Partida Rol por web

Todos los efectivos se pusieron en marcha. El cabo Jiménez dio la confirmación del plan a seguir que había dado el Inspector y estaba todo listo para el asalto final a aquella posesión, si es que realmente era necesario, que tampoco podían confirmar nada con las escasas pistas con las que contaban, aunque lo cierto era que todo apuntaba a que se estaba cociendo algo muy gordo en aquel lugar.

Los coches patrulla estacionaron en la carretera a pocos metros de la finca, pero con la suficiente distancia como para que no les pudieran ver desde ésta. Jiménez dio la instrucción de que todo vehículo que llegara a partir de ese momento a la zona, fuera interceptado y sus ocupantes interrogados. No les debían dejar telefonear para que no advirtieran a la gente que estuviera en la posesión de la presencia policial y mientras tanto, un pequeño grupo de agentes se internaría en la finca y tratarían de descubrir que estaba sucediendo allí.

Y así fue como Carles, Aina y María se adentraron a través de la espesura del bosque circundante. Debían ser sigilosos y desde luego imperceptibles, aunque fuera como fuera, una vez llegaran hasta la zona de la finca, vestidos de uniforme como iban, difícilmente iban a pasar desapercibidos. ¿Qué harían entonces? Su capacidad de improvisación sería sin duda clave en ese momento.

Llegaron a la finca por la parte trasera de la misma, que curiosamente era la zona donde se encontraba la entrada principal a la edificación. La posesión de Binineu estaba rodeada de un muro de no más de un metro y medio de altura. La edificación estaba en el centro de la finca y se observaba iluminación que surgía de su patio trasero, además de música de ambiente y el rumor de las voces, risas e incluso de cubertería. Sin duda, en el patio de la finca se encontraba la mayor parte de los invitados y muy posiblemente se encontraban cenando en esos momentos.

Aina sentía como el corazón bombeada grandes bocanadas de sangre con fuerza y la enviaba a todo su cuerpo. Parecía que hiciese frío y calor al mismo tiempo. Estaba ahora justo en el momento que había soñado durante años, como si pudiese tocar con la punta de sus dedos el objetivo marcado, y lo hacía con dos de las personas más importantes de su vida. La impaciencia, el ansia, pero también el miedo, luchaban por abrirse paso arremolinándose entre ellas y embistiendo el muro de serenidad y sensatez que Aina había levantado y luchaba por mantener en pie. Un fallo en aquella misión podía suponer el fin de muchas cosas y todas serían consecuencias terribles, el fracaso de una vida de esfuerzos y sacrificios para empezar. 

Cogió aire aspirando por la nariz profundamente y lo soltó lentamente por la boca, esperaba con ello mantener a raya los nervios y apaciguar el corazón que parecía a sus oídos que sonase como un tambor. 

-Parece que la mayoría están cenando en el patio trasero, quizás sería una buena ocasión para reconocer lo que podamos del resto de la posesión.- 

No es que creyese que fuesen a tener a las jóvenes secuestradas en el salón del edificio y a plena vista, aunque con los ricos y poderosos nunca se sabía, a veces se sentían tan invulnerable y tan superiores que capaces podrían ser de exhibir sus trofeos o sus "juguetes" antes de la gran función solo por aquello de ir despertando el interés, como quien saca un aperitivo para ir abriendo el apetito. 

Todo el cansancio, todo el stress, todas mis preocupaciones, todo lo demas habia desaparecido, lo unico que importaba era la presa que teniamos al frente y con ansias avanzaba por aquel pequeño bosque sintiendome capaz de enfrentarme yo sola contra todos ellos, pero no seria imprudente.

No, otra vez.

Seguia a Aina con cautela pendiente tambien si es que podia haber algun tipo de camara que pudiera delatar nuestra presencia alli aunque de momento, no parecia haber mayor vigilancia en el lugar y eso podia ser malo. Si tenia algo que esconder tendria vigilancia.... o no?

- Podemos ir hacia el Sur para aquellos jardines pero dudo que haya algo alli, tal vez el invernadero de alla tengo algo mas importante que plantas.

Porque era un lugar alejado de la casa principal y un espacio cerrado. De resto tendrian que revisar el edificio principal. Se podia hacer con una orden claro, pero seria tarde, se podia hacer en silencio... si se podia, sobre todo porque la fiesta era en el patio posterior.

- Crees que haya algun sotano? Deberia haber alguna entrada lateral por el jardin o por el invernadero no?

