Lyuben había guiado a un grupo de exploradores a la mina el día anterior. El panorama se presentaba complicado. La escaramuza de los lobeznos había provocado que se doblasen las defensas. Los fomori hacían varias rutas con los rifles en alto, preparados para cualquier ataque Garou. Los Danzantes de la Espiral Negra los acompañaban en Crinos, siempre olfateando el viento.
El perímetro descrito por el Ragabash era bastante amplio, una meseta coronada por naves industriales, camiones y un par de silos herméticos arremolinados en torno a una profunda excavación. Pese a estar en pie de guerra, las voladuras y perforaciones continuaban sin descanso.
Bill el Gurahl había sido llamado y había aceptado participar en la lucha. En Clan al completo se preparó para la guerra. Las cuatro manadas asentadas en él, más la de Daga-de-hielo, que había perseguido a los lobeznos en el hielo.
Tras descansar durante la noche, comer y prepararse mentalmente para la lucha, los Ancianos dieron la orden de marchar hacia la mina en forma Lupus.
Amy no había terminado de asimilar del todo que volvían a ir a la batalla. Le recordaba a un Donny agresivo que se había lanzado a la carga contra sus enemigos, pero tras varias horas de sueño ese pensamiento se había alejado lo suficiente como para no deprimirla. Estar rodeada de tantos Garous también ayudaba, era mucha gente nueva, y a pesar de todo seguía habiéndolos que les miraban muy mal a pesar de que ya habían explicado lo ocurrido. Tendrían que esperar al contemplaestrellas para solucionar todo aquello.
Caminaba junto a su manda, o lo que quedaba de ella, con sus grandes orejas algo agachadas por el frío. Seguía sin gustarle nada estar allí, pero al menos ya no tenían que dormir a la intemperie. Avanzó hasta colarse entre Lyuben y Devon, haciéndose hueco entre los dos machos, y les miró alternativamente antes de lanzar su pregunta.
- ¿Creéis que podremos con ellos?
Lyuben se encogió de hombros.
-Lo que es seguro es que ahora tenemos más posibilidades de devolverles el daño.
El Ragabash había recuperado algo de valor entre tanto guerrero fiero, pero el eco de la feroz pelea que habían mantenido ellos solos poco antes con los fomori y los Danzantes todavía hacia mella en su entereza.
-Pero pase lo que pase quiero llevarme unos cuantos por delante -dijo frotándose el ojo que Bill le había curado.
Devon había enmudecido desde que aquel Clan había aceptado ayudarles. Llevaba todo el camino sin soltar prenda y no se le notaba completamente ausente. Sólo cuando Amy se coló entre él y Lyuben movió la cabeza para mirar a la Galliard, pero no contestó a su pregunta.
Se sentía muy raro, como vacío. Estaba yendo a la guerra, a una guerra a la cual él nunca había querido apoyar. La Rabia de perder a Donny y a Javier ya se había ido y lo único que quería era salir de allí y continuar con su vida... pero estaban volviendo para que el Wyrm acabara su faena.
No le gustaba nada aquello, pero no tenía más remedio que continuar como Alfa de la manada que era.
El grupo de treinta y cinco Garou, todos ellos en forma Lupus, recorrió la distancia que separaba el asentamiento de la mina al trote. Era una manada de lobos enorme, que difícilmente podría verse en un ambiente natural.
Se notaba que los Wendigo dominaban la nieve y el hielo, pues su avance resultaba muy rápido y a los cuatro lobeznos les costaba seguirles el paso. Al cabo de medio día se detuvieron a varios kilómetros de la mina.
El Ahroun de los Ancianos se levantó sobre dos patas hasta convertirse en Crinos. Brazaletes y collares cubrían su pelaje blanco puro. En la mano sostenía una lanza, un poderoso fetiche que vibraba con furia.
-Ha llegado el momento de luchar -dijo en tono grave, en el idioma Garou-. Es probable que esos Danzantes se esperen nuestro ataque, que tengan armas horribles a su disposición. Es probable que algunos caigan. Pero somos los Wendigo, los Puros. Nuestra es esta tierra. Y el Wyrm se dedicó a exterminar a nuestro pueblo, nuestras aldeas, a los animales que nos alimentaban y ayudaban. ¡Es momento de devolverles el favor! Expulsémosles de aquí, arranquemos sus gargantas y luchemos por Gaia, por la pureza de la vida y los espíritus. Luchad con valor y utilizad la ira y la Rabia como ventaja. Abatid a cuantos enemigos veais y unid vuestros aullidos triunfantes porque, para cuando Selene aparezca llena en el cielo, habremos eliminado una lacra de la faz de Gaia.
A esta arenga se unieron puños en alto, ladridos y aullidos. Y cuando el Ahroun se volvió para correr hacia el norte, hacia la mina, todos los demás lo siguieron.
