de una gran historia, una que viajaría de boca en boca y que llegaría a cada rincón del mapa. Una historia que le encumbraría y que le permitiría regresar a casa.

Yo —añadió, escueto, tras dar un manotazo sobre la mesa. Alguien tiene que asegurarse además de que Kurdrim no mata a nadie en el camino.

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24/02/2020, 00:11
Director

Sin duda, la gran recompensa que ofrecía el hombre envalentonó a unos cuantos, aunque la promesa de una buena aventura guió a los demás. Iban a dirigirse a los restos del último gran dragón que había morado la tierra, el lugar maldito al que nadie se atrevía a acercarse, un lugar al que nadie sensato se acercaría. Sin duda tenía que haber una gran aventura tras ello. Pero, tal y como Kurdrim había expresado con un refunfuño, aquello sólamente era un tranquilo paseo de ida y vuelta al lugar infecto.

Un grupo de siete miembros, formado por diversos personajes, accedió a llevar a cabo el encargo y acudir a las ruinas de la antigua Esgaroth y comprobar que si junto a los restos del dragón había diamantes o rubíes. Salieron de la nueva ciudad y, a través de la pasarela que la separaba de tierra firme cruzaron las aguas, después siguieron la orilla del lago hacía el lugar donde podían observarse los pilares de la antigua ciudad. No podían negar que el ambiente en el lugar respiraba una extraña sensación de que allí había pasado algo terrible, era uno de esos lugares que pese a los años transcurridos desde la tragedia, todavía mantenían esa sensación en el aire de que algo horrible y desastroso había ocurrido allí. Pero, al margen de esa sensación, no había ningún peligro real en el lugar que pudiera inquietarles.

Desde lo que quedaba del antiguo puente que conectaba la orilla con la vieja ciudad, el cual había sido destruido por los propios hombres de la Ciudad del Lago como parte de la estrategia defensiva contra el dragón, pudieron ver los restos de la ciudad y los huesos del terrible Smaug, que yacían en una posición antinatural y retorcida. Era un día claro, y apenas soplaba viento, por lo que las aguas estaban en calma y podían ver a través de ellas. En el fondo del lago había, tal como algunos ya sabían, diamantes y rubíes, pero también esmeraldas, zafiros y otras joyas preciosas, y sobre todo monedas del antiguo oro de los enanos que el dragón había utilizado como coraza para proteger su débil panza.

Aquello no solucionaba para nada el tonto conflicto entre los dos hombrecillos de la posada, pero acababa de hacer que los siete miembros del grupo ganaran algo de dinero fácil. Habían ido hablando y riendo, contando historias por el camino y conociéndose un poco, por lo que no era una mala manera de estirar las piernas después de todo.

Ya regresaban de vuelta a la ciudad cuando, de pronto, escucharon unas pisadas fuertes como si alguien estuviera corriendo a toda prisa y unos gritos que provenían de una cañada que había frente a ellos, frente a la orilla del lago.

-¡Ayuda, ayuda! - Un muchacho de no más de diez años de edad salió corriendo de entre las cañas y, al ver a la compañía, se dirigió hacía ella agitando los brazos y gesticulando hacía ellos de manera desesperada. -¡Ayuda! ¡Por favor, ayudadme! ¡Mi padre, sus guardias quieren matarle! ¡Ayudadme! - Las lágrimas brotaban de sus ojos recorriendo su rostro angustiado mientras hablaba atropelladamente como un torrente totalmente aterrado. 

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24/02/2020, 14:58
Kurdrim

Finalmente parecía que se había conformado una pequeña comitiva entorno al asunto de las joyas del vientre de Smaug, configurando una peculiar compañía que, sin duda, daría para hablar durante varios días en aquella taberna. Echando una mirada a los últimos dos integrantes del grupo Kurdrim acabó con la cerveza de un rápido trago, eructó satisfecho, y se limpió en la manga antes de ponerse en pie y recoger su hacha larga

- Ya puedes ir a pagar, Belak. Es hora de irse antes de que algún espabilado se intente agenciar lo que nos pertenece...- dijo el ceñudo guerrero mientras se encaraba con el alto y corpulento humano y el hobbit - Curiosa pareja para unirse a una misión aun mas curiosa; supongo que es lo justo que un representante de cada una de las razas que ayudó a acabar con Smaug y sus fechorías estén presentes- añadió obviando por completo la necesidad de incluir a algún elfo - Soy Kurdrim- acabó tendiendo la mano

...

