Balmut no se relajó cuando cayó la última criatura y avanzó hacia uno de los cadáveres mientras observaba los alrededores. Le bastó un gesto con los dos dedos hacia sus ojos para sumar a Inzim a la vigilancia. En esta ocasión tenía más tiempo para estudiar el cuerpo de los maulladores. Forma de la boca, inclinación de los dientes, longitud de las extremidades, uñas, forma de las orejas... El explorador se fijó en todo lo que pudiera darle algo de información útil y comparó las diferencias entre una y otra criatura. Después se encargaría de retirar los cadáveres.
- Grimrow tiene razón. - El Bosque Negro no es un lugar para deambular a oscuras.
Aunque la flecha de Farald no alcanzó a la criatura sino que terminó clavándose en el tronco de uno de los árboles, por lo menos al bárdido le quedó el consuelo de saber que su aviso a tiempo le permitió a Cuidoron abatir al macabro ser antes de que este se perdiera en la espesura.
Con el combate finalizado, todos los presentes comenzaron a dar su opinión y nuevamente el hombre de Valle se encontró compartiendo parecer con la joven beórnida, la cual cada vez más se ganaba su respeto. Antes de tomar la palabra, el bárdido le dio unos suaves puntapiés a Mungo para que se despertara y escuchara lo que tenía que decir.
-El Bosque Negro es peligroso de noche pero quedarnos aquí es una temeridad ¿acaso creéis que el fuego y la amenaza del amanecer serán suficientes para disuadir a estás criaturas? No, esto no ha sido nada más que la avanzadilla -dijo Farald con tono firme y serio- Las cornejas sirven a estos seres, recordad su graznido y el tañido de la campana, y mientras que nosotros desperdiciamos tiempo hablando, el pájaro que nos estuvo vigilando todo este tiempo ha volado.
Inmediatamente, el hombre de Valle le relató rápidamente a sus compañeros lo que sucedió durante su guardia: Primero su sensación de que les observaban, luego su descubrimiento de la corneja que les vigilaba atentamente desde las ramas de los árboles, después su fallido intento de abatirla el cual hizo que el ave volara lejos, y finalmente el repentino ataque de las criaturas. Además, también le solicitó a Cuidoron que diera fe de sus dichos, o por lo menos de la parte que él fue testigo.
-Por eso, os pido que escuchéis con suma atención mis palabras ya que no son simples teorías sino que son una advertencia -agregó el bárdido con su rígida voz- Debemos levantar campamento, regresar a los botes y navegar de regreso al Celduin. Puede que el cansancio nos limite y que debido a la oscuridad tengamos que remar con mayor lentitud que la normal para así no encallar pero creedme, es lo mejor. Por favor, os pido que no sacrifiquéis nuestra seguridad a cambio de unas horas de descanso - finalizó Farald con un tono de súplica poco común en él y que denotaba su preocupación.
Por si preguntáis, el relato de Farald sobre lo que sucedió durante su guardia es verídico. El master puede confirmarlo pero como eso sería metarol, vuestros personajes tendrán que conformarse con saber que el hombre de Valle os dice la verdad.
Totalmente conforme, estaba de acuerdo con Farald, quería salir del bosque cuanto antes, si eso incluía andar de noche no le importaba, lo harían despacio y con atención, pero salir de allí era lo urgente.
Sin embargo, la beórnida también tenía claro que era la más joven e inexperta del grupo y quizá se dejase llevar más por impulsos que por lógica. Balmut y Grimrow parecían personas mucho más experimentadas en la exploración. Sin decidirse miró a sus compañeros, agarró el hacha y apretó el escudo contra sí misma.
- Farald, yo también deseo salir de aquí cuanto antes, pero creo que debemos valorar lo que los demás quieran. Si nos movemos por el bosque negro de noche, creo que la mejor visión de Krölin y Cuidoron podría ayudarnos, pero si esperamos a los primeros rayos de sol, quizá podamos movernos más rápido hasta las barcas.
Como guía que es del grupo la tirada es para saber si Grimrow sabría llegar hasta las canoas desde la posición en la que están y cuánto tardarían en llegar. Para valorar la posibilidad de salir en ese momento del lugar en dirección a los botes.
Motivo: Viajar
Rangos de habilidad: 3
NO: 14
Tirada: + (1, 6, 5)
Total: + 12 = 12
Fracaso
Voy a emplear un punto de esperanza para superar la tirada. Gran éxito.
Al escuchar las palabras de Ella, Farald volvió a intervenir.
-Mi intención no es imponer mi opinión sino hacer que tengáis en cuenta que quedarnos aquí no carece de riesgos -dijo el hombre de Valle- Además, tampoco os pido nada que no hayamos hecho ya. Cuando ayer mismo el troll nos atacó en este claro, decidimos regresar a los botes y pasar el resto de la noche en ellos. Pues ahora os aconsejo hacer lo mismo aunque con la diferencia de que en vez de quedarnos en los botes, empecemos a remar hacia el Celduin y a poner una buena distancia entre nosotros y estas ciénagas.
