Partida Rol por web

Ambos visteis a la mujer insecto que corría tras el mercader que pedía ayuda a gritos, los tres pensasteis de manera diferente. Ainzel quiso disparar al mercader, al menos para que se cayera al suelo…su bola de energía salía con aquel designio y parecía ir a cumplirlo con todas las de la ley. Tal era la fuerza del nigromante.

Pero Johann al ver la enorme esfera de energía, no dudó en lanzar un tajo de luz, destruyendo la bola antes de que pudiera impactar. Aunque en esos valiosos segundos que canalizó la energía, la escorpión ya estaba sobre el hombre, dándole golpetazos con las pinzas en la cabeza y intentando arrebatarle la bolsa.

-¡Vuelve aquí, ladrón gordinflón!.

-¡SOCORRO, ESTÁ LOCA, QUIERE MATARME!.

Por suerte antes de que pudiera matarle a golpetazos típicos de una anciana dando bolsazos, Johann se metió entre los dos, gritando que no había necesidad de dañar a nadie.

-¡ME HA ROBADO MIS COSAS!.-Gritó la mujer escorpión siseando y moviendo su aguijón venenoso de lado a lado, realmente molesta porque le estéis interrumpiendo ante esa paliza.

-Diga que no oh gran caballero…esa mujer…es un monstruo, deberíais eliminarla de inmediato, cortándole la cabeza y liberándome, acabo de escapar de su horrible mazmorra, ¡donde me iba a dar de comer a sus crias!. 

Ahí estabais en un auténtico dilema...¿quien mentía y quien decía la verdad?, ¿la mujer escorpión o el mercader gordinflón?. Se veía que Ashura quería intervenir...pero la mujer se mantenía sentada en el carro por petición de Zehan.

El nigromante chasqueó la lengua ante la interrupción del caballero de la luz. ¿No comprendía que lo que él quería hacer era ahorrar tiempo y evitar peligros innecesarios? Su maestra siempre le había dicho que los hombres de la luz eran necios y ciegos ante la lógica, pero Ainzel siempre había creído que era una exageración. Comenzaba a pensar que su maestra no estaba equivocada.

Como prefieras, caballero. Si nos metes en peligro sin necesidad, no es mi culpa. Respondió el nigromante para luego encogerse de hombros.

A pesar de que la mujer escorpión había alcanzado al mercader, parecía que más que matarle, le golpeaba para que éste le devolviera algo que le pertenecía. Al final, Ainzel había tenido razón y la criatura le perseguía porqué el gordinflón le había robado.

¡JA! Tenía razón. Orgulloso de si mismo por su acierto, si bien la mujer escorpión podría estar mintiendo, aunque él lo dudaba, no dudó en echárselo en la cara a Johann.

Muy bien. Asintió el nigromante mientras se acercaba al peculiar par de individuos.

Tú. Señaló al mercader. Devuelve lo que has robado a menos que prefieras que la piel de tu rostro se desprenda de tu cráneo. Debo aclarar que no soy muy tolerante con los ladrones, por lo que no pruebes mi paciencia. Le sonrió de manera siniestra para que el hombre desistiera a querer engañarles, si bien podía estar diciendo la verdad.

Ainzel creía más en la belleza, por lo que era obvio que iba a favorecer a la mujer escorpión a la hora de determinar quién decía la verdad. Además, si fuera realmente lo que decía el mercader, la criatura le hubiera matado allí mismo en vez de reclamar que le devolviera lo que había robado.

Al final parecía que la mujer escorpión no perseguía al mercader para comerselo si no porque este le había robado.

La pronta suplica a nuestro caballero sagrado para que mate a aquel "monstruo" solo parecían evidenciar eso.

Me quedé mirando la situación hasta que Ainzel bajó y se acercó al foco del problema, su forma de ser me agradaba aunque quizás no era la mejor opción para ser un mediador, sin duda alguna sería un excelente interrogador.