Segui a Aina, ella era la jefa.

Tal vez con el Zoom del telefono pueda ver mejor. Y comence a enfocar a ambos costados del edificio y alrededor.

A medida que se acercaban a la zona de la edificación se hacía patente el buen ambiente que reinaba en la zona delantera, donde todas aquellas personas de clase alta, estaban cenando y compartiendo conversaciones banales sobre nada en particular y todo en general. Aina sabía bien de que iba todo eso, pues aquel lugar, aunque no tenía caballos, no difería demasiado del club de campo donde tanto tiempo había pasado con sus padres.

Mientras avanzaban hacia el invernadero tras propuesta de María y confirmación de Carles, pudieron escuchar mejor la música que estaba sonando en esos momentos. Música ambiental, relajante únicamente instrumental. Ideal para una velada con cena de alto standing como la que estaba llevándose a cabo en aquella posesión.

Al llegar a la zona del invernadero, observaron que no se trataba de un mero invernadero, sino de todo un jardín botánico digno de ser visitado. Una enorme puerta permanecía abierta de par en par, sobre la cual se hallaba una cúpula de cristal y a ambos lados de la construcción principal, varias alas con amplios ventanales. En el interior de la edificación, se hallaban frondosas y vistosas plantas, que sin ser expertos en la materia, parecían raras y seguramente muy caras.

Desde el exterior del invernadero y sin todavía traspasar la puerta, pudieron apreciar también que en el centro de la edificación, se conservaba lo que parecía ser un viejo pozo que no cuadraba demasiado con el resto de la edificación. Se trataba de un pozo construido en piedra y con una vieja pared a su espalda, también de piedra. Era como si hubieran construido el invernadero alrededor de aquel viejo pozo.

En el preciso instante en que el grupo se acercó a la entrada del invernadero, María empezó a percibir un extraño sonido musical. Primero lo confundió con la música de ambiente, pero luego... luego tuvo bastante claro que se trataba de otro tipo de melodía, una muy diferente. Se concentró y en pocos segundos pudo diferenciar ambas melodías. Por un lado la procedente del patio delantero de la posesión y por otro... algo así como unos cantos gregorianos, los cuales parecían provenir de... ¿el pozo?

Seguimos hacie el invernadero sin mayor problema. Si bien la fiesta me crispaba los cabellos porque era inaudito que pudieran divertirse a expensas del dolor ajeno, aunque al enfrentar la entrada del invernadero se me arrugo el corazon.

Estabamos haciendo algo que realmente no debiamos, y no era solo yo, todos los que venian conmigo estabamos en riesgo porque al pensar en todos los ricos y poderosos que estaban en esa fiesta si no llegabamos a encontrar algo, aunque fuese lo mas minimo, de seguro es que nos iban a suspender a todos mientras se hacian las averiguaciones, los tribunales, las noticias, el Alcalde despidiendo al Inspector, la Judicial culpandonos por nuestro mal trabajo, nosotros quedando sin empleo y Aina tendria que pedir ayuda a sus padres humillandose a si misma, yo volveria a casa de mi Padre y mi hermano para ser humillada por no poder mantener mi trabajo y dedicarme a atenderlos como una buena ama de casa y la isla quedaria a merced de esos degenerados, solo atendida por los bomberos. El infierno.

Solo habia una oportunidad y tenia que ser esta.

Antes de entrar al invernadero mire a Aina y dude. Si no encontramos nada nos ibamos a joder toditos....

Mi mirada de miedo y determinacion no podia ser mas evidente. Aina me conocia lo suficiente para oler mi frustracion y mi preocupacion pero nuestras miradas nos dieron animos mutuamente. Si ibamos a morir, moririamos peleando aunque esperaba que no fuese literalmente claro.

La belleza de aquel lugar hacia que la mirada se perdiera y aun sin luz, solo aprovechando las luces exteriores y algun foco mas lejano le daban al lugar una belleza especial, romantica por asi decirlo, pero tambien siniestra.

Incluso la musica se colaba entre las ventanas abiertas y por un instante pense en Sofia. Que estaria haciendo en este momento?

Conocia poco de musica clasica pero podia apreciarla. sobre todo cuando toda una orquesta llena de gente que habia estudiado años para eso, lograba que algo asi sonara tan bonito, tan armonico tan lleno de melodia y sentimiento hasta que....

- Aina... susurre para que se acercara a mi y le hice señas mientras sacaba mi arma y quitaba el seguro.

