Buena idea, señorita Brannagh. -Bosteza dramáticamente. Tiene la sensación de que las cosas pasan demasiado lentamente.
Me estoy muriendo de aburrimiento aquí... podría acompañarla al lago. Ah, y, Lutien, estoy seguro de que a usted le encantará la idea. Pensándolo bien... ¿Por qué no vamos todos, mientras Leonard destila la tierra?
Leonard se quita un momento de sus trapicheos y os dice:- No hay ningún lago en la zona, aunque si hay un pozo, o una de dos o alguien ha drogado el agua en la posada o en el pozo, si necesitais alguna dirección o algo parecido preguntarmelo, sino dareis palos a ciegas... Pero si sería bueno que fuerais al pozo, si veis una posibilidad allí.- Lutien ya en la puerta se apoya esperando a que os movais.
Me parece que os habeis liado con la información referente al agua que ha dormido al hombre...
Eso, eso, el pozo -Arcturus se sonroja, aunque el detalle no le importa en absoluto- Vayamos allí.
Para acelerar un poco las cosas, yo cuento como yéndome.
Yo tambien salgo, detras de Arcturus, mientras voy diciendo:
-Ustedes quedense a hacer las pruebas pertinentes, mientras nosotros vamos a inspeccionar el pozo y los alrededores por su hubiese alguna anomalía.
Me adecento un poco el traje, y me meso el principio de barba que me está empezando a salir.
(Dirigiendome a Arcturus)-Bueno, ¿que tiene pensado que miremos primero?
Arcturus se encoge de hombros, y pero es Max quien habla a continuación: Nada en particular... supongo que algo se nos ocurrirá. Por lo pronto, investigar el agua del pozo. -Saca un frasco del bolsillo de su chaqueta. Tiene en su interior restos húmedos de algo verde, pero Max los limpia usando una manga y frunciendo el rostro como si fuera un gesto delicado.
Valla, debo haberme confundido -digo un podo desanimada, dudando de si seguirlos o no-. Estaba convencida de que una de las combustiones se había producido cerca de un estanque de la zona…
Les acompañaré al pozo, pero no creo que pueda hacer gran cosa.
El pozo del pueblo no tiene perdida, esta en el centro del pueblo, veis que muchas aldeanas sacan cubos para llenar sus vasijas u otros utensilios para rellenarlos con el liquido que sacan de él. Incluso algunas de ellas ellan se mojan los labios sin que suceda nada... En cuanto os acercais os dejan, con la misma sonrisa en sus bocas que parece no dejar a la gran mayoria de aldeanos. El pozo es uno de esos antiguos armatostes de piedra con una polea algo oxidada y un cubo que recoge el agua de algún lugar del subterraneo. Pronto los pueblerinos os dejan solos... Tanto que os parece preocupante, sin duda ocultan algo.
Recogeis las muestras con suma facilidad, pues la mayoria de las pueblerinas han dejado sus vasijas, y en una de ellas meteis un litro de agua sacada directamente del pozo, por lo demás parece totalmente normal.
Ya tenemos el agua. ¿Quién puede analizarla? Tal vez alguno de nuestros sabios ancianos que tanto saben pueden descubrir qué tiene.
A mi el hecho de que todo el pueblo salga espantado ante nuestra presencia me parece suficiente razón para estar en guardia en todo momento. Por el momento y mientras descubrimos cómo analizar el agua, propongo volver de vuelta con el único hombre que parecía actuar con normalidad en éste pueblo. El borracho local.
Aunque viendo lo que llevo visto hasta ahora, sospecho que nos vamos a encontrar con una persona muy diferente.
Con solo ver el poso mi corazón comienza a palpitar desbocado. Cordelia se remueve intranquila demoro de mi ser.
Acercándome a la basta poza, comienzo a buscar con la mirada algo inusual en el lugar. Alguna marca antigua que lo identifique, marcas en el suelo que no encajen con los pies de los aldeanos, ni con las partas de sus animales, cualquier cosa, que a un humano pueda llamarle la atención. Ya que sé que la ninfa se ocupara de aquello que yo jamás podría ver.
Así que cojo con delicadeza uno de los cubos ya llenos y sumerjo mis manos en el interior. Me lavo con su agua, lentamente. Dejo que corra entre mis dedos, y poco a poco comienzo a sentir como mi piel se funde con el líquido cristalino. Es como una corriente eléctrica suave y agradable. Como un escalofrío, pero más fuerte. La ropa me molesta casi tanto como el estúpido envoltorio humano en el que me veo atrapada. El agua es mi elemento. Muriel es un cascarón despreciable, que me separa de mi naturaleza…
Tirada: 2d6
Motivo: Otear
Resultados: 2, 3
Tirada: 2d6
Motivo: Otear (neg)
Resultados: 2, 3
Utilizo mi habilidad de Otear Normal, para ver si encuentro algo inusual a simple vista. Además del don de Perspicacia, por si sirve de algo.
Pretendo también utilizar mi poder de Fusión con el agua por si la dríade que me posee detecta algo imaginario, sin que sea necesario hacer una análisis científico.