-Todo este grupo es problemático- susurré por lo bajo- pero por algo nos deben haber elegido...-

Me mantenia entre medio del conflicto, logrando bloquear con exito el ataque del nigromante que deseaba entregar a la mujer-escorpion para someter su propia justicia, ya que parece que esto se ha vuelto un juicio improvisado en donde no estoy seguro quien es el que dice la verdad. La apariencia de la mujer-escorpion me da igual, asi como el dinero o lo que haya hecho el gordinflon. — Utilizar la violencia debe de ser la ultima opcion para cometer justicia. — Le dije en respuesta tanto al ricachon que me imploraba acabar con ella, asi como mi compañero que le amenazaba de quitarle la piel del rostro, lo cual tampoco se me hizo mayor gracia. 

— Relajate, mujer. Tu. — Y señalo con mi espada emitiendo un brillo fuerte. — La muerte es una justicia que se aplica a quien se merezca porque se lo ha ganado, y en tu caso, señor, enseña tus pertenencias. ¿Que dices que te ha robado? — Y la volteo a ver. — Tampoco comprendo el porque alguien adinerado quisiera robarle algo a una demi-bestia, ¿Que tan valioso era para ti, o para los tuyos? — Comente, en un tono serio y mandatorio, viendo todo desde un punto de vista neutro a diferencia de mi colega y sus preferencias. — Tu punto de vista no me parece adecuado para hablar, al parecer la belleza te hipnotiza y no eres arbitrario. Ashura, Zehan, ¿Que opinan ante esto? Pues sea cual sea la apariencia, la justicia se tiene que ejercer para hayar el castigo adecuado, mas no la muerte. 

La mujer escorpión estaba exaltada…y ya ni hablemos del mercader, el cual no se separaba de su bolsa y  negaba una y otra vez.-Yo no he robado nada, es un monstruo, los monstruos mienten, s…s…si me matáis estaréis matando a un hombre inocente…la ley de Schwindra caerá sobre vosotros si actuáis de esa manera…-Exclamó en un tono casi de suplica mientras la mujer/monstruo siseaba enfadada, con los ojos clavados en el gordinflón.

Pero esa mirada pareció tensarse más cuando Johann se dirigió a ella como “Mujer, tu” -¿Me estás llamando demi-bestia?, ¿que te has pensado?...¿quien te crees que eres para hablarme de esa manera y en ese tono?, ¿Por qué tengas una espada te piensas que eres más hombre?...-El aguijón se agitaba nerviosamente de lado a lado, no le había agradado nada el tono de Johann, no era manera de hablar a una mujer…

Y desde luego Ashura, se mantenía callada, con una leve sonrisa en sus labios y cruzada de brazos.-Yo no voy a meterme…que pese sobre vuestra conciencia lo que hagáis.

-Por favor…libradme de ese horrible ser infernal…os…os guiaré por caminos ocultos hasta la capital, seguro que sois mercaderes comprensibles y amables como yo…hay que ayudarnos los unos a los otros.-Sonrió levemente.  

El nigromante comenzaba a cansarse con todo aquello. Estaba claro que el culpable era el gordinflón, era un mercader, todos sabían que no eran ningunos santos y que era seguro que le había robado algo a la mujer escorpión.

Las palabras del guerrero de la luz pasaron por un oído y salieron por el otro. Sin duda, la belleza le convertía en alguien un tanto parcial a la hora de juzgar, eso lo habría dicho cualquiera al notar la reacción del joven hechicero. Sin embargo, para Ainzel, aquello era la verdad, la mujer no les había atacado ni tampoco se había comido al mercader como acusaba el hombre.

Viendo que Ashura no pensaba intervenir y Zehan probablemente estaría de su lado, Ainzel comenzaba a pensar en qué era lo que haría a partir de ese momento.

La mujer escorpión parecía bastante alterada luego de las palabras del Johann, al parecer la había insultado de alguna manera, algo que el nigromante podía entender. El guerrero de la luz era bastante ofensivo la mayoría de las veces, con todo eso de la justicia y que lo que Ainzel hacía no era lo correcto. ¿Acaso no estaban perdiendo tiempo en su misión?

