Dalinor mira a su amigo Adix y le da su bendicion, como haría con cualquier miembro de su iglesia en un momento como éste.
- Es la hora. Que Malkion nos guie y nos muestre la manera de superar las dificultades. Que la fuerza de diez gigantes sea contigo. Vé con mi bendición hermano.
Despues de pronunciar las palabras, mira a Wahkut y da un paso hacia atrás.
Adix inclina la cabeza ante su amigo en señal de agradecimiento por sus palabras, mientras piensa que en peores se han visto. Desarmado y sin armadura, se deshace de su camisola, dejándola caer a un lado, y se encamina despacio, con el torso descubierto mostrando las cicatrices de lides pasadas, hacia el joven impetuoso que le espera preparado con la cinta colgando de su brazo derecho.
- Cuando vos querer- exclama Adix en su mal Praxiano, y extiende el brazo derecho hacia su contendinte.
Motivo: Lucha
Tirada: 5d100
Resultado: 295
Motivo: Lucha
Tirada: 5d100
Resultado: 8, 67, 40, 72, 89
Perdón por la primera tirada; no desglosé las tiradas. Vamos aprendiendo poco a poco.
Wahkut, con la mirada fija en los ojos de su oponente y gesto de desafío, estrecha el brazo tendido y pasa el lazo de cuero que tenía preparado por los antebrazos unidos por fuerte apretón. Luego, a una muda señal de Berran, ambos contendientes afianzan sus piernas y con una tensión salvaje tiran el uno del otro.
Adix se nota más fuerte, y saca medio palmo de envergadura al joven nómada, pero resulta obvio que este último se ha visto antes en estas lides y aplica una efectíva técnica de balanceo que hace que Adix de un primer paso hacia él. Wahkut sonríe sudoroso con los dientes apretados, en vista de su cercano triunfo. Pero Adix con gesto imperturbable redobla esfuerzos y a base de fuerza bruta y masa corporal recupera lo perdido.
El joven nómada vuelve a la carga con una nueva técnica pero Adix, resoplando por el esfuerzo, resiste el envite y se mantiene firme. Wahkut logra afianzar uno de sus pies en una piedra del terreno y vuelve a tirar con gran eficacia del veterano soldado que no puede evitar ceder de nuevo un paso ante su oponente, que resopla por el esfuerzo.
Pero poco dura la esperanza del nómada pues Adix, apoyándose en la misma piedra que ahora él tiene bajo su pié, flexiona las piernas agachándose como un felino y luego, sacando toda la fuerza que resta en su cuerpo, pega tal tiron usando pierna y brazo que hace que el nómada se venga hacia el no uno ni dos, sino cuatro pasos en rápida sucesión, dando por finalizada la contienda con la derrota del joven jinete de sable.
Tirada oculta
Motivo: Prueba de Fuerza
Tirada: 5d100
Dificultad: 35-
Resultado: 97, 95, 15, 28, 45
Exitos: 2
Berran murmura algo que los extranjeros no logran entender y luego, mientras Wahkut retira la lazada de cuero y ambos contendientes flexionan el dolorido brazo, pronuncia las siguientes palabras:
- Habéis demostrado no ser hombres hechos de paja. Podéis acompañarnos a Agua Divina, pero vuestra montura no entrará. La dejaréis atada al primer arbusto que encontremos antes de entrar al oasis, a la vista de los centinelas, y daré orden de que no se le cause mal o se apropien de vuestros objetos. Por el camino discutiremos lo que nos daréis a cambio de lo que necesitáis, que preveo será agua, víveres y un guía hasta el río o el camino más próximo a eso que los de vuestra clase llamáis… civilización.
Y pronunciadas estas palabras, los tres jinetes esperan a que los extranjeros recojan sus pertenencias y todos se ponen en marcha hacia el oasis.
- Este es Arha, y a Wahkut ya le conocéis –dice Berran presentando a sus hombres-. Disculpad que se muestren hoscos y decepcionados… esta mañana esperaban poder enfrentarse en combate con vosotros y reclamar gloria de su gesta y trofeos de vuestros cadáveres. Me hubiera gustado verlo, la verdad. Y quizás en otras circunstancias así hubiera sido… pero lo que ha ocurrido hace unos días…
Conforme la comitiva se aproxima al oasis pueden ver que unos hombres jóvenes trabajan con el rostro cubierto con pañuelos junto a una zanja, echando tierra para taparla. Los hombres hacen un descanso apoyados en sus palas para observarles al pasar y pueden ver como aún son visibles en el interior los cadáveres calcinados de varios animales y criaturas con cabezas no humanas… ¡broos!.
