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Estábais en uno de los consultorios médicos (incluida Samantha, que había recuperado mejor su saber estar y le habían diagnosticado un pequeño desgarro a la altura de la clavícula, pero sin llegar a dañar partes vitales), cuando la enfermera que cubría con apósitos, vendas y parches ciertas partes de vuestro cuerpo dejó su instrumental sobre una bandeja de metal al oir la llamada a modo de "tic tac" de unos nudillos sobre la puerta de la estancia. Eran un par de policías. La mujer les abrió la puerta.
Hemos de proceder -dijo uno de ellos, muy alto, por cierto-. Si no le importa, señorita...
Claro, enseguida vuelvo -os dijo la enfermera marchándose de allí-.
Bien -continuó el policía-, no se preocupen, hemos localizado a un par de tipos corriendos colina arriba mientras una de nuestras patrullas investigaba en el lugar donde se originó el incendio. No tienen nada que temer: han confesado que os persiguieron a través de la Sesenta y seis con la intención de asaltaron, es muy común en este tramo descatalogado que asalten a turistas que hacen la antigua ruta.
Estábais...... ahora.... anonadados.
Por lo poco que hemos podido reconstruir en el momento -prosiguiendo- en el que los perdísteis de vista por unos instantes, éstos se internaron en la cabaña del guardabosques y supuestamente mataron a un par de personas que había alli. Aún estamos intentando identificara las víctimas, cuyos cadáveres se calcinaron por el fuego, aunque seguramente uno de ellos sea el propio guarda.
En esos momentos, el tipo alto, que ahora lo mirábais con un aspecto extraño ya que hablaba casi de forma indiferente, interrumpió el informe de situación al oir una llamada de la puerta, era un tercer agente. Éste entró y se colocó tras su jefe, mirándoos ahora los tres de frente.
Hay un detenido, creemos que ha sido por lo de la gasolinera... -el tercero hablaba al que obedecía, pero os miraba a vosotros. Su mirada parecía vacía-. Aunque dice que no hablará hasta estar en presencia de algún abogado.
Entiendo... -continuó el que os informaba-. Formalizaremos la denuncia de los hechos en unos momentos. ¡Ah! No hará falta ningún tipo de reconocimiento, la confesión ha sido voluntaria.
El policía rellenó unos papeles, sin tomaros declaración alguna, y al parecer cumplió con su cometido de denuncia.
Bueno, pues nada más. Llamen a la comisaría si recuerdan algo... más.
Tras esto, avisó a la enfermera, se retiraron y ésta regresó para atenderos.
Estábais perplejos: esos tipos no parecían policías.
¡¡Saludos!!
Bienvenidos espectadores. soy el actor televisivo Jaime Guttemberg, y les agradezco que nos estén viendo en el estreno de un nuevo programa televisivo que les ofreceré a ustedes en sus hogares: "Conociendo América", en el canal "Viajes y Retos"; una cita semanal inigualable en la que yo personalemente, y acompañado de ustedes, les mostraré los espacios más maravillosos de los Estados Unidos a través de diferente rutas turísticas.
No lo olviden:
Cada Viernes a las 21.00 pm, en el "canal 64 Viajes y Retos" les espero, impaciente para que pasen un grato agradable en sus hogares de la mejor forma, ¿cómo?: "Conociendo América".
El anuncio promocional prometía. Un ambicioso reto personal se había convertido en la figura de Jaime Guttemberg en proyecto profesional. Guttemberg había sido una figura de referencia en la pequeña pantalla a mediados de los noventa con ciertas series juveniles, llegándo su popularidad a convertirle en un icono de gran importancia; incluso logró protagonizar algunos filmes muy reconocidos por la Academia. No obstante, a raíz de su detención en el año 2000 por tenencia ilícita de armas y contrabando encubierto a gran escala, y tras un gran litigio con la Justicia de los Estados Unidos de América, su condena fue más sonada que su prolongado período de estancia en prisión. De la noche a la mañana su fulgurante carrera se fue a pique.
