Partida Rol por web

-" Genial, otro hechicero... "-pensó para sí el joven hechicero al ser alcanzado de refilón por aquella bola de fuego. La idea le entusiasmaba aunque la situación no era precisamente para tirar cohetes, aquello sería todo un reto para él. Debido al impacto y gracias al conjuro que había lanzado se encontraba en una ubicación muchísimo mejor que hacia unos segundos, pudiendo ejecutar conjuros más potentes y concentrados. De esta manera estiró los dedos de la mano derecha apuntando hacía donde se encontraba aquel mago, susurrando el conjuro y seguidamente lanzando destellos de luz por la punta de los cinco dedos que se movían haciendo curvas y figuras en el aire con destellos de color morado y dejando tras de sí una estela hasta finalmente llegar a su objetivo.

Casi me alcanzan los proyectiles lanzados por Ithilon hacia aquel kobold cantarín pero tuve suerte de que no fuera así. Lo bueno es que la confusión creada por su ataque me facilitó aún más la tarea y pude tomar por la espalda al puto mago y rebanarle el cuello como a un cerdo el día de la matanza. Y como sangra el jodido...

"Bueno, ya no hay más mago... Ahora a por los otros!".

Limpio de sangre kobold mis cuchillos con rapidez sobre la ropa del mago y me lanzo a atacar a sus guardaespaldas...

 Dando patadas para quitarse los kobols de encima, consigue zafarse de ellos, aunque herida no se iba a rendir, y menos ahora sin mago y desmoralizados como estaban, aunque le dolían las heridas, a pesar de estar entrenada para resistir el dolor.

Vio que aún quedaban algunos Kobols y haciendo un baile con las cimitarras, empezó de nuevo para herir a los kobols, devolverle los golpes, seria la mejor forma de curarse el orgullo.

Los misiles impactaron de lleno sobre el mago, el cual, a los pocos segundos de sufrir el conjuro fue degollado por Myrna que se ocultaba detrás suya. Eliminado el mago, el grupo se disponía de nuevo a dar caza a aquellos pequeñajos, de esta forma el Ithilon se dispuso a lanzar una vez más el mismo conjuro, intentando llevarse a todos los que pudiera de por medio. Entrecerró los ojos un poco para localizar bien la situación de su objetivo debido a que aun quedaban algunos restos de la niebla lanzada por la nigromante, extendió la mano, y ejecutó la misma operación, haciendo aparecer de nuevo aquellos destellos de color morado que formaban tirabuzones y curbas en el aire.