Partida Rol por web

Oscuridad en las marismas

Capítulo 4: El paso de las marismas

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08/07/2024, 13:12
Miriel

A pesar de las palabras de Ainar la elfa no bajaría la guardia en ningún momento, pues en cualquier circunstancia podrían verse asaltados por otra patrulla de orcos aunque fuera por mera casualidad; el destino a veces jugaba en su contra. Por ello se mantenía ojo avizor con el arco corto y una flecha preparada.

- ¿Sabes cuantos prisioneros hay en la fortaleza? ¿Y cómo llegar hasta ella? Dicen que se mueve y en el viaje hasta aquí hubo un momento en que juraría que así había sido. – habló la elfa sin girarse a Walar para mantener su guardia.

Notas de juego

Invoco Buena Vista para montar guardia.

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08/07/2024, 14:40
Baldbrand

Baldbrand estuvo a punto de arrodillarse y besar aquella tierra seca. Estaba descubriendo que aquellos cenagales no le gustaban en absoluto... seguramente lo llevaba en la sangre. Provenía de habitantes del norte, más acostumbrados a la roca y la montaña que a aquellos humedales entrampados.

Una vez que Ainar se puso a trabajar y a preguntar, imitó el movimiento de la hermosa Miriel, tomando el ángulo que ella no pudiera cubrir para que ningún asqueroso orco les pillara desprevenidos, no sin antes preguntar al tal Walar: ¿Escuchasteis el nombre su caudillo?

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08/07/2024, 18:21
Vanwa

Vanwa hizo caso de las palabras de Ainar y se acomodó, ignorando sus continuas alusiones a la palanqueta. El elfo no prestaba atención a muchas cosas, y las palanquetas era una de las cosas de esa larga lista.

Vanwa observaba la hierba, sentado con las piernas cruzadas, mientras pasaba las yemas de sus dedos por la punta de las briznas, como si peinara o acariciara aquella hierba amigable.

- Rey del Patíbulo...- murmuró como respuesta inconsciente a la pregunta de Baldbrand. Era un nombre pegadizo. Lo tenía que reconocer.

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08/07/2024, 21:19
Qildor Qinorin

Qildor estaba conforme con el interrogatorio. Poco más había que añadir, especialmente si no querían atosigar al pobre Walar. Magric se había montado un buen negocio con los orcos. ¿Le estarían chantajeando? Cualquier persona decente habría preferido la muerte antes que negociar con vidas humanas de esa forma. ¿Acaso no se le removía la conciencia?

El noldo había recogido la única flecha que había logrado rescatar de la refriega y ahora se dedicaba a afilarla antes de colocarla en su carcaj. Solo he logrado que aquel indeseable de Magric huyese malherido, se maldijo a sí mismo. Quizá podríamos haber seguido su rastro de sangre, como había sugerido Ainar, pero estamos en un terreno del que tenemos mucho menos conocimiento que nuestros compañeros.

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09/07/2024, 00:20
Walar

No sé cuántos orcos hay —dijo el angustiado hombre, que con cada martillazo que el enano le daba a los grilletes giraba la cabeza para no verse una mano chafada por una posible imprecisión de Ainar—. Muchos. También había hombres, pero no tantos. Y en el templo... Había algo más, algo horrible. Era... una sombra vigilante que nos odiaba. Se deleitaba cuando nos daban tormento —explicó antes de mirar a Baldbrand—. No sé quien es su caudillo. Pero esa cosa les gobierna, no me cabe duda. Allí éramos muchos también los que estábamos presos. Nos hacían reparar los muros del fuerte y trabajar en la forja haciendo armas para los orcos. Nos azotaban sin motivo y nos torturaban... ¡Nos hacían sufrir para divertirse!

El enano estudió las expresiones del hombre entre cada golpe que le daba a los grilletes. Estaba siendo sincero, su preocupación porque la puntería del enano fallara era tan genuina como las palabras que les decía y el dolor que sentía al recordar lo que había vivido en aquel tenebroso sitio. Especialmente cuando mencionó el templo; Ainar pensó que podría darle con todas sus fuerzas en la mano y hacérsela añicos y no sentiría más dolor que con el recuerdo de ese templo. Miriel le preguntó sobre la aparente naturaleza escurridiza de la colina.