- Hace cuatro días sufrimos el ataque de una banda de broos merodeadores –empieza a decir Berran-. Atacaron al amparo de la noche, como suelen, y los rechazamos con algunas pérdidas. No contamos con muchos guerreros estos últimos años, por estar la mayoría de servicio con nuestro aliado el Imperio Lunar… de lo contrario ni se hubieran atrevido. Mataron a dos centinelas e hirieron a varios hombres más, e hicieron algún estrago con los animales y tuvimos que sacrificar a varios.
Hace una pausa para mirar a los extranjeros, estudiando el impacto de sus palabras, y luego continúa.
- Conseguimos matar a tres asaltantes, pero creemos que han escapado otros tres. Quizá más. Sabemos que están por la zona merodeando, y aunque no se atreverán a un nuevo ataque a Agua Divina, acecharán por la zona unos días y no dudarán en atacar a cualquier grupo pequeño de viajeros al que puedan sorprender desprevenido.
Finalmente superan la maleza serpenteando entre los arbustos y matorrales para llegar a un amplio claro, presidido por un embalse de agua de más de cincuenta pasos de diámetro. Alrededor del mismo hay dispuestas una docena de cabañas construidas con madera, pieles y huesos de animales. Al pasar entre las gentes les oyen murmurar quedamente y lanzarles miradas de aprensión, de extrañeza, diríase de súplica en algún caso. La comitiva llega a una tienda apartada de las demás, y todos desmontan. Berran sigue hablando.
- El problema más grave al que nos enfrentamos es que Alise, la Mujer Blanca que vive con nosotros aquí en Agua Divina, enfermó después de tratar a los heridos. Sin duda la pestilencia de la que son portadores esas repugnantes criaturas la infectó. Y es especialmente virulenta, porque la salud de Alise se deteriora con cada día que pasa. No durará muchos más.
Antes de invitar a entrar en la tienda a los extranjeros, Berran hace un último comentario:
- Alise es un rayo de esperanza en este lugar. Más de lo que os imagináis. No nos resignamos a que muera, incluso aunque ella se oponga a que se arriesguen vidas para salvarla. Para liberarla a tiempo de la enfermedad que la consume se necesita algo muy especial que creemos se halla a pocas horas de camino, y sin embargo parece que mis hombres han fracasado en su intento de traerlo. Quizá vosotros tengáis éxito. Ése será el precio de nuestra agua. Ahora entremos a ver a Alise.
Y dicho esto entra en la tienda tras los extranjeros mientras los centinelas quedan fuera.
Tirada oculta
Motivo: Escuchar + Praxiano Adix
Tirada: 1d100
Dificultad: 30-
Resultado: 57 (Fracaso)
Tirada oculta
Motivo: Escuchar + Praxiano Dalinor
Tirada: 1d100
Dificultad: 20-
Resultado: 96 (Fracaso)
El interior de la tienda parece ser a la vez una especie de sala de curas, un altar sagrado y una modesta vivienda. Flota en el aire un fuerte olor a incienso. En un lado de la estancia se aprecia, a través de una cortina entreabierta que lo separa, un reservado que aparenta ser un aposento sencillo, con un jergón, un baúl y una mesa con taburete. En el centro de la estancia se puede ver una especie de altar: sobre una mesa baja una pequeña y basta estatuilla de una mujer arrodillada tomando en sus manos una flor, junto a un incensario, velas consumiéndose y un cuenco con pétalos de flor, algunas piedras de colores, trozos de metal, unas plumas y otras baratijas. En el lado opuesto al reservado se hallan dos modestos jergones también velados por una cortina, sin duda para descanso de los pacientes. Uno de ellos está ocupado por una mujer que está siendo atendida por una anciana lugareña.
Berran hace un gesto amable a la anciana y esta se aparta obediente. Luego el líder del clan y los extranjeros se acercan al jergón donde reposa Alise.
- Alise, ¿cómo os encontráis? –dice con respeto Berran-.