El camino hacia el gusano abatido fue fácil y apacible, carente de mas emoción que escuchar la historia personal de cada uno de los presentes, aportando Kurdrim su granito de arena cuando ello era necesario y manteniendo un hosco aunque atento silencio el resto del tiempo, acompañado por algún asentimiento de cabeza y algún "Hum" a modo de afirmación. 

Con los ojos puestos en el camino, la llegada a los restos del cadáver no supusieron mas revelación que constatar la enormidad de la criatura, pudiendo solo imaginar su terrible poder, así como la soberana estupidez que había resultado ser la apuesta: allí había piedras preciosas de todas las formas y tamaños, además del oro de la cámara del rey, ante lo que no dudó en esgrimir unos contundentes argumentos

-Qué recuerdos... cuántas historias y canciones escuchadas... - dijo el enano a nadie en particular, con un tono melancólico, mientras contemplaba el cadáver de Smaug. Como telón de fondo, la silueta de La Montaña Solitaria se recortaba contra el horizonte.

Sin esperar respuesta o comentario alguno, la voz grave y profunda del naugrim entonó una sentida canción...

Recomponiéndose ante el súbito ataque de nostalgia, Kurdrim volvió a adoptar su posado serio

- Ya hemos visto lo que veníamos a ver, y seguimos igual. Sobre el tesoro aquí desparramado nadie cogerá nada; pertenece a la bóveda de Erebor, saqueada tiempo atrás por esa mala bestia, y allí regresará. Cuando volvamos a la ciudad enviaré misiva a La Montaña para avisar de lo que aquí aguarda para que vengan a buscarlo- sentenció sin un atisbo de duda en el tono al declarar sus intenciones, echando una larga mirada a Belak por creerlo el mas predispuesto a intentar embolsarse parte de lo que allí reposaba

...

Dejando atrás los restos, y el tesoro acumulado, retomaron el camino de vuelta con una sensación de fastidio claramente grabado en el rostro del guerrero enano. Fama y gloria se esfumaban, escurriéndose entre sus dedos como arena demasiado fina, haciendo de aquel viaje una soberana pérdida de tiempo... o eso creía

A los gritos desesperados de un muchacho Kurdrim se apresuró a acercarse para saber qué demonios ocurría

- Calma chico, qué es eso de que unos guardias quieren matar a tu padre- dijo antes de la explicación pertinente* y girarse, serio como de costumbre, hacia el grupo - Esto no pinta bien, voy con él- explicó antes de darle una palmada en el hombro al crío para azuzarlo - Muéstrame dónde están, rápido

Notas de juego

* Supongo que el muchacho se lo dirá si busca ayuda... sino que se apañe xD

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24/02/2020, 16:34
Droul

Una excursión. Eso no merecía llamarse siquiera aventura, pero al menos podría aproximarse a los restos de tamaña alimaña y entender de primera mano lo destructiva y poderosa que pudo llegar a ser. Y cuando estuvo allí, tuvo que disimular su asombro sujetando con fuerza la piqueta que le servía al mismo tiempo de arma y herramienta. ¡Menudo tamaño! Que otra criatura como aquella rondara por la tierra sería sinónimo de que reinos enteros cayeran en apenas días. Nunca podrían agradecerle lo suficiente a Bardo y a los suyos que segaran su vida y lo convirtieran en el amasijo de huesos y desperdicios que era ahora.

No dudo que saben qué aguarda aquí —respondió a Kurdrim, poniéndose en cuclillas para examinar el fondo del lago. Allí había una gran cantidad de joyas y monedas, suficientes para que alguien pudiera vivir holgadamente el resto de sus días, pero la reverencia y temor que provocaban los restos habían impedido que nadie los reclamara hasta ahora —Y no creo que nadie quiera reclamar esto sabiendo a quién perten...