Demasiados años viviendo a la sombra de lo que realmente una vez fue, Guttemberg cumplió sus años de justicia y comenzó a trabajar desde cero. A través de cierto paraíso fiscal fundó una discográfica que impulsaba pequeños artistas, producía y escribía obras de teatro e incluso publicó un libro de "autoayuda tántrica" (aparte de sus propias experiencias en prisión cuya publicación se vio también impregnada de sucesos poco limpios con los editores...).
Habiendo fracaso todos estos intentos de repopularizarse, Jaime Guttemberg quería volver, ya entrado en ciertos años, a lo más alto a través de una campaña de "redención televisiva" y "pureza audiviosual", esa era la clave. A través de antiguos contactos, en la actualidad ha logrado "colocar" en una famosa cadena televisiva de viajes y aventuras un programa en el que él mismo será el protagonista de una serie de viajes que mostrarán las grandes bellezas paisajístícas que ofrecen los Estados Unidos.
El anuncio promocional parece bueno.
El éxito está asegurado.
El programa es en primera persona, así lo estableció Guttemberg con los directores de la cadena. Sin nadie más, es decir, él mismo toma sus videocámaras y comienza el reto: viajar y filmar. El primer programa tratará de uno de los mejores tramos de la famosa Ruta 66 ya desubicada en los mapas oficiales del país, concretamente en el estado de Oklahoma.
Jaime va filmando todo. Va parando en las áreas de servicios, ha contactado con algunos aficionados al motor. Todo parece perfecto.
El actor, ahora, va lomos de un antiguo y flamante Ford Mustang de 1965, color rojo fuego, que no hace sino ayudar a atrapar al espectador una semana más delante del televisor. El vehículo incluye un soporte para la cámara, donde recoge escenas del propio viaje en carretera ¡Es un material bastante bueno! ¡Sin duda el alzamiento televisivo que conseguirá revivirle! En esos momentos alguien aparece súbitamente en la carretera...
¡¡¡MEEEEEECcc!!! -el claxon del mustang rugía tanto como su motor- ¡Quítese de ahí, desgraciado! ¿¿¡¡No ve que casi le atropeyo!!?? -Guttemberg no gozaba de grandes modales en realidad. El tipo, que iba sin camiseta y lucía un pelo alargado y blanco lo miró fijamente y atravesó el asfalto, sin decir palabra ni mostrar sobresalto, perdiéndose en la zona boscosa que el actor atravesaba.
¡Joder! -se decía-,tengo que hacer un corte en la cinta, malditos paletos -decía al volver a ponerse a rodar.
Tras casi media hora de conducción, Guttemberg decide hacer una parada en la ruta. Cree que filmar una de las pocas gasolineras que hay en ese tramo descatalogados puede fortalecer su primer reportaje. Mientras va grabando, sale del coche y observa dos coches. Una camioneta blanca aparcada en un lateral (seguramente era de los dueños de la gasolinera por el lugar donde estaba), y un coche algo vintage, antiguo, algo deformado y aboyado... Hay alguien en su interior... parecen varias personas, pero no le da imortancia. Jaime entra sin más en la gasolinera:
Luego entra en la tienda, le pide al muchacho que le llene el depósito. Cuando éste sale, el actor parece contemplar algunas de las camisetas que allí se venden y están expuestas en mostradores e incluso colgadas en las paredes. Una de ellas parece gustarle
Eh muchacho, ¿cuanto cuestan? -le pregunta al dependiente mientras lo filma. ¡Vas a salir en "Conociéndo América", chaval! -le dice-. ¿Qué hace una gasolinera en funcionamiento en una ruta descatalogada? Será de las únicas, ¿no?
