Partida Rol por web

Mientras todos conversaban, María se dedicó a buscar por los alrededores. Encontró a un metro del cuerpo, entre unos matorrales, una cartera. Al abrirla y examinarla, determinó que era propiedad de Vich, allí estaba su documento nacional de identidad, varias tarjetas de crédito, la tarjeta sanitaria, veinte euros en efectivo y algunas monedas y una fotografía doblada en el interior de la misma.

Si la muerte de aquel sujeto podia desconcertarme, la corta esperanzo de encontrar su cartera se esfumo al solo encontrar una fotografia.

- Que sera esto? Y la mire con desconcierto. 

Se la mostre a Aina para luego dejarsela con la cartera tambien. Las tarjetas se podian revisar a ver si tenian algun consumo que nos diera una pista pero dudaba que fuese asi y aquella foto... no decia nada. 

Sencillamente no apuntaba a nada, podia ser una casa lujosa, un hotel, incluso un cuidado de anciano o podia no ser en la Isla, como demonios ibamos a conseguir una piscina con un pinito al fondo y unas cuantas sillas. 

Me queria jalar los cabellos.

Minutos despues se la pedi de nuevo a Aina, para tomarle una foto a la foto con mi celular. 

Era posible que el buscador pudiese encontra alguna referencia al lugar o alguna imagen parecida que nos diera un indicio de que lugar era. 

Me sente a revisar el telefono con los resultados de la busqueda. 

María introdujo aquella fotografía en el buscador, no obstante, no obtuvo demasiados resultados. Sin embargo, se le ocurrió la idea de ir buscando en algún tipo de navegador en el que se ofrecieran estancias vacacionales en Llanura o cercanías. Eso podía funcionar, pero llevaría tiempo.

Llegaron los compañeros y se pusieron manos a la obra para lograr poder ir a interrogar al sujeto capturado.

Aina no alcanzaba a comprender por qué habían matado a Vich, si se suponía que era el Gran Gurú. Y sin embargo, embriagado por el alcohol, suponía Aina, había hablado como el más pintado ante los agentes Miranda y Campaner... ¿tal vez le habían castigado por eso? ¿O quizás la cosa era más oscura todavía?

Juan y José no es que fuesen sus amigos, temía la agente, eran sus subordinados directos, ¿Y si el asesinato era el modo de ascender? Pero Aina sabía que podría pasar toda la noche sacando supuestos, pero para hilar la verdad era imprescindible interrogar al detenido y desde luego no podría dormir al llegar a casa, acudiría a su despacho particular a pensar, a revisar las pruebas... Y entonces María le mostró aquella foto. Aina quedó pálida y miró a su compañera ¿de verdad no reconocía el lugar? Tal vez hacía tiempo que no iban allí.

-Mierda, es el club de campo...- La mierda empezaba a salpicar ya muy alto, Vich era un muerto de hambre, en el club había gente poderosa - ¿Buscarían objetivos o es que acaso...? Hay que hablar con el imbécil de Pelayo- Y aquella era una certeza, y le sacaría las palabras aunque fuese a patadas, ganas no le faltaban, pero también era consciente de que lo inteligente era lograr las cosas de un modo legal, si no, no serviría. 

Necesito un momento para recordar lo que tenemos

-Hay que mostrar esto al inspector y a Carles- dijo a MaMi con cara de preocupación. -Y desde luego interrogar a los que vivan allí, en aquel edificio, pues como nos ha indicado Manuel Vergara alguien podría haber visto algo- 

Se notaba que ya mi cerebro trabajaba a velocidades mas lentas. No me habia dado cuenta del lugar hasta que Aina lo habia mencionado, y aunque era muy bueno saber que lugar era, era pesimo suponer porque demonios Vich tenia esa foto de ese lugar.

Ademas, no era la entrada del Club, o algun otro punto emblematico, sino mas bien una ubicacion en un costado de la piscina. Y si....

- Aina y si hay algo oculto o importante en ese costado de la piscina???

No es que hubiese un tesoro escondido en esos arboles, pero en la casa de atras si se podian ocultar victimas y personas secuestrada, aunque no teniamos forma de saber porque, creo que seria importante confirmarlo y Aina tenia acceso al Club, al menos hasta lo que yo recordaba y asi no teniamos que hablar con Pelayo... aun.

- Si quieres habla con el Inspector y con Carles, mientras yo voy al edificio del frente a ver si encuentro algun vecino que haya visto algo, y asi ganamos tiempo, aunque dudo que realmente alguien haya visto algo, por la hora. Es realmente una suerte que Vergara nos llamara hoy porque si no el cuerpo lo encontraban mañana en el dia. 

