Partida Rol por web

El Espíritu Lobo se debatió por la Umbra durante un tiempo interminable. Había localizado cierto olor, decía, pero no estaba seguro de si se trataba de ellos. Más de dos veces tuvieron que abandonar una senda por tratarse de un camino peligroso.

Conforme pasaba el tiempo, decrecía la esperanza de encontrar al resto de la manada... pero sus corazones les decían que no, que estaban cada vez más cerca.

Después de unas horas, percibieron ellos mismos el olor de algo caliente y agradable. De vegetación fresca. Y vieron una charca de la que emanaba un aire cálido y delicioso, con un monolito en el centro.

-Esto es una Cañada -dijo el Lobo-. Y vuestros compañeros están aquí.

Mientras Devon, Donny y Voz de Ptah descansaban, percibieron movimiento en los alrededores. Vieron un Espíritu Lobo que se les acercaba con el hocico en alto, olfateando, y detrás tres lobos conocidos. ¡Eran los demás! De algún modo los habían encontrado.

Amy estaba cansada de caminar, y de no ser por ese sentimiento de manada que le obligaba a seguir en pie buscando, habría desistido hacía rato. Llevaban ya varias horas vagando sin rumbo ni destino, y aunque pareciera que el espíritu sabía donde iba ella no lo tenía tan claro. Pero no, de repente  empezó a sentir la calidez de algo, el olor de hierba fresca y agua. Cuando alzó la mirada divisó a lo lejos a los tres que faltaban descansando en su forma homínida.

- ¡Gracias, espíritu!- gritó la Galliard agradecida antes de salir a la carrera con el corazón desbocado hacia el resto de la manada.

Lanzó un aullido de júbilo y se abalanzó sobre Voz de forma juguetona, dándole lametazos en la cara. Hubiera hecho lo mismo con Donny o Devon, pero el primero le hubiera soltado un manotazo y el segundo… sin más.

El Theurge sonrió y agachó la cabeza frente al espíritu.

- Muchas gracias, poderoso Lobo. Sin tu ayuda, hubiera sido imposible. Te estaremos agradecidos de por vida.

Después de despedirle, caminó con los demás, suspirando aliviado. Dios, mataría por un cigarrillo...

Devon sonrió ampliamente (aunque no parecía ni la mitad de efusivo que Amy) cuando sus compañeros llegaron a la charca. Hizo una reverencia al Espíritu antes de acercarse a los suyos. - También yo te lo agradezco, Espíritu. Gracias por traer a nuestros compañeros de nuevo hasta la manada. -

Entonces se acercó a Amy e hizo un gesto que era bastante poco habitual en él: la abrazó. Y luego hizo lo mismo con Javier y Lyuben, respondieran o no al abrazo. - Me alegro de veros y de que estéis sanos y salvos. Nosotros casi no lo contamos... ¿Por qué estáis aquí? ¿Ha ocurrido algo en el refugio? A nosotros nos asaltaron varios Garou mientras seguíamos el rastro de un conejo y en la huída acabamos aquí sin saber cómo. -

Lyuben se sintió un tanto incomodo con el abrazo de Devon y nada más separarse empezó a explicar lo sucedido:

-No teníamos planeado movernos de allí, pero cuando asomamos el hocico para ver de donde venian unos ruidos nos sorprendió una Perdición del Wrym en forma de oso rabioso... -dijo Lyuben e hizo una pausa tras la cual miró a Devon-. ¿Entonces no hay comida? Joder, con lo que nos costó matar al oso ya podíamos haberlo hecho fuera de la Umbra y habérnoslo comido... -murmura mientras siente como le ruge el estómago secundando su idea- ¿Y ahora que vamos a hacer?

Donny estaba sumergido en un paraíso de agua caliente, así que lo único que pudo hacer fue palmear el tobillo de Javier a modo de saludo, el único que alcanzó desde la charca, según pasaba. El agua caliente había obrado efecto en el Ahroun inmediatamente, y parecía más relajado de lo que había estado en las últimas semanas.

-Me alegro de veros. Estábamos a punto de ir a buscaros -dijo, sumergiéndose un poco más en el agua caliente.

Volvió la cabeza hacia Devon, el alfa. No hacía mucho que había perdido los nervios, y se preguntaba si estaría repuesto. Sea como fuere, estaba seguro de que le vendría bien un baño caliente.

-Tenemos un buen sitio para descansar, ¿no? Y no un buen sitio según Donny; un buen sitio de verdad, es como un balneario de esos. Yo propongo que lo aprovechemos antes de seguir.