12 dólares... Pues si señor, es la única gasoli... ¡Oh my God!, eres Jaime Guttemberg... ¡No me jodas! ¿Esto es para ese nuevo programa de reportajes de viajes que vas a hacer? ¡¡Wow!! Puedes firmarme ésto...
Joder chaval -repuso el actor deteniendo la filmación-, tendré que editar este trozo. Ejem... bueno, si, es para mi nuevo programa. Anda trae... -y le firmó en exclusiva. Cuando acabó de comprar, le pareció tan buena la camiseta que había adquirido que acabó poniéndosela.
El botón rojo... -le dijo al chaval de la gasolinera. Púlsalo y estárás grabando... cógeme este lado, es el bueno...¡venga dale!, ¡Voy a ponerme esta camiseta...!
El muchacho accedió y con gran entusiasmo comenzó a filmar a Guttemberg mientras hacía un gag cómico acerca de aquella prenda. Por cierto, dicha camiseta era fucsia con un logo flameante y lleno de llamas que ponía "ROUTE 66"
Acto seguido y tras despedirse, el actor salió por la puerta. Su coche estaba listo para continuar, pero ahora, el coche vintage y aboyado en su totalidad había desaparecido.
Una vez montó en su coche, el futuro famoso y rebautizado como estrella televisiva Jaime Guttemberg se sentía seguro. Tenía bastante material (ya de sobra) para un primer reportaje-documental. No obstante, no le parecía suficiente. Prosiguió su camino arrancando su coche y colocando su cámara de salpicadero, la cual grababa el trayecto a "ojo de asfalto". Fue en estas que, mientras casualmente escuchaba la famosa canción de Steppewolf "Born to be wild" mientras cantaba al tiempo que se grababa, miró por su retrovisor el asiento de atrás, vio a una figura y pegó un frenazo.
¡¡¡AAAAAaaahhh!!! -el susto fue enorme. ¡¡Había un tipo en el asiento trasero!
En ese preciso instante quien estaba allí detrás alzó su brazo hacia delante, rodeó su cuello con su mano izquierda y con la otra el tipo le introdujo un cuchillo en la boca. A causa del frenazo y un volantazo posterior, la hoja se movió por el mismo lugar que ocupaba su carne: su lengua fue parcialmente cortada, y Jaime comenzó a sangrar a borbotones.
Los gritos de angustia y dolor eran ahora era ahora casi imperceptibles por la imposibilidad, pero éste se filtraba por cada uno de sus poros, por cada uno de sus movimientos... La escena ERA DANTESCA, ATERRADORA: Jaime Guttemberg, en una zona de montañas, había empotrado su Ford en el lateral de un puente, sin llegar a caer. Había quedado allí postrado, en un ahora amasijo de hierros delanteros... su cabeza le daba vueltas. Entrecerró sus ojos...
Al percatarse de ello, el sujeto que iba en el asiento de atrás, el cual era el mismo al que casi atropella horas antes, consiguió salir del coche, perdiéndose en la espesura del bosque...
En esos momentos, al despertarme, abrí la puerta..., la cual no llegaba hasta su máximo recorrido, sino que tendria que deslizarme por el hueco dejado... el brazo me dolía demasiado ¡Oh mierda, lo tenía roto!... Pude alcanzar un par de camisetas que siempre llevaba en la guantera y las doblé, haciendo un nudo improvisado y me la coloqué en el brazo derecho... no podía ir colgando con el...
Tosía y escupía sangre en gran medida, es más, me dolía la boca. Me di cuenta de que no podía casi ni hablar... tenía dormida la lengua en realidad. Al introducir los dedos y palparla noté que se llenaban de sangre... ¡Santo Dios!, no supe qué pensar..., ¡¡no supe que hacer!!
En esos momentos me acordé del ataque. ¿Quién estaba en el asiento posterior? ¿Porqué me atacaron? Apenas recordaba como ocurrió, fue todo muy deprisa. Intenté recomponer el puzzle de imágenes que inundaba mi cabeza... ¡No sé como no me despeñé con ese "quienfuera" ahí detrás! Enseguida me percaté que tenía que pedir ayuda, luego saldría del coche.
