Partida Rol por web

Ambos os dirigisteis a la entrada de la cueva, aquel enorme lugar que parecían ser las puertas del mismísimo infierno. No pintaba bien…nada bien sobretodo por aquel fétido olor que parecía subir de las entrañas de la tierra hasta la salida de la montaña…incluso podíais escuchar un leve gruñido, ¿un oso?, ¿o era algo más grande que un oso?

Entrasteis juntos, al mismo tiempo…al principio no había nada fuera de lo común, excepto aquel gruñido y olor…hasta que comenzasteis a pisar huesos. El crujido os llegó hasta los oídos y no dudasteis en bajar la mirada, fijándoos que la inmensa mayoría eran animales, cráneos de oso, cabras, ciervos, incluso algún que otro enorme y gigante pájaro. No auguraba nada bueno aquel lugar.

Farnad observó todos los restos de animales con cierto respeto... la criatura que usaba esta cueva para descansar... debía ser una gran criatura... podría ser incluso el gran Yeti que la princesa debería estar cazando en teoría...

- Esto ni es bueno, ni es malo... si es lo que creo que es... la princesa puede estar aquí... o de camino hacia aquí... - dijo mientras miraba a su alrededor algo que pudiese servir como arma a Drazhar en caso de ponerse las cosas feas... a la vez que atenuaba el fuego de su espada para no agitar a la criatura...

- En cualquier caso lo mejor será retroceder algo... no queremos despertar a la criatura, y menos estando tu desarmado... - dijo el caballero albergando la esperanza de que algún pobre diablo hubiese encontrado su fin en aquella cueva y hubiese dejado algún arma atrás...

El interior de la cueva parecía sacado de un cuento de miedo, de esos que hacen que los críos se caguen encima y tengan traumas con la oscuridad por el resto de sus vidas, pero ey, ¿dónde estaba la gracia sin algo de riesgo, peligro y emoción?

La idea de Farnad me pareció la mejor, sobretodo la de retroceder, aunque es cierto que me vendría tener algún arma a mano… y no, no me refería a la que me colgaba en los bajos, sobretodo cuando mencionó a una princesa.

“¿Princesa? ¿De qué hablas, Farnad?”, pregunto con interés. “¿Qué iba a hacer una princesa por aquí? No es que me queje, tu matas al monstruo y yo rescato a la princesa, plan perfecto…”, añado, riendo. “Pero es un sitio un tanto… ya sabes… ‘a tomar por culo’ para que una princesita ronde, ¿no te parece?”.

Farnad encontró en el suelo un gran femur fracturado, el cual podía usarse a modo de daga si el demonio se lo proponía, pero dejando aquello de lado...en el fondo de la cueva, se pudo escuchar como algo se movía entre las sombras, incluso alcanzasteis a ver algo de gran tamaño que se movía y gruñía por lo bajo. ¿Un oso?, ¿un yeti?, ¿que era aquello?, estaba cubierto de pieles y desde luego parecía enorme.

El caballero no podía evitar sonreir al ver que aquel semidemonio no pareciese perder su sentido del humor en ninguna situación... -Al parecer la princes Astrid es una gran cazadora... por eso es posible que pudiesemos encontrarla en estos parajes... - apenas pudo terminar de contestar antes de percibir a la criatura que moraba la cueva...

Farnad hizo un gesto rápido a Drazhar para que no se moviese... - Quieto un momento... en un lugar tan cerrado seríamos pasto fácil para la criatura... - dijo al semidemonio... pero antes de empezar a retreoceder comenzó a investigar los alrededores... sobre todo en busca de grasa... brea... o algún otro material inflamable... si tenían suerte puede que la criatura no les pudiese dar mucha batalla...

Drazhar no dudó en agarrar el femur con fuerza, usándolo como si fuera una espada mientras se fijaba en aquello que moraba en la cueva. A pesar de las palabras de Farnad y de el olor a putrefacción, aquella enorme forma cubierta de pieles, comenzó a moverse cada vez más, hasta que se incorporó del suelo, alzándose amenazadoramente ante vosotros. No había brea ni grasa, pero aquel ser…aquel ser aterraba.

