Partida Rol por web

La maniobra de Briskas entretiene a sus propios compañeros, Baddum y Snikrot hacen lo posible por mantener a los gnolls que ladran en exclusiva al brujo, cuyos rayos son temidos por lo que el desconocimiento a lo arcano supone en esta tierra. Y ladran esputando el odiado nombre

Briskas, Brujo Orco, vuelve, la vieja está muerta Iaaajajajajajaja

Snikrot planta cara ante el babeante enemigo, que golpea su cabeza duramente con el hacha, el filo completo te da de lleno y resbala por tu cráneo, sientes una gran herida en tu cabeza en pocos segundos humedecida, y el olor a sangre fluye por tu nariz a toda velocidad

De igual manera Baddum recibe un golpe en el brazo en el que sostenía el arco, y aún apretando el puñal ruge de dolor por tan peligrosa herida. Ambos no son buenos luchadores, se nota que no eran de la tribu del Orco original, si Zabuu estuviera aquí... si Ruzgal estuviera aqui... si Trash estuviera aquí....

Tirad las armas he implorad por vuestras vidas malditos pieles verdes

- No, no. No sabeis lo que decís! El poder de Yurtus me permitirá curarla! - insiste el brujo mientras estudia la distancia que lo separa de la vieja pícara - Y sus gusanos se darán un festín con vuestros cuerpos! - agrega mientras planifica sus movimientos en medio del combate.

Su alma camina ya hacia la luz, hacia el embriagador centellear de la estrella.

Coge fuertemente la mano de su madre, pasean juntas como si se tratara de una sencilla incursión por los senderos de la montaña. Como cuando era niña.

Matriorca no es capaz de sentir frío o calor, y aún así si que nota que la mano de su madre desprende un helado tacto de naturaleza sobrenatural. Pero es insuficiente para hacerla dudar: Matriorca sigue hacia delante.

- Ya voy por Matriorca. Uds ocupense de ese - Tras dar un paso con cuidado, para alejarse de quien se podía aprovechar de que estaba ocupado en generar la oscura línea de energía que hacía surgir, a voluntad, de sus dedos, Briskas señaló al gnoll que estaba a punto de verse rodeado por sus compañeros. Mientras tanto, elevó su otra mano y apuntó al otro gnoll - Así que imploraremos por nuestras vidas... ya veremos - comentó mientras de su índice brotaba la oscuridad en forma de rayo.

El poder del brujo se materializó en un rayo de negrura que voló y se clavó en la frente de quien lo amenazaba. Evidentemente el truco de señalar a uno con una mano y disparar con la otra le estaba dando resultados.

Baddum rasga la carne de la hiena, y al tratar de soltar una nueva amenaza debe apretar fuerte los dientes por la pérdida de sangre que la enorme herida antes sufrida le causa, el gnoll apenas observa con desprecio a la herida y su verde adversario, y observa atónito como tal como pensaban, el brujo marca la diferencia en el combate.

Baddum observa a Briskas de reojo, y parece un vago intento por sonreir, aunque no es facilmente descifrable el porqué de tan apática sonrisa.

Despues de la sacudida que le a metido Briskas esto deberia ser un trabajo facil, pero cuando un orco se juega la vida, todo puede ser.

Los ataque estan bien dirijidos pero parece que él Gnoll en su ultimo suspiro se mueve mas que nunca y no consigo acertarle, parece que aun tiene algo que decir.

Espero que Briskas tenga tiempo de mirar a matriorca, si no este camino va ha ser muy largo y solitario.

Los gnolls no dejan que caigan las lágrimas por sus compañeros caídos, ninguno de ellos atiende a sus compañeros, son descendientes de los más grandes señores de la matanza, y es demostrado mientras atacan de manera despiadada junto a sus demenciales carcajadas.

El hacha se desclava de la cabeza de Baddum, dejando que una enorme fuente de sangre salga despedida hacia el cielo azul, Baddum cae a plomo de espaldas, con los brazos abiertos, liado en la misma túnica que le viste, dejando un pequeño reguero de sangre desde su cabeza bañando Bejayla.

La bandada de cuervos sumerge ya el lugar donde minutos antes peleaba Trash

CHOF CHOF CHOF

Una sucesión de golpes y Snikrot cae igualmente derrotado, casi catapultado a un lado por la potencia del golpe, Briskas puede ver a cámara lenta como el arco de sangre se dibuja en el aire, al tiempo que Snikrot cae del todo inerte al suelo.

Vas a morir Brujo

- Malditas Hienas subdesarrolladas! - la exclamación de Briskas surge espontánea al ver como sus compañeros siguen cayendo a su alrededor antes de que pueda invocar el poder de Yutrus para curarlos - Morirán así sea lo último que haga - exclama furioso - Yutrus no permitirá que los orcos sean eliminados! -

Algo andaba mal... ¿Porqué ese tacto tan extraño en la mano de su madre? Volvió la cara hacia su madre, y vió el engaño... No era su madre, sino el maldito buitre que le martirizaba, y que con su pico mordisqueaba los dedos de la orca.

Una bandada de buitres llegó desde la estrella y se unió al festín. Y entre plumas y aleteos se alimentaban de Matriorca. No de su carne, que hacía tiempo que quedara atrás, sino de su misma esencia.