Pero ahí fue cuando luego los vi.
Allí.
Estaban allí. De pie, mirándome.
¿Pero qué coño...? -murmuré entrecerrando los ojos y arqueando hacia abajo las cejas
El parabrisas gozaba de una enorme abertura delantera, aunque no se había desprendido del todo. Por uno de los agujeros los vi acercarse... Venían... ¡Venían hacia mí! Uno de ellos sonrió, el otro se frotó los ojos... y una mujer me sonrió muy pálidos, tenía las manos tras la espalda, y parecía contenta, muy contenta. Los tres guardaban muy mal aspecto, estaban poco aseados...
La mujer se acercó... ¡se acercó!
Mostró sus manos, ahora hacia delante...
Ese hierro... ¡Santo Dios!, ¡tenía asido un hierro candente!
Los dos hombres se acercaron, abrieron la puerta del conducto hasta donde alcanzaban y metieron sus cabezas, como oliéndome... ¡qué aberración! Terror absoluto...
Entonces busqué bajo mi asiento, ¡palpé! ¡No había nada!
¡Pero allí estaba, estaba allí! ¡La tenía!
En el preciso momento en que aquel actor alcanzó la pistola que guardaba bajo el asiento de su coche, los tipos le cogieron la cabeza apoyándola hacia arriba en el reposacabezas y la sostuvieron contra su voluntad. Fue entonces cuando la mujer se apoyo en el capó del Mustang y a través del cristal introdujo el hierro con gran fuerza en la boca del malogrado, mientras se revolvía de dolor.
No había quejidos posibles, sólo estremecimiento.
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Acto seguido, Jaime Guttemberg desesperado, aterrorizado y ante la imposibilidad de escapar de allí, cogió su pistola e introdujo una bala en la cabeza, atravesando el cristal lateral de su vehiculo. Tras el estruendo, los tres tipos salieron huyendo, perdiéndose en los alrededores.
Meses antes,
en alguna oficia del Departamento de Defensa de EE.UU. ...
-Es inaceptable... ¡¡inaceptable...!! En el último mes han muerto siete agentes y el número de accidentes de tráfico al oeste de Oklahoma ha ascendido un 70 por ciento..., por no hablar de los casos de excursionistas desaparecidos en las últimas semanas... Señores: tenemos a la prensa olfateándo en nuestro trasero y pidiendo explicaciones acerca de la relación de muertes... habremos de considerar la situación en código azul "Situación de ermergencia". Esto... ¿cómo decirlo...? se está descontrolando...
-"...El programa de modificación de conducta es seguro, señor, estas alteraciones han sido casos aislados. Es más, en cuanto al..."
-¡Basta!, No, no lo es... habrá que encontrar otros métodos. El próximo paso, señores, será recoger a los infectados y devolverlos a las instalaciones... ¿entendido? Sin muertes civiles... además...
...este experimento... acaba aquí.
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::FIN::
Notas posteriores:
Días después, cuando creían que varios cargos les serían imputados (pues sabían que habían matado a gente), Phil, Samantha y Troy se percataron de aquel caso pasó una larga temporada en investigación hasta que finalmente el veredicto a tres tipos a los que habían acusado El caso, finalmente se archivó como no resuelto, pendiente aún de declaración.
Nada más salir de aquel ambulatorio, los tres compañeros de viaje no reparon aún en lo que les había ocurrido ni pensado si revelarían lo verdademente sucedido cuando, en un escaparate de una vieja tienda de televisiones vieron un informativo hablando del condado de Sayre, de Oklahoma, de un accidente, y de un famoso actor de televisión: Jaime Guttemberg.
Los medios informaban ya de las primeras hipótesis de la policía local: homicidio.