Comence a caminar hacia el edificio dispuesta a despertar a algunos vicinos si hacia falta. 

- Y cuando termines de hablar con ellos podemos ir al Club, creo que es lo mas importante ahora, a menos claro que quieras despertar a Pelayo. Mi mirada era diabolica al pensar en fastidiarle el sueño.

Segui caminando hacia el edificio. Sabia que Aina me buscaria en el edificio cuando terminara de hablar asi que no me iba demorar de puerta en puerta, era mejor usar el intercomunicador de la entrada y ver quien me atendia

MaMi se encargó de ir a entrevistarse con alguno de los vecinos. Al menos todos los que le abrieron la puerta a esas horas de la mañana. Las entrevistas con ellos fueron rápidas e infructuosas. Nadie vio nada, nadie sabía nada y lo máximo que consiguió de aquellos vecinos fue enfadar a algunos por haberles despertado, despertar la curiosidad morbosa en caso de otros y la indiferencia de unos pocos.

Mientras tanto, Aina les comentó a Mate y Ferrer el tema de la fotografía hallada en la cartera de Vich. Ambos coincidieron en algo. Era una pista, aunque muy vaga y como tal, no debía ser desestimada de buenas a primeras. Tenían que investigarla, tirar del hilo como especificó Carles, pero antes de recurrir a ella, tenían cosas más urgentes que hacer, como era el llevar a cabo el interrogatorio del detenido. Aunque claro, no hacía falta que lo interrogaran todos a la vez...

Aina sabía que lo que seguramente les diese mejores frutos sería interrogar al detenido. Aunque también era posible que no soltase prenda. Las películas podían hacer mucho daño, y la mayoría ahora soltaban la frase "no hablaré sin mi abogado" tal cual, la habían memorizado a fuego, y creían que eso les hacía intocables por un tiempo.

-María podría interrogar al detenido junto a usted- comunicó a Mate, tratándole con el respeto que creía merecía un superior.

-Carles y yo podemos ir al club, a primera hora- miró el reloj- o cuando sea, aunque según a qué hora se hará un poco extraño... A Carles no le conocen y pueden creer que voy con un amigo y no como agentes. Pienso que de ese modo podremos campar con más libertad, pero si hace falta puede ser también una visita oficial, aunque no tenemos nada todavía- Esta vez iba a dejarse aconsejar por su inspector. Iban a llevar en cualquier caso las placas, por si acaso la cosa debía pasar a una operación seria y llamarían a los refuerzos.

- Bien... - El inspector asintió con la cabeza. - Así lo haremos. - Miró a María. 

Esperaba que no se sobrepasara durante el interrogatorio. La conocía, no todo lo que le gustaría, pero si lo suficiente como para saber que en ocasiones era una joven demasiado pasional e impulsiva. Además, después de lo vivido, podía estallar con mucha mayor rapidez. Por suerte, él estaba allí para apaciguarla y de ser necesaria, sacarla de la sala de interrogatorios.

- Hablare con el cabo Jimenez. - Dijo el inspector. - El detenido está en los calabozos de la guardia civil. El caso es suyo... por lo que tendremos que pedir que nos dejen colaborar... 

Minutos después llegó la unidad compuesta por los dos novatos de la policía local. Ernesto estaba blanco y Alberto muy nervioso. Posiblemente fuera el primer muerto que veían o al menos al primero que veían muerto en aquellas circunstancias. Una patrulla de la guardia civil no tardó tampoco demasiado en llegar al lugar y de esa forma María y Mate se marcharon hacia dependencias de la Guardia Civil, donde ya habían quedado con Jimenez y María hizo lo mismo junto a Carles, pero camino del club de campo.

Mate conducía el vehículo policial. María iba a su lado. Cierto era que la adrenalina le había mantenido despierta hasta ese momento, pero siendo ya las 6:14 horas y el sol despuntando en el horizonte, empezaba a perder la batalla con el sueño. Una de las batallas diarias de un policía que trabajaba de noche era precisamente esa, el sueño. Había algunos que se acababan acostumbrando y otros que no lo hacían nunca. Lo cierto era que el turno de noche restaba años de vida y quien dijera lo contrario, mentía o era un ignorante. En ese momento, MaMi, empezaba a dar cabezadas.

