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Cuando Aina se despertó era todavía muy pronto. Pronto para alguien que hace el turno de noche claro, porque para alguien que no tiene el horario girado, las doce de la mañana es una hora más que razonable para llevar despierto bastante, pero no para alguien que se había acostado a casi las diez de la mañana. No obstante, Aina estaba nerviosa. Normal, el motivo por el que se había metido en la policía, la desaparición de su hermano y la investigación sobre el caso, había tocado a su puerta. Por fin, después de tanto tiempo tenía una pista por vaga que fuera.

Lo primero que hizo Aina al despertar fue mirar su teléfono. Eran las 12:02 del mediodía y comprobó como tenía algunos mensajes en su teléfono. La mayoría de ellos eran memes en el grupo de policía, uno de su madre preguntando si iba a ir al club de campo ese fin de semana y otro de su amigo Daniel preguntándole por un libro que le dejó hacía unas semanas. No obstante, uno de los mensajes que si le llamaron portentosamente la atención fue el de su jefe.

SMS 10.23 horas 10/06/2028: buenos días Aina, cuando te levantes me gustaría hablar contigo. No te preocupes. No es nada grave. Un saludo.

Aquello puso en alerta a la joven oficial de policía. Luis era un buen jefe, bastante comprensivo normalmente y protector con la plantilla. Aquel mensaje no era algo habitual y provocó que a Aina se le girara el cuerpo. Ya no pudo volverse a dormir, entre lo que había descubierto a primera hora de la mañana y aquel mensaje, tenía los nervios a flor de piel. Decidió ir directamente a cuartel para hablar con el jefe y descubrir que estaba sucediendo.

Se vistió rápidamente y tras comprobar que María seguía dormida en su cuarto, salió de casa. Fue andando hasta el cuartel y en menos de media hora estaba frente a la puerta del mismo.

- Bon día Aina. - Dijo Isern cuando la oficial entró por a puerta del cuartel. - No acabo d'acomiadar-me de tu? Qué putes fas desperta? - Le preguntó realmente intrigado. - Passa res?

Aina le quito hierro al asunto. No le dijo mucho a Josep, pero le dio a entender que todo estaba bien. Preguntó por el inspector y Josep le comentó que estaba en su despacho y que justo ahora se había marchado una persona con la que estaba reunido. Entonces se adentró en las dependencias. Vio a el subinspector Bennasar en su despacho, realizando gestión administrativa y éste, al verla apretó los labios y apartó la vista. Ella siguió hasta el despacho del inspector y una vez frente a la puerta tocó.

- Adelante. - Se escuchó del otro lado y Aina entró.

- Buenos días Inspector. - Saludó de forma cortés.

- Buenos días Aina. - Respondió él. - No te esperaba a estas horas. ¿No te habré despertado con mi mensaje, no? - Preguntó. - Tranquila, no es nada. Es solo que esta mañana me he enterado de algo. - Comentó. - Llevas unos días tensa. Más de lo normal. Eres una buena oficial, pero tienes que relajarte un poco. - Sonrió. - Bueno... - Le miró a los ojos. - ¿Qué ha pasado esta mañana? - 

La pregunta era sencilla, la respuesta no. ¿Qué sabía el inspector? ¿Qué pretendía que le contase? Mentirle no estaría bien. Qué supiera más de lo que le contaba, sería peor. Podía ganarse un expediente fácilmente. ¿Qué le contaría? Desde luego no tenía mucho tiempo para improvisar. Luis era un hombre comprensivo, pero... ¿Hasta que punto podía confiar en él?

Al entrar saludó a sus compañeros con el gesto de cabeza común en ella, era de pocas palabras, casi siempre. 

-Mai dormo del tot- respondió a Isern guiñándole fugazmente un ojo. Tampoco era tan borde la chica con todo el mundo y todo el tiempo.

-No, tranquilo, estaba despierta - respondió a Mate. 

¿Qué podía saber el inspector?

Que ella supiese nadie le había seguido y dudaba que hubiesen denunciado que ella entrase en aquella casa. Seguramente los agentes se habían quejado de su actitud y a eso haría alusión ella.