El Philodox lanzó un aullido de alegría al ver llegar al resto de la manada, en especial a la Galliard. Después de estar tanto tiempo con Devon y Donny, que si bien le trataban con respeto, no le daban el cariño que sí le daba Amy, se sintió lleno de gozo y correspondió a sus afectos con lametones y mordiscos cariñosos, además de restregarse el cuello contra su lomo.

Amy se sorprendió del inesperado abrazo de Devon, pero no lo rechazó, sino que se lo devolvió con un afectuoso lametón en la mejilla. Al final ese sentimiento de manada del que los Ancianos tanto habían hablado parecía empezar a emerger entre ellos. Gimoteó agradecida por las muestras de afecto y después se acercó a la charca metiendo una pata para comprobar la temperatura del agua.

- Si. Yo también apoyo la idea de Donny. Es un buen sitio para descansar ¿no?

La Galliard se introdujo en su forma de lupus y después pasó a la homínida sintiendo como el frío desaparecía por completo en aquella tibia agua. Por fin algo realmente satisfactorio en aquella semana, un baño caliente. Se estiró hasta sumergirse hasta la nariz e hizo burbujitas soltando el aire despacio. Después se sentó y suspiró agradecida.

- Dios mío… agua caliente…- murmuró.

Javier no había cambiado de forma Glabros, cuando salió de la Umbra, y con esa misma se metió en el agua. Una vez allí, ya pasó a humano.

Se sumergió en el agua caliente, y cerró los ojos, en paz y silencio. Salió unos segundos después. Miró a Donny.

- Por casualidad... No tendrás un cigarrillo, ¿no?

Devon suspiró agradecido: al fin estaban todos juntos de nuevo. Él aprovechó para desvestirse también y meterse en la charca, estirando el cuello y cerrando los ojos al sentir el agua caliente recorrer su cuerpo. Fue un alivio, sin duda, sobretodo tras el percance anterior. Sintió como la presión de su sangre descendía lo que le provocaba un relax adicional.

- Sí, será mejor que descansemos un rato. Seguimos teniendo hambre, lo sé, pero tenemos que aprovechar aquello que Gaia nos da. - murmuró, algo perdido en su relajación, manteniendo los ojos cerrados. - Alguno... ¿tenéis alguna idea de qué podemos hacer? -

Lyuben imitó al resto de la manada. Se convirtío en homínido y al notar el viento frío en su piel se apresuró a meterse en el caliente agua. El repentino cambio de temperatura era doloroso y placentero a partes iguales. Por fin tenían un poco de paz en aquella pesadilla invernal…

-Sí, no volver a separarnos… -dejó caer como si nada en respuesta a la pregunta de Devon al recordar que su idea de ir juntos había sido completamente ignorada y no es que les hubiese ido muy bien.

El garou miró su hombro estirando el cuello y observó detenidamente el estado de sus heridas. Amy era más fuerte de lo que aparentaba…

-Orientémonos, esta vez caminemos siempre en una misma dirección. Olfateemos el aire en busca de un rio y sigámoslo o… cualquier cosa. Pidamos ayuda a los espíritus. Si vamos hacia atrás y hacia delante y encima separados no vamos a llegar a ningún sitio… ¿y eso es lo que te preocupa, Javier? ¿Encontrar tabaco? –preguntó esta vez girándose hacia el Theurgue.

Cuando la Manada empezó a meterse en el agua el Ahroun se atragantó. Escupió el agua caliente y tosió tan fuerte que se puso rojo. Más o menos. Pero se recuperó en seguida.

-Cada vez que fumas, Gaia llora -le respondió a Javier todavía con un hilo de voz.

En realidad le daba por saco lo que hiciese el Theurge. No llevaba tabaco, y aunque llevara, si tuviera con qué encenderlo, la vida de los seis cachorros sería mucho más fácil.

-Todavía hay garous del clan invernal por ahí, eh. Aunque nos han traído ellos aquí. Mirad, podemos comer aquí, tengo mi olla, hay agua de sobra, puedo llenaros los estómagos con esos espinos. Nunca he cocinado en la Umbra. No sé si se puede, ahora que lo pienso. Después nos ponemos en marcha; buscamos una ciudad, conseguimos algo de dinero y ponemos rumbo a Nueva York. Y nos enteramos de qué ha pasado de una vez, sin tanta persecución y tanta mierda.

A todos les pareció una buena idea lo de buscar una ciudad para regresar a casa. Como lo más lógico era buscar ciudades al sur, decidieron que tras abandonar la Umbra se dirigirían allí.

Durmieron plácidamente, comieron, descansaron y se encontraron mucho mejor después de aquello. Sin embargo, a la mañana siguiente despertaron en el duro y frío suelo nevado, al fondo del terraplén que habían bajado a toda máquina perseguidos por los Crinos. Como había aullidos en los alrededores, el grupo aceleró la marcha y se alejó de allí en dirección al sur.