Balmut se tensó ante la mención de la corneja y comenzó a estudiar las oscuras ramas en busca de aquella silueta. Habían permitido que una les siguiera. Por eso habían sido encontrados.
- No tiene sentido que hayan más. -
Se acuclilló.
- Nos acaban de emboscar.
El explorador empezó a comparar los riesgos de las distintas opciones. Con las barcas tan cerca era posible...
- Ya sabemos que no es esa tu intención, amigo mio - dijo Grimrow a Farald, su compañero de infancia. - Y creo que, como bien dices, podemos acercarnos a las barcas sin problemas, tu sugerencia es buena. Cuidorón, Krölin y sus congéneres, podrán guiarnos perfectamente hasta ellas sin miedo a sufrir tropiezos, no obstante, salvo que la amenaza nos apremie, no veo la necesidad de correr el riesgo de navegar a oscuras. Una simple rama o el saliente de una roca, fácilmente evitable a la luz del día, se podrían tornar en mortal peligro mortal por la noche y hacernos hundir. -
Tras comprobar las dudas de sus compañeros, Ella entendió que lo mejor era actuar y moverse. Acercarse a las barcas y quedarse ahí hasta el amanecer le pareció la mejor opción. Recogió su manta y la ato metiéndola en su pequeño saco. Agarró un palo bien largo y lo puso en la hoguera, mientras esperaba que cogiera fuego miró a sus compañeros.
- Entonces decidido, vayamos a las barcas y esperemos ahí mismo a los primeros rayos de sol, estoy segura de que no falta mucho para eso.
A los pocos segundos el palo había cogido la suficiente lumbre para servir como antorcha improvisada. La agarró en su mano izquierda mientras mantenía el hacha en su mano derecha.
- Vayamos pues! - dijo con todo su mejor tono de ánimo.
El enano seguía respirando fuerte del susto, si no hubiera sido por Balmut posiblemente no lo hubiese contado. Ahora mas despierto que antes, con los ojos como platos y el corazón que parecía que se le fuera a salir del pecho. - ¡Vámonos de aqui cuanto antes! No... No sea que aparezcan más. - Al enano le apremiada el tiempo en estos momentos, pues no es moco de pavo, casi no sobrevivía a la emboscada.
Cuando sus compañeros discutían sobre si ir o no a las barcas, Krölin se incorporó y se dirigió hacia el camino de vuelta a las barcas, pero se detuvo para girarse hacia sus compañeros de viaje, esperándolos. - Vámos, no tenemos todo el tiempo del mundo, ¡podrían aparecer más! En las barcas estaremos mas seguros que en este lugar. - Sus palabras navegaban en el barco del miedo, como si el aliento se congelase nada mas salir de su boca. Krölin sólo pensaba en salir de aquel oscuro y peligroso lugar.
Después de reponerse a la emboscada de las criaturas del pantano y vencerles en combate con gran facilidad, el grupo se enzarzó en una pequeña discusión sobre cuál era el siguiente paso que debían tomar. Mientras unos pretendían continuar en el claro y coger fuerzas hasta que llegase el nuevo día, otros proponían partir cuanto antes en busca de los botes y poner la mayor distancia posible entre ellos y aquel lúgubre lugar. Entre tanto, los dos enanos que habían rescatado los miraban espectantes, sin pronunciarse ni a favor ni en contra de ninguna de las opciones. Estaban cansados, mermados físicamente y no quería agraviar a sus rescatadores. Les debían la vida a todos y cada uno de ellos.
Finalmente se llegó a una solución que agradaría a los dos bandos: desplazarse a los botes cuanto antes y esperar allí a que amaneciese mientras descansaban. Era lo más sensato, pues como bien apuntaba Grimrow partir en la oscuridad de la noche sería peligroso para la navegación pues podrían dar contra una roca o no ver los peligros que se les acercasen; pero también evitaban quedarse en el claro donde podrían aparecer más labios-maulladores y presentarles nuevos problemas.
No tardaron demasiado en llegar hasta los botes y quitarles las ramas y hojas con los que los habían cubierto anteriormente. Hicieron hueco a los nuevos miembros del grupo en las embarcaciones y se dispusieron a pasar allí la noche, continuando el orden preestablecido para mantener las guardias por si acaso alguien o algo les volvía a encontrar. Quien peor lo pasó fue el pobre Mungo, que tuvo que ser despertado y casi zarandeado para que volviera en sí. El pobre mediano había quedado algo mareado tras el golpetazo y había caído dormido enseguida. Tuvo que ser llevado prácticamente en volandas hasta los botes, pero al fin encontró descanso.
Cambiamos de escena: Capítulo 4: Vuelta a casa