Aparecen entonces en un lugar conocido, en una de las entradas del bosque al pueblo. No hay títeres ni monstruos ahi, y no estan solos, estan todos y más.
Cuando miran al rededor notan que son varios. No sólo Veronica está con ustedes, sino Olga la acompaña de cerca.
Otros niños estan con ustedes. Algunos con vestimentas hechas arapos, otros más altos y más viejos, pero todos vivos y libres.
Muchos se ponen a llorar.
Ella solo había tirado de la palanca, y al poco escuchó resonar ese canto de las centenares de voces de los muñecos que parecían haber estado allí. Lo siguiente que vio fue a Lazan, siendo arrastrado hacía el gran hueco oscuro, donde habitaban los malos. Corrió para esconderse por si acaso a ella también la quería coger y es que muchas veces había sido una niña un poco mala, y era lógico qu tuviese miedo.
Pero no.
Simplemente la luz les cegó y se despertaron a las afueras del pueblo, justo al pasar una verja que se dirigía al bosque ¿qué hacían allí? Fue lo único que se le pasó a la niña por la mente hasta que escuchó hablar a Olga. Su rostro se giró hacía la luz y allí vio a los demás niños, no uno, ni dos ni cinco, si no muchos mas que parecían haber escapado de aquel horrible lugar.
Yo...a....Apretó la mano en torno al bastón que llevaba en la siniestra y al mirarlo, toda duda de que realmente había ocurrido esa pesadilla la golpeó con fuerza, con genio. ¿estaría su mama enferma de verdad? ¿o le habría pasado algo así como a ellos? Si...musitó hacía la niña Todo ha acabado El monstruo no volverá más. Una sonrisa sincera pero triste se mostro cincelada en su rostro. Habían ganado, el bien había ganado al mal, y eso les convertía en buenos. Eran buenos niños.
Se levantó y buscó con la mirada a sus amigos, que también estaban en la hierba, incluyendo Veronika, pero hecha carne de nuevo. !Que alegría!! VERONIKA!! Corrió hacía ella para abrazarla.
Rafaela- la niña que estaba abrazada a su hermano, acepta el abrazo de la niña pero sin alejarse mucho de José quien en ese momento se convirtió en su heroe. Quiero ir a casa.
Por todos los cielos grito Mateo cuando la intensa luz se adueño de todo.
Que había pasado?, las marionetas se alzaban, las voces agradecían y el que fuera ese oscuro ser había sido arrastrado a un desconocido lugar por una mano cuyo dueño Mateo deseo nunca conocer.
Al recuperar la vista estaba nuevamente en un lugar conocido.
La pequeña verja de madera y el bajo muro de piedra basta que tantas veces había usado como improvisado puente de su imaginario castillo, junto al resto de sus amigos.
¿y donde estaban ellos?
Mateo miro con nerviosismo hacia todos lados, con miedo a encontrarse solo, pero no.
Sus amigos le rodeaban aquí y allá, y no solo ellos, junto a los pequeños amigos había otros niños, niños desconocidos en su mayoría, pero también estaba Olga.
Mateo supuso entonces que debían ser aquellos que había visto durmiendo en la jaula.
Eran libres, todos eran libres.
Y ellos habían sido los que habían terminado con el cuco.
Mateo entonces, comenzó a reir sin poder remediarlo.
Estaba feliz, feliz por estar vivo junto a sus amigos tan queridos.
Por haber ayudado a otros niños a estar libres nuevamente.
Y porque estaba convencido que este era el principio de una nueva etapa.
Ahora todo iría bien para él.
¿Verdad?.
Cuando José abrió los ojos, con las lágrimas en los ojos todavía, se asustó de no tener a las marionetas entre los brazos, pero Olga y Verónica estaban allí, al igual que el resto de los niños. Acercándose a su hermana, se limpió el llanto y la abrazó con fuerza.
- Nunca más dejaré que te alejes... - Le susurró al oído. En ese momento vino Rafaela hacia ellos y, aunque a punto estuvo de sacar a flote su mal humor, prefirió aceptar el abrazo de aquella. - Vamos, un abrazo fuerte. - Dijo a Mateo y a Noelia. Al fin y al cabo todos juntos, él y sus amigos, habían conseguido escapar de aquella pesadilla, aunque seguro que eso les marcaría para el resto de sus vidas.