-Esta noche, patrullando con T-38 tuvimos un encuentro con una patrulla de la guardia civil. Hablando con ellos me dijeron que una chica del pueblo había denunciado que la habían intentado secuestrar al salir del instituto. Su secuestrador habló de un tal Azrael. - Hizo una pausa para mirar con su cara seria y de póker a Mate -Al volver a reunirnos todos aquí en central, P-29 y P-15 nos contaron que durante su servicio habían encontrado a Vich dando problemas. Casualmente también nombró a ese tal Azrael- ¿estaba siguiendo la historia el inspector? -Comprenderá que la cosa resulta sospechosa. Mi idea fue vigilar a Vich, seguirlo, por si realmente nos conducía a algo. Pero p-15 respondió con que estaba cansado, aun a falta de media hora para terminar nuestro turno. Así que salimos p-29 y yo misma- cogió un poco de aire.

-Comprendo que puedan haberse molestado. Soy consciente de que soy dura. Pero bien sabe que no exijo lo que yo no daría. Me tomo muy en serio este trabajo y la seguridad de nuestros ciudadanos es mi prioridad en todo momento- Creyó que era el momento de dejarle hablar a él. Había arriesgado callando, pero hablar más de la cuenta no era menos peligroso. Bien sabía Aina que lo que uno calla siempre lo puede decir, pero lo que uno habla ya nunca lo podrá callar. No creía que nadie del cuerpo estuviese metido en todo aquel asunto, le parecía totalmente ilógico, pero sabía que tras ese Azrael había algo muy gordo, gordo gordísimo.

- Bien, Aina. - Dijo el jefe. Se mantuvo en silencio unos momentos. - Creo que tu ímpetu es loable. Me gusta tener agentes como tú, con tantas ganas. Yo era así también.  - Le sonrió. - Pero tienes que hacer las cosas con cabeza. Además de hacer bien tu trabajo, tienes que guardarte las espaldas. - Hizo una pausa. -  Legalmente, me refiero. Que por hacer todo lo que uno pueda, no te puedan imputar un delito. ¿Lo entiendes? - Asintió varias veces. - Te recomiendo que te relajes un poco con tus compañeros. Eres una buena policía y vas a ser una buena oficial, estoy seguro, pero ésto no es el ejército. No quiero decir que no seas seria en tu trabajo, pero tus agentes  no tienen que tener miedo de ir a trabajar. Al final sois compañeros y puede que en un momento, uno de ellos tenga que salvarte la vida o mentir en una declaración ante el juez. Me gustaría que fuéramos una familia. Un líder puede liderar principalmente de dos formas. Usando el miedo o ganándose el respeto de los suyos. Debes elegir que tipo de líder quieres ser. - Le dejó unos segundos para pensar. - Y lo del caso de los secuestros. ¿Lo sabe ya la guardia civil? Esa coincidencia es un indicio bastante bueno.

¿Qué podía decir? Sabía que el inspector tenía razón. Sus palabras le hicieron pensar que Luis Mate sabía más de lo que ella había creído, pero hablar podía ser confesar y entonces pondría al superior en un compromiso. Era mejor dejarlo en el aire.

-Lo comprendo- dijo algo cabizbaja, dándose cuenta de que era mucho mejor que la respetasen a que la temiesen. Era como con los perros o los caballos, lo había visto. El perro que teme al amo no lucha por él tanto como el que lo quiere. 

Cuando le preguntó por la guardia civil ella salió de sus cavilaciones.

-No, no todavía. Quería encontrar alguna prueba más palpable, y que no fuesen solo palabras- A veces la gente podía hablar por haber oído alguna cosa, aunque Aina sabía que esto no era como lo de "Fulano me contó que el amigo de un amigo le contó que su vecino..."

-Inspector- se decidió a hablar -Me gustaría participar activamente en este caso, ¿Cree que eso sería posible?- Y es que ese era su miedo, que la dejasen de lado, no podía soportar tener por fin una pista y que le impidiesen buscar respuestas.

El inspector sonrió y posó una mano sobre el hombro de Aina. 