A mí también me pareció que se movía cuando me llevaban a ella. Pero creo que no es así, al menos cuando huía me pareció que estaba en el mismo sitio. Deben ser las brumas que se pegan a este condenado sitio o algún tipo de hechicería —aquí el enano notó que Walar estaba elucubrando, pues no sabía realmente por qué ocurría tal efecto. 

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09/07/2024, 19:45
Welf

     Welf tenía una oreja en la conversación y el resto de sus sentidos puestos en lo que le rodeaba. Intentó buscar alguna referencia de la colina en la dirección que indicaba Walar. Entendía que los vapores tóxicos de este lugar hicieran creer en magia y movimientos imposibles, lo que le empezaba a preocupar más era esa presencia oscura de la que hablaba. ¿Sería eso lo que había estado inquietando a Radagast? Necesitaban confirmar algo así. Siempre creyó que la única magia que había era la élfica pero donde hay luz suele haber sombras y aquí parecía haber muchas de ellas.

     Sin girar el rostro y con los ojos vigilantes habló hacia Walar ¿Crees que podrás salir de aquí? Es necesario que se avise sobre el traidor lo que está sucediendo en este lugar. Avisar a los Salones para que hagan correr la voz por los caminos, nadie más debe caer cautivo ni de orcos ni de hombres oscuros.

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10/07/2024, 08:50
Miriel

Miriel sabía que Walar no sabía porque ocurría, pero ella sabía que en las viejas canciones había mucha sabiduría ya olvidada por la raza joven de los hombres e incluso por muchos elfos, pero ella había escuchado canciones realmente antiguas de sus compañeros en el Bosque Negro. En esos recuerdos se sumergió para recordar magias como a la que se podían estar enfrentando para llegar hasta la fortaleza, pero sobre todo se esforzaba en recordar trucos para vencer a esas magias. Trucos que se contaban en las canciones para mostrar lo inteligentes y astutos que eran los protagonistas y que no se solían codificar en los saberes por considerarlos obra de la imaginación del trovador.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Si las canciones antiguas me pueden valer para la tirada (aunque la información sea distinta a la de Saber) usaría Cantar (que iba buscando el tercer Punto de Avance en Costumbres XD). Sobre todo me interesa recordar de las canciones posibles triquiñuelas para evitar efectos ilusorios similares a este.

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10/07/2024, 11:10
Baldbrand

El rostro del joven beórnida se ensombreció al escuchar las palabras de Walar.

Aquellos orcos desgraciados...

Pero lo de la "sombra" le inquietó un poco más. No pudo evitar pensar en el tormento recibido hacía unos días en las ruinas de Haycombe.

-¿Podría ser la misma Sombra que ya conocemos? -dijo Baldbrand casi esperando que fuera verdad. Aquel ser había sido ahuyentado, pero no destruido. Tenía recientes las palabras de la Dama Irime. Quizá fuera una segunda oportunidad de acabar con aquel ser despreciable.

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15/07/2024, 00:45
Ainar, hijo de Ai

Ainar pensó lo mismo que Baldbrand, pero no emitió palabra alguna, concentrado en su labor, evitando que se quedara con una mano menos; y escuchando, evaluando la sinceridad del hombre. Estaba conforme con lo que veía, así que trabajó con mayor determinación.

-¿Cómo fue que lograste escapar?- le preguntó, luego de un rato, viendo que ya el trabajo estaba casi listo.

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15/07/2024, 12:37
Vanwa

Al elfo le parecía extraño que en tan poco tiempo la maldición de Hycombe hubiera pasado de ser una trampa para descuidados en las apartadas ruinas de aquella ciudad perdida a ser una especie de dios adorado por una turba de orcos y humanos desviados.

Mucho habría cambiado, pero en cualquier caso aquello había llamado la atención de Vanwa. Un ser antiguo, seguramente. ¿Cual sería su historia? ¿Qué secretos conocería? ¿Sería el espectro del hechicero de aquel lugar aquel que guiaba el asentamiento?

La pregunta de Ainar era una bena pregunta. Lo que sirve para salir, puede servir para entrar.

Calló y esperó las respuestas. 