- ¿Estás bien de verdad? - Habló el inspector. - Ha sido sin duda una experiencia muy traumática. Se que lo que pasó cuando estabais en prácticas también fue duro, pero lo de hoy... - Resoplo a la vez que ladeaba la cabeza. - Has estado en verdadero peligro y has visto caer a un compañero. Si necesitas unos días libres... - No acabó la frase, sabía que María entendía a la perfección lo que le estaba diciendo. - Y lo del arma... - Tomó aire. - Sabes que tendremos que informar al juzgado. Te tendremos que abrir un expediente interno para verificar que sucedió. Son ocho días hasta que se nombra el tribunal y bueno... mucho papeleo. Igual estás quince día sin arma, pero intentaré que no sea así. Tengo que hablar con intervención de armas y la consellería. Ya te informaré... - Posó su mano levemente sobre su muslo y enseguida la retiró. - Pero lo importante es que estés bien.

Carles se puso la volante y guiado por Aina, empezó a conducir hacia el cuartel de la policía local, donde Aina iba a cambiarse de ropa, para ir de calle. Luego irían al club de campo. Los dos sabían que sería muy difícil encontrar cualquier pista. Al fin y al cabo solo tenían aquella fotografía y aunque cada vez menos, Aina, frecuentaba aquel club y nunca había visto nada sospechoso. Difícil sería hallar una pista ahora.

- Me quedé... - Tomó aire. - Bloqueado. - Negó con la cabeza con cierto remordimiento. - Bueno, no en el momento de disparar. Sino luego. Eso me tranquiliza. Si me hubiera bloqueado antes... - Suspiró. - Igual alguno de nosotros... - No acabó la frase. Se le notaba todavía muy afectado y es que acababa de matar a un hombre. Una asesino y un secuestrador, si, pero un hombre al fin y al cabo. - Oye... - Dijo cambiando radicalmente el tono de voz. - ¿Me permites una pregunta... personal? - Aina accedió con la cabeza. - ¿Por qué dejamos de vernos? ¿Por qué cuando te llamaba siempre... estabas ocupada? ¿Por qué luego ya ni me devolvías las llamadas?

Debían mirar en el club. No esperaba ninguna cosa demasiado palpable, pero quizás alguna señal marcada en la zona de la piscina, o aquella casita... Ahora que lo pensaba nunca se había fijado demasiado en aquel pequeño edificio, ¿Y si no era tan solo un almacén como ella creía? Siempre había supuesto que allí guardaban las herramientas para el cuidado de la piscina, el cesped, etc. 

Lo que sin duda tenía claro era que en el club se cocía algo, algún lugar o alguien tenía que ver con el caso. Tal vez era tan solo el sitio en que debían secuestrar a su próxima víctima. En cualquier caso deberían agudizar sus sentidos, con lo cansados que estaban, llevaban toda la noche en vela y no había sido una noche libre de fuertes emociones precisamente.

Asintió al escuchar las palabras de Carles que le confesaba que se había bloqueado.

-Normal. Cierto que por suerte el bloqueo fue después, pero también hubiese resultado inquietante que no te hubiese afectado. No te tengo por un psicópata.- le respondió sonriendo muy levemente, con la intención de quitarle hierro al asunto y que Carles pudiese relajarse un poco. -Pero sabes que puedes contar conmigo si necesitas hablar o algo- 

Después Carles lanzó la gran pregunta, la inevitable tarde o temprano, pero igualmente incómoda para Aina, quien se secó las manos en el tejano porque sintió como si le sudasen de pronto.

-Pues... no fue por ti, si no por mi...- Mierda, ¿Qué cojones de respuesta es esa? Sacada de todos los tópicos y películas cutres para adolescentes 

Tragó saliva, no quería resultar de pronto una de esas personas que demuestran que solo tienen serrín en la cabeza y en el corazón. Ella sentía, claro que sentía, toda su vida se basaba en realidad en los sentimientos, aunque nadie lo había podido ver. El sentimiento de pérdida tan grande, el del enfado, la rabia y la impotencia, pero también del amor por su hermano. Toda su vida giraba entorno a sentimientos, aunque por fuera pareciese una roca.

-Quiero decir que, bueno, la cosa parecía empezar a ponerse seria y no era plan de presentarnos a nuestros padres y todo eso ¿no?- sonrió en una mueca que le daba un aspecto de medio pirada por causa de la tensión que sentía. -No, en serio, necesitaba centrarme en mi carrera. He tenido que luchar mucho para estar dónde estoy y tenía miedo de distraerme del objetivo- Y como si nada lo había soltado. Carles le había gustado de verdad, hasta el punto de poder ser un obstáculo en su razón de hacerse policía, porque si ella fuese feliz entonces ¿qué sentido tendría remover la mierda? Resultaría demasiado fácil acomodarse en el país de la Piruleta y sonreír estúpidamente intercambiando besos, entrelazando las manos y compartiendo el bol gigante de palomitas en el cine. No, antes de todo eso quería encontrar a Didac, fuese como fuese, comprender por qué se marchó o si en cambio les fue arrebatado.