La estampida Garou alcanzó la carretera y la desbordó. Salieron al paso varios fomori y dispararon sus armas; dos guerreros de Gaia recibieron los balazos con un rugido, pero con estoicismo. Las lanzas, las hachas y las espadas se hundieron en su carne corrupta. Los lobeznos, perdidos en el choque entre los gaianos y los servidores del Wyrm, percibieron el olor de Javier en las inmediaciones.
Amy, ya en forma de Crinos, se lanzó al ataque junto a sus tres compañeros y el resto de los Wendigo. El sonido de los disparos le hizo agachar las orejas y correr algo mas lento por el miedo a que otra bala de plata le acertara. Pero entonces un olor peculiar llegó hasta su nariz. Era Javier.
La lobezna se paró en seco y agarró el brazo de Devon que no iba mucho más lejos que ella. Le miró asombrada.
- ¡Es Javier!
Voz de Ptah levantó la nariz y olfateó.
-Está por allí -dijo señalando una de las naves-. Vamos a por él, alfa.
Devon giró la cabeza hacia la dirección del olor, con el corazón a cien por hora ante la idea de que uno de los dos 'perdidos' siguiera vivo. Quizás las cosas no se hubieran ido tanto al traste. Ahora solo tenían que salvarle y continuar la batalla.
- ¡Volvemos ahora mismo! - exclamó Devon al grupo, apartando de una brazada a un fomori que se había puesto en su camino y corriendo hacia la nave en la que supuestamente se encontraba Javier, con cuidado de lo que pudiera salir por el camino.
El grupo de lobeznos corrió por la nieve en forma de Crinos, hasta la nave de la que procedía el olor a Javier. Dos fomori los apuntaron con los rifles y dispararon. Una bala impactó en la cabeza de Lyuben y se la reventó. Otro disparo le dio en el pecho, pero el mal ya estaba hecho. El cuerpo de Lyuben cayó en el suelo y se transformó en Homínido, un pálido chico muerto.
Tirada: 1d4
Motivo: a quien
Resultado: 3
Tirada: 1d4
Motivo: a quien
Resultado: 3
Tirada: 9d10
Motivo: daó
Resultados: 7, 7, 7, 7, 1, 8, 7, 7, 9
Tirada: 7d10
Motivo: daó
Resultados: 10, 4, 1, 5, 2, 1, 4
Javier despertó de su sopor sangriento al oir disparos en las inmediaciones. Disparos y aullidos, muy cerca.
Despertó confundido, entre dolor, pero cuando escuchó los aullidos, supo enseguida qué había ocurrido: los habían atrapado.
Aulló con todas sus fuerzas para hacerse oír, y forcejeó las cadenas, pero lo único que conseguía era hacerse más daño...
Amy se paró en seco cuando los disparos sonaron de nuevo y vio como el cuerpo de Lyuben caía a su lado, muerto... Y con él ya iban dos garous de la manada definitivamente muertos. Ella era la única que quedaba y que podía dirigir el combate.
La loba lanzó un grito de rabia y cargó contra el fomori más cercano tratando de desgarralo con sus zarpas. Y acertó.
Tirada: 6d10
Motivo: Pegar
Dificultad: 6+
Resultados: 1, 7, 2, 7, 10, 4
Exitos: 3
Tirada: 6d10
Motivo: Daño
Dificultad: 6+
Resultados: 9, 10, 6, 1, 8, 4
Exitos: 4
El fomor perdió un brazo bajo la garra de Amy, mientras que Voz de Ptah saltaba sobre el otro y lo empujaba contra la nave. Le arrancó la garganta de un mordisco y lo dejó muriendo espasmódicamente, ya sin rifle.
Escucharon un aullido que provenía de la nave. Era Javier. Estaba allí.
Voz de Ptah abrió la nave y vio a Javier en forma Homínida, encadenado a ambos lados de la nave con gruesos eslabones de plata. Tenía aspecto de haber sido vapuleado, de tener mucho frío... y le faltaban ambas orejas.
Tirada: 7d10
Motivo: atq
Resultados: 1, 4, 9, 4, 1, 2, 4
Tirada: 6d10
Motivo: daño
Resultados: 2, 7, 8, 4, 7, 9
Javier escuchó disparos cercanos, aullidos de rabia y dolor, y luego la puerta se abrió y vio a Devon, Amy y Voz de Ptah en Crinos, con sangre por todo el pelaje.
Javier aulló de desesperación.
- ¡Gracias a Gaïa que estáis aquí! ¡Corred, soltadme y vayámonos de aquí!
El Theurge notó que Lyuben no estaba con ellos, pero prefirió no preguntar, al menos de momento. Sólo esperaba que no hubiera seguido la suerte de Donny.