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15/07/2024, 21:15
Walar

—le respondió a Welf—, todavía me quedan fuerzas para huir de este lugar. Y aún acaso no me quedara ninguna, la sola idea de poder dejar atrás este lugar me llenaría de impulso. 

En las canciones se hablaba de lugares tenebrosos como aquel, pero nunca escucharon de una colina que se moviera. Había relatos tan antiguos como el mundo que hablaban de cuando los Valar crearon Arda y cómo dieron forma a las montañas y a la orografía del mundo, y como Melkor destruía cada valle y montaña que éstos creaban, como alzaba volcanes en tierras hermosas y como hundía otras. Pero en ningún relato se hablaba de montañas que tuvieran vida propia o la capacidad de esconderse. Todo aquello debía ser obra de un efecto provocado por las nieblas, o de algún espejismo obra de algún mal extraño como el que parecía habitar el lugar. Sin embargo, Walar les dio indicaciones precisas de cómo ir a la roca negra que era el Dwimmerhorn sin extraviarse en las marismas, basadas en su captura y posterior huída y les dio referencias que todavía estaban frescas en su memoria: un brezal marchito, un arroyo sombrío o un árbol tenebroso, entre otras muchas. 

La reflexión de Baldbrand fue seguida de un instante de silencio en el que les invadieron los ominosos recuerdos de Haycombe y la sombra a la que tuvieron que hacer frente con la ayuda de la dama Irime. Un silencio tenso en el que solo se escuchaba el repiquetear del trabajo del enano para librar a Walar de sus grilletes. Fue el propio enano quien rompió aquella quietud con su pregunta. 

Al poco de hacerme cautivo, me encomendaron el arreglo de uno de los muros laterales del fuerte junto con otra cuadrilla, a base de látigo nos tenían colocando piedra y argamasa durante jornadas interminables. Nos obligaban a cargar carretillas de piedra por la colina mientras aprovechaban cualquier excusa para torturarnos —explicó el hombre—. Entonces, mientras hacia ese trabajo, vi que había un camino de cabras muy estrecho en uno de los lados de la roca, al lado opuesto del camino principal. Esperé semanas a tener una oportunidad. Dos de los orcos empezaron a pelearse por una minucia y, mientras se pegaban, salté el muro y empecé a bajar por el acantilado. Casi me caigo, pero la suerte estuvo de mi parte y llegué vivo abajo. Un centinela me vio y tuve que huir. Llevan persiguiéndome desde entonces. 

Notas de juego

Más bien para lo que propones sería Saber, aunque busques el conocimiento en canciones antiguas.  

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15/07/2024, 21:57
Qildor Qinorin

El grupo había formado prácticamente un círculo alrededor de Walar y las preguntas trataban de abrirse paso entre el tintineo de las herramientas de Ainar.

Buena idea, Welf —asintió el noldo—. A paso ligero debería poder volver antes de que Magric llegue ir a ninguna parte.

Las elucubraciones de Baldbrand sobre la Sombra llamaron su atención y no pudo evitar intervenir.

Para los elfos de Valinor, la Sombra es el nombre por el que conocemos a la encarnación de aquel que deforma la canción de los valar: Morgoth. Tras su caída, remanentes de la misma se reúnen bajo el manto de su antiguo pupilo. Le llamamos la Sombra tanto a él como a su influencia porque consumen la luz y la belleza del mundo. Torturan, retuercen, matan.

Qildor trató de mantenerse sereno, pero era obvio que el rencor y la amargura impregnaban aquellas palabras.

Notas de juego

Yo aplico mi rasgo Versos del saber para ayudar a Miriel o aportar información extra:

Versos del Saber

Los versos del saber son breves composiciones en verso creadas por muchas culturas para recordar hechos significativos de la historia antigua.

Tu conocimiento de los versos del saber puede suplementar una prueba de Saber, pero se usa especialmente en conjunción con cualquier habilidad de Costumbres (Cortesía, Cantar o Acertijos). Los eruditos deben gran parte de su conocimiento a los versos.

