SANATORIO PARKER

Abierto e los años 20 como un proyecto ambicioso para albergar decenas de enfermos mentales que desbordaban los hospitales. Fue "hogar" y retiro de centenares de personas con algún tipo de desorden psicológico. Aquella fue la época dorada del asilo. Se construyeron habitaciones más lujosas para huéspedes de abolengo, algunos de los cuales comenzaron a ir como "retiro espiritual" más que por verdadera necesidad. Eran los locos años 20, el dinero sobraba.

En aquella época sólo se tuvo que lamentar el desgraciado accidente de la señora Darmodi. Julianne Darmodi se abrió en canal las venas en una de sus sesiones de hidroterapia, para ello utilizó uno de los exquisitos cuchillos de plata del comedor. Al parecer Julianne llevaba meses deprimida y estresada, mucho antes de llegar al sanatorio. Debe ser agotador mentalmente ahogar con una almohada al bebé que acabas de dar a luz y acunar su cuerpo frío e inerte durante horas, mientras le susurras palabras de consuelo. Por muy bueno y caro que fuera el tratamiento en el lugar, hay cosas difíciles de curar, por no decir imposibles.

El drama no tuvo mucho eco en la prensa, pues la crisis del 29 acaparó cualquier atención en los periódicos. Y con la crisis vino el cierre del lugar, era imposible mantener un sanatorio así abierto con tanta opulencia como acumuló en unos años.

En los años 40, tras un par de años de modificaciones internas del edificio (seguramente para hacerlo más humilde y adaptarlo a otras necesidades), el sanatorio abrió de nuevo bajo la dirección del doctor Dietrich.

 Philippe Dietrich, científico natural de Münich. Fue uno de los conocidos doctores muerte del régimen nazi. Tras acabar la segunda guerra mundial, a muchos de estos científicos se les dio asilo político en Estados Unidos. Pese a las barbaries y atrocidades cometidas, eran mentes brillantes que no podían dejarse escapar así como así.

 Con un sustancioso capital cedido por el mismo gobierno americano, Dietrich se afincó en el sanatorio Parker. Más que éso, lo acondicionó y lo hizo su nuevo "hogar".

 Los pasillos del sanatorio no tardaron en llenarse de enajenados. Sujetos de experimentación perfectos. Según los diarios que se encontraron de Dietrich, llevaba años obsesionado con los límites del ser humano, desde sus estudios en pleno régimen nazi. Con convertirse en un ser omnipotente y supremo. Decenas de pacientes fueron torturados y viviseccionados para este fin. Decenas de tumbas en el jardín trasero, que prueban el número de víctimas que el doctor se cobró.

Y finalmente pasó, lo que tenía que pasar (más o menos). Una noche de desvelos de curiosidad de Dietrich, un paciente mal anestesiado ajustó cuentas con él. Lo degolló con un bisturí. Cuando entraron al quirófano el hombre estaba canibalizando el cuerpo sin vida del doctor. Cuentan que comenzó comiéndose la cara.

Durante tres décadas el lugar cambió continuamente de menos, con mayor o menos éxito, pero sin llegar a cerrar del todo. Durante tres décadas todo tipo de pacientes pasó por el sanatorio.

A mediados de los 70, en todos los hogares del país sembró el terror. Por la tele no paraban de hablar del asesino en serie Charles Manx, que fue atrapado y llevado a juicio. El señor Manx, que se creía algún tipo de Santa Claus bizarro, raptaba niños y mataba a todo aquel que interrumpía el proceso. Se le atribuye el secuestro de al menos una treintena de niños, de los cuales no se encontró ni rastro.

Manx, que durante el juicio mostró una entereza y unos modales impecables, fue mandado de cabeza al sanatorio como condena. Cuando se le preguntó por los cuerpos dijo que habían ido a un lugar mucho mejor. La retorcida mente de Manx había recreado un lugar imaginario llamado "Christmasland", donde siempre era navidad. Decía que los niños estaban todos allí, que le esperaban cantando villancicos y con galletas de jengibre recién hechas y ponche de huevo. Fueron razones suficientes para encerrarlo de por vida en una institución mental. 

Pasado el año de su encierro, el anciano entró en coma. Pasados seis años, el lugar cerró sus puertas. Los enfermos que quedaban en el lugar fueron echados a la calle y obligados a la indigencia. De Manx no se supo más, se supone que debió morir en algún momento, pues su cuerpo no se encontró en la enfermería. Aunque... Los registros tampoco tenían en ellos su defunción...

Desde que se cerró decenas de personas y bándalos se han dedicado a colarse por el morbo del lugar y porque se dice que los espíritus torturados que han pasado por el lugar siguen habitándolo. Incluso se ha visto entrar a algún indigente, antiguo inquilino del lugar cuando aún funcionaba. El sanatorio Parker actualmente es una finca privada, abandonada y con parte del edificio cayéndose a pedazos.