Devon vió aterrorizado como el cuerpo sin vida (y sin cabeza) de Lyuben caía al suelo tras recibir los balazos de los fomori, pero antes de que pudiera acabar con ellos Amy y Voz ya los habían quitado de en medio.
Al final sí había perdido a dos compañeros, pensó Devon, habían recuperado a Javier pero habían perdido a Lyuben. Sólo esperaba no tener que perder a nadie más en el camino. Tenía que confiar en Amy para continuar la batalla.
El Philodox se acercó a Javier para quitarle las cadenas, poniendo un mal gesto ante la plata. - ¿Cómo te encuentras? Me alegro de volver a verte. - dijo Devon
Amy miró hacia todos los lados buscando más presas a las que despedazar, y también con la vana esperanza de encontrar a Donny por algún lado. Pero no encontró ni lo uno ni lo otro.
Temblando de rabia se volvió hacia el theurge durante unos instantes, y viendo que Devon ya le estaba soltando se acercó al cadáver de Lyuben. Su cabeza estaba destrozada y el suelo había quedado teñido de su sangre. Si no estuvieran allí de incógnito habría aullado con fuerza por la muerte de su compañero, pero reprimió ese sentimiento para no revelar su posición. No iba a permitir más muertes.
- ¿Puedes andar? - le preguntó a Javier.
Javier miró aliviado a Devon, dándole las gracias, y volviendo a Glabro, su forma más cómoda, asintió a Amy.
- Sí, puedo andar... Sólo me han cortado las orejas. Nada más grave.
Recuperando la verticalidad, miró a los tres y decidido, les dijo:
- Estoy listo.
Tirada: 4d10
Motivo: Cambio a Glabro
Dificultad: 7+
Resultados: 5, 10, 6, 2
Exitos: 1
Afuera, la batalla continuaba. Los Danzantes, menores en número, fueron retrocediendo. Algunas Perdiciones se manifestaron para tratar de contener el avance de los Garou de Gaia, mientras que dos Ancianos peleaban a muerte con una Danzante de horrorosa apariencia, que se movía con una rapidez y atacaba con una fuerza aterradora. Los dos Ancianos tenían problemas para acabar con ella, sobre todo cuando le clavó las zarpas de plata en el cuello a uno y lo dejó inconsciente en forma de lupus.
Pero las fuerzas del Wyrm mermaban con rapidez, y la Danzante, que parecía la líder entre todos, aulló llamando a la retirada. Cojeantes y heridos, los dos Danzantes que no habían muerto se unieron a ella en una veloz retirada por la Umbra. Habiendo vencido, los Wendigo celebraron su victoria con aullidos de alegría.
Se peinó la zona para acabar con todos los sirvientes del Corruptor que quedaban. Los Ancianos descubrieron el motivo de la excavación de la mina: allí había un meteorito helado, una enorme piedra que emanaba esencia del Wyrm. Probablemente estaban intentando despertarlo. Los Galliard del clan recordaron la historia sobre el gran mal caído del cielo, una de las Garras del Wyrm, que infectó la tierra hacía tantos años. Ahora, habiendo expulsado a los Danzantes de la mina, habían evitado que despertasen lo que fuese que hubiera dentro. Sin embargo, era tal el poder del artefacto que muchos dudaron de poder destruirlo.
Cuando regresaron al Clan ofrecieron ritos funerarios para Donny y Lyuben. El cuerpo del Ahroun se había perdido, pero no por ello se dejó de colmar de honores su memoria. Gracias al testimonio de Javier se supo de su hazaña: había matado a varios fomori, así como a dos Danzantes con sus propias garras. Había combatido hasta la muerte y por ello se merecía permanecer en las canciones de los Galliard durante las generaciones subsiguientes. En cuanto a Lyuben, sus méritos fueron menores, pero debido a su herencia y a su muerte en combate, fue también honrado por los Wendigo.
El Clan del Lobo Invernal y el del Prado arreglaron sus diferencias cuando se descubrió que la muerte de los lobeznos Wendigo había quedado arreglada por los Danzantes de la mina, con objetivos algo confusos.
Por su valor y perseverancia, los lobeznos se convirtieron en Garou adultos. Por haber matado a un Danzante de un solo golpe, el alfa, Devon, fue llamado Devon-Garra-Implacable. Por su labia a la hora de convencer a los Ancianos sobre la mina, Amy recibió el nombre de Lengua-de-plata. En cuanto a Javier, por su inestimable ayuda a la hora de rescatar la historia de Donny, se le llamó Habla-sobre-la-gloria.
Ya de vuelta a Nueva York, los cuatro supervivientes se dieron cuenta de que sólo habían comenzado sus vidas como guerreros de Gaia. Aún les quedaba mucho, mucho por delante. Muchas batallas, muchas victorias y derrotas, mucho dolor y mucho sacrificio.
Pero esa es otra historia.