Su respuesta fue interrumpida por aquel muchachuelo que acudía como si le persiguiera el Mal mismo. Escuchó lo que el chaval tenía que decir y se incorporó con un leve quejido. Va a cambiar el tiempo Espera, me voy contigo.

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25/02/2020, 21:32
Harvald el Zorro

Finalmente, la discusión entre aquellos dos bulliciosos idiotas había tomado un giro completamente inesperado para todos. Particularmente, para los pobres diablos que habían tenido el lamentable honor de haber asistido a cada uno de los episodios previos de la disputa, desarrollados durante varios de los días y noches precedentes.

Por supuesto, HARVALD era una de aquellas desdichadas almas. Que había visto la tranquilidad de sus cenas y almuerzos arruinada sin remedio por la necedad de unas mentes tan obtusas como escandalosas. Y por ello mismo, se recriminó amargamente a sí mismo ante semejante descuido.

Es que el espabilado sujeto se tenía por alguien rápido para los negocios. Y prácticamente había hecho de su buen ojo para las oportunidades su único y principal medio de vida. Sin embargo, nunca durante todo el tiempo que había pasado en aquella taberna, se había preocupado por la posibilidad de aprovechar de algún modo la estupidez de aquellos dos. Aún cuando podía verse a simple vista que, al menos uno de ellos, debía de contar con un buen montón de monedas de las que podía desprenderse.

Como justificación, HARVALD se decía a si mismo que el trato que lo había llevado originalmente hasta aquel lugar era mucho más suculento. Y que la exasperante demora de su contacto en hacerse presente, con las ominosas consecuencias que ello avizoraba, lo había vuelto ansioso. Desesperado, incluso. Más atento a observar por la ventana que a preocuparse por lo que ocurría a su alrededor.

De todos modos, HARVALD no era de los que desaprovechan dos veces sus oportunidades. Y en cuanto uno de los sujetos se alzó por sobre la clientela para vociferar su oferta, de inmediato se dispuso a preparar sus cosas para el paseo. A esta altura, estaba ya bastante claro que su contacto no se haría presente. Y teniendo en cuenta el negocio que tenía entre manos, su destino parecía bastante sencillo de adivinar...

Así, HARVALD se encaminó tras el variopinto grupo de aventureros que había decidido aceptar la intrépida misión, dirigiendo sus pasos hacia los restos del enorme dragón. Dada su familiaridad con el lugar, el último de los integrantes de la expedición se había ofrecido a hacer las veces de guía para el resto de la partida. Aún cuando pronto resultó evidente que aquello parecía casi innecesario, pues la ruta hacia los restos de la abandonada Ciudad del Lago era bastante simple y directa.

En cualquier caso, el taciturno personaje aprovechó aquello para mantenerse siempre algunos pasos por delante del grupo, evitando así la necesidad de confraternizar o de verse enfrascado en aburridas y completamente innecesarias conversaciones. Y es que siempre se oscurecía su ánimo cuando volvía al viejo hogar...Demasiados recuerdos... demasiado dolor...

Por supuesto, HARVALD fue quien menos se demoró para comprobar si eran ciertas las historias sobre los restos del gusano. Pues en verdad, siempre había tenido las respuestas, yaciendo en algún rincón olvidado de su mente. Allí donde las había escondido para superar el dolor de aquellas noches terribles.

Por eso, había abandonado la pasarela antes que nadie. Y ya se había adelantado al resto para regresar en solitario a la taberna cuando los gritos de un niño interrumpieron sus ensimismadas cavilaciones...

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25/02/2020, 22:13
Lain

El viaje al lugar de reconocimiento fue algo aburrido, continuaban discutiendo ambos contrincantes por el mismo tema y por otros más que surgían a medida que caminaban, como cuantas estrellas había en el cielo y si habría un lago más grande que el Lago Largo, y cualquier otro tema del que el resto de las personas consideraban pérdida de tiempo.

Una vez zanjada la discusión y con el avistaje de las joyas y riquezas en el fondo del lago, en el cual que Kurdrim decidió que iba a dar aviso a Erebor, se dispusieron a volver a la ciudad. Pero fueron interrumpidos por los gritos de un niño.