Una mujer atractiva de aspecto frágil y larga cabellera negra hace ademán de incorporarse un poco, pero el cansancio se lo impide. Sonríe a Berran y sus ojos azules se posan en los extranjeros. Pintada en azul sobre la sudorosa frente luce la runa de la armonía, que se arruga levemente al fruncir el ceño mientras habla:
- Gracias por vuestra visita khan, al parecer me encuentro un poco mejor –miente la joven sacudida por un escalofrío repentíno-.
- Bienvenidos a este sagrado lugar de reposo y descanso, extranjeros –dice luego dirigiéndose a Dalinor y Adix-. Mi nombre es Alise. Disculpad esta paradoja: una Sanadora enferma… ¡qué poca confianza os inspirarán ahora mis habilidades!
- Tranquila, ahora tu descansa. Comprendo tu situación. Yo sacerdote y conozco magia curativa, sé que uno tiene límites. -Hace una pausa y mira a Berran durante un segundo antes de seguir- Vuestro lider dice que para tu cures hace falta una cosa especial. Nosotros hemos hecho trato con tu pueblo. Traemos esa cosa y ayudamos a curarte, y vuestro pueblo nos ayuda a encontrar camino a Pavis.
Se vuelve de nuevo a Berran y se dirige a él- Además yo hice juramento de combatir caos. El caos destruye el mundo, no importa religión o forma de vida, civilizados o salvajes, adoradores de Orlanth o de Yelm. Lo haré con placer porque son mi credo y mis votos. Si encontramos a las bestias, las mataremos si podemos. Deshacer el daño causado por el caos será gran honor para mí. Ahora necesitamos más información.
Mira a Adix esperando que tenga algo que añadir y aguarda la respuesta.
Observa la tienda buscando algun ente o hechizo por ahi. O puede que Alise este poseida.
Aunque supongo que no lo hay o ya me lo habrias dicho, eso se ve a simple vista, como se ve el color de la ropa.
Berran interviene brevemente:
- Estos hombres vienen del lejano occidente, sus costumbres y habilidades son otras, diferentes a las nuestras. Waha ha guiado sus pasos en nuestra dirección para que triunfen donde nosotros hemos fracasado. Ellos traerán el Agua Divina con la que pondremos fin a la enfermedad que amenaza con arrastraros a las tinieblas…
Alise dulcifica su rostro aún más si cabe y con ademanes maternales interrumpe al líder nómada.
- Deberían llamaros Berran el Compasivo, y no Berran el Severo. Me conmueve vuestra insistente preocupación por mi destino incierto, pero estos hombres correrán la misma suerte que los cuatro cazadores que enviasteis hace unos días en contra de mi consejo. Os ruego que no arriesguéis más vidas para semejante empresa. Por favor, no deseo discutir esto otra vez. Ahora preferiría que me dejarais sola, mi khan… –dice amablemente-.
Berran, con gesto serio, invita a salir a los occidentales y se dispone a marcharse, pero cuando están todos en la entrada de la tienda Alise vuelve a dirigirse a ellos:
- Berran, por favor, dejad que los extranjeros se queden tan solo unos instantes, quiero preguntarles sobre su lejano país…
Berran vacila, pero la profunda mirada azul de Alise aderezada con su sonrisa vencen las suspicacias del líder.
- Por favor mi señora, sed breves y no os fatiguéis innecesariamente –dice Berran lanzando una mirada significativa a los extranjeros-.
A solas con los extranjeros, Alise reprime un nuevo escalofrío, se incorpora y les habla en voz baja con gesto preocupado.
- No arriesguéis vuestra vida persiguiendo en vano un sueño. El viejo templo del que os habrá hablado Berran fue destruido hace siglos y el Agua Divina podría ya ser parte del pasado glorioso de mi diosa.
Alise observa el gesto de los extranjeros y comprende que Berran aún no les ha hablado del Agua Divina y del templo mencionado.