Edito: Ya es la segunda vez que nos pisamos, xD

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18/07/2024, 14:17
Miriel

- La Sombra tiene muchos siervos – respondió a la pregunta de Baldbrand. A Miriel tampoco le cuadraba que la Sombra responsable de aquella fortaleza fuera la misma que les asaltó junto a Irime. Se mostró de acuerdo con la explicación de Qildor a la que no tenía nada que añadir. Igualmente asintió a la propuesta de Welf. Por su parte no le quedaba nada más que preguntarle a Walar. Para ella solo restaba desearle buena suerte y ponerse de nuevo en marcha en dirección a la fortaleza maldita.

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20/07/2024, 12:35
Director

La Sombra tenía muchos siervos, pero Baldbrand había expresado en voz alta lo que todos ellos temían o empezaban a considerar factible, que aquella sombra que habitara el Dwimmerhorn fuese la misma que les había asaltado en los pasos de las Montañas Nubladas provocando el conflicto con la dama Irime y les sumió en la más larga de las noches de sus vidas. Algunos de ellos no querían creer que ambos hechos estuvieran relacionados, pero había algo de familiar en el ambiente sombrío que se respiraba en aquel lugar, incluso todavía fuera del alcance de la escurridiza colina. Allí, con el tintineo del trabajo de Ainar amortiguándose en la espesa niebla que les rodeaba, sintieron que todos aquellos problemas que vivían las Tierras Ásperas estaban de algún modo conectados: el aumento del número de orcos y su valentía atreviéndose no sólo a bajar de las montañas, sino también a cruzar el Anduin; los bandidos espoleados por aquel caudillo que había pretendido tomar las aldeas beórnidas volviendo a alguno de los suyos en contra; y el aumento de la tensión y la desconfianza entre los diferentes pueblos. 

Finalmente las cadenas cayeron al suelo y las manos de Walar quedaron libres. Inmediatamente, y de manera inconsciente, el hombre se frotó las doloridas muñecas en un gesto que recordó al que Magric tenía por costumbre. ¿Sería que el propio Magric se había visto encadenado y sometido por los orcos a los que ahora ayudaba? ¿Habría empezado así su trato con los servidores del Enemigo? Walar les dio las indicaciones que faltaban y las repitió hasta que ellos mismos las aprendieron, él no los esperaría en tan sombrío lugar, ni tampoco se atrevía a regresar con ellos. Por lo que aceptó su encargo de viajar al Salón de las Montañas y adelantar el aviso de la traición de Magric y de lo que estaba sucediendo allí. 

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22/07/2024, 19:29
Welf

     Welf esperó a que Walar se hubiera ido con todos sus buenos deseos y recomendaciones de extremar las precauciones para el viaje. El corazón había empezado a latirle con fuerza en pecho y el gesto tenso mientras unos y otros se despedían era señal clara de su impaciencia. Cuando sus pasos se hubieron alejado se giró hacia el resto de sus compañeros: ¿Soy el único que cree que todo lo que hemos vivido nos ha llevado hasta aquí  y que se acerca el final? Para mi ha sido una vida soñando con este momento, creo que si vencemos la sombra que ocupa este lugar liberaremos a la gente que vive a uno y otro lado del Anduin de muchos de sus peligros.

No dejo de sentir que cuando nos unimos empezó a forjarse nuestro destino. Cada paso, cada victoria... nos ha traído hasta aquí.

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23/07/2024, 10:29
Miriel

Miriel despidió a Walar con sus mejores deseos y agradecimientos por la información que les había dado, no sin antes haberle preguntado por las entradas a la fortaleza y su opinión sobre cual podría ser más accesible para entrar sin ser vistos*.

 

El gesto de Walar tan parecido al de Magric le hizo meditar en lo frágil que es la voluntad de los hombres. Ellos mismos estuvieron también presos un tiempo sin tiempo en la noche eterna que compartieron junto a Irimë, pero no por ello dejaron que su espíritu se quebrase ni accedieron a servir a la Sombra como había hecho Magric. Entendía que aquella era la elección que tristemente la mayoría de los mortales tomaban cuando eran sometidos a la tortura de la Sombra, pero tampoco olvidaba que los orcos antaño fueron primos de su propia especie que la hechicería de la Sombra terminó de retorcer para doblar sus voluntades. ¿En que otras criaturas habría acabado convirtiendo la Sombra a los hombres si sus voluntades no fueran tan frágiles? ¿Hacía aquello que la fragilidad humana fuera una bendición o una maldición? No estaba segura, pues tenía claro que los orcos ya no tenían salvación alguna, mas guardaba la esperanza de que los mortales que sucumbían a la Sombra aún tuvieran la posibilidad de redimirse y regresara la luz.