-Pero bueno, veo que no te ha ido nada mal tampoco-

- Gracias... - Dijo Carles con una sonrisa que iluminaba su rostro con cierta, ¿melancolía? - Agradezco tu sinceridad, ¿sabes? - Tomó aire. - También estoy contento de que hayas ido superando metas. Ya eres oficial y eso no es fácil. No conozco a ningún policía local que haya ascendido tan rápido, la verdad. Y es verdad, a mi tampoco me ha ido mal. Cuando hice el curso de policía judicial, me destinaron dos años a Almería. Pude volver hace seis meses. - Miró de reojo a Aina y asintió. Luego guardó silencio unos instantes y se puso serio. - Eres disciplinada y sabes anteponer lo que realmente quieres sobre otras... - Hizo una pausa para pensar en la palabra que iba a decir. - ..."distracciones". - Chasqueó la lengua. - Osea, de mi. - Sentenció con aquella afirmación. - ¿Para cuando habrás llegado a tu tope y podrás dedicarte a otras cosas más banales? - Le preguntó. - ¿O no tienes tope? - Sonrió con cierta pena en su expresión.

El auto comenzo a andar mientras Luis hablaba conmigo pero me sentia lejana y ausente.

Con lentitud procesaba lo que me decia. No me importaba el expediente, era mucho mejor que estar en la posicion de Joan, estar desarmada tampoco era un problema a menos claro que siguiesemos los pasos de esos mal nacidos y eso era algo que pensaba hacer.

- Estare bien.... susurre. 

Pero mi mirada se perdia en la calle e inconcientemente apoye mi cabeza en su hombro. Estaba cansada. Habia sido una noche muy larga, y aun no habia terminado pero mis ojos se cerraban, solo necesitaba un segundo, unos pocos segundos para recuperar fuerzas y al cerrar los ojos volvi a ver la cara de aquel desgraciado. 

Mate hablaba sobre algo de mi arma y unos dias de descanso, pero aquel desgraciado reia tras disparar a Joan y yo me quedaba helada mirando su cuerpo caer en camara lenta. Mis ojos se llenaron de lagrimas otra vez y entonces la mano de Luis se apoyo en mi muslo.

Senti como su calidez, su preocupacion y tambien su nerviosismo de hacer algo inapropiado. Si hubiese si otra situacion hubiese sonreido pero no estaba bien. Mi mano se apoyo sobre la de el justo cuando la retiro y volvio a apoyarla sobre mi muslo mientras yo se la apretaba con fuerza, porque despues de Aina, era el unico contacto real que habia tenido en las ultimas horas y por alguna razon me hacia sentir proteguida, una sensacion que hacia mucho tiempo no sentia.

Un par de lagrimas cayeron por mis mejillas pero no vi donde porque tenia los ojos cerrados. El ruido de mi arma al dispararse me estremecio y volvi a apretar la mano de Luis. 

- Lo siento TANTO!!! gimotee, nuevamente como una tonta.

Sentia mis ojos enrojecidos y levante mis manos para secar mis lagrimas y acomodar mi cabello. Luis tuvo la discrecion de hacer silencio, porque en momentos asi no habia palabras que expresar, de hecho, no hacia falta, su simple presencia reconfortaba y ademas habia demostrado que cuidaba de nosotras.

- Lo siento mucho Luis, no tenia que ser asi... hice todo mal.... por dios!!! en que estaba pensando, acaso me creia en una pelicula siendo la heroina que salvaba el dia, como he podido cagarla asi.....  Y Aina... como la he jodido!!!! Si no fuese por ti, estariamos hundidas en mierda!!!!  

- Todo por mi culpa!!!!  Yo solo queria salvar a esas chicas!!! Grite al final.

Entre cada frase salia un quejido o un lamento y mas y mas lagrimas, siendo una actitud poco profesional, pero estabamos solos en el auto y sentia que al menos podia desahogarme como era debido, sentia que Luis no me iba a juzgar y al menos guardaria discrecion y si tenia que regañarme escogeria un mejor momento.

Me seque nuevamente las lagrimas y respire profundo una vez que estaba mas controlada, aunque agradecia poder haber hecho otro berrinche, como hubiese dicho mi madre.

- Eres un buen hombre Luis... y sonrei mostrandome mas animada.

Volvi a recostarme de su abrazo tomando entre los mios. Cualquiera hubiese dicho que eramos mas que amigos, pero dudaba que alguien nos viera a esa hora.

