Partida Rol por web

Hel, en medio de su retiro, se sentía razonablemente seguro. Si bien sabía que alguien que había averiguado lo que el jamás sería dejado en paz hacía ya un tiempo lo bastante largo que nadie lo molestaba y, con lo cual, podía darse ciertos lujos.

Cómo meditar acerca de la filosofía oriental, por ejemplo.

Hacía varios meses en lo que no tomaba contacto con ningún ser humano. En cierto modo había alcanzado algo de paz.

Claro que eso no podía durar. Hubiera sido demasiado increíble en vista de lo que había descubierto.

Lo que ciertamente no esperaba es que fueran tan corteses, pues todo empezó con una llamada teléfonica…

Hel como cada mañana se había levantado muy temprano y salió en su habitual travesía por el bosque. Vestía pantalón oscuro, muy flexible y jersey de cuello vuelto negro. Su trote era ligero aunque la armonía de su cuerpo indicara lo contrario. No corría con la misma ligereza que a los 25 años y lo sabía, sin embargo los años le habían aportado otros matices al correr indispensables en cualquier huida, que él dominaba perfectamente y el altivo muchacho de 25 solo empezaba a entreveer. Dos horas después, Hel volvía a casa con dos truchas colgando de una evilla.

Se cambió de ropa y se dio una ducha. Estaba en la biblioteca cuando sonó el teléfono. Era muy extraño, ese teléfono solo lo tenían unos cuantos conocidos y aún así nunca llamaban ahí. Se levantó y se encamino hacia el pasillo sin ninguna prisa. Al llegar allí descolgó el telfono y permaneció a la escucha...

- Señor Hel - dice la voz en el teléfono. La misma tiene un inconfundible accento yankee (aunque eso podría ser imitado) - créame que lamento tener que interrumpirlo en medio de su retiro pero, al parecer, usted tiene cierta información la cual es medianamente importante. Creo que sería provechoso para todos el poder reunirnos para hablar del tema. No estoy muy lejos de donde usted esta parando ¿Sería una molestia muy grande que lo vaya a ver? - termina por preguntar esa voz. Era mas que claro que ya sabían que el había descubierto ese plan pero ¿Quienes eran ellos? ¿Y por qué tanta ambilidad?

 Hel permaneció impasible escuchando, aunque su mente no paraba de confabular. Cuando al otro lado de la linea se hizo el silencio dijo:

- ¿Quién es usted? Información tengo mucha, alguna más importante que otra, pero no tengo la costumbre de ir compartiendola, digame porque debería hacer una excepción con usted -y miro el reloj de su muñeca- 

- Simplemente porqué ser en que situación se encuentra, mi querido señor Hel y tal vez mis empleadores puedan ser de utilidad para que dichas molestias se evaporen como si nada. Debe usted de creerme - dice la voz en el teléfono - represento a operadores del mas alto nivel, aunque es posible que todo esto sea un engaño. Depende de usted y espero su respuesta, señor Hel.

Durante esa condescendiente parrafada fue mas que claro que quien quiera que fuese aquel que estaba hablando había comenzado a disimular su acento yankee. 

 Aquel tipo le estaba empezando a hacer gracia.

- ¿Y en que situación me encuentro? me lo podría decir si es tan amable...señor me temo que si no tiene más que añadir voy a tener que dar por finalizada la conversación.