Partida Rol por web

Que María llamara Juan a José reiteradamente no ayudó a que finalmente conectara con él. José no acababa de fiarse de las intenciones de la agente y eso se hizo patente, cuando tras su actuación teatral más perfecta, José simplemente miró a su abogado y tras tragar saliva, bajó la cabeza y no dijo nada más. 

Fue en ese momento cuando regresó e inspector al interior de la sala de interrogatorios. Entre él y Jiménez prosiguieron con la ristra de preguntas, a las cuales el detenido no respondió. La declaración que habían conseguido tenía muchas incoherencias y pocos datos objetivo, aunque habían conseguido una dirección. ¿Qué representaba aquella posesión en aquel caso? No lo sabían, pero desde luego tendrían que ir hasta allí para averiguarlo.

Finalmente, y ante la negativa del señor Rodríguez de seguir declarando, finalmente fue conducido de nuevo a su celda y se dio por concluido el interrogatorio una vez hubo firmado su pobre declaración en presencia de su abogado. Abogado que se despidió formalmente de los agentes y acto seguido se marchó. Hasta él sabía que tenía el caso perdido y que tendría que negociar con fiscalía para que a aquel joven le cayera la menor pena posible.

- Tenemos algo... - Le dijo Mate a María. - Esa dirección... Una vez estuve allí entregando una notificación. - Comentó el inspector. - Hace muchos años, casi diez quizás. Tenían montado un centro de "estudios alternativos"... Dijo entrecomillando con los dedos. - Un centro de yoga y esas mierdas... - Se llevó la mano al mentón. - Puede que tengamos algo... - Asintió varias veces. - Aunque tendremos que pedir una orden de registro y con las escasas pistas... - Miró a Jiménez. - ¿Puedes encargarte de ello? A vosotros os harán mucho más caso...

- Claro... - Respondió el cabo. - Lo intentaré, pero no te creas que será fácil, aunque... - Ladeó la cabeza a izquiersa y derecha. - ...teniendo en cuenta que hay dos muertos y un agente herido... - Suspiró. - Quizás nos de esa orden, más que nada por salvarse ellas mismas el culo. - Dijo "ellas" refiriéndose a las cuatro juezas que les tocaban en los juzgados de la comarca - Pero corremos el riesgo de un buen rapapolvo si finalmente no hay nada... - Apretó los puños enrabietado. - Este tipo de cosas son las que suelo consultar con el teniente antes de actuar por mi cuenta...

- Lo entiendo. - Le dijo a Jiménez. - Consulta con tu jefe y mantennos informados, por favor. - El cabo asintió. -  Y hablando del "agente herido"... - Hizo una pausa. - Me han confirmado que está estable, aunque sigue estando crítico. Además, me han dicho que es posible que tenga lesiones cervicales a nivel C5 me han dicho. - Comentó. - Era del hospital. - Se refería a la llamada. - Me han explicado que en las lesiones a nivel C5, a menudo conservan el control de hombros y bíceps, pero no controlan la mano o el puño. 

Se acercó a María, le cogió por los hombros y le miró a los ojos. Sin duda tenía algo importante que decirle, ella lo notaba.

- María, quiero que ahora Aina y tú os vayáis a dormir. - Le dijo. - Tenéis que confiar en los compañeros. De todas formas, no podemos hacer mucho más sin esa orden y no van a dárnoslas en una o dos horas. - Asintió con la cabeza. - Te prometo que os avisaré en cuanto tengamos algo. Prepararemos una operación conjunta. ¿Vale?

Finalmente Aina y Carles llegaron al Club de Campo, tras una agradable charla en el coche de camino. Se notaba que Carles, sin estar molesto con ella por haber cortado su relación de raíz, seguía sin entender muy bien el poco compromiso que ella había puesto en la relación. A Carles le hubiera gustado llegar mucho más lejos y ver que pasaba. No es que estuviera completamente seguro de lo que iba a pasar pero si que tenía las ganas suficientes como para comprobarlo, no obstante, aquello era pasado. Al menos por el momento.

Aina entró en el club como había hecho tantas y tantas veces, aunque con mucho más sueño del acostumbrado y con un acompañante al que nunca había llevado antes, pues ni siquiera cuando estuvieron juntos, le mostró la para ella, decadente clase social que en aquel club se solía reunir y si ella seguía siendo socia del mismo era por Quasar y por su madre. No se llevaban demasiado bien, nunca lo habían hecho, pero tampoco quería hacer que cogiera una depresión...

Carles y Aina estuvieron husmeando por el club, principalmente por la zona de la piscina. Llegaron a la zona de la piscina y estuvieron buscando algo, aunque... no encontraron nada de nada. Nada raro al menos, pues encontrar encontraron muchas cosas, como aquellas cómodas tumbonas que invitaban a los dos agentes a tumbarse y hacer la siesta, pues cabe resaltar que estaban muertos de sueño y que si se paraban, cerrarían los ojos quedándose dormidos casi al instante.

Fue entonces cuando Aina recibió una llamada telefónica... 

...era el Inspector.