Pero el pequeño tenía algo claro. Se había enfrentado a su padre, aunque fuera un engaño o una trampa de Lazan, ahora sabía que podría encararle....
Habia cerrado los ojos para no volver a ver a Lazan, el "coco" estaba siendo arrastrado. Una lagrima brota de sus ojos, mientras continua ayudando a rafaela con la palanca. escucha voces, pero no quiere abrir los ojos. De repente nota iere fresco en su rostro, olor a hierba verde. No podia ser. Lentamente abre los ojos, mirando el cielo y la entrada al bosque. se restrega los ojos, para demostrarse que es verdad. escucha voces, son mas niños, y Rafaela corriendo para abrazar a Veronica que esta allí, con José a su lado, cogiendole la mano a su hermanita. Vuelve a llorar, ahora de alegria, viendo a la pequeña de nuevo otra vez. Entonces ve a Olga y mas niños. Recuerda aquella lista que encontró, seguramente eran los niños de esa lista. Se deja caer sobre la hierba, mirando el cielo azul. Se sentia valiente, como si fuera otra persona. Ya no tenia miedo, había conseguido hacerle frente, y era hora de que mamá supiera muchas cosas. Si, se lo diría por fin.
Se reincorporó, mirando al resto, secandose las lagrimas de sus mejillas y avanzó hacia donde estaban los demas. Se agarró a Mateo, mirando a Veronica.
-José, deja que yo la abrace tambien.
Viendo como el hermano apretaba con fuerza a su pequeña hermana.
La situación es conmovedora. José, Rafaela y Noelia abrazan a Veronika, mientras al lado un feliz Mateo se ríe.
Los niños también lloran, se abrazan y ríen. ¡Lo vencimos!, ¡lo hemos vencido!
Olga parece buscar algo con la mirada, y es entonces cuando se ve acercarse a un policía, quien al ver la cantidad de niños, reconoce en ellos a todos los que habían desaparecido.
No tardo nada para que al lugar llegaran más policías, quienes comenzaron a recoger a todos e interrogarles con una extraña expresión pues no les creían nada de lo que les contaban.
Una mujer morena se asoma, y grita: OLGA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Corre hacia ella y la abraza. Olga se aferra a ella como nunca antes, mientras madre e hija lloran.
Poco a poco fueron apareciendo otros padres de niños y de repente a lo lejos, se pueden ver a los padres de cada uno de ustedes. Acudieron las madres de José y Veronika, de Mateo y Noelia, mientras en una esquina estaba el padre de Rafaela diciéndole que su madre la esperaba en casa.
No habían pasado más que tres horas. Ellos no se imaginaron que los habían secuestrado.
Los niños estaban bien, Olga se despidió de Veronika y dijo que esperaba volver a verla, y ustedes con vuestros padres caminaron hacia la calle donde todo comenzó.
Y ya ahí frente a sus respectivas casas, era claro que debían separarse. Era la hora de almorzar.
Ültimos posts y terminamos.
Rafaela estrujó con tamto ímpetu a sus amigos que seguro que a mas de uno le ahbría hecho algo de daño. Pero daba igual, era un abrazo desde el corazón, con esa fuerza de la necesidad que poca gente llega a conocer.
Al poco empezaron a llegar policias, y ella intentó escaquearse un poco para que no hablasen con ella. Sonaría estúpido, pero no quería que le llamasen loca... Con la mirada triste empezó a ver la llegada de los padres, y los reencuentros felices. Esa imagen se le quedaría grabada en la mente para siempre, la imagen de los padres abrazando a sus hijos con verdadero amor. Eso no era cosa para ella, y lo supo cuando su padre apareció por la esquina. Ni un abrazo.
