Partida Rol por web

Algunos enemigos se interponen en vuestro camino, pero lográis abatirlos sin problemas

Antes de salir ves como el guardián te dirige una última mirada. Justo antes de ser engullido por una masa de esos monstruos, que se le tiran encima

Pasas por la salida junto con tus compañeros

Mientras escucho las palabras del guardian un gran roca cae desde el cielo y aterriza a escasos centímetros de mis pies. Me quedo paralizado mirando la piedra un instante y seguidamente vuelvo la vista la guardián.

Bien amigo. Es tu decisión. ¡Suerte!... ¡nunca te olvidaré!

Pongo la mano derecha sobre el hombro de la enorme armadura y salgo corriendo en dirección a la puerta.

Mientras corro me voy fijando en el suelo del maltrecho laberinto buscando las piedras mágicas. Voy cogiendo todo lo que pudiese ser una de ellas sin detenermo mucho.

Ya las comprobaré luego.

Corro por lo que va quedando del laberinto. Al pasillo le quedan apenas cinco la ladrillos de ancho y cada vez menos. No queda rastro de las paredes y hordas de oscuras criaturas se amontonan en el poco espacio que hay. En mi carrera hacia la puerta, y ya cerca de esta, tengo incluso que dar algunos saltos para salvar los huecos que empiezan a aparecer en el suelo.

Al llegar a la puerta, examino rápidamente lo que queda del dintel de la puerta en busca de las piedras mágicas que pudiesen quedar en en su lugar. Finalemnte me giro para tener una última vista del caótico entorno y, allí en medio, sólo, impasible, poderoso, aguantando estoicamente, el gran guardián, sacrificándose para salvarnos. Alzo mi mano derecha en señal de despedida.

¡Hatsa siempre amigo!. Eres lo único bueno que he encontrado en este maldito lugar y, ahora... desapareceras con él... cumpliendo tu promesa... y ayudándome a regresar a casa.

Tras este breve gesto de respeto, una lágrima recorre mi mejilla antes de saltar através de la puerta en poscición defensiva.

tras ver como los corruptos engullen al guardian este dice
fue un placer combatir contigo amigo mio

En el umbral mismo de la salida, me giro y veo como el guardian desaparece bajo la horda de engendros oscuros que han aparecido por todas partes. Tambien oigo las palabras de despedida de Onizuka. Y yo, parado en el borde mismo de la salida digo. No te preocupes, ya habran ocasiones en las que puedas vengar la caida de tu amigo. Pero ahora, la prioridad es escapar. ¡Adelante!, ¡no dejes que te alcancen esos engendros oscuros!.

Antes de salir buscas algún indicio de las piedras. A lo lejos ves un resplandor blanco. Te acercas corriendo, atravesando a dos corruptos que estaban en medio con tus dagas, y recoges la piedra. Es la del norte, blanca totalmente, y esta sorprendentemente fria, aunque no deja de brillar. Parece que sigue albergando poder en su interior, o esa es la sensación que te trasmite, ya que todos los pelos de ese brazo se te erizan...

Un rugido suena detrás tuyo. Al darte la vuelta ves una criatura oscura de unos dos metros, armada con un garrote. Logras esquivarla echandote a un lado, y el garrote se estrella contra la piedra. Pero entonces tropiezas y caes en el suelo. Y allí, debajo de una roca, ves otra piedra... La del sur. O al menos lo que queda de ella

Esta totalmente partida en dos, y parece carente de energía. Al tocar una de sus partes, descubres que esta totalmente inerte. El monstruo del garrote se alza frente a ti y se dispone a golpearte con su monumental arma, pero con un ágil movimiento lanzas tu daga, que se le clava en la cara limpiamente. El monstruo cae de rodillas y se deshace en polvo oscuro. Recoges tu daga y te levantas. Estas al lado de la salida...

Veo como todo empieza a derrumbarse y tengo que colocar una mano en el suelo para no caer completamente, de pronto veo como el guardian nos protege, aunque aparecen extrañas formas en el suelo, veo que Naosuke se agacha a recoger algo, que habra cogido ese miserable? pienso, pero recuerdo mi situacion y decido dejarlo para otro momento, me levanto y enfilando mi cabeza haca adelante empiezo a correr a toda la velocidad que me dan los pies, aparecen un par de corruptos al frente y salto sobre ellos mientras hago un tajo con mi espada, sigo corriendo y veo como uno muy grande se avalanza sobre T, sin dudarlo subo por su pierna como si estuviera saltando rocas y le rebano la cabeza, T no se da por aluldido, sigo corriendo y veo como horribles formas se empiezan a multiplicar y decido no seguir luchando, un ser gigantesco, con la forma de un humano pero gigante, negro y deforme que trata de cojerme entre sus manos, paso por poco dando un salto como el que hace una persona al zambullirse al agua y veo que la puerta esta cerca, los demas ya han llegado y escucho a T decir Ni por un momento creais que esto es una victoria. ¡Seguimos libres para poder combatir otro dia!

Estoy a punto de llegar cuando veo que estos monstruos se cierran como una nube negra en frente mio, y ya no veo formas dispersas (cuorruptos o Quimeras) sino una gran masa llena de ojos, manos y colmillos, pero sigo corriendo sin dudar y paso por un ligero espacio que queda debajo arrastrandome sobre mi espalda, me levanto y llego a la puerta, sin importarme lo que haya alli me lanzo dentro.

por fin...digo mientras sigo a mis compañeros

ermitaño...arggg...cuando le vea le mato...

El enemigo parece innumerable. Decididamente, tenemos muy pocas posibilidades de resistir su asalto. Yo estoy contemplando la oleada de criaturas oscuras que se aproxima desde el umbral de la salida. Y viendo lo que se nos viene encima, grito. ¡Apresuraos en cruzar!. ¡Ya tendremos tiempo de batirnos contra esta escoria en unas circustancias mas propicias!. Y, dicho esto, compruebo que el ultimo del grupo cruza la salida. Solo entonces me giro y, de un salto, cruzo yo tambien.

Thrandu coge a Rocks como lo hizo en su día y corre hacia la salida propinando patadas a todo lo que se le cruza hasta llegar a la salida, allí con un último rezo a su dios se mete dentro de la distorsión sin mediar palabra.