Grande como una casa, con brazos casi tan largos que le llegaban a las rodillas, peludo de pies a cabeza, ataviado con pieles de todo tipo de animales y huesos a modo de decoración. Os miraba a ambos con unos pequeños ojitos en su rostro humanoide, protegido por una larga barba y una gran melena enmarañada con rastros de ramitas, nieve y barro.

-¿Quienez zoiz?.-Preguntó con un claro ceceo. Aquello no era un yeti, ni un oso, ni un monstruo…¡era un gigante de gran tamaño y confundido por vuestra intrusión a su casa!  

Joder, joder, joder, joder, joder… ¡Un gigante! ¡Un jodido gigante! Sí, me esperaba alguna clase de truco, treta, trampa o lo que sea por seguir la voz, pero no esto. ¿Qué se supone que haría con el fémur? ¿Cosquillas? ¡La madre que me parió!

“H-hola…”, alcanzo a decir, tratando de sacar mi mejor labia con tal de vivir para mojar otro día. “Yo soy Drazhar y éste es Farnad”, comento, presentándonos y así ganando algo más de soltura con las palabras. “La tormenta ahí fuera se estaba poniendo bastante fea y buscamos un refugio”.

No era mi mejor discurso, dicho sea, pero cuando tienes a algo del tamaño de una casa frente a ti pues… bueno, digamos que las ideas se te quedan cortas.

“Espero que no te hayamos molestado con tanta bulla ni nada…”, añado a modo de disculpa. “¿Puedo preguntaros vuestro nombre?”, pregunto, tratando de suavizar el hecho de que dos tapones habían entrado en el porche de su casa.

Farnad en un principio se quedó paralizado por la visión del gigante, que los había pillado completamente por sorpresa... Y para arreglarlo más aún, fue Drazhar quien tomó la iniciativa para hablar... aunque ese momento le sirvió para explorar sus opciones... huir no sería una mala opción, pero nada los aseguraba que el gigante los diese alcance, y el enfrentamiento tampoco parecía muy buena opción, sobre todo con el arma de Drazhar...

- No pretendíamos molestar, si lo desea nos iremos a otra parte... - dijo con cierta amabilidad el caballero que si podía prefería evitar el combate...

El gigante se rascó la cabeza con suavidad, con una enorme mano que parecía ser capaz de aplastaros como si fuerais una uva. –Drazhar…y Farnad…hola.-Exclamó con solemnidad.- No viene mucha gente por aquí…creo que no lez caigo demasiado bien…¿Qué hacíaiz afuera con una tormenta azi?...¿buzcabaiz morir?.-Preguntó un tanto preocupado.

Pero cuando le preguntasteis su nombre, el gigante se quedó pensativo, rumiando, como si estuviera intentando recordarlo.-Goorg…me lo puzo mi madre…cuando me vio dijo Goorg, aunque luego vomitó…hace mucho que ya no eztá.-Asintió para si mismo antes de cruzarse de brazos.

-¿A dónde queriaiz ir?, aquí zolo hay bozquez y yetiz, ez peligroso.

Al menos parecía amable, o lo fingía para tirarse sobre vosotros y devoraros, fuera como fuera, seguía sentado mientras os miraba con esos pequeños ojitos.

Farnad relajó algo la tensión de su mano sobre el pomo de su espada... por suerte el gigante no parecía tener intenciones hostiles... o al menos de momento...

- Estábamos de camino a la ciudad, pero nos vimos sorprendidos por la tormenta... aunque también hemos escuchado rumores de que la princesa había salido a cazar... - dejo caer la información por si el gigante supiese algo... - Creo que debía cazar yetis... - añadió...

En cualquier caso bajo su espada, usándola a modo de antorcha solo para poder aunque fuese en penumbra al gigante...

-¿La Ziudad…ahí no me puedo azercar, loz hombrezillos de ahí me perziguen zi me azerco demasiado, no me guzta, no me guzta nada…-Exclamó con un poco de molestia.-¿La princeza? Yo no la conozco…pero ze donde eztan laz madrigueraz de loz yetiz.-Dijo con un claro tono de ayuda.

