Partida Rol por web

Farnad no tenía ni tiempo ni ganas para celebrar que había golpeado al demonio, en cuanto vio que el hechizo se disipaba, empezó a esprintar como alma que lleva el diablo para escapar por fin de los túneles y llegar por fin a la posada donde estaría a salvo con toda la luz que inundaba el local...

No pudo evitar buscar con la mirada una última vez a su compañero desaparecido, aunque sus esperanzas ya eran pocas de encontrarlo... un resbalón mal dado... un demonio que lo hubiera raptado... las opciones eran muchas, y el tiempo para averiguar lo sucedido escaso... el retraso ya era formidable, y veía difícil reunirse a tiempo con sus compañeros tal y como habían acordado a los dos días de su separación...

Una vez llegó a la bodega de la posada aminoró el ritmo, cogiendo algo de aire para recuperar el aliento, mientras buscaba con la mirada al anciano enano y a Drazhar...

No sabías donde podía estar Eikatsu…pero no podías perder tiempo, podían haberle pasado muchas cosas a estas alturas…un resbalón, un demonio, incluso podía haberse escapado, dejándote atrás… pero no había nada que hacer, era mejor salir y…como bien sabías, avisar sobre el posible retraso que sufrirías. Una vez arriba en la posada, después de coger el aire, te fijaste que el enano no estaba, ¿habría huido?

Arriba se escuchaba el ruido de como la nieve y el frío entraba, debió de marcharse corriendo con sus pertenencias mientras juraba no volver a KharazKhar.

Ahora te encontrabas en aquel sótano junto a tu compañero…y la princesa seguía por algún lugar allá afuera, ¿sería buena idea salir con este frío?, ¿o sería más prudente esperar a la mañana?

Farnad subió las escaleras que conducían a la posada lentamente, pesándole algo las piernas tras semejante carrera... Al llegar arriba su aliento se tornó en vaho por el frío que entraba por la puerta que había dejado abierta el enano... Sonrió al imaginarse la escena del enano huyendo como si no hubiese un mañana y cerró la puerta a la vez que observaba como era de fuerte la ventisca...

Por la mente del caballero pasó el siguiente pensamiento... "Si el enano ha podido salir... no veo porque nosotros no podríamos..." así que empezó a meditar sobre la idea de salir en busca de la princesa lo antes posible para no retrasarse más... Miraba por la ventana mientras pensaba en las diferentes posibilidades, lo que estaba claro es que si pretendían salir ahora, necesitarían mucho abrigo...

Una vez arriba, cerraste la puerta…tenías en mente la idea de salir afuera con la ventisca, a pesar de que aquello podría ser un suicidio con aquel frío, por lo que necesitarías ropa de abrigo, ¿tal vez esa enorme alfombra de oso?, ¿Qué podrías hacer?

Era peligroso, pero…había que rescatar a una princesa, por eso te habían elegido a ti los dioses, para evitar que el diablo volviera a la tierra. Así que después de asegurarte que el tabernero no estaba, te quedaste con una alfombra de oso, un par de barriles de vino, un cerdo haciéndose a fuego lento en la chimenea y…la idea de salir afuera.

No había ido de un pelo, nunca mejor dicho. Si el humano llega a fallar su lanzamiento, ya me podía dar por encarcelado, con un Malzzi muy cabreado que con la misma me deja un milenio que dos ahí dentro.

El caso es que ahora, al amparo de una buena posada, casi me sentía de nuevo vivo. Me faltaba una buena moza con la que quitarme el óxido, por supuesto, pero ya caerían tarde o temprano. A fin de cuentas, ¿quién puede resistirse a un demonio tan sexy como yo?

“Bueno Farnad, sonará a chiste malo, pero… ¿qué ha llevado a un humano como tú a una fortaleza como esa?”, le comento con mi sonrisa de siempre. “No es que me queje, al contrario, pero dado que el enano ha desaparecido a la velocidad del rayo… pese a lo paticorto que son los suyos… pues no tengo del todo claro tu papel en todo esto”.

Farnad seguía rebuscando posibles víveres y útiles en la posada a la vez que respondía a su sarcástico "amigo"... - Digamos que los azares de la vida nos condujeron hasta este lugar, aunque he de reconocer que es un lugar algo curioso para un calabozo... uno se espera el típico castillo, o fortaleza... no unas cuevas improvisadas bajo una posada... - respondió con ironía el caballero mientras agarraba unos paños que bien podrían servir como mantas...

- Lo que no tengo muy claro es donde radican tus lealtades... si con el Rey Demonio o con alguna otra organización... Aunque imagino que no debes estar en muy buenos términos con vuestro señor... - dijo acordándose del relato de como había sido encerrado por aquella bola de pelo blanca... - En cualquier caso ahora eres libre... yo también debo irme, tengo una misión que apremia y esta parada me ha llevado más tiempo del que hubiese deseado... - dijo mientras miraba a través de las ventanas si al menos sus caballos seguían en los establos...

“Te recuerdo que llevo encerrado unos cuantos siglos… Que el lugar, la gente o hasta el clima cambie es de lo más normal…”, le digo encogiéndome de hombros, quitándole importancia. “Lo que hoy era una fortaleza, perfectamente puede ser un basurero…”.

