Observaba como algunos esclavos huyen, mientras que otros se quedaban alli, aceptando su destino como esclavos. ¿La esclavitud de verdad es tan normal en este lugar? Aquello me repugnaba un poco, pero, en si, no estoy haciendo esto por los esclavos. ― Ya me estoy empezando a cansar de hacerte la misma pregunta. Dejamelo a mi ahora, Zehan. ― Le dije despues de escuchar las palabras de Midna, mi rostro reflejaba preocupacion y no solo ello, si no molestia. ― Me importa un comino las leyes de la autoproclamada diosa del amor, he venido aqui en busca de ella, y me han arrebatado a las princesas de Shanteen, mientras este hombre tiene su carruaje. ¿Sabes lo que podria causar eso entre los reinos de Shanteen y de Schwindra? Es un insulto, y mi deber como guardian y protector de ellas, es descubrir donde estan. Bajo cualquier costo. ― Agarro de la cabeza al mercader y lo empiezo a arrastrar hacia el callejon, tenemos que irnos. Antes de todo esto, lo agarro con fuerza y lo estampo justo directo contra la pared, haciendo presion en su craneo fuertemente. ― Dejame repetirte una vez mas mi pregunta, sucia basura inmunda. ― Le dije, mientras le soltaba un puñetazo en sus costillas. Despues del golpe, lo vuelvo a azotar una vez mas y lo suelto, esperando de que comprenda. ― Tu negocio me importa poco o nada. DIME DONDE ESTAN LAS PERSONAS QUE IBAN EN ESE CARRUAJE, O YO SERE EL QUE TE ATRAVIESE EL PECHO CON MI ESPADA. ― Dije, desenvainando la Excalibur.
La actitud violenta de Johann me encantó, tanto que me relamí cuándo la sangre saltó de la boca del mercader al ser estrellada su cara contra la pared.
Así que tu pecado capital es la ira...
Al escuchar las pisadas de la guardia busqué algún callejón por el cuál meternos, aunque seguramente estaríamos rodeados en poco tiempo, le hice una señal a Midna de que nos siguiera mientras cubría la retaguardia buscando alejarnos de aquel lugar.
Johann, el sagrado y buen caballero, agarró con fuerza al mercader, golpeándolo una y otra vez, incluso aplastándole la cara contra el muro, gritando y tratando de descubrir donde se encontraban las princesas y Ashura.-¡Ugh!...-Exclamaba de vez en cuando el mercader cuando lo golpeaba.-Yo…no…se…nada…no soy más que un mercader…malditos…infieles…-Susurró con dolor a la vez que le tiraba al suelo del callejón, desenvainando el arma y amenazándole de muerte.
La genio se mantenía callada, tensa…a fin de cuentas pensaba que su nuevo amo era una persona de bien, solo que sus acciones recientes…dejaban de desear a decir verdad. Pero fuera como fuera, si os demorabais mucho más en el callejón, no tardarían en aparecer esos guardias.
-Yo no se…nada del carruaje…se lo compré…a un hombre…esta mañana…-Dijo nuevamente el hombre mientras tosía sangre.
Mientras empezaba a cometer mi tortura con el hombre, cuando este dijo de que otro se lo habia llegado a vender, acerque mi rostro al suyo, con un tono completamente intimidante. ―¿Quien es? ― Fue lo unico que le pregunte, mientras volteaba a ver a Zehan y Midna. Pudieron notar como mis ojos tenian falta del brillo usual, pero al percatarme especialmente de la mirada de Midna algo se retorcio en mi, lo cual me hizo voltear a ver al mercader. ― Considera este el castigo real. ― Dije, aumentando mi fuerza en mi puño y concentrando magia de luz, para aumentar el daño y generarle amnesia. Despues de ello, puse mi mano en su rostro y empece a sanarlo, para no dejarle con todas las heridas que tiene encima y que no recuerde que paso. ― Que perdida de tiempo mas increible. Tenemos que encontrar a ese hombre, cueste lo que cueste. Vamonos rapido. ― Les dije, haciendo señas para volver a emplear mis habilidades y empezar a saltar de muro en muro hacia un lugar en donde no nos puedan seguir con facilidad.
Zehan aún no ha contestado y he dado un mes, ¿continuamos?
Ver como Johann castigaba a aquel mercader que al final resultó ser inocente me hizo soltar una sonrisa.
Al final hasta los hombres santos se equivocan.
Ante las palabras del guerrero de la luz asentí y esta vez no usé las alas, necesitábamos pasar desapercibidos y lo mejor era hacerlo a la manera normal, por lo que comencé a saltar detrás de Johann.
-Quizás el pedirle a Midna que nos lleve con las princesas sería un buen deseo...- le dije a mi compañero.
Estaba esperando que avanzara, perdón xD
Tal vez castigar a aquel mercader no era lo más adecuado, ¿pero erais guerreros de la luz, verdad?, tal vez era vuestro destino, eso o teníais inmunidad a todo ese tipo de cosas…o eso queríais creer. Fuera como fuera, comenzasteis a saltar los muros del callejón, Midna permanecía algo callada, posiblemente molesta por aquella escena, o preocupada porque su amo no fuera tan bueno como pensaba.
Aun así, Zehan ofreció usar un deseo para terminar donde estaban las princesas, algo bastante adecuado a decir verdad, sobretodo en semejante situación, donde los guardias os comenzaban a dar caza y…en cierto modo no tardarían en agujerearos con flechas. Estabais a fin de cuentas en tejados al descubierto, había que ser rápidos. Gastar un deseo o continuar con la investigación en otra parte.