Repentinamente el brujo se vio solo antes las hienas humanoides. Ya no había tiempo. Trash, viendo a los buitres, estaba fuera de toda posibilidad de recuperación, pero Snikrot y Matriorca tenían alguna... solo si acaba con los gnolls que no lo dejaban ocuparse de ellos - NO, somos ORCOS! - gritó mientras apuntaba su dedo al que parecía más herido - Y unos gnolls roñosos no podrán con nosotros! - exclamo mientras volvía perder su oportunidad de acabar con el más bocón de los gnolls

Con una ligera tos y mientras la sangra caliente brota de mi maltrecha cabeza, quedo en el piso insconsciente. No estoy fuera de todo peligro, pero parece que la luz que antes veia clara, ahora empieza a alejarse de mi, quizas Grummsh tenga un plan para mi, un plan superior.

El brujo estudia a sus compañeros, Matriorca aún padece entre temblores su lenta agonía mientras que Snikrot parece del todo inherte, aun un ligero temblor esporádico en su diafragma le dan posibilidades de regresar a la vida, pero está más lejos de la vida que de la muerte. Los gnolls pasan sobre su cuerpo y se abalanzan sobre el hábil brujo, quien aún puede ver en Matriorca una esperanza de supervivencia.

De nuevo Briskas levanta la vista y puede ver las hachas de los dos gnolls volando hacia él, echandose hacia adelante esquiva un golpe y detiene un segundo agarrando la muñeca del gnoll, quien forcejea para recuperar su control, alzan el escudo de manera preventiva al tiempo que los rayos de Briskas continúan volando en todas direcciones, quemando los escudos o tan solo rozando su piel, el distorsionado rayo, definitavemente, se ve mejor de noche.

Más allá de la nube de alas y plumas que la abrazaban en la vorágine devoradora, Matriorca pudo ver a su propia cabeza alejarse. Era transportada por uno de los buitres, que la cogía de los pelos con su pico.

Aquello no tenía sentido, ¿cómo podía ver su propia cabeza alejarse? ¿Acaso su esencia residia en su corazón y no en su mente? ¿O su cabeza y su cuerpo habían tomado entidad propia, consciente cada uno de su propia existencia?

El brujo se estaba poniendo nervioso, estaba solo y eso no le gustaba, por lo que intentó sorprender a los gnolls con un par de rápidos pasos al frente antes de darse vuelta y tocar la cabeza del casi-muerto Snikrot - Yutrus, no permitas que muera - murmuró rápidamente - Lo necesito para que demos de comer a tus gusanos - añadió en su rápida súplica

Briskas se lanza sobre Snik, al sentir la gélida garra de la muerte ceñirse sobre él, un tenue destello de metal oxidado cruza su vista y la luz del sol ciega su vista haciendole cerrar los ojos por unos segundos, solo unos segundos que nota el aire en su cara y el calor de los rayos solares en su nuca

Ahora puedes ver a los gnolls maldiciendo bajo de ti mirandose el uno al otro

 Puedes ver a Snikrot tendido mientras su mano que clamaba auxilio cae derrotada sobre la hierba.

Puedes ver a Matriorca, con las manos cruzadas sobre la barriga, mientras sus ojos terminan de cerrarse

Ves a Baddum, aún con el puñal ensangrentado apretado fuerte entre sus dedos

Ves tu cuerpo, decapitado, cayendo de bruces ante el terrible golpe que ha detenido en seco su carrera

Puedes ver una tela gris que cubre tu vista, a la vez que te precipitas al suelo y todo se vuelve negro

El campo de batalla de Bejayla, un campo improvisado, imprevisto, los cuerpos de los últimos 3 orcos de Bejayla yacen sobre la hierba, cuatro cuerpos de gnolls yacen entre ellos y dos gnolls aullan a la estepa. Lamentan la trágica pérdida de sus compañeros y que las negociaciones de PrerrZaff se hayan visto superadas por el instinto orco del que estaban advertidos.

Los gnolls se afanan a registrar vuestras pertenencias, a comprobar a sus heridos, a hacer de vosotros los trofeos que en su tribu muestren su victoria, tal como despedazasteis a sus congéneres, vosotros mismos sois ahora saqueados y despedazados, ni los gusanos encontrarán un tentempié cuando los carroñeros den cuenta de lo poco que ha quedado de vosotros.

En los tiempos que estan por venir, la cruzada contra los orcos que los humanos emprendieron los ha exterminado casi por completo, el creciente número de tribus gnolls agresivas a retirado en gran parte a los humanos hacia el norte, los hombres-hiena, seguros de su victoria, celebran haber seguido los instintos de Greejal o Byak-Dûm.

Y PrerrZaff, exjefe de las tribus de gnoll de Bejayla, ahora confinado cual ermitaño en una solitaria cueva de las montañas del sur, observa cada día el horizonte, sabedor que, cualquier día, aparecerán de nuevo los humanos, sabedor que, el orden natural de las cosas es tan solo una sucesión de acontecimientos, y sabedor que, tras el fin de la Edad del Orco, debía llegar el fin de la Edad del Gnoll

- Yu... Yutrus - el brujo, al sentir la mortal caricia del hacha del gnoll cae sorprendido, perdiendo la vida a chorros por su herida y con sus últimas palabras dirigidas al señor de los gusanos

Con todo, su fe parece no ser suficiente, dado que es incapaz de sobrevivir a los hombres hienas que se relamen en su victoria - Per... do... - preocupado por no haber cumplido con su misión en la tierra, el alma predilecta del señor de los gusanos ni siquiera es capaz de disculparse por su señor antes de abandonar el mundo de los vivos.