Tranquila, bella dama. Expresó el joven, intentando calmar a la mujer escorpión.

Puedo dar mi palabra de que solucionaremos este problema. ¿Qué es lo que te ha robado el gordinflón? Preguntó mientras miraba con frialdad al mercader, si bien su mirada no tardó en enfocarse en Johann.

Guerrero de la luz, si no quieres que el mercader muera, recomiendo que le quites lo que lleva con él y revises su contenido. De lo contrario, por más que estés frente a él, no vas a poder evitar que muera, tengo otros métodos para dañarle que no requieren que tenga un camino directo hacia mi objetivo y, por si no lo has notado, puedo realizar hechizos sin pronunciar una palabra, por lo que no sabrás que ha muerto hasta que caiga en el suelo. Estamos perdiendo mucho tiempo con todo esto. Hazme el favor de revisar lo que lleva. Si Johann no deseaba la muerte del mercader, el nigromante podía cumplir su deseo, sin embargo, debía apresurarse en solucionar el problema.

Es claro como el agua que la dulce mujer sólo pretende que le regresen lo que es de ella, sino ya le habría matado hace tiempo o nos hubiera atacado. Hablas de justicia pero no haces más que apoyar la injusticia. Vaya hipocresía.

Ahora, despues de las palabras del nigromante, me colocaba en una postura mucho mas ofensiva. ¿De verdad me habia dicho a mi, todo eso? ¿Me acaba de decir hipocrita? No pude evitar sonreir con sorna ante esa acusacion, me ha causado mucha gracia en el fondo. — Hablo de esa manera para decir las cosas claras, lamento herir tu sensibilidad. Pero vuelvo y digo, la violencia no es la opcion mas recomendada. — Dije viendole a los ojos, su aguijon esta deseoso de causar daño, lo siento en lo mas profundo de mi ser, y las opciones parecen ser dirigidas entre el mercader y la mujer-escorpion. 

Cuando el nigromante me hablo, me quede parado viendole fijamente. Un ser de oscuridad, hablando de justicia. — ¿Que es lo que sabra un nigromante, que utiliza las almas de los seres humanos y demas para conseguir poder? ¿Donde esta la justicia en eso? No hables de algo que no tengas, solo por el hecho de que es una mujer hermosa deseabas matar al mercader sin saber si verdaderamente le robo o algo, y aun si fuera asi, ese castigo no da justicia. Eso solo se considera abuso de poder. — Empiezo a emitir luz a mi alrededor, era mi magia. Para nuestra desgracia, o para la desgracia del nigromante, es que somos dos polos opuestos. Luz y oscuridad, por lo cual la batalla esta en desventaja, para ambos. — Te olvidas que nuestras naturalezas son contrarias, y no permitiria que le hagas daño a una vida humana por un castigo que no merece muerte, me da igual si eres uno de los siete heroes o el mismisimo Rey Demonio. — Ahora, camino hacia atras sin voltearme entre ellos dos, colocandome al lado del mercader. — Mercader, revela ahora mismo lo que escondes tanto, te lo ordeno. En este momento. — Le dije con un tono amenazante, esperandome lo peor.  

-Johann- dije llamando la atención del caballero sagrado - si la violencia no es el camino entonces guarda tu espada- sonreí mientras lo miraba- Ainzel esta siendo demasiado bueno en no matar al mercader mientras hablaba contigo y yo demasiado paciente en no lanzarme en matar a ambos, mercader y mujer,  quedarme con el tesoro y seguir adelante-

Me estiré y apoyé contra el carruaje.

