La maga se acercó a la caja, la movió un poco al darle unos golpes y escuchó en el interior.
Aquí hay cosas frágiles ... Y el grosor de las cadenas me indica que es valioso... Ni un golpe Dwana que nos conocemos!
- Tranquila, no estoy tan loca... - Dijo sin demasiada convicción. - Tendremos que dejar aquí la caja y la estatua está del elfo. Pesan demasiado. - Afirmó. - A no ser que a alguien se le ocurra algo...
Entonces la enana se apresuró a recoger todo lo que si podía llevarse y lo guardó en su mochila, la cuál iba repleta hasta los topes. Era arriesgado dejar aquellos objetos a merced de saqueadores, pero no podían hacer otra cosa. Hubiera estafo bien haber pensado en traer consigo un carro.
Motivo: Puntos golpe lvl 2
Tirada: 1d4
Resultado: 4 [4]
Motivo: Puntos golpe lvl 3
Tirada: 1d4
Resultado: 1 [1]
Motivo: Puntos golpe lvl 4
Tirada: 1d4
Resultado: 1 [1]
Motivo: Puntos golpe lvl 5
Tirada: 1d4
Resultado: 4 [4]
Godofredo se santiguó al pasar a las estancias dedicadas al culto. Aquel lugar rezumaba maldad y eso enfurecía en parte al clérigo, que debía luchar por mantener la compostura ante el influjo maligno.
Apresuraos, enanas. Aqueste lugar debería ser santificado como es debido, más no tenemos tiempo para ello. Dejad lo más pesado, pues ya trataremos de recuperarlo más adelante.
- Antes de dejar nada, será mejor que busquemos la manera de llevárnoslo todo. - Intervino la enana. - Tenemos que revisar bien la zona exterior del templo, en el interior de sus muros. Puede que haya una carreta o incluso algún animal de carga. Debemos agotar todas más vías, sino... - Se mantuvo unos segundos pensativa. - Igual podríamos esconder lo que no nos podamos llevar ens entrada secreta de la catarata y volver a buscarlo en cuanto podamos.
Dicho aquello se encaminó hacia las puertas de templo, para salir en busca de algún medio que les ayudará con la misión de saqueo y concretamente, con el transporte de todo aquello, hasta el punto de venta más cercano.7
Tirada oculta
Motivo: Buscar tras los muros de templo
Tirada: 1d20
Resultado: 18(+1)=19 [18]
LA enana pensó la mejor manera de volver al pueblo, no debían dejar nada aquí o sin duda los trasgos de la torre o cualquier otro se lo quitarían.
Si todo ese material estaba ahí, de alguna manera lo debían haber traído! no podían cargar a pulso tantas cajas!
Dwama empezó a dar vueltas por el exterior de la fortaleza hasta que reparó en una lona escondida entre unos arbustos, junto a unas balas de paja.
Al mover la lona lo que observó fue de su agrado, un pequeño carro de dos ruedas, de un tamaño suficiente como para cargar todo o casi todo el material, aunque no se observaba ningún caballo o burro. Los trasgos no eran seres que les gustara montar, por lo que los cuadrúpedos debían de haber pasado a ser alimento para ellos en algún momento de su vida.
Tras este hallazgo se dirigió de vuelta al Templo, se notaba terriblemente cansada, herida, y no era para menos, tenía cortes por todo el cuerpo, se podía decir que estaba casi muerta.
- He encontrado un carro en el exterior. - Dijo la enana feliz con su hallazgo. - Con él podemos cargar prácticamente todo lo que hemos encontrado. - Señaló la pesada caja de madera ataca con cadenas. - Incluso aquello... - Dijo refiriéndose a la caja. - ¡Lástima que no tengamos ninguna bestia de tiro para que nos ayude! Tendremos que tirar entre todos del carro. Pero somos suficientes como para hacer turnos. - Se mesó la barbilla. - Propongo descansar. Recuperarnos de nuestras heridas y mañana al alba meter todo en el carro y emprender el camino de regreso. - Hizo una pausa. - ¿Qué os parece?
