Cuando el último sifón de aire acabó por salir del puente de mando, todo quedó en silencio. Solo quedaron el capitán con sus allegados socios y los dos marinos supervivientes. Todos serían recompensados con su valor pues lo tenían bien merecido. La sensación de haberse impuesto a los contratiempos era superior al dolor de las heridas recibidas y se oficiaría abordo un funeral digno de los valientes que habían caído hoy. Unos cuantos habían caído para procurar el sustento de muchos miles abordo de su nave y su sacrificio sería recordado. La Ventura Soberana era visible a través del hueco de los cristales rotos, bella e indómita. Pronto regresarían a ella, a su hogar, cargados con el botín hallado abordo y podrían continuar su viaje.
- Joder, buen trabajo Lorayne. Buen trabajo a todos. Dijo Sarvus a sus subalternos a través del comunicador. - Nadie vivo, muerto, xeno o de mas allá de éste mundo se interpone en los negocios de la Casa Task y ahora todo el mundo en la extensión Koronus lo sabrá. Añadió satisfecho. - Aseguremos nuestro premio y acabemos con ésto. Os habéis ganado mi reconocimiento y una paga extra. Aunque será después de pasar por la enfermería... pensó.
Aquel peligroso artefacto xeno estaba ahí sobre el suelo, con aspecto inofensivo, como si nada de lo que había pasado tuviese que ver con él. Por supuesto pensaba llevárselo, pues seguro que su valor en manos de un coleccionista de rarezas o un comprador entendido podría ser verdaderamente alto. Tomaría, no obstante, todas las medidas de seguridad y precauciones posibles para su recogida y transporte y lo guardaría a cal y canto para evitar que pudiese corromper a nadie de su tripulación. - Habrá que cargarlo en una caja blindada y con cerrojo, ¿no crees? Dijo señalando al artefacto y mirando a Nathin. Estoy seguro que podemos sacar un precio muy bueno por ello. Supondrá meses de respiro para nuestras arcas.
Así se habla Sarvus. Pensó Nathin al escuchar a su amigo por el intercomunicador.
La misión se había cobrado muchas vidas, pero la recompensa había merecido la pena. Con lo que habían ganado, no solo podrían engrosar las arcas, si no que también lograrían algo de reputación con la que afianzar un poco más el nombre de la casa Task.
-Totálmente de acuerdo. Respondió Nathin a su Capitán. Ese artefacto sigue siendo peligroso, pero no podemos permitirnos prescindir de él. Nos proporcionará una sustanciosa suma, pero hay que extremar las medidas de seguridad en torno al mismo, hasta que lo canjeemos por lo que reálmente nos será de utilidad.
Y aún así... me dolerá desprenderme de un artefacto tan... interesante. Pensó. Podría enseñarnos tanto. Quizás aún pueda estudiarlo el tiempo que lo tengamos en nuestro poder.
Despejada la nave de todo peligro fue abordada por los obreros del Ventura Soberana, quienes empezaron a saquear la nave con objeto de recuperar todo lo que pudiera servir a bordo. El gusano Hyscarus, el artefacto Halo, fue trasladado a las dependencias del senescal Tsanthos, para que pudiera examinarlo, con las debidas precauciones, y valorar su posible precio de venta, o bien decidir si se lo quedaban como premio para su dinastía.
Venga muchachos, que hay que quiero ponerla en finalizada. Recuerdo que si alguien necesita ayuda para gastar PE que me avise.
-Tengan cuidado con eso. Les dijo Tsanthos a los obreros cuando recogieron el artefacto. Llévenlo con precaución ya que se trata de algo muy peligroso.
Nathin se acercó a hablar con Sarvus.
-Será mejor que me retire a la Ventura con esta gente. Le dijo en referencia a los que transportaban el artefacto. Quiero supervisar todo el proceso de traslado de esa cosa por completo, no estaré tranquilo hasta que no la tengamos a buen recaudo. Volveré en cuanto hayamos asegurado el artefacto Halo, por si aún se requieren mis servicios. Todavía podrían haber más sorpresas en este lugar.
Sarvus estaba receloso de la suerte que podría correr su senescal con la influencia de ese aparato. Quizás solo afectase a individuos como navegantes o psíquicos en general, pero no quería arriesgarse. - No quiero verte jugando con eso Nathin, ya has visto lo que le hizo a ese malparido navegante y dudo que fuese lo que el desgraciado tenía en mente cuando se lo encontró. Si vas a echarle un vistazo será con Lorayne o yo mismo vigilando el proceso, ¿está claro? Llamó al puente de mando de la Ventura Soberana y se puso en contacto con Gaeta. - Hay que escanear toda la nave para ver su estado y ubicar la carga. Envía trabajadores y marinos en las halo barge, quiero revisar cada centímetro de estre crucero, sellar la brecha del puente y prepararla para ser remolcada.