- Eso me temía... - Dijo entonces. - Es... -  Dudó unos instantes. - Es complicado. - Comentó finalmente. - Sabes que no tenemos competencia en investigación, pero también tenemos el deber de colaboración mutua. -  Tomó aire. - Quizás pueda mover algunos hilos. Conozco a un pejota de la guardia civil de Inca. Supongo que él se encargaría del caso. Quizás pueda proponerle colaboración ya que... - Ladeó la cabeza. - Has sido tú quien ha relacionado las pistas. - Asintió un par de veces con la cabeza. - Pero tengo que saber una cosa. ¿Hay algo más? ¿Qué hace diferente este caso, Aina? Te aprecio mucho, pero eres opaca como el cielo nocturno. - Sonrió. - Puedes confiar en mi...

Siempre había querido creer que la policía era un cuerpo incorrompible, pero sabía que no era así. No imaginaba a ninguno de los de la local involucrado en este asunto, pero uno nunca lo sabía. Además Aina era desconfiada y críptica por naturaleza, no había sido así de niña, en la más tierna infancia, pero la vida te curte y te esculpe.

-Gracias- agradeció cuando Luis Mate pensaba cómo hacer que ella pudiese estar en el caso.

-Bueno... es como una corazonada, una lo suficientemente fuerte como para no poder desoírla. Demonios, desapariciones... una parte de mí me dice que este mal lleva tiempo arraigado en Llanura, solo que no lo habíamos visto hasta ahora. - No mentía, pero tampoco decía toda información. Era un juego delicado, peligroso tal vez, pero había mucho en juego. Y por alguna razón, cuando alguien le insistía en que podía confiar en él... bueno, eso hacía que a Aina le saltasen las alarmas. 

Luis Mate dio por buena aquella respuesta. Al fin y al cabo y de momento, no le quedaba más remedio que fiarse de su agente. Lo que si le pidió y dejó en sus manos, fue que avisara a la Guardia Civil del asunto a lo largo del día de hoy y como muy tarde, al inicio del servicio que tenía para aquella noche. No hacerlo sería una desobediencia bastante grave y podría tener consecuencias. Eso no se lo dijo el inspector, pero no hacía falta. Aina conocía bien el reglamento y entendía la jerarquía.

La reunión entre Aina y el inspector pasó a otros temas de conversación. Cuadrantes, los nuevos policías que iban a opositar en breve para aumentar aún más la plantilla. Pretendían crear en cuatro años otras nueve plazas de policía, dos de oficial y otra se subinspector. También hablaron de los nuevos agentes. De hecho le asignó a Aina la labor de valorar las prácticas de Gubía, como su oficial y mando directo y también hablaron de otros temas menores.

La reunión se pospuso hasta las 14:15 horas y sólo entonces se despidieron de forma cordial. Para ese entonces, el subinspector Bennasar ya se había marchado a casa y había dejado libre su ordenador. Verlo así fue muy tentador y antes de marcharse a casa a comer, Aina se paró delante del mismo y empezó a hacer algunas búsquedas en el mismo.

Búsquedas con la palabra Azrael:

Azrael

Azrael (עֲזַרְאֵל, en árabe عزرائيل) es uno de los nombres que recibe el ángel de la muerte entre los judíos y musulmanes.¹​^:64–65 Tiene por misión recibir las almas de los muertos y conducirlas para ser juzgadas.

También es llamado Abu Yaria (أبو جارية) por algunos musulmanes y Mordad (مورداد) entre los persas. Su nombre deriva del árabe Izrail (que significa "Aquel a quien Dios ayuda"), en el islam contrario a lo que piensan muchos no aparece este nombre en ninguna parte del Corán pero si aparece en el hadiz pero la imagen más común es la aparición de la figura del ángel de la muerte o Malak al-Mawt (ملك الموت) sin mencionar su nombre.¹​^:64–65

Azrael fue conocido inicialmente como Azra, el descendiente de los grandes sacerdotes de Aarón y escriba en el periodo del segundo Templo de Jerusalén. Durante el paleocristianismo recibió el nombre de Esdrás, el profeta que vaticinó la llegada de Cristo. Esta historia paloecristiana es la que dice que Azrael subió al paraíso sin haber probado la muerte. Aparece asimismo en los escritos del hereje cristiano Msrción, donde es mencionado como el ángel de la Ley.