- Ahora, la mujer ha hablado bien, ha sido educada, no merece que la insultes y también esta demostrando paciencia, mientras el mercader ruega por ayuda como todo ser débil, suplica que mates a quién lo persigue y la tilda de monstruo y qué lo va a dar de alimento a sus crías...que no se si en verdad tenga, aunque yo no tendría problemas en hacerle un par- agregué admirando la belleza de la mujer escorpión- así que resolvamos esto rápido y decide a quién ayudar, creo que ambos nos podrían guiar a la ciudad, pero lo único que estamos consiguiendo ahora es perder tiempo, tiempo valioso-

La escorpión se mantenía furiosa y con el ceño fruncido, aunque intentaba mantener la compostura ante tantas…”sugerencias” a que se calmara, aunque era algo complicado, claro está. Por su parte el mercader se aferraba a su bolsa con ansia.-N…no deberíais creerla, es…es una mentirosa y una embaucadora, ella vio lo que me iba a robar, era…era un enorme cáliz dorado, recubierto de preciosas gemas y con escorpiones de zafiro incrustados en el exterior…-La mujer escorpión hizo el ademán de querer clavarle el aguijón.

-Eso es de mi propiedad, debería devolvérmelo.-Gruñó cruzándose de brazos mientras sus pinzas chasqueaban nerviosamente.

Por su parte el mercader miró con una mezcla de cariño y  sumisión a Johann, metiendo la mano dentro de la bolsa y sacando el susodicho cáliz. Desde luego encajaba con la descripción que había dado el hombre. ¿De quien sería entonces?, ciertamente ambos sabían lo que era, si era como decía la escorpión, porque era de su propiedad, si era lo que decía el mercader…porque lo robó o tal vez porque era de su propiedad. 

Escuchando las palabras del caballero de la luz, el nigromante no pudo evitar suspirar, frustrado ante el hecho de que el mismo no parecía comprender su motivación de manera exacta. Estaba claro que los usuarios de la luz y la oscuridad pensaban de manera diferente, pero aquel sujeto era demasiado puritano e impráctico.  

Te confundes, por lo que debo corregirte. No, no pensaba matarle sólo porque vi una belleza en la distancia, para nada. Pensaba hacer que se cayera al suelo para que ella le matara, principalmente porque detenernos cuando tenemos una misión que cumplir sería una molestia y un problema innecesario. Pienso de manera práctica, mi buen camarada, algo que deberías también hacer.

Negó con la cabeza ante la inocencia de Johann, estaba claro, según la forma de ver las cosas del nigromante, que le faltaba más frialdad y calculo a la hora de decidir ciertas cosas. Ainzel era un joven de la ciencia, del progreso y la investigación, esa mentalidad había sido establecida en él por parte de su maestra. No había lugar para la moralidad sin sentido que no podía más que traer problemas y ser un obstáculo a los experimentos que podrían traer progresos en el estudio de la vida y la muerte.

En cuanto a la justicia... en ningún momento dije que sea un justiciero, para nada, él que empezó hablando sobre la misma para luego actuar de manera contraria fuiste tú, mi querido compañero de aventura. Respondió mirándole con neutralidad aunque un tanto cansado de todo el tema. No estaba molesto con el guerrero ya que su maestra le había hablado sobre los de su tipo, por lo que intentaba comprenderle. Sin embargo, no toleraba a los ladrones, eran despreciables, en especial aquellos que intentaban robar sus hallazgos en la nigromancia.

Está claro que aquel cáliz le pertenece a la bella mujer, el hecho de que éste posea escorpiones de zafiro es demasiada coincidencia, ¿no crees así? Ella sólo desea que su pertenencia sea regresada, de lo contrario ya nos habría atacado a todos. ¿Vas a cumplir con la justicia de la que tanto hablas o permitirás que el ladrón se salga con la suya? Realmente detesto a los ladrones. Su mirada fría se clavó sobre el mercader, no dudaría en matarle si éste intentaba algo raro.