Nathin trató de calmar a su amigo.
-Tranquilo, no voy a hacer nada con esa cosa sin estar bien escoltado. Yo también tengo mis escrúpulos. Le dijo con humor. Procederé a su estudio despues de que hayamos montado un buen dispositivo de seguridad en el que actuar, no antes, conozco bien los protocolos. Pero primero voy a asegurarme de que el artefacto no hace de las suyas durante el traslado. Todavía hay que encontrarle un buen hueco en nuestra nave desde el que no pueda influir a nadie cuando no lo estemos mirando.
Nathin llamó a sus subordinados por el intercomunicador, y dió órdenes precisas para que le dieran soluciones al primer problema que tenían entre manos con el artefacto Halo: La contención. En la Ventura Soberana tenían que tener un lugar adecuado para este tipo de cosas.
M4R14 se dedicó a consultar los distintos terminales del puente de mando. Aunque la mayoría no funcionaban o sus accesos requerían demasiado tiempo para saltar sus protecciones, lo cierto es que pronto logro hacerse de una idea mental del estado de la nave.
- Capitán, le alegrará saber que el estado de esta nave es mejor del esperado. Puedo precisar que el mayor daño presente es culpa del disparo de nuestra nave para lograr desactivar el campo Geller. Con una buena inversión de dinero un astillero competente podríamos poner en marcha esta nave de nuevo.
Lo cierto es que un crucero de la clase Lathe era un buen botín pero recuperar la nave para el servicio sería además un estupendo desafío para cualquier tecnosacerdote. También es cierto que poder mirar ese artefacto Halo sería maravilloso...
- Espléndido. Dijo Sarvus al escuchar las palabras. - No he llegado hasta aquí por dejar las cosas al azar precisamente, así que no nos marcharemos de aquí hasta estar seguros de que se ha hecho todo lo necesario en cuanto a reparaciones y mantenimiento de las dos naves. Si se necesita material para cerrar brechas, estamos en el lugar adecuado. Seguro que podríamos recuperar algo de material en crudo del casco de alguna otra nave del Campo de Batallas. Al menos lo justo para salir del paso. Ademas quiero la carga del Recompensa del Emperador y todo el material y equipo susceptibles de ser útiles abordo del Ventura Soberana antes de zarpar para ser catalogado y estudiado debidamente. Solo entonces comenzaremos la maniobra de remolque y nos marcharemos de aquí.
Lorayne estaba contenta, pero no sonrió. Había llegado a estar bastante desesperada hasta que su puenta puntería dió lugar al desenlace de la batalla contra el navegante. Lo cierto es que habían sobrevivido por los pelos... una vez más. Solo que nunca había sido todo tan siniestro. Comprendía la necesidad económica que Sarvus y todos sus seguidores tenían por el nivel. Comprendía que el artefacto xénico era la única respuesta a su desesperanza, sólo eso podía salvarles de la ruina... y sin embargo recelaba profundamente. No era supersticiosa, ni mucho menos. Es más, en su pasado había tenido muchos problemas en ese sentido, pero era pragmática y prudente y sabía que todo lo que no supieses explicar, mejor lejos. Dudaba sin decir algo al Lord Capitán, pero tras unos segundos de reflexión descartó la idea. Sarvus y ella misma eran muy diferentes en algunas cosas. Pero lanzó una amenaza clara:
- A cualquiera que vea indagando, investigando o utilizando el artefacto sin previa autorización expresa de nuestro Lord Capitán y sin escolta le pegaré un tiro personalmente. No quiero juegos, es una cosa demasiado seria en demasiados sentidos, así que que quede claro...
Desconfiaba. Desconfiaba mucho de todo.
A continuación añadió:
- Vayámonos de aquí. Y asegurémos a esta nave una buena purga antes de ponerla en uso. No quiero bichos salidos de la disformidad con crueles intenciones en un viaje de placer.
Relajó el tono y casi bromeando (quién entendía a una mujer), comentó:
- Estarás contento, Sarvus. Todo ha salido a pedir de boca, aunque casi nos quedemos a hacer compañía a esos... resucitados.
La media sonrisa que exhibía dejaba claro que iba tanto en serio como no.
- Ciertamente estoy contento ya que no todos los días se consigue un botín como éste... aunque lo estaría mas de no haber perdido hombres. Dijo con la mirada fija en el ventanal roto. - Prefiero las ganancias limpias. De todos modos la muerte en nuestro negocio está a la orden del día. Todos los días muere abordo algún trabajador en accidentes de trabajo cotidianos, pero todo es en pos de la supervivencia de los demás, como en cualquier sociedad civilizada.