Por dentro algo quebró y se endureció, se volvió rojo y después sembró hiedras de colores. Miró a sus amigos mientras volvían, con cierta sonrisa complice, pero cansada. Ahora no iba a saber que hacer, no delante de su madre. Era demasiado confuso todo aun en la mente de la niña. Cogió de la mano a Noelia y a Veronika durante parte del trayecto, luego cambió a los dos chicos, era como un pequeño juego. Primero pasaba por detrás de los niños y después por delante.
Al llegar al punto de separación no sabía que decirle a sus amigos.
Has...hasta después de comer ¿A la misha hora de siempre? Pestañeó varias veces y una sonrisa forzada fue lo que salio. Ansiaba ver a su madre, pero a la vez...a la vez no quería verla.
José contó a los policías todo lo que sabía, lo contó varias veces, se esforzó, explicó reiteradamente todo... pero nadie le creía. Era un niño más con cuentos de niños... pero José era listo, sabía lo que había visto y nunca lo olvidaría. Se despidió de Rafaela y el resto asintiendo a las palabras de la niña.
- A lo mejor llego un poco tarde... tengo algo que hacer...
Cogió casi abrazando a su hermanita y se dirigió hacia su casa con su madre. Allí su padre le esperaba y el, ahora, de verdad, estaba listo para enfrentarlo.
Estaba contando a los policias, al igual que el resto, lo sucedido, cuando vió aparecer a su mama corriendo. Se desentendió de todo, corriendo abrazarla, llorando de alegría.
-¡¡¡Mamá, mamá!!!
Abrazandola muy fuerte, como si no la fuera a soltar nunca.Con la cabeza pegada en su regazo, mientras sus lagrimas resbalaban por sus mejillas.Por fin se rehizo, levantando la mirada a los ojos de su madre.
-Tengo que decirte una cosa, contarte algo. Ya soy fuerte, muy fuerte y no le tengo miedo. Le he ganado y ya puedo contartelo.
En ese momento vio a sus amigos, corriendo hacia ellos, con Rafaela cogiendola de la mano junto con Veronika. Comenzo a reir de nuevo, saltando de un lado a otro. Por fin estaban cerca de sus casas. Rafaela dijo de quedar despues de comer. Ella asintió.
-Muy bien, aquí estaré.
Miró hacia su casa, buscando algo o alguien entre las ventanas. Luego cogío la mano de su madre.
-Vamos dentro, mami, que te voy a contar muchas cosas.
Se giro, y con su mano libre, se despidió hasta luego de sus amigos.Estaba decidida, había llegado el momento de hablar con su madre.
Mateo abrazo, sonrió y lloro con sus amigos feliz por haber regresado a salvo a casa.
No hubiera querido dejarles marchar y aunque sabía que la relación de amistad que tenían se había reforzado como pocas, verlos partir cada uno por su lado le entristeció.
Ya de la mano de su madre – silenciosa ella como siempre -, y de camino para casa Mateo miro a su Mama con amor a los ojos y con una clara voz – que sorprendió a su Madre por lo madura -, le dijo:
Mama te amo como nada en el mundo, pero quiero decirte algunas cosas que no me gustan…
…
Cualquier observador casual que ese día pasase por allí habría visto una situación que como poco resultaba desopilante.
Bajo el enorme sol de una tarde de verano, en una de las tantas callecitas empedradas de aquel pintoresco pueblito, un niño desarreglado y flacucho de gesto serio y dedo extendido, parecía reprender a una mujer mayor – que quizás fuera su madre -, la señora miraba entre sorprendida y preocupada a ese pequeño niño que parecía tener muy en claro que quería para su vida desde ese momento en adelante.
Espero que hagas tu post particular. Y cierro.
La niña llegó a su casa, y se fue directa a su madre, para cogerla las manos. En su mirada, la templanza de alguien que acababa de crecer un par de años mentalmente, alguien que se daba cuenta de que igual su madre, de quien se avergonzaba, solo había pasado por algo como ella.
Mama...¿Me oyes?
Apretó ligeramente sus manos, para que la mirase. Solo quería ver sus ojos, y los propios reflejados en los de ella. Mami...¿alguna vez conociste al titiritero? Que es lo que ves? Quiero creerte, quiero decirte que no estás loca, solo que ves cosas que los demás no ven.. Musita por lo bajo, intentando autoconvencerse a su misma mas que a la madre. No quería ella también ser una loca con el tiempo, no lo permitiría.