- Te prometo que sere una mejor policia, susurre muy bajito pero estando tan cerca de su oido no tuvo problemas en escucharme.

Cuando se inclino a mirarme yo ya estaba dormida en su hombro.

Senti una palmada en el muslo cuando Luis me desperto para bajar y sabia que habian sido poco minutos, pero habia sido suficiente para despejar el cerebro y estar alerta de nuevo.

- A trabajar! 

Mientras entraba al edificio pensaba en mis opciones. Si me tomaba un par de dias tendria tiempo para investigar y buscar a esos desgraciado y no estaria atada a un horario. Tal vez era una buena opcion. Todo dependia de que encontraba Aina en el club y si podiamos sacarle algo al desgraciado detenido. Mi cerebro se acelero pensando en las opciones. 

Por fin llegaron a dependencias de la guardia civil. Allí se encontraba el cabo Jiménez, ya les estaba esperando. Enseguida les hicieron pasar y les condujeron a través de los pasillos y dependencias del cuartel de la guardia civil hasta la zona de seguridad donde se situaban los calabozos. 

En una antesala, en la cual se hallaba una mesa con un ordenador, varias estanterías con archivadores y material de oficina, se encontraban unos monitores conectados a sus respectivas cámaras de seguridad. En total cuatro monitores, uno por celda, pero sólo dos estaban conectados. En uno de los monitores encendidos se observaba un hombre acostado sobre el banco, parecía dormido. En el otro monitor se podía ver al joven que había disparado a Campaner.

José Rodríguez, que así se llamaba, se encontraba sentado en el banco, con los brazos sobre los muslos, aparentemente tranquilo. Lo más curioso a la par que perturbador, era que estaba mirando fijamente a la cámara. Era como si supiera que les estaban observando y él devolvía la mirada de manera desafiante, sonriente y con una enorme confianza en sí mismo. Era como si lo estuviera... disfrutando.

- Bueno... - Dijo Joaquín sentándose frente al ordenador. - ¿Cómo queréis hacerlo? - Les preguntó. - Le hemos leído los derechos al detenido y ha solicitado abogado de oficio. Se le va a prestar declaración, pero no antes de que llegue su abogado, claro. - Comentó el cabo. - Podemos interrogarlo los tres, de uno en uno o sólo nosotros. - Dijo refiriéndose a la guardia civil. -  Si queréis que lo hagamos nosotros, podéis darnos una serie de preguntas, pero como digo, me da igual, aunque por desgracia hay que esperar al abogado... ya sabéis como va...

- ¿Qué opinas María? - Le preguntó. - Antes de hacer nada, quizás sería conveniente que no contaras de que va todo ésto en realidad. - Miró fijamente a María. - No es que te quiera presionar, pero... - Resopló. - Algo gordo está pasando y creo que me he... - Miró a Jiménez. - ...nos hemos saltado un par de capítulos. Si quieres que os ayudemos, quizás deberíais confiar en nosotros. ¿No crees?

Por lo pronto no teniamos toda la informacion y ademas solo tenia ganas de entrar y partirle la cara en miles de pedacitos pegarlos con pegalotodo y luego volversela a romper.

Pero era mejor no entrometerme. Realmente no estaba segura de poderme controlar si el imbecil comenzaba con ironias o risas, ademas estaba muy cansada y frustrada y sabiendo que habia que esperar al abogado podia demorar un par de horas al menos, en este momento estaria desayunando despues se sacudiria la polla un poco o ambas cosas al mismo tiempo, aunque lo dudaba porque nunca me parecieron tan inteligentes.

Era mejor que Jimenez lo interrogara pero estariamos alli claro que si, y si se nos ocurria alguna preguntar se lo hariamos saber ademas, tener al Inspector Mate conmigo era suficiente para calmarme.

- Opinar? Creo que estamos todos en el mismo equipo no? Si no nos ayudamos entre nosotros nadie lo hara!

No pensaba decir nada mas, porque era logico que guardar informacion no beneficiaba a nadie, si ello querian los laureles no importaba, yo solo queria ayudar a Aina y salvar a esas chicas.

Mire la camisa de Luis y vi que estaba humedecida a la altura del hombro. 

POR DIOS!!!! Me babee cuando me quede dormida en su hombro!!!!!!!

Me puse roja como un tomate en medio segundo y sali de alli hacia donde pudiese conseguir cafe.

- Voy por un cafe, voy por un CAFE!!!! Dije llena de verguenza.

Si Jimenez le contaba algo antes de que yo regresara sabia que Luis me pondria al tanto. Busque cafe para los tres y asi podria escuchar su version con mas calma.