Aquello no era la misma musica. No podia ser a menos que me estuviese volviendo loca. Que era posible claro.

Era musica, de eso estaba segura, pero no era el mismo tipo de musica que habia afuera.

- Creo que esa musica viene del pozo!!!! Dije señalado el extraño lugar de piedra.

Lo que yo escuchaba eran unos canticos como esos de iglesia que sonaban muy antiguos, como si fuesen de la epoca medieval. Estaba segura que tenian su nombre caracteristico y que tambien se usaban para alabanzas y demas, pero segun lo que habia visto en alguna pelicula eran cantos de iglesias, no cantos para sotanos ocultos en sotanos bajo un pozo.

Y aquello poco me parecia que fuese apropiado para adorar a dios. Sabiendo que todo giraba en torno al culto del tal Azrael no podia mas que suponer lo macabro que podia ocurrir bajo nuestras narices.

- Hay que bajar.....

Y ya!!!!

Seguramente habia alguna escalera o entrada por algun lugar pero yo solo pensaba en lanzarme por el pozo. Era mas rapido, asi que me asome a ver si era muy profundo, si tenia por donde agarrarme o ayudarme con alguna cuerda que podria haber cerca, porque todo pozo tenia una cuerda y una cubeta no?

Si no tendriamos que buscar como bajar.

Imaginaba como estaban todos en aquellas mesas, celebrar siempre era mejor con el estómago lleno. Tomar manjares que para la mayoría de mortales resultaban prohibitivos les animaba a sentirse superiores al resto, y también es sabido que una vez comidos todos gozaban de mejor humor. 

Se acercaron a aquel invernadero,  ¿para qué plantas tan exóticas y raras? En el contexto que estaban, tratando de desenmascarar una cruel secta, aquello parecía reforzar sus sospechas. Claro que no había que olvidar que el dueño de aquel lugar ahora era un excéntrico que predicaba la supuesta pureza, la meditación y, casi seguro, el sexo tántrico.  Todo eso despertaba desprecio en Aina, pero lo importante ahora era dar con pruebas fehacientes de que allí se reunían los adoradores de Azrael y que, como poco, tenían secuestrados a varios jóvenes. 

Asintió a la mirada de María, efectivamente se jugaban el todo por el todo, aunque en ningún caso permitiría Aina que aquel fuese el fin para su amiga. Era su persona de confianza, y no podía olvidarse el hecho de que, lo quisiese o no, Aina era la única heredera del Imperio de su padre, su fortuna y sus fructíferas empresas. Claro que Aina sentiría profundamente el fracaso, había dedicado su vida a aquello. Por lo tanto debían ser inteligentes, hacerlo bien y triunfar. 

-¿Qué música? - pregunto a su compañera mientras María le indicaba el pozo. 

Y efectivamente de allí salía otro sonido, uno del que Aina no se había percatado todavía.  Se sintió agradecida por el buen oído de MaMi. 

-Gregorianos... - s​​​I no lo eran se parecía mucho. De nuevo un detalle que reforzaba la teoría de la secta allí reunida. Una secta en la que estaban involucrados personajes de poder, no eran desesperados arrastrados por la verborrea de un loco. 

-Parece que estén llevando a cabo un ritual... - y si tenían secuestradas varias personas, como pensaban, muy posiblemente hubiesen vidas en juego. -Sí, debemos bajar, pero mejor seguir sin llamar la atención-

 Dudaba que los sectarios descendiesen por el pozo haciendo rapel, asomó cautelosamente por si pudiesen vislumbrar algo desde ahí arriba. ¿Y si el interior del pozo contuviese unas escaleras de Caracol? Ya todo parecía posible. Aunque también era cierto que posiblemente para ella, incluso para María, no resultase demasiado complicado poner en uso sus conocimientos de escalada. ¿Pero y Carles? 

Las dos mujeres y también Carles se asomaron al pozo con cautela. Como bien había dicho María, del pozo parecían salir hacia el exterior unos extraños cánticos que en efecto podían definirse como "gregorianos".

Por desgracia no había unas fáciles de descender escaleras de caracol, ni tampoco una escalera de mano, ni nada parecido. Tan solo tenían la cadena del cubo, la cual no parecía que fuera a resistir demasiado peso y mirando alrededor, bueno... encontraron una manguera.