La idea de Dwama era reunir todo lo saqueado en una de las habitaciones y dormir allí junto a todo aquello. Harían guardias por turnos y al amanecer cargarían el carro y saldrían camino de Hommlet. Tenían mucho que vender.
Genial! Así nos habrá salido a cuenta la caminata y la muerte del hobbit! dijo más contenta de lo que acostumbraba.
Pasa la noche y os despertais aún muy malheridos en conjunto. Por suerte el clérigo, aunque silencioso ya ha recuperado sus conjuros curativos y os lanza los suficientes para estar en plena forma ante lo que os toca por delante... Semanas de marcha cargando un carro hasta Hommlet.
Ahora toca pensar en las provisiones, no os queda más que para un par de días ya que Jack llevaba lo poco que os quedaba.
Si has luchado a muerte delante de las cajas de tocino, salchichas y jamones! dijo algo extrañado el explorador.
Tenían buena despensa, sin duda robada a los mercaderes del gremio a los que habían asaltado. Era lo normal en grupos así de numerosos, sino sería imposible alimentarlos solo de caza.
- Carguemos con todo en el carro entonces. - Le dijo a Chatrilon. - Godofredo, ayude un poco con ésto... Sheiland... Lo mismo. - Entonces se agachó junto a Tiadden. - Pequeño... ¿Crees que tú y los trasguitos nos podéis ayudar a cargar el carro? - Le preguntó.
Todos son excepción colaboraron en cargar con todo lo que habían saqueado. Dwama se esforzó además en buscar equipo mundano que le pudiera ser de utilidad en el futuro y se hizo con éste.
Mientras iba cargando los trastos en el carro pensó en los trasgos. No podían llevarlos a Hommlet, allí no serían aceptados. Se le ocurrió dejarlos a cargo de aquella comunidad a la que atacaron de forma indiscriminada y a la cual dejaron sin algunos miembros. Podía ser que allí fueran felices.
- ¿Recordáis a aquellos trasgos a los que atacamos? - Les preguntó a todos. - No eran mala gente. Igual si ellos quieren y también quieren ellos, podrían quedarse a vivir juntos...
Es lo mejor, las alimañas con las alimañas! De nada nos sirven ya estos seres! Dijo la enana con desdén.
Yo los llevaré, así me despido de ellos, han sido mi única compañía varios meses. Dice el niño triste por perder a sus amigos, aunque resignado sabiendo que no serían bienvenidos en la civilización.
Yo le acompañaré, no sea que se queden al niño como esclavo otra vez. Dijo el explorador acompañando al joven y a los trasguitos. De paso liberaré a los perros que dejamos en la cueva, era el acuerdo al que Jack había llegado con la druida que nos marcó la entrada secreta.
Unos veinte minutos mas tarde observáis como varios perros corren en dirección a la salida.
Al rato vuelven Chatrilon y Tiadhen sin ningun rasguño, junto a ellos va otro perro, de menor tamaño que el que había muerto en la escaramuza del día anterior. Dwama, Sheiland y Godofredo ya habían cargado el carro, incluida la gran caja encadenada. Ahora quedaba iniciar la marcha sin ningún caballo que estirase el carro.
Donde vais?
Calculo mas de un mes de larga y penosa marcha. con burro o caballos seguramente en dos o tres semanas llegaríamos a Hommlet. Empecemos pues, somos ricos! Dijo mientras acariciaba a su nueva mascota.
- ¡Bien dicho Chatrilon! - Exclamó la enana ante la alegría del explorador. - ¡Emprendamos el camino hacia Hommlet! Tenemos muchas cosas que vender y muchas historias que contar.
Lo cierto era que la historia no era muy larga, pero habían sobrevivido a una estrategia pésima y habían liberado aquel templo. Todo había salido a pedir de boca, a excepción del pobre Jack, aunque se les había aparecido para contarles que estaba bien y eso le tranquilizaba.