"Pensar de manera practica". Si, todo lo que dice el nigromante siempre me hace catalogarlo como un ser oscuro, despiadado, cruel, y malvado. Desde un inicio, sabia que el iba a actuar de esta manera, pero lo enervante del caso es que es un jodido heroe, lo cual no comprendo. ¿Por que convertir en heroe a alguien a quienes practicamente les da igual la mision de salvar el mundo? — Un heroe elegido, eso eres tu. Aquel que salvara a millones de personas, elegido por Dios. Y aun siendo elegido, tienes el deseo simple de sacrificar a quien sea con tal de cumplir tu "gran objetivo". Eso no es ser un heroe, pero no puedo debatir contra los Dioses. — Y alzo el menton. — Tu manera practica solo es una excusa para ejercer tu poder cuando lo desees sin mayores explicaciones. — Y sigo observando el panorama, agarrando el caliz de las manos del mercader. 

Ignoraba el hecho de actuar de manera contraria, pues el tipo esta siendo totalmente parcial a la demi-bestia, y no esta buscando pruebas, ni relatos, ni nada. Simplemente actua como lo haria un tirano apoderado, ¿Y aun asi dice que soy el que esta equivocado? Resople ante sus palabras al tener el caliz en mis manos, escuchando a Zehan. — Esta bien, he llegado a una conclusion. Los dos me diran las versiones desde el inicio, porque tienen el caliz, donde lo consiguieron, como es que se encontraron ustedes dos. Y si ninguno de los dos logra dar una explicacion logica y coherente, tendra su repercusion. Ashura, me ayudaras a decidir, confio en que eres imparcial. — Y me puse en posicion ofensiva con el caliz en la mano, esperando que ambos procedieran, o iba a haber un castigo para ambos. 

-No somos héroes elegidos por Dios o por lo menos no por "tú" Dios, ve a saber porqué nos eligieron, pero ahora estamos juntos en esto y hay una misión que cumplir por mucho que nos pese o no-

Me crucé de brazos igual que Ashura, a la cuál ahora pedían ayuda cuándo ella misma había dejado en claro que se ocuparan ellos.

Ashura resopló ante tanta discusión y problemas.-Vamos a ver…calma…Ainzel, ¿Cómo puedes saber que el cáliz es de ella y no de el?...los escorpiones son bastante comunes en Schwindra, ¿Por qué no iba un mercader a tener un cáliz con réplicas de los susodichos?...hmmm-Preguntó ladeando la cabeza.

-La monstruosa escorpión  no os ha atacado, porque les superáis en número o gran señor…-Susurró el mercader mientras postraba su cara contra el suelo.-Yo…yo contaré mi historia…verá…soy un mercader de antigüedades, me dedico a vender y comprar todo tipo de reliquias, y esta es una de ellas el…Cáliz de Agamenón, es uno de los objetos más valiosos de todo el mundo…y…claro, es normal que los monstruos lo quieran, es tan valioso…-Susurró con suavidad.-Iba por el camino tranquilamente cuando de repente el escorpión salió en mi busca para matarme y quedarse el tesoro.

La mujer parecía indignada, incluso su aguijón hacia el ademán de querer ensartar al gordinflón.-¡Miente!, ese cáliz es de mi familia, lleva en ella 8 generaciones, es muy valioso para mi…el muy bellaco se metió en mi cueva y al verlo se marchó corriendo con el, ¡es un mentiroso y un ladrón!

Ashura sonrió de manera maligna.-¿Y bien?...¿entonces de quien es el cáliz?, ¿Qué pensáis? …

No tengo evidencia. Respondió con tranquilidad.

Sin embargo, es un mercader. Los mercaderes mienten todo el tiempo, son educados para mentir en su profesión, es una de sus herramientas para hacer negocios, así como calcular y especular. Lo único que les importa es el oro, lo demás no tiene importancia para la mayoría de ellos. No puedes confiar en uno, sólo porque la mujer no tenga una apariencia por completo como la nuestra. Lo sé porque provengo de una familia de comerciantes de vino pero, a diferencia de mis padres, a mi no me gusta mentir y cumplo con mis promesas. Volvió a mirar con desprecio al gordinflón, dando a entender a qué se refería con lo de cumplir su promesa. Toda aquella situación comenzaba a molestarle bastante. Por un lado el caballero de la luz con su sentido de la justicia bastante extraño, y por otro la discusión que no llevaba a nada.