-Zi quereiz oz puedo echar una mano…aunque laz miaz zon bastante grandez…-Río entre dientes.

Drazhar te miró de reojo, tal vez un guardaespaldas de tanta altura y aparente fuerza…os podría ayudar con los supuestos yetis.   

Farnad miró a Drazhar con un gesto de aprobación... el gigante sería una gran ayuda en el caso de adentrarse en territorio Yeti... sonriendo algo cuando el gigantón hizo el pequeño chiste malo... pero la misión avanzaba y parecía que habían tenido un golpe de suerte...

- Muy bien Goorg, cuando la tormenta amaine nos llevarás hasta las madrigueras Yeti... No es mucho lo que podemos ofrecerte, pero tenemos algo de comida si quieres... - dijo sacando algunas de las provisiones que consiguió en la posada...

El gigante sonrió una vez Farnad accedió a su ayuda, iba a ser de gran ayuda…incluso si os metiais dentro de esas pieles…tal vez la tormenta no sería más que una pequeña brisa, aunque cualquiera se metía ahí…había un olor de lo más extravagante y poco agradable.

-Yo no quiero comida, tengo la mia propia.-Señaló con el pulgar al interior de la cueva, donde efectivamente, se encontraba su comida…un oso despellejado, algo que parecía ser un alce, y barriles, muchos barriles de cerveza, los cuales parecían ser robados.-Yo conzigo lo que necezito.-Exclamó con un tono de lo más orgulloso.

-¿Y de donde zoiz?,  ¿de muy lejoz?

Farnad accedió a abrigarse con las pieles, aunque intento con una pequeña llama purificar el aire que respiraba, debido al hedor que desprendían... pero eso era mejor que morir congelado en el bosque...

- Ya veo que eres un gigante con recursos... - dijo sonriendo siguiéndole el juego a su nuevo improvisado compañero... parecía que en toda esta aventura iba a conocer a todo tipo de gentes y criaturas...

- Yo vengo de Shanteen, aunque nací en Schwindria..., bastante más al sur de aquí ambos lugares... - respondió al gigante mientras terminaba de prepararse para la incursión...

-¿Con recurzoz?, ¿ezo que ez?.-Preguntó ladeando la cabeza mientras permitía que airaras un poco el interior de esas pieles, las cuales eran…bueno, un tanto perturbadoras, pero una buena medida para cubrirse del frio.

-Zanteen…no me zuena, yo me he criado aquí dezde que era pequeño, ¿zabez?.-Sonrió levemente mientras se ponía de pie contigo y el demonio dentro de su enorme y pesado abrigo, saliendo afuera a la ventisca…y sorprendentemente, todo parecía ser más normal ahora, como nieve, pero claro…teníais a un gigante de vuestra parte…

¿Pero por donde sería la zona de los yeethes?

-¿Hacia donde amiguitoz?

Farnad miró con sorpresa al gigante... aunque en el fondo no le extrañaba que quizás a una criatura así, tuviese que recordarle cada dos por tres lo que iban a hacer o había dicho... 

- ¿Por donde? Recuerdo que habías dicho saber donde estaban sus madrigueras hace unos minutos... - dijo con cierto sarcasmo el caballero, tomándose la licencia de tratar con más confianza al gigante... Aunque el tiempo empezaba a apremiar, e iban con retraso con respecto a sus compañeros...

El gigante se detuvo unos segundos, rascándose la cabeza.-¡Ah claro!, no me acordaba.-Río con fuerza antes de negar con la cabeza y comenzar a caminar.-¿Eztaz bien ahí?, ¿o hace mucho frío?...para mi ez zolo una briza marina…jojo…-Desde luego para el…ataviado con todas esas pieles, toda esa grasa, pelo y músculo…tenía que estar más que calentito, al menos tu lo estabas hasta cierto punto.

Para Farnad habiendo nacido en Schwindria, este frío era casi insoportable, pero debían de apresurarse, ya que los siervos del Rey Demonio ya estaban tras las princesas... - Sí... algo de frío tengo, pero nada importante, sigamos adelante... - dijo el caballero mientras se encogía un poco más bajo el manto para no perder demasiado calor y seguía el paso del gigante a través de la ventisca...