Max simplemente abre los ojos, frunce los labios y suspira. Entonces se asoma el pozo, pero no enfoca a su borde, ni a lo último que pueda ver, ni al fondo que imagina. Enfoca mucho, mucho más allá de las entrañas de la tierra; enfoca a donde debería estar el corazón del significado del pozo. Es un viejo truco que le enseñó un monje tibetano cuando él se hacía pasar por soldado británico en su viaje. El monje supo que él no era un soldado británico, al menos no en su interior. El monje vio un hermano en él.
A decir verdad, nunca antes lo ha probado. Tantas cosas ha visto desde entonces... tal vez el monje no fuera más que un observador inteligente. Tal vez.
Tirada: 2d6
Motivo: tirada por si acaso
Resultados: 2, 3
Lutien se impacienta al ver que la situación de recelo de los habitantes del pueblo, como siga así pronto rallara la hostilidad encubierta y mete prisa a sus compañeros, que están investigando con sus propios metodos el agua de este pueblo. La señorita Muriel utilizando su enlace con el espiritu del agua que contiene, intenta abstraer algún elemento imaginario del agua sacada del pozo fusionandose con el agua derramada ante la huida de los aldeanos. En un momento nota como el agua contiene algo especial, algo que no debería estar ahi. La driada le comenta a Muriel en un susurro que solo ella puede escuchar:- Esta agua esta contaminada con algo ajeno a este mundo... algo emponzoña esta parte del acuifero-
Mientrás tanto Arcturus ve algo extraño en el pozo... utiliza su baston y rasca una de las partes del muro, cuando lo vuelve a su lado descubre que hay una parte manchada de un musgo de un color extraño de un tono amarillo particularmente brillante.
Podeis hacer vuestras pesquisas en tranquilidad pues ningún aldeano se acerca, aunque podeis ver sus recelosas caras con una sonrisa de complacencia mirandoos desde las casas...
Esta agua esta contaminada con algo ajeno a este mundo -susurro apartando las manos del cubo-. Algo emponzoña esta parte del acuífero, estoy segura.
Mis ojos mortales tratan de observar los alrededores, la tierra del pozo. «Si tan sólo hubiese lombrices de agua… Cordela puede hablar con ellas y saber lo que ha estado pasando aquí», pienso, mientras me acerco a donde se encuentra Arcturus.
Lutien mira a su alrededor. Se recoloca su ropa del siglo XIX y agarra el bastón del viejo Max.
Dame eso.- Dice en un tono de voz que no suena amenazante, ni imperioso.
Levanta el bastón para demostrar a la gente del pueblo que mira con esa sonrisa malicioso que es capaz de abrir su cabeza de barro y ceniza y esparcerla al viento.
Tenemos más que suficiente. Vámonos de aquí. Hay que seguir el rumbo del agua hasta encontrar de dónde proviene. Como dice el refrán, eliminado el perro se acabó la rabio. ¡Vamos!
Perdón por el retraso. El verano me vuelve excesivamente vago y normalmente suelo avisar, pero me ha pasado en todas las partidas que lo he ido dejando, dejando y al final han pasado un par de semanas que no he aparecido. Lo siento.
Arturus guarda silencio, algo muy curioso en él, pero cada vez más frecuente en su periplo por este extraño pueblo. Ahora que sabeis que el agua es lo que está contaminando todo el asunto, Lutien decide que nada mejor que ir al meollo de la cuestión y descubrir de donde proviene esa inmundicia que contamina el agua. Aunque seguis sin explicaros que ocurre con las muertes por combustión expontane y porque se suceden en el pueblo. Desgraciadamente para Lutien, no es tan facil seguir el flujo del agua, sobretodo al ser subterranea, a no ser que se hable con algún pueblerino para si por casualidad saben por donde viene el agua de ese afluente. Los del pueblo siguen sin aparecer, esperando que os marcheis como la tormenta que llega a los campos para descargar su carga sea buena o mala en ella.
También se acerca una tormenta. Seguramente traten de envenenar los campos con su ponzoña. Si encontramos a los campesinos que se encargan del campo, aunque no eliminemos el mal de raiz, podremos eliminar a sus comerciantes.
Aunque el curso sea subterráneo, creo que yo puedo seguirlo -le comunico a Lutien con seguridad-. Cordelia y yo podemos fundidos con las aguas y ver hasta donde lleva esto. A menos que el paso se estreche de sobremanera, puedo llegar al centro de esto en menos de un suspiro. No podemos abandonar esta pista sin más. No sabemos a qué más podremos agarrarnos en el futuro -digo con sinceridad.
Si fueran tan amables de darse la vuelta… -ruego recatada, mientras que poco a poco comienzo a desprenderme de las botas, el vestido y el miriñaque, quedándome sólo con la sencilla combinación por encima de la elaborada ropa interior-: Por favor, no miren.
Me introduzco en el pozo fundiéndome por entero con sus aguas emponzoñadas. «No son las aguas del Foyle, pero menos da una piedra» suspira la dríade con nostalgia.
¡Llegaré al fondo de esto!
¡Grita mientras avanzas para que podamos seguirte!
Le dice Lutien a la impetuosa chica mientras ésta se mete por el pozo. Prepara su improvisada arma que muestra amenazadoramente y se prepara para cualquier ataque por parte de los habitantes del pueblo.
¡Venga cometierras! ¡Atreveos a acercaros!