Generalmente se le describe como un arcángel bajo las órdenes de Dios, defensor de un concepto de la  Muerte menos lúgubre que el habitual en sus personificaciones más conocidas. Dependiendo del punto de vista de las diferentes religiones en las que aparece Azrael, este reside en diferentes lugares, pero el más habitual es el tercer cielo. Otras versiones defenderían que renunció al cielo con un coro de ángeles a su cargo para rescatar las almas mandadas al infierno, estando por tanto localizada su residencia en el último círculo del mismo, donde podría también procurar que los  demonios se mantuvieran en su lugar.

Arcángel Azrael

En su rango de ángel, Azrael tendría como misión ser una especie de psicopompo; lejos de opiniones más truculentas, se encargaría de tranquilizar a las almas en estado de transición y en esta tarea se erigiría, propiamente, como Ángel de la Muerte. Aunque algunos teólogos lo colocan como una Potestad dentro de la jerarquía angelical mientras que en el judaísmo es considerado el líder del coro de las potestades, en el islam se le suele considerar un Ángel sin ninguna misericordia que trabaja a las órdenes de Dios.

Azrael en la religión

El ángel de la muerte aparece en varias religiones bajo nombres diferentes.

En el cristianismo según las bíblicas, en ninguna parte señalan que hay un ángel específico de la muerte, pero tradicionalmente el catolicismo ha identificado a San Miguel Arcángel como el encargado de pesar y llevar a las almas a la otra vida. Según la tradición, el arcángel Miguel se comunica con las almas en el momento de la muerte para ayudarlas a redimirse antes de morir.

En el judaísmo se listan al menos 15 ángeles de la muerte:

Adriel, Azrael, Gabriel, Ha-Mavet de Malach, Hemah, Kafziel, Kesef, Mashhit, Metatrón, Samael, Sariel, Yehudiam,  Yetzerhara.

En islamismo (según el Corán), Izraíl es uno de los cuatro arcángeles ―junto con Yibril, Mikaíl e Israfil―. Son los cuatro ángeles más altos en el trono de Dios junto con Los Ángeles Portadores del Trono, estos últimos junto con los anteriores son las últimas criaturas en morir en el  Fin del Mundo islámico a manos de Azrael mismo, que antes de quitarse la vida a orden de Dios, es preguntado por Él, "Quien queda en mi creación", y Azrael contesta "Solo tu fiel sirviente mi Señor", y es entonces cuando Dios le ordena que se arrebate la vida para reanimar a toda su creación, castigando en el infierno y recompensando en el paraíso.

Y entonces, inmersa en aquellas búsquedas, le llegó un mensaje al móvil, se trataba esta vez de María.

SMS 15.12 horas 10/06/2028:: Tuve que salir, pero ya estoy por regresar, te ayudo con algo antes de ir a trabajar?

La conversacion con el inspector no habia sido tan mala, al menos no tanto como podria haber llegado a ser. Ella debia reconocer que habia cometido allanamiento, aunque no lo hiciese abiertamente. 

La información sobre Azrael era interesante como poco. Por alguna razón habían escogido aquel ser mitológico (aunque jamás puede asegurarse que nada de esto exista) y no creía que fuese por la musicalidad del nombre. 

Leyó el mensaje de María y pensó un par de segundos. Algunas búsquedas las podía hacer en su casa, pero otras... 

"Muy bien, yo también he salido. Nos vemos en un rato en casa, hemos de hablar" Respondió a María. Ni se le pasó por la cabeza que pudiese plantearse nada negativo, a Aina le sonaba aquello totalmente normal, dado lo que se llevaban entre manos, y es que había mucho que contar. 

Sin embargo Aina todavía no salió a la calle, estaba sentada frente al ordenador y sentía la necesidad imperiosa de consultar en la base de datos aquellos nombresnombres: Juan Villalonga y José Rodríguez. Eran los dos de los que tenía un apellido. Del resto, excepto el mismo Vich, tan sólo se decía el nombre de pila. Así que buscó si había algo sobre ellos en la base de datos. Después, tras tomar nota si hubiese algo interesante, cerraría todo y volvería para su casa con toda la normalidad posible. 

Antes de regresar a su guarida, la intrépida oficial de policía se dedicó a hacer algunas averiguaciones. El padrón municipal le daría los datos únicamente de las personas empadronadas en el munición, pero probablemente aquellos dos jóvenes fueran de Llanura y en ese caso podría averiguar algo acerca de ellos. 