Cita:

-¡Ayuda, ayuda! - Un muchacho de no más de diez años de edad salió corriendo de entre las cañas y, al ver a la compañía, se dirigió hacía ella agitando los brazos y gesticulando hacía ellos de manera desesperada. -¡Ayuda! ¡Por favor, ayudadme! ¡Mi padre, sus guardias quieren matarle! ¡Ayudadme! - Las lágrimas brotaban de sus ojos recorriendo su rostro angustiado mientras hablaba atropelladamente como un torrente totalmente aterrado.

Lain siguió a sus congéneres que fueron los primeros en reaccionar.

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27/02/2020, 11:31
Iwgar "El terco"

Por su parte, Iwgar había realizado todo el trayecto, desde que abandonasen la posada hasta las ruinas donde yacía el imponente esqueleto de Smaug, tratando de escuchar la historia que el pequeño Hobbit no había podido relatarle anteriormente debido al bullicio. Le parecía altamente curioso que prácticamente todos los enanos allí presentes se hubiesen ofrecido a realizar aquella pequeña expedición, pero en verdad Iwgar no tenía problema con que hubiese variedad de razas en el grupo. Él mismo era un beórnida y difícilmente iba a lograr encontrar a gente de su raza por aquellos lares.

- Ey, pequeño señor Bolguer. ¿Le importaría relatarme la historia que iba a contarnos en la posada, antes de que nos un esos parroquianos? En verdad me gusta escuchar grandes azañas y heroicidades, y el posadero afirmó convencido que usted había vivido una recientemente, abatiendo a un troll. ¿Cómo logró esos sobrenombres de Matatrolls, cazaconejos y vomitabotes? ¿Cuál es la historia detrás de aquello? - preguntó con bastante curiosidad, ofreciéndole a cambio de aquel relaro pan con miel recién horneado aquella misma mañana por un servidor. 

En la retaguardia de la comitiva, Igwar tenía una panorámica general del grupo, siendo aquella la posición que le gustaba tomar dado que de producirse alguna contratiempo, era capaz de presentarse en un par de zancada debido a su colosal envergadurs, y por su forma de ser, incluso siendo un viaje relativamente corto, su naturaleza siempre le mantenía alerta pese a poder estar charlando animádamente con el interesante Hobbit.

Al llegar hasta los restos del gusano, le molestó el comentario de uno de los enanos agenciándose por la cara las joyas, siendo que ninguno de su raza intervino para abatir al dragón. Y de no ser por Béorn, más que probablemente los suyos habrían sido destruidos por los orcos y trolls. ?quién se creía para adueñarse de aquellas joyas? No obstante, a Iwgar no le interesaba aquello, limitándose a ignorar el comentario y acercarse hasta las fauces del dragón, arrancando uno de sus colmillos y guardándoselo, del cuál tenía intención de perforar uno de sus extremo y atarselo así al cuello. Cuando regresara a su hogar en unos meses, esperaba mostrárselo a los suyos, en especial a Béorn y a su padre.

Nada más iniciar la marcha de regreso, los gritos de un mozalbete les interrumpieron de improviso. Iwgar no dijo nada, siendo algunos de los enanos los primeros en intervenir, pero si que fue con ellos para ver de qué se trataba, y en la medida de los posible, ayudar si se estaba cometiendo un crimen o una injusticia. 

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28/02/2020, 21:06
Director

- ¡Íbamos hacia el bosque Negro y los guardias que contrató como escolta quieren matarle! ¡Me dijo que echara a correr! ¡Que buscara ayuda! - Las palabras del muchacho salían de su boca de forma torrencial y aterrada, estaba nervioso y le temblaba la voz.

Comenzó a andar de vuelta con prisa, adelantándose al grupo para que lo siguieran, por el sendero que llevaba hacía el bosque desde el antiguo emplazamiento de la ciudad del Lago. Dicho sendero estaba prácticamente tapado por la vegetación, y muy poca gente lo había transitado en los últimos cinco años, puesto que la ciudad se tuvo que trasladar después de la muerte del dragón.