Mami, te quiero.
Y luego.. ¿qué pasó?
Una mañana de Juegos se convertiría en un evento que marcaría la vida de todos incluyendo vuestras familias. Muchos de ustedes esa tarde se demoraron en llegar a la cita de siempre.
Algunos llegaron más tarde que otros pero llegaron, pero esta vez no entraron al bosque. Prefirieron jugar cerca a sus casas, aunque más que jugar compartían un tiempo en silencio, mirando el cielo.
Noelia los esperaba tranquila recogiendo flores. Su rostro notaba el hecho de haber estado llorando, pero no se veía tristeza en su cara, sino tranquilidad. Por fin, luego de meses de sentir temor había decidido contarle a su mamá que su padrastro era un depravado que trataba de tocarla cuando ella no estaba. Todas las amenazas que él le dijo se volvieron ceniza cuando la madre le creyó. Ahora en casa había una gran pelea, pero ella alcanzó a escuchar a la madre decirle al hombre que sí no se iba le denunciaría.
Rafaela llego contenta, sentía que ya no tenía porque sentirse avergonzada de su madre quien desde siempre - a pesar de su enfermedad- supo una realidad que ella no podía ver. Desde ese momento su mamá se convertiría en alguien sabio y apreciado. Entendió el valor de las personas que amamos aunque tengan problemas.
Mateo estaba tranquilo y sonreía mostrándoles a los demás un barco de madera que le regalaron sus padres. Su mirada había cambiado, ya no tenía miedo. Desde ese momento nunca volvería a temerle a los payasos, y tampoco se orinaría en la cama.
Verónica apareció desde antes que su hermano, quien se demoró una hora en llegar. Tenía un leve temblor y miraba por detrás de su hombro, pero ciertamente algo dentro de él le hacía sentir que había hecho lo mejor. Se dedicó a estar con su hermana y pasar la tarde lejos de casa, como si temiera volver.
Lo que ocurrió luego de ese día puede ser confuso a los ojos de un niño. Los periódicos anunciaron que se habían encontrado a muchos niños desaparecidos en las últimas semanas y meses. También reportaron que la policía encontró en el bosque tumbas de niños que habían muerto años atrás. El poblado estaba totalmente asombrado. Los policías establecían una versión muy distinta a la que ustedes describían; argumentaron que los niños habían sido drogados y confundidos por algún tipo de maleante, y que por ello, los niños afirmaban cuentos fantásticos asociados a marionetas, fantasmas y demonios.
Ningún adulto les creyó, aunque sí se creó una leyenda urbana al respecto.
Pero otra noticia estaba en el periódico: el suicidio de un presunto asesino.
Esa noche después de regresar a casa tarde, José y Verónica encontraron a su madre llorando. Una ambulancia y varios policías acordonaban el área. El papá de Jose se había pegado un tiro en la sien, no sin antes dejar una carta confesando sus delitos. Muchos creyeron que el hombre muerto, también había sido el causante de la muerte de los otros niños en el bosque.
José no lloró y prometió convertirse en el hombre de la familia, en ese momento parte de su infancia murió.
Al otro día el padrastro de Noelia saldría huyendo del poblado. Se supo luego que lo habían arrestado en otro estado por tratar de tocar a una niña y terminó en la cárcel donde otros reclusos le mataron.
Las vidas de todos cambiaron para siempre.
José y su hermanita a los dos meses se mudaron a la casa de su abuela en otro condado. Un año más tarde Noelia viajaría con su madre a Europa. Mientras Mateo y Rafaela se quedaron, continuaron en el pueblo y eventualmente, crecieron. Cada uno tomó caminos distintos.
Ninguno de ustedes pudo olvidar a sus amigos de infancia, y es por eso que aún ahora tienen la esperanza de encontrarse otra vez. Posiblemente la vida les traiga algo nuevo.
Las marionetas aún están presentes en sus sueños y el "PuppetShow" en sus memorias...
Ver Epílogo.