Lo que si pudieron ver con claridad en el interior del pozo, fue una obertura en la pared del mismo a unos tres metros de profundidad que se adentraba por lo que parecía ser un pasillo iluminado por una luz tenue y oscilante que podría concordar con la de una antorcha.

Me acerque al borde y comence a tomar medidas mentales de como saltar entre las paredes internas y dejarme caer. Si no era tan alto tal vez me daria un golpe si estaba resbaloso, pero no me romperia nada. 

Mi boca se movia de un lado a otro mientras sopesaba mis pasos y mis opciones. 

Para Aina que me conocia de sobra no cabia duda de que estaba a dispuesta a lanzarme por el hueco del pozo sin cuerda ni nada. 

Aina vio la decisión en su amiga, se sentía afortunada de tenerla a su lado y quería que siguiese así. Si el descenso no fuese bien les esperaba una caída de unos 12 metros, eso era demasiado para cualquier cuerpo compuesto por carne y huesos. No, no podían exponer su seguridad así. 

-Debemos ser rápidos, pero sobre todo inteligentes- susurró mientras posaba su mano en el hombro de María - Deberían tener material de algún tipo por aquí... Cuerda tal vez, o esa manguera... Podría servir quizas- observó la manguera, la cogió en sus manos tratando de sopesar la resistencia y el material de la misma, su flexibilidad y si sería posible Anudársela a la cintura de una persona. 

- Usemos esa manguera. - Dijo el guardia civil cuando Aina la se la mostró con la mirada. 

Acto seguido aseguró la manguera para que no se soltara y se dispusieron a hacer rápel a través de a boca de pozo. La primera en descender por la manguera fue María, quien de forma muy ágil llegó casi de forma instantánea a la obertura en el pozo. Aina le siguió descendiendo de una manera más ortodoxa debido a su formación en escalada, accediendo también al pasillo secreto del pozo. 

Carles fue el tercero en descender por la manguera. Comenzó el descenso con algunas dudas y cuando estaba a punto de alcanzar su destino la manguera se soltó haciendo que perdiera el apoyo y comenzó a caer. Suerte tuvo de agarrarse a una piedra saliente y poder conservar el equilibrio. Logró finalmente acceder a la obertura y reunirse con las dos agentes de policía local.

- Casi me mato... - Les dijo blanco como un muerto por el susto. 

Los tres agentes de policía avanzaron a través de aquel estrecho pasillo hasta que llegaron a una obertura que daba acceso a una amplia estancia, que por la iconografía, tenía toda la pinta de tratarse de un templo egipcio. La escena que estaba teniendo lugar en el piso inferior, era lo que cabía esperar de una escena ritual de película. Un sinfín de extraños personajes, unos vestidos con túnicas blancas, eran quienes estaban realizando los extraños cánticos, mientras que otro grupo menos numeroso, vestía túnicas oscuras y se encontraban arrodillados frente a lo que parecía ser un altar.

Y frente al altar se encontraba otro encapuchado armado con una daga curva, que era quien llevaba el peso de los cánticos, pues su voz era la principal y cuando él recitaba alguno de los versos, el resto tan sólo lo repetía al unísono haciendo que el sonido reverberase por las paredes. Lo más preocupante no obstante, era que sobre aquel altar se encontraba una joven vestida de blanco y tumbada. Tenía los ojos abiertos, pero no miraba a ningún sitio, estaba como catatónica y no se movía ni un ápice.

Carles había sabido leerle la mente, como ya había sucedido otras veces en la academia, al parecer habían cosas que el tiempo no había cambiado. Aina había pensado en asegurar por la cintura a aquellos menos hábiles, no queria que nadie diese con sus huesos en el fondo del pozo. Pero para su sorpresa María se mostró confiada y descendió sin darle tiempo a Aina de anudarle la manguera. Se sintió orgullosa de su amiga por cómo alcanzó el acceso, le recordaba a Catwoman en las películas de superhéroes que habían visto juntas en más de una ocasión. O a los protagonistas de los videojuegos de acción, una Tom Rider real. No pudo evitar esa chispilla en sus ojos y una leve sonrisa en su boca. 

- Bien, el siguiente- dijo a Carles esperando a que fuese él quien descendiese, pero quizás por caballerosidad quiso que fuese ella quien bajase. No había tiempo de discutir, pero Aina sabia que la goma gruesa, como la de esa manguera, no era el mejor material para hacer nudos duraderos y seguros. Quizás Carlos también creyese eso, el caso es que Aina fue la segunda en bajar la pared. Había hecho rapel muchas veces, pero era la primera vez que lo hacía en un pozo. No quería dejar sola a María durante más tiempo del justo y necesario, no tenían ni idea de lo que podían encontrar allí abajo. 