Lo observo un poco, corriendo de acá para allá como gallina sin cabeza, afanado en ir con prisas. Ésta juventud, no saben disfrutar de las cosas.

“¿Lealtades? Pues la mía propia, ¿cuál va a ser?”, río ligeramente. “Nah… El Rey Demonio es un aguafiestas. Mucho ‘YO SOY LA LEY’, campaña propagandística y blablablá, pero al final es un caprichoso que lo quiere todo y no quiere que nadie se divierta… ¡Que desconsiderado!”, añado, asintiendo efusivamente. "Que por cierto, ¿qué ha estado haciendo últimamente el buen rey?".

“¿Una misión de caballero andante de brillante armadura?”, pregunto, divertido. “No podrás negarme que la paradita al final ha sido hasta divertida, aunque me habría gustado que en lugar de Malzi, hubiese sido su hermana. Sus formas están mucho más definidas…”, comento, riendo para mí.

- Podrías llamarlo así... - contestó el caballero ante la pregunta sobre su misión... sobre la cual prefería no hablar demasiado, ya tenían suficientes dificultades teniendo que proteger a las princesas, como para tener que vigilar y atar en corto a un demonio pervertido...

Una vez confirmó que los caballos seguían en su sitio suspiro aliviado... - Yo pienso marcharme ya... hay un caballo de sobra, puedes llevártelo e ir donde quieras... total, para mi llevarme dos caballos sería un incordio... - dijo pensando en llegar a la montaña que le habían señalado lo antes posible... aunque al ser toda la posada una ilusión... ¿no lo serían también las palabras del posadero? Ese pensamiento le dejo algo confundido y sin saber que hacer durante unos instantes...

En cualquier caso salió y se subió al caballo, para dirigirse al siguiente punto habitable a lo largo del camino, quizás allí le podrían dar una información más certera sobre el paradero de la princesa...

“Hmm…”, murmuro, mirándolo entrecerrando los ojos ligeramente. “Que misterioso…”, añado, en tono pícaro.

Típico. El demonio te quiere comer así que no le cuentes nada ni le digas nada. ¡Que racistas! Con lo mucho que me encanta a mi relacionarme con todo el mundo, sobretodo con el sexo opuesto…

“Gracias por el caballo. Espero que no lo hayas robado, que no quiero empezar a tener problemas tan pronto. Tengo una imagen de buen chico que mantener, al menos durante un día o dos…”, bromeo, divertido. “Aunque ni idea de a dónde ir...”, prosigo, encogiendo los hombros y gesticulando con los brazos. “Tras unos cuantos siglos encerrado, todo habrá cambiado mucho. Je, je…”.

Cuando Drazhar dirigió sus últimas palabras al humano, el susodicho no pudo evitar notar como su propia marca, la que le dieron los dioses, comenzó a brillar…lo mismo ocurrió en Drazhar, un extraño tatuaje apareció en su pecho, brillaba con la misma intensidad que el del humano…

Tal vez aquello era una señal de los dioses, tal vez vuestro destino era viajar juntos, ¿o tal vez significaba otra cosa?, pero aquello…¿aquello era la señal de un elegido, cierto?  

Farnad se asombró cuando vio brillar su marca y contempló como otra aparecía en el pecho de aquel semidemonio... "lo que nos faltaba, otro semidemonio en el grupo... a este paso tendremos más enemigos dentro que fuera..." pensó el caballero para si mismo, aunque todavía era pronto para ir juzgando a Drazhar....

- Parece que el destino quiere que viajemos juntos... supongo que no sabes nada sobre esa marca, o si lo sabes, ya imaginas que significa, en cualquier caso, si me sigues y completamos la tarea que tengo pendiente aquí, nos reuniremos con tros compañeros mios y te explicarán el significado con detalle... - dijo el caballero mientras montaba en su caballo... aunque esperaba que Drazhar le hiciese preguntas, y con lo charlatán que parecía... Farnad suspiro con cierta resignación pensando en el viaje que le esperaba...

“¡Woah, woah, woah…! Para el carro, machote…”, exclamo tras recuperarme de la sorpresa de tanto ‘brilli, brilli’, en el pecho. “Primero me cuentas a qué ha venido todo esto”, añado, señalando la dichosa marquita que acababa de aparecer en mi pecho, “y luego ya veremos. No acabo de salir de una cárcel para que me vengan a poner una correa”.

- ¿No has oido hablar de los elegidos para detener al Rey Demonio? - preguntó el caballero casi de forma retórica, sin esperar respuesta...

- Pues el destino es caprichoso y te ha tocado tomar parte de dicha tarea... los detalles te los podrá contar en mejor detalle mi compañera Ashura, pero primero debemos encontrar a la princesa de este reino... - zanjó la conversación Farnas mientras espoileaba al caballo para empezar el trote...

-¿Los elegidos?-Preguntó el demonio.-Algo así…pero era na leyenda o algo por el estilo, ¿verdad?.-No se le veía muy cnvencido, pero cuando dijiste que se tenia que encontrar a la princesa de ese reino, Drazhar alzó las manos, como si quisiera detenerte.

-Calma, no tan deprisa…¿Dónde se supone que esta esa princesa?, ¿allá afuera?...¿no será peligroso?...y si está por ahí…¿no será lo suficientemente dura como para valerse por si sola?