Caballero de la luz, no hay evidencia, y sólo puedes depender de la palabra de estos dos. Eso no quiere decir, si es que es lo que piensas hacer... que puedes llamar justicia el destruir el cáliz para que ninguno de los dos lo obtenga. Eso no es justicia, es lavarse las manos. Si piensas hacer eso, sería lo mismo dejar a la mujer y al mercader solos para que arreglen su problema por su cuenta y continuar nuestro camino como corresponde. Ainzel se encogió de hombros. Si fuera por él, habría matado al mercader u obligado a entregar el cáliz a la mujer, no confiaba en los mercaderes. El joven detestaba a los ladrones pero también a los mentirosos ya que él nunca mentía, era directo con sus palabras y cumplía sus promesas, por esa razón había decidido seguir el camino de la magia, y aceptado el rechazo de su familia.

Yo ya habia llegado a una conclusion logica, si soy sincero. Es su palabra contra la de la mujer escorpion, pero, si les pones cierta logica al asunto, hay incongruencias. Hay cosas que no estan bien, y la mujer simplemente repite y repite lo mismo. "Es suyo, el lo robo, el esta huyendo, es un ladron". Y claro, los mercaderes no son muchos de confiar, no todos. — Que en tu familia sean mercaderes mentirosos no significa de que todos lo sean. — Le comente con tranquilidad al nigromante, mientras observaba a la mujer bestia. — Dime, heroe. ¿Tu crees que un mercader tendria la necesidad de robarle a una mujer-escorpion? ¿De adentrarse en su nido y robarle esto? — Y levanto el caliz. — Si fuera un mercader, podria pagar para que lo robaran, pero ella esta diciendo de que este señor mercader con su tipo de cuerpo — Hago una referencia al hecho de que esta gordo — Se metio sin armas, sin guardaespaldas, ni nada, a su territorio. ¿Crees que es logico? — Y le entrego rapidamente el caliz al mercader. — Hay muchas mas cosas que me dejan en duda contigo, hombre. Pero, entre tu palabra y la de ella, la tuya me parece mas logica dejando de lado la apariencia o cualquier otro problema de estigma. 

Comprendia ahora el porque el nigromante no confia ni en una palabra del nigromante, y no pensaba que fuera por una cuestion familiar. La cuestion es que he tomado mi decision, y estoy seguro de que aqui vienen las represalias. — Pensaba hacer algo mucho mas interesante, pero, lastimosamente he llegado a mi conclusion. — Y claro, estoy seguro de que atacara... Y si es asi...

Para Ainzel, Johann era demasiado inocente, confiaba demasiado en las personas y juzgaba a aquellos al parecer simplemente por su apariencia monstruosa. Le costaba imaginar cómo alguien así podía ser un caballero de la luz y hablar tanto de justicia.

Ya veo, es una decisión que puedo comprender, cuando se tiene demasiada fe en la humanidad. Lamentablemente, creo que has elegido mal, en especial al creer en un mercader, conozco a la mayoría de su tipo, y no he visto nunca a uno honesto. Sin embargo, esa será tu carga, no la mía, caballero. Espero que disfrutes la injusticia que has creado. Dijo con un tono neutral mientras dedicaba una última mirada al gordinflón para luego retirarse dando la espalda.

Por mi parte, querida criatura... Aquellas palabras fueron dedicadas a la mujer escorpión.

Puedes estar segura, que si deseas obtener lo que es tuyo, yo no haré nada para evitarlo. No tengo intención de luchar contra quien es la dueña legitima de aquel cáliz.

A pesar de su tranquilidad, el nigromante, en el momento que había dirigido su mirada al mercader, si bien había mantenido una actitud tranquila y no había hecho más que hablar, le plantó una maldición de energía negativa en el cuerpo al mercader. La misma le comería por dentro en poco tiempo, visto que probablemente no tenía mucha resistencia mágica. El caballero podía crear injusticias, pero eso no significaba que Ainzel las fuera a permitir y su capacidad de activar hechizos sin necesidad de pronunciarlos, era bastante útil en esos casos.