Cuando Aina dejó ir la manguera se dispuso a descender Carles, y la mala suerte quiso que la manguera cediese. Aina vio como Carles caía y el corazón se le hizo un puño. Cuando llegó junto ellas la agente estaba igualmente pálida y recuperándose del susto. Cuando el chico verbalizó que había estado a punto de matarse Aina se quedó unos segundos mirándole y, finalmente, le dio un pequeño golpecito en el hombro con el puño. 

-Ni se te ocurra volver a darnos otro susto así.- Después avanzaron por aquel pasillo. La escena que encontraron parecía sacada de alguna película. Los pelillos de la nuca se le erizaron. No creía que ellos tres solos fuesen a poder contra toda aquella gente, que parecían más que dispuestos a presenciar un asesinato justificándolo con a saber qué creencias absurdas. Estaba convencida de que harían lo necesario por mantener su anonimato y el secreto de lo que allí hacían, si aquellas personas de las túnicas eran como los de la cena, ricos, empresarios importantes, etc, bien querrían evitar a toda costa el escándalo que ellos querían destapar y castigar. 

-Voy a avisar al inspector. María, igual deberíamos mandarle también un breve vídeo al mobil para que se haga una idea de aquello a lo que nos enfrentamos- Dudaba que en un juicio lo aceptasen como prueba, pero nunca se sabía. Lo que sí esperaba era que el inspector moviese a los agentes necesarios para salir victoriosos y, ojalá, sin bajas. 

Deshizo unos metros por aquel túnel y llamó al inspector con su teléfono. No deseaba alertar a los sectarios con su voz, por lo que a pesar de haberse apartado no alzó mucho la voz. 

-Hola inspector, soy Aina. Hemos accedido bajando por el pozo del invernadero a lo que parece un subterráneo, aquí hay bastantes personas vestidas con túnicas con capucha. Diría que están llevando a cabo un ritual y se preparan para apuñalar una joven como sacrificio. -

- Entendido. Vamos a entrar. Esperad unos minutos mientras lo organizamos. - Fue la respuesta de un Inspector Mate con una voz mucho más seria de lo normal. 

Aina regresó junto a sus dos compañeros. 

-Me ha dicho que esperemos mientras se organizan, van a entrar- por el tono del Inspector pensaba que había comprendí son la gravedad y complejidad del asunto. Desde luego si entraban en acción ellos tres solos temía que les rodeasen y se complicaría bastante salir todos con vida. Creía que era una suerte tener a sus compañeros con ella y no tener que enfrentarse sola a toda aquella secta. 

Fue en ese preciso momento, cuando Aina les contó a María y a Carles lo que acababa de decir el inspector, cuando los cánticos que no habían cesado en ningún momento desde que empezaron a escucharlos, subieron su intensidad. Las voces se escuchaban más altas y claras y el ritmo era más rápido. El cántico reverberaba por las paredes haciendo que casi temblaran y parecía que el túnel donde se encontraban fuera a venirse abajo en cualquier momento. 

Fue entonces cuando Aina observó como el monje que se encontraba frente al altar sobre el cual reposaba la joven vestida de blanco alzó su daga ritual sobre su cabeza agarrando la empuñadura con ambas manos y la música entonces cesó de golpe. Segundos después el monje de la daga empezó a rezar algunas palabras que se escuchaban con claridad, pero que estaban en latín y por lo tanto, no entendían en su totalidad.

In nomine dei nostri Azrael luciferi excelsi

Potemtum tuo mondi de Inferno, et non potest Lucifer Imperor

Rex maximus, dudponticius glorificamus et in modos copulum adoramus te

Azrael omnipotens in nostri mondi...

Parecía que el ritual no había acabado, el monje seguía rezando sus oraciones a su "dios", pero el tiempo se les agotaba y de momento no había ni rastro de Mate y los demás. Era imposible que hubieran llegado tan pronto por otra parte...

Maldita sea... 

Pensó Aina mientras su nerviosismo crecía de forma exponencial. Aquella daga había ascendido, y mucho temía que en cuanto terminase aquel loco su discurso, rezo o lo que fuese, la haría descender velozmente contra el pecho de la víctima. Aquella persona, una joven según le parecía a la agente, estaba aparentemente drogada, de modo que era de suponer que si estuviese en plenas facultades saldría de allí pitando. 