Notas de juego

*Ultima pregunta que me ha venido de repente a la mente :)

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23/07/2024, 11:14
Baldbrand

El joven beórnida también se separó de Walar con sus mejores deseos. Aquel hombre era un superviviente y además había sido fiel a si mismo, no como Margric. 

Las palabras de Welf sólo volvieron a activar el recuerdo de aquella tortura sufrida por aquel espíritu. Ciertamente, en muchos momentos habían estado a punto de quebrarse, pero habían conseguido salir adelante.

Balbrand inspiró aire profundamente y asintió.

-Pues si nuestro destino es enfrentarnos a la Sombra de nuevo en ese lugar maldito... que así sea. Quizá es ese el peligro que tan preocupado tenía al Mago Pardo. No sólo le informaremos, sino que igual le llevamos mejores noticias. -dijo con cierta confianza. 

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24/07/2024, 04:29
Ainar, hijo de Ai

Ainar le había dado su daga a Walar antes de que se fuera.

-No puedes ir por ahí sin al menos algo para defenderte- le dijo el enano, mostrando una vez más su lado más protector -Me la devolverás cuando nos encontremos de nuevo en el Salón-

Pero es que realmente necesitaban que estuviera vivo y llevara la noticia. ¿Y si ellos no regresaban? Que al menos los hombres estuvieran sobre aviso. Tal vez, Harfast pusiera sobre aviso a sus congéneres, aunque sólo fuera para hacer honrar la promesa de Ainar. Su padre estaría obligado a cumplirla.

Ahora tenían cuestiones más acuciantes, peligrosas y oscuras. Las palabras de Welf resonaron en el enano más de lo que hubiera querido aceptar. Sí, parecía todo conectado, como por vetas oscuras en la roca que desembocan en un reservorio oculto. Como el Dwimmerhorn.

-Pongámonos en marcha- propuso el enano, acomodando nuevamente sus pertenencias, listo para iniciar la marcha por aquel pantanoso lugar.

Notas de juego

-1 daga :(

Me sumo a la excelente pregunta de Miriel.

Cargando editor
24/07/2024, 18:23
Director

El hombre tomó de buen grado la daga que el enano le brindaba, y se mostró enormemente agradecido. No solo le liberaban de sus grilletes sino que además le daban algo con lo que poder sobrevivir en su peligroso camino. Aunque sus pasos le alejaban del peligro, mientras que ellos iban a ir directos a él. Respondiendo a la última pregunta de Miriel, Walar les recomendó que fueran por el pequeño camino de cabras del que les había hablado, aunque les advirtió que una vez en la colina sería difícil pasar inadvertidos con la cantidad de patrullas y orcos que vigilaban el lugar. Se despidió de ellos deseándoles suerte y una vez más el grupo volvió a quedar a su propia suerte. Esperaba el norteño volver a ver al grupo más adelante, para poder agradecerles debidamente que le hubieran ayudado a escapar, pero solo los Valar, quienes había contemplado la Canción completa de Eru, conocían el desenlace que les depararía aquella aventura. 

Sería difícil cumplir lo que Welf deseaba en voz alta, vencer y liberar a aquella región de la Sombra que habitaba aquel lugar además de a la ingente cantidad de orcos que debían morar junto a ella. El mago Radagast sólo les había encomendado la misión de averiguar cuál era el mal que acechaba en los Campos Gladios, y la respuesta a aquella cuestión se hallaba en el oscuro lugar que había sobre la roca, tal vez en el horrendo templo del que había hablado Walar. Convendría, y así se lo recomendó Walar antes de irse, que no les descubrieran en aquel lugar y les hicieran cautivos pues sería, les dijo, el peor desenlace de sus vidas. Algo de lo que ya habían atisbado una ligera idea de cómo podría ser, como todos recordaban. 

El optimismo del grupo no tardaría en ser quebrado, cuando la cruda realidad descendiera sobre ellos como la niebla y el hedor que cubrían las marismas, así como el barro que engullía sus pies en el lodazal.  

Notas de juego

Cambiamos de escena: Por rutas secretas.