— ¿Injusticia, dices? — Si, sin duda alguna, el tipo no comprende absolutamente nada, es un ser parcial hacia la mujer escorpion que se ha encerrado en su orgullo y su negligencia, totalmente incredulo a pensar de que ella es dueña de ese caliz, sin importarle lo demas. Para todos los Dioses que escuchen mi plegaria, ¿Por que elegirlo a el como un heroe? ¿Por que causar estas desgracias? — ¡Seras maldito! — Grite cuando me di cuenta, pude sentir la magia en el aire, aquella magia tan diferente a la mia, tan oscura y llena de depravacion. El mercader acaba de ser maldito sin que me percatara, seguramente poniendolo en un estado de vida o muerte. — ¿¡Me llamas a mi injusto?! ¡Matar a una persona inocente solo porque eres un maldito crio que odia a los mercaderes y tiene problemas con las mujeres! — Intento purificar como puedo al pobre mercader, presa del acto cruel del Nigromante. Lo triste del caso, es que me tarde demasiado en reaccionar y la maldicion actuo demasiado rapido, sin saber como acabaria esto. Mantenia a mi Excaliburn con la mano izquierda, pues, estoy molesto. — Tu no tienes diferencia entre los subditos del Rey demonio... No mereces la marca del Heroe. — Dije, sin exito en salvar al mercader agarrando aquel caliz. — Como Caballero, mi deber es convertir este mundo en un lugar mejor. Y si incluso un heroe con la marca se opone en mi camino, no dudare en cortarlo. — Y señalo a la semi-bestia, esperando una decision. Ahora, el problema es, ¿Que camino tomara Ashura o Zehan ante todo esto...?

Esto no estaba llevando a ningún lado.

-Johann- dije parándome y bajando del carruaje- lo hecho, hecho está- comenté mirando al mercader- le diste el cáliz al mercader, esa fue tu decisión, Ainzel lo mató, esa fue su decisión, en poco tiempo el gordinflón morirá y la mujer podrá tomar su cáliz y nadie debería interferir en eso...ahora, de la misma forma que intervinieron cuándo quise zanjar mis asuntos con Farnad, de la misma forma intervendré yo ahora- miré de reojo a Ainzel- si amenazas a un compañero...estas amenazando a todos...deja que las cosas sigan su curso y dejemos de perder el tiempo aquí-

Vuestra discusión comenzó a volverse peligrosa…discutíais y discutíais sin sacar nada en claro…hasta que al final, el nigromante decidió creer a la escorpión, lanzando una maldición sobre el mercader, el cual comenzó a retorcerse en el suelo, sufriendo de dolor y convulsionando.

A pesar de los esfuerzos del caballero por detener aquello…no consiguió hacer nada en el pobre hombre. Asura se mantenía callada, observando la situación sin decir nada de nada…no abrió la boca ni cuando Johann le preguntó al respecto.

La escorpión por su parte, agarró el saco inclinó la cabeza levemente ante el nigromante y comenzó a alejarse…por su parte…el mercader, convulsionó un poco más…y de repente se detuvo. Su piel comenzó a desvanecerse, como si un hechizo estuviera actuando sobre el…y su cuerpo terminó menguando hasta alcanzar el tamaño de un kobold, un kobold muerto.

Sabíais sobre la astucia de los kobolds, lo malvados que podían llegar a ser y lo mentirosos que eran. Asura por su parte cerró los ojos y meditó.- El mercader mentía sobre su identidad…¿Qué hubierais hecho si hubiera dicho la verdad?...¿le habríais matado igual?...¿y si hubiera pedido clemencia?...no tenéis que actuar tan a la ligera, pensad con quien habláis, su manera de actuar…y luego tomad las medidas que necesitéis…o no me pidáis que me abstenga del asunto y os ayudaré.

No parecía estar muy contenta al respecto, pero decidió dejar ese asunto aparcado.-Es un kobold…si hay más de su calaña cerca, no tardarán en atacar, así que subid al carro y andando.