Estoy casi segura de que será una de las chicas desaparecidas. 

Para más inri aquel lugar era como un subterráneo secreto. Ella había explicado por donde y como habían llegado a allí. Pero no le parecía un acceso práctico para la cantidad de agentes que esperaba viniesen. Si tenían que encontrar la entrada que por lógica debía existir, una mucho más sencilla, igual podía llevarles horas, incluso más tiempo, era posible que incluso estuviese fuera de la finca. También recordaba que ellos habían sido tres, habían logrado pasar sin ser vistos, ¿pero cómo lo iban a hacer un número superior de agentes? Iban a cantar como una almeja, y deberían ocuparse de los ricachones de arriba, que según su parecer estaban metidos en el ajo hasta el pescuezo, pero se harían los ignorantes y harían perder un  tiempo precioso. 

Su respiración se aceleraba, y sentía como su pecho subía y bajaba dentro del uniforme de agente local. Miró a sus compañeros, por primera vez en muchos años aquellos ojos parecían gritar, era la mirada del héroe loco de las películas. Entonces les murmuró:

-Me temo que no van a llegar a tiempo... si es necesario dispararé a ese energúmeno y bajaré. En ese caso cubridme, no os expongáis demasiado.-

Y acto seguido desenfundó su arma, quitó el seguro y apuntó al tipo de la daga, tragando saliva y tomándose su tiempo para fijar el blanco, en cuanto ella sintiese que él fuese a usar la daga le dispararía, y si lo mataba pues mala suerte.

Venga inspector, date prisa.

No lo había dicho a sus compañeros, pero estaba dispuesta a saltar en medio de todos aquellos locos si era necesario, y si no obedecían a su orden de quedarse quietos podía liarse a tiros.

Increiblemente habiamos llegado tan cerca para ver todo aquello y sin un rasguño.

Aun. 

La bajada habia sido emocionante aunque no tanto para nuestro compañero, menudo susto.

Ahora miraba los ultimos segundos de vida de aquella chica mientras la daga ceremonial danzaba sobre su cuerpo y aquella vil criatura consagraba su acto de maldad. 

No habia tiempo. 

Senti mas que ver como Aina se preparaba a disparar cuando me di cuenta que tenia mi arma tambien desenfundada. 

No hay tiempo....

- Salven a la chica... susurre.

Sali corriendo como el demonio personificado sin rumbo fijo alejandome de mis compañeros, la misma Lilith hubiese quedado complacida mientras cruzaba aquella sala tirando de las capuchas de aquello desgraciados, no sabia si lograba descubrir sus rostros, no importaba. 

Confusion, distraccion, era todo lo que necesitaba hacer para dar tiempo a que entrara nuestra gente y que Aina salvara a la chica. 

Corre Maria, corre.... 

Mientras seguia avanzando trate de tumbar candelabros, hacer ruido y tirar todo a mi paso y jalar todas las tunicas a mi paso.

- JA JA JA JA JA  ... Yujuuuuuu!!!! MUUUAAAAAAA HA HA HA HA HA HA!!!!!!  Gritaba como una endemoniada.

¿Pero Qué? 

Estaba concentrada, tragando saliva mientras me mantenía alerta lista para apretar el gatillo si aquel tipo hacia la mínima intención de clavar la daga. Pero entonces María saltaba y corría y gritaba y reía mientras desprendía aquellas capuchas de sus cabezas acabando con el anonimato de más de un acólito. 

Aina sintió como si lo aquemasen y la congelasen al mismo tiempo. ¿Por qué María hacía eso? Estamos bajo mucha presión

​​​concluyó Aina. 

Ya no quedaba demasiada opción. La liebre había saltado. Adiós al factor sorpresa. Ya no había más que esperar, tocaba actuar sin excusas. Y para Aina solo había un modo de hacerlo sin convertir todo aquello en un circo y liarse a tiros así de entrada. 

Saltó desde el lugar en que estaba y corrió aprovechando que todos estarían pendientes de María, la cual, no lo olvidemos, vestía su uniforme. Quería pillar por por sorpresa al "sacerdote" diabólico y apuntarle directamente a la cabeza poniéndolo en un jaque declarado e ineludible para gritar al instante:

-¡QUIETO TODO EL MUNDO! ¡LAS MANOS A LA CABEZA!-