Cuando introdujo los datos del tal Juan Villalonga encontró varios resultados. Había tres posibles candidatos. Juan Villalonga Campins, Joan Villalonga Surer, Joan Antoni Villalonga Rotger. Aina imprimió los resultados. 

Nombre: Juan Villalonga Campins. Número de identificación: 41527891H.  Fecha de nacimiento: 03 enero de 1974. 

Nombre de los padres: Joan y María Lugar de nacimiento: Llanura del Buenpaso. Domicilio: C/  Son Cocos 28 P03 D

Localidad: Llanura del Buenpaso.

Nombre: Joan Villalonga Surer Número de identificación: 53638100R  Fecha de nacimiento: 31 octubre de 2007

Nombre de los padres: Juan y Francisca  Lugar de nacimiento: Llanura del Buenpaso. Domicilio: C/ Son Cocos 28 P03 D

Localidad: Llanura del Buenpaso.

Nombre: Joan Antoni Villalonga Rotger Número de identificación: 52674480G  Fecha de nacimiento: 15 mayo de 2009

Nombre de los padres: Manuel y Gregoria Lugar de nacimiento: Llanura del Buenpaso. Domicilio: C/ Libertad 37 P02 

Localidad: Llanura del Buenpaso.

Lo mismo hizo con el otro nombre, José Rodríguez. En ese caso había cuatro resultados.

Nombre: José Juan Rodríguez Muntaner Número de identificación: 43673657U  Fecha de nacimiento: 21 de abril de 1964

Nombre de los padres: Pedro y María Loreto  Lugar de nacimiento: Palma. Domicilio: C/ De las Flores 15 P01

Localidad: Llanura del Buenpaso.

Nombre: José Rodríguez López Número de identificación: 55674947L  Fecha de nacimiento: 11 de diciembre de 2025

Nombre de los padres: Marcos y Rafaela  Lugar de nacimiento: Llanura del Buenpaso. Domicilio: C/  Alcázar 45, PBJ C

Localidad: Llanura del Buenpaso.

Nombre: José Juan Rodríguez Martín Número de identificación: 513870451V  Fecha de nacimiento: 19 de octubre de 2005

Nombre de los padres: Raúl y Francisca  Lugar de nacimiento: Inca Domicilio: Av.Del Futbol 8 P02

Localidad: Llanura del Buenpaso.

Nombre: Joan Luis Rodríguez Amengual Número de identificación: 52548975P  Fecha de nacimiento: 08 de marzo de 2008

Nombre de los padres: Ernesto y María Luisa  Lugar de nacimiento: Llanura del Buenpaso. Domicilio: C/ Ramón Llull 27 PO3 IZQ.

Localidad: Llanura del Buenpaso.

Qué poca imaginación tienen estos padres

Pensó Aina para sus adentros, habían demasiados individuos con esos nombres en Llanura, pero bueno, era un principio y ya irían descartando. 

Imprimió los papeles y se los llevó en una de sus carpetas, que tenía en la taquilla por si acaso. No le gustaba llevar papeles sueltos y a la vista de todos por la calle. 

Terminado esto se dispuso a marcharse de la comisaría. Quería hablar con María primero, pero tenía claro que aquel día acudiría al trabajo de nuevo como una hora antes de que empezase su turno. Debía hablar con la guardia civil y prefería hacerlo en privado, y sobre todo sin ningún agente a su mando merodeando por allí. 

-Adéu, fins desprès- dijo a los agentes que estaban en comisaría en aquel momento.

Eran ya más de las cuatro de la tarde cuando María entró por la puerta de la casa de Aina. Ella estaba allí, de pie, nerviosa y esperándola. Tenía muchas cosas que contarle, pero María también tenía cosas que contar, aunque quizás... no fuera el mejor momento.

Aina lanzó una mirada bastante seria a María, la observó como si la estuviese examinando.

Se fijó en si tenía por casualidad las pupilas más dilatadas o más contraídas de lo que deberían estar, la olió con cierto disimulo, pero claro, María lo notaría. Después torció el gesto.

-¿Todo bien?- Preguntó a su amiga y compañera