- Aina, soy Mate. - Dijo resaltando lo obvio. - Me han llamado del Hospital confirmando que Campaner está estable, aunque sigue estando crítico. Además, me han dicho que es posible que tenga lesiones cervicales a nivel C5 me han dicho. Me han explicado que en las lesiones a nivel C5, a menudo conservan el control de hombros y bíceps, pero no controlan la mano o el puño. - Hizo una pausa. - Del interrogatorio hemos sacado algo muy vago. Una dirección. La antigua posesión de Binineu. Sólo ha dicho eso, nada más. Hace como diez años fui a entregar una notificación allí. Tenían montado un centro de estudios alternativos. Un centro de yoga y esas cosas. - Le dejó unos instantes para asimilar todo aquello. - Vamos a pedir una orden de registro, pero ahora toca dormir Aina. - Le dijo de forma impositiva. - Quiero que tú y María vayáis a descansar unas horas y en cuanto sepamos algo os llamaremos. ¿Entendido?

Entonces el Inspector cogió el teléfono y marcó el teléfono de Aina.

- Aina, soy Mate. - Dijo resaltando lo obvio. - Me han llamado del Hospital confirmando que Campaner está estable, aunque sigue estando crítico. Además, me han dicho que es posible que tenga lesiones cervicales a nivel C5 me han dicho. Me han explicado que en las lesiones a nivel C5, a menudo conservan el control de hombros y bíceps, pero no controlan la mano o el puño. - Hizo una pausa. - Del interrogatorio hemos sacado algo muy vago. Una dirección. La antigua posesión de Binineu. Sólo ha dicho eso, nada más. Hace como diez años fui a entregar una notificación allí. Tenían montado un centro de estudios alternativos. Un centro de yoga y esas cosas. - Le dejó unos instantes para asimilar todo aquello. - Vamos a pedir una orden de registro, pero ahora toca dormir Aina. - Le dijo de forma impositiva. - Quiero que tú y María vayáis a descansar unas horas y en cuanto sepamos algo os llamaremos. ¿Entendido?

Era muy frustrante. Tanto nada para morir en la orilla, todo el interrogatorio se habia ido a la mierda al final y ni siquiera sabia porque. Si me habia equivocado con el nombre, despues de toda la noche que habia pasado no pensaba reprocharme por eso, pero joder, el imbecil decidio hundirse y eso me dejaba un mal sabor en la boca. 

No podia sentirme mas inutil.

Mate me saco de mis pensamientos informandome del estado de Campaner y dandome la orden de ir a domir.

- La verdad no creo que pueda dormir con todo lo que habia pasado.

Y solte un bostezo que evidenciaba mi flagrante mentira. 

- Perdon.... 

Y me estire un poco.

- Ire a casa a comer algo y darme un baño, Luis, pero estare lista para cuando me llames, vale?

Me despedi y sali del edificio. La luz del sol me dio una patada en la cara recordandome lo que era seguir de largo despues de una larga noche. 

Tenia que tomar un taxi hasta la Comisaria y luego recoger mi moto y luego ir a casa. Todo un viaje antes de poder dormir algo, y si me dormia en el camino. Solo habia una forma no hacerlo. Meti mi mano en el bolsillo y senti la bolsita. Aquello me dio un escalofrio y me hizo sentir muy mal conmigo misma pero tambien me habia puesto alerta.

- Eres una estupida Maria!!! 

Saque la mano del bolsillo y fui por el taxi.

Aquella sonrisa de Carles no le había dejado indiferente, para ella era relativamente fácil disimular, pero era evidente que donde había habido fuego quedaban brasas... 

-Pues.... espero que después de este caso pueda relajarme un poco- dijo con total sinceridad. Tenía la esperanza de que al fin lograría desvelar lo ocurrido y dar con su hermano, ojalá estuviese vivo y retomasen el contacto, aunque ¿seguiría siendo como antes de que llegase Pelayo a sus vidas?¿Y si Pelayo era una pieza clave? Desde luego algo sabría, algo más de lo que siempre había reconocido.

-Una no puede estar en pie de guerra hasta el fin de los tiempos- Y casi lo dijo más para ella que para los demás, aunque no cambiase el tono de voz. No sabía qué era eso de rodearse de amigos todos los fines de semana para charlar distendidamente, reír y viajar por vacaciones. Mucho más miedo le daba emprender una relación en serio, pero tampoco estaba segura de querer estar sola para el resto de su vida.

-Este es el club...- dijo al fin cuando llegaron. 

Estaban agotados, no creía ser la única a quien los ojos le pesaban. Y cuando al fin llegó la llamada de Mate agradeció que el sonido les sacase de aquella especie de ensoñación que le acechaba a cada momento.

Las noticias sobre Campaner le parecieron muy buenas, un auténtico alivio, al principio. Pero después, sabiendo que muy posiblemente quedaría inválido, sin poder mover los brazos.... suspiró. Eso debe ser como vivir en un infierno Miró a Carles muy seria, mientras se hacía una promesa personal, porque Campaner estaba así porque ella había tomado una mala decisión. Ella había sido parte del problema, si no les hubiese metido en eso... Ni María ni Campaner hubiesen tenido tantos problemas aquella noche. Mierda 

-Entendido, iremos a descansar, estoy de acuerdo en que debemos estar fuertes.- No iban a terminar con aquel caso en un par de horas, aquello se le antojaba algo mucho más gordo y complejo. -Espero que Campaner salga adelante- Y ella se pensaba informar de los tratamientos para esas lesiones, de los últimos avances para solventarlo.

-Debemos ir a dormir, no ayudaremos a nadie estando agotados.- Dijo a Carles mientras colgaba el teléfono. Sintió la tentación de preguntarle si tenía dónde pasar la noche, pero por otro lado le asustaba y le parecía un atrevimiento ofrecerle una cama en su casa. 

Mierda Aina, eres una boba.

Y se quedó ahí parada esperando la respuesta de Carles, a que dijese algo y ponerse ambos rumbo al coche.