Partida Rol por web

Cuando caen al suelo tienen una sensación extraña, pueden ver como la cara de  un par de muñecas se puede ver al romperse algunos tablones. Pero estas estan quietas...

No solo no consigue ponerse de pie, si no que atrapa una de las muñecas que ha visto debajo de los tablones que se han levantado, dando unos pasos y poniendose con los pies firmes en el suelo movedizo, como si no estubiese pasando, avanzando desafiante hacia el "coco".

-Ya no tengo miedo, y solo sabes hacer trampas, me lo han dicho las muñecas.

Mostrando la muñeca que acaba de coger del suelo.luego mira a la muñeca, observandola, mientras avanza hacia Lazan.

La niña se para en seco cuando Lazan acaricia la palanca, y recuerda y piensa "igual, esto también es trampa..." Alza la vista de nuevo, ya una vez sube las escaleras, para ver si hay algún hilo pendiendo de algún lado. Algo tiene que haber..no puede ser todo tan..tan...tan simple, Jose tenía una pistola y podía matar al hombre del saco.

Tenía que haber algo mas, estaba segurisima.

José apartó la mano rápidamente al ver el gran conjunto de caras que lo miraban a través de los tablones. Afortunadamente, solo eran muñecas. Se levantó rápidamente del suelo, abriendo los brazos y balanceándolos para hacer equilibrio ante el terremoto y no volver a caer. Miró a Verónica, a quién quería alcanzar cuanto antes, y al monstruo. En ese momento cayó en la cuenta de que si se acercaba a su hermana Lazan podría bajar la palanca y no serviría de nada, así que decidió correr directamente contra él para embestirlo.

- ¡Ahora verás, bicho!

Ya llegaba.
El temblor lo sacudía todo pero Mateo – por alguna extraña razón – aun se mantenía en pie y firme en el camino emprendido.
A su alrededor sus amigos se ocupaban de sus asuntos.
Algunos entre ellos gritaban y Mateo oía los pedidos de los niños como emitidos desde una enorme distancia.
Esto era porque el niño estaba enteramente concentrado en lo que se había propuesto, y esto era salvar a los niños en la jaula.
Mientras trepada al estrado donde se encontraba el enrejado metálico Mateo se valió de la barra de acero que llevaba en las manos para intentar romper la traba que tenia dicha jaula.

El temblor continua de manera constante, lo que hace que aunque avanzan no lo hacen tan bien como cuando el piso no se mueve.

La barra de metal aunque es fuerte, en manos de mateo que es un niño, cuesta manejarla, y a pesar de sus buenas intensiones no logra, aunque quiere mover las barras de la jaula. Los niños que estan ahi dormidos poca o nula ayuda dan, pues ciertamente aunque encerrados estan ausentes de voluntad, sus almas se han ido, y quien sabe a donde. Al rededor de la jaula hay mas marionetas y muñecos.

Noelia entonces saca un aire de valentia, y a pesar del movimiento del terremoto se levanta de un salto y corre, corre tan rápido que sobrepasa a José, quien también logra levantarse con la idea de golpear al fulano.

Rafaela esta cerca y trata de buscar algo útil, lo único que encuentra es un cumulo de marionetas en una esquina pero nada más de utilidad (para su mala suerte, porque de haberlo notado hubiera visto que otra criatura la observaba)

En ese momento se detiene el terremoto. Para algunos de ustedes que corren hacia Lazan, o que estan cerca al teatro ha sido evidente la destrucción que ha generado el movimiento, y como curiosamente de las maderas rotas en el suelo, así como de los balcones, notan muñecos y marionetas que con la sacudida han aparecido de alguna parte, como si la casa fuera en si misma un cementerio de muñecos, parecen estar en todas partes.

La criatura cuando ve a Rafaela acercarse se lanza sobre ella y la empuja, tratando de evitar que llegue donde su amo. No llegaras, nadie puede acercarse al amo, nadie puede.

El movimiento es tal, que quienes tratan de subir por esa escalera (José y Noelia) encuentran un obstaculo.

José se apartó cuando Rafaela fue empujada y sus ojos enrojecieron al ver la brujería que su enemigo estaba usando. No dejó de mirar las telas ni un momento, temblando, nervioso, movido por el ansia de llegar hasta aquél villano y por el temor de lo que le pudiera pasar. Pero él era valiente y tenían que acabar con el monstruo. Tenían que salvar a los niños, sobre todo a Verónica.

Esperó a que las telas se hubieran acercado lo suficiente y en ese momento se lanzó hacia adelante, esquivándolas. Echó a correr inmediatamente y dribló al pequeño monstruito para llegar hasta Lazan e intentar golpearle de una vez.

Ni se había dado cuenta, realmente apenas se daba cuenta de todo lo que sucedía, la ira la cegaba de tal forma que le costaba hasta respirar. En su pecho, el corazón al borde de explotar; encima, el empuje de la criatura solo la puso mas furiosa y la encaró rapidamente con la mirada de un niño al que le han robado el último trozo de tarta en su cumpleaños y encima le habían quitado los regalos y se le había muerto el perro atropellado por el vecino que era un zopenco.

Eres un muñeco malo!! Tendrías que ayudarnos para poder salir de aquí!! Intentó golpearle la manita para quitarle ese objeto afilado que tenía* con un bastonazo, sin terminar de medir sus fuerzas y acercándose peligrosamente de frente; que igual le daba en la cabeza. A su alrededor, las telas empezaron a moverse, pero pera ella solo fueron sombras de los demás niños.

Mateo intento e intento pero no logro siquiera mover un milímetro de candado de su lugar.
Poco eficiente era seguir haciéndolo así se dijo el niño cuando una sombra se proyecto a su alrededor.
Mateo levanto la vista entonces con rapidez hacia el lugar del cual venia dicha sombra y para su asombro descubrió que cual tentáculo de un monumental pulpo, una porción de paño del telón del teatro se movía hacia donde él estaba para envolverlo.
Salto entonces hacia el costado evitando por poco verse preso del “tentáculo”, y mientras lo hacia un ruido claro y nítido llego a sus oídos, era la campana que hubiera tomado antes.
Ya casi había olvidado el objeto.
No muy lejos del, el “cuco” estaba a punto de accionar la palanca que llevaría a las marionetas hacia el horno y entre ellas a Vero.
Mateo no tenía tiempo para correr hacia el malvado, pero si tenía suerte y Dios así lo quería podía intentar distraerlo.
Tomo entonces la campana con su mano diestra, y calculado las distancias la lanzo hacia el aire no le importaba donde le diera al “cuco” solo quería darle.

Es pillada por sorpresa, no dandole tiempo a reaccionar, quedando atrapada entre las telas.

José lo tenía, estaba cerca. Apenas unos pasos más y podría llegar al villano. Pasó más allá del extraño bichejo y con todas las fuerzas que pudo se lanzó casi de cabeza contra Lazan, esperando tirarlo a un lado.