No tardaron mucho en alcanzar la zona donde se encontraba la carreta de mercancías, el padre del niño y los tres guardias insubordinados. El primero de ellos, un hombre de pelo negro ya acompañado por las canas incipientes y vestido con buenas ropas, se encontraba con la espalda en un árbol sosteniendo una gruesa rama en las manos. Tres individuos lo rodeaban con espadas desenvainadas, uno de ellos lucía un fuerte y reciente golpe en la cara.

Cuando vieron que el numeroso grupo llegaba, el más musculoso del trío se giró hacia ellos para convencerles de que se fueran con muy malos modos, mientras los otros dos mantenían la mirada clavada en el padre del muchacho como las alimañas que acechan a su presa.

-¡Largaos! - Les espetó. -¡Esto no os concierne!

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28/02/2020, 21:11
Director

A Harvald no le costó mucho reconocer a los tres supuestos guardias. Eran Jonar, el más musculoso del grupo y aquel que se había girado a decirles que se fueran, Kelmund y Finnar. Tres conocidos alborotadores de la ciudad del Lago. Unos cuantos años atrás, habían sido matones al servicio del antiguo gobernador y tenían una reputación bastante mala. El nuevo gobernador, más sabio, les expulsó del servicio cívico y ahora no eran más que ladrones y espadas de alquiler. Obviamente, parecía que habían decidido que matar al mercader, que Harvald también reconoció como Baldor, era más provechoso y mucho más seguro que arriesgarse a atravesar el bosque Negro. 

Notas de juego

Voy a suponer que, siendo hombre de Bardo, tu personaje habrá pasado tiempo en la ciudad del Lago y conoce a sus gentes o está al menos familiarizado con ellas. Pero escríbeme tu historia cuanto antes. 

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28/02/2020, 23:32
Belak

Sin duda daba gusto recorrer así el mundo. "Ojalá me pagasen por cada caminata que diese de aquí en adelante." Pensó Belak sin poder borrar esa sonrisa que tan a menudo se dibuja en su rostro. No solo se había podido ver con sus propios ojos el lugar donde el mismísimo Smaug dio su último aliento si no que además se ganó una buena recompensa por ellos. Aunque buena falta le hacía pues se había dejado buena parte de sus modestos fondos en la invitación ofrecida a sus nuevos amigos enanos. Nunca pensaría que fue un derroche dado el desenlace de los acontecimientos, pero de ahora en adelante intentaría administrar mejor el dinero. Las cosas eran más sencillas en su aldea donde cada uno tenía su cometido y tenía más relevancia el intercambio que la moneda. Al final no tenía mucho sentido el dinero en una aldea que se autoabastece y solo unos cuantos salían a hacer negocio fuera para proveer de materias primas que, aunque no eran de primera necesidad, sí que resultaban muy útiles para la comunidad. 

Pero poca importancia tenía ahora los vaivenes económicos de su hogar. Durante su viaje pudo conocer mejor a quienes habían tomado el mismo encargo. Particularmente, se interesó por las historias de Mungo aunque tampoco desaprovechó ocasiones para hablar con Droul y hacer que Kurdrim rechinase los dientes. Belak empezaba a pensar que el acorazado enano intentaba reírse pero que ya no se acordaba de cómo hacerlo. Y así se lo hizo saber un par de veces entre risas para luego volver a ser objeto de sus amenazas. 

Al margen de la intensidad que pudieran tener las diferentes conversaciones, el viaje había transcurrido con una inusitada tranquilidad. No hubo ningún contratiempo a mayores de los que la propia naturaleza le haya querido poner durante su viaje. Y fue particularmente benévola. No fue hasta que casi estaban de vuelta en la ciudad cuando un niño les salió al paso en el camino. La llamada de socorro pronto fue atendida por el grupo, quienes siguieron al muchacho por un sendero prácticamente abandonado. Al final de éste fue donde se encontraron el desenlace de la escena que el chico les había descrito. -¿No os parece muy poco profesional atacar a la persona que os ha contratado?- Preguntó Belak visiblemente molesto pero con un tono que no parecía captar los nada sutiles matices de peligro que presentaba la situación. Pero nada más lejos de lo aparente. Belak se armó con su arco y apuntó al que los estaba amenazando. -Si bajáis las armas y os explicáis a lo mejor podemos terminar el día sin derramar sangre.- Siempre había querido tener la oportunidad para decir algo así para hacerse el héroe. De hecho, todavía le quedaba alguna frase más pensada de antemano para decir en el momento oportuno. Hacía tiempo que había planeado su vida de aventuras y no podía descuidar lo momentos en los que poder lucirse y, claramente, éste era uno de ellos. 

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29/02/2020, 23:43
Mungo Bolguer

Mungo canturreó alegre todo el camino hasta el puente donde había caído Smaug. Su curiosidad —e insensatez— le habían llevado allí con anterioridad, por lo que ya conocía de sobra el resultado de la disputa en la taberna. Simplemente había aprovechado la excusa para salir a tomar un poco el aire y charlar con los amigos de Lain y, al parecer, con Iwgar. El beórnida le parecía bastante más agradable que la primera impresión que había tenido de él.

Estábamos ahí, junto a la ciénaga —comenzó a explicar—. Rodeados por el lúgubre graznido de las cornejas. CRAA, CRAAA. Algunos de nuestros compañeros desaparecieron, engullidos por el agua, y tuvimos que acudir en su rescate. Yo, por aquel entonces, tenía la letra de una vieja canción zumbando en el filo de mi memoria. Algo en aquel lugar me recordaba a algo que había cantado con anterioridad. ¡Y cual es mi sorpresa al percatarme que todo encajaba tal y como rezaba la canción! ¡Los enanos habían sido secuestrados por los Maulladores!

Estaba eufórico. Ya le había hablado del enfrentamiento contra el troll, o las muchas jornadas en las que él y una compañera proveían de alimento a todo el grupo.

¡A uno lo atravesé entre los ojos! ¡A doce metros de distancia, entre la espesura y con niebla! Lo juro por mi tía abuela Gardenia Bolger.

Justo cuando estuvo apunto de relatar el desagradable episodio del bote, regresando ya a la posada, se encontraron con un muchacho que necesitaba ayuda. Acudieron a toda prisa. Agradeció que en el grupo hubiese enanos, pues detestaba ser el único rezagado por culpa de sus cortas piernas.

La escena hizo que al mediano le hirviese la sangre. Con cuidado, procurando no hacer ruido y aprovechando que tenía la enorme espalda de Iwgar delante, Mungo buscó una flecha en su carcaj* por si empezaban los problemas.

- Tiradas (1)

Notas de juego

*Adelanto tirada de Sigilo.

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02/03/2020, 00:14
Iwgar "El terco"

Aunque Iwgar hubiese querido hacerse con un colmillo de las fauces de Smaug para si mismo, todo quedó en una fugaz intención, y es que no tardó en darse cuenta de que para ello debería nadar un buen trecho y bucear a gran profundidad en aquel lago, no valiendo la efímera recompensa aquel descomunal esfuerzo y alto riesgo. El beórnida se limitó a negar con la cabeza y comer otro bocado de una torta de miel para levantar su decaído ánimo, después de comprobar que la expedición había sido al final un breve paseo sin tintes de heroicidad.

Las canciones de Mungo al menos le habían mantenido entretenido, pareciéndole un tipo de los más curioso y que en cierta medida, empezaba a caerle bien. Sin embargo, la irrupción del muchacho suplicando ayuda hizo que todo el grupo terminase siguiéndole, encontrándose con una escena para nada agradable. Tipos como aquellos, desleales y traicioneros, los consideraba la más vil escoria, y haciendo valer su enorme tamaño y fornida musculatura para impresionarles, tomó su hacha hendedora colgada de su cinto con una sola mano y dio varios golpecitos con ella sobre la palma de su otra mano, en pose amenazante.

- A mí nadie me dice que me largue, no por nada mi sobrenombre es Iwgar "el terco". - clavó su mirada en aquel trío, mirándolos uno a uno de forma fiera y deseoso de rebanar alguna cabeza.  Si no desean envainar sus espadas de inmediato, gustoso le rebanaré la cabeza al primero que ose desafiarme.Tengo unas ganas enormes de hendir algo por la mitad, ¿Alguno se ofrece voluntario?

Y sí, aquello era una amenaza en firme. Si no se retractaban y hacían enfundar sus espadas, correría la sangre. 

- Tiradas (1)