- Hace mucho, mucho tiempo, los primeros mortales acudían a una fuente mágica creada por Chalana Arroy, para beneficiarse de sus poderes curativos. Se dice que podía sanar cualquier tipo de heridas, curar enfermedades, devolver la vista a los ciegos y restablecer los lisiados. Incluso se decía que el agua podía devolver los muertos a la vida... si el receptor lo merecía. Tal fue su popularidad que se construyó un templo alrededor de la fuente y las gentes peregrinaban de lejanos confines para recibir sus bendiciones. -Alise hace una pausa y bebe un brebaje de un cuenco antes de continuar-. Pero llegó una era convulsa llena de enfrentamientos y un gran señor de la guerra exigió que toda el agua se reservara para su ejército. Las sacerdotisas se negaron, pues el don de Chalana Arroy no debía reservarse a nadie, sino ofrecerse a todos los heridos, fueran del bando que fueran. Enfurecido, el señor de la guerra recurrió a su poder e impuso una terrible maldición: el uso de cualquier magia curativa sería imposible en toda la región circundante a la fuente. Además, antes de marcharse con sus tropas, envió a una bestia pétrea para que destruyera el templo y a sus habitantes e impidiera el acceso a toda criatura dotada de inteligencia. Esta región maldita fue abandonada y el templo y su fuente de Agua Divina olvidados.
Alise, visiblemente cansada, vuelve a acosarse trabajosamente y finaliza su relato:
- En los últimos siglos la aparición de este caprichoso oasis ha hecho que las gentes volvieron a ocupar la región a pesar de que la maldición sigue presente, y el culto de la diosa, conocedora de la maldición, siempre ha mantenido aquí una Sanadora durante generaciones para proporcionar a sus habitantes remedios curativos mundanos que les hagan un poco más llevadera la vida cotidiana sin acceso a la magia curativa. La leyenda ha sido de nuevo puesta en los oídos de los lugareños y después de que desaparecieran varios exploradores, las ruinas del templo evitadas –termina Alise cerrando los ojos con otro estremecimiento-.
Tras unos instantes vuelve a abrir los ojos y se dirige a los extranjeros:
- Antes de que Berran enviara a unos cuantos lugareños a las ruinas traté de razonar con él, pero es obstinado y exagera su devoción a mi persona. Usé mi poder para que la diosa me revelara la situación en la que se encuentran las ruinas actualmente y si el Agua Divina todavía existe: las visiones me revelaron que criaturas de la oscuridad acechan en las ruinas y así se lo transmití a Berran. Aún así no logré disuadirle y mandó a los pobres muchachos a las ruinas.
Una breve pausa para mirarles a los ojos a ambos con una dulce sonrisa y unas últimas palabras:
- Marchaos de esta región. Una nueva Sanadora será enviada a ocupar mi lugar cuando yo me haya reunido con los dioses y estas buenas gentes seguirán con sus vidas atendidos por ella. Id en paz con la conciencia tranquila.
-No hay elección Alise. Si no hacemos la petición de Berran, nunca saldremos con vivir de éste páramo, y si accedemos podemos tener oportunidad de salvar nosotros y a ti.
Mira a Adix con gesto pensativo y le dice en Segureño mientras se peina el bigote haciendo un circulo alrededor de la boca con el indice y el pulgar.
- Así que según la sanadora, el Agua Divina existe... -se rasca el cuello estirando la cabeza hacia arriba y sigue- Ni que decir tiene que algo así es un aliciente añadido para mí, Adix. La posibilidad de estudiar semejante magia es una oportunidad única para alguien como yo. Por supuesto lo primero es salvar a esta mujer, pero si ya de paso podemos diezmar el caos y hacer un estudio del poder mágico del agua, o apoderarse de alguna muestra... - hace una pausa mirando fijamente a Adix y arquea una ceja- Y la única pista es que criaturas oscuras pueblan las ruinas. -termina mientras sigue rascandose la barbilla por abajo mientras desvia distraidamente la mirada hacia abajo, sin mirar a nada en concreto.
Luego vuelve a dirigirse a la sanadora.
- Ya que vamos a ir de toda forma, si sabes algo más que pueda sernos ayudoso, seria bueno que lo dijeras ahora... detalles, cosas, no sé.
La Dama Blanca, con una mueca de pesar en el rostro, musita algo ininteligible. Luego les mira a ambos y comprende que ya han tomado una decisión, a pesar de sus advertencias.
- Poco puedo decir que os sirva de ayuda si queréis conducir vuestras vidas a una muerte cierta. Nadie se ha acercado a las ruinas del templo en décadas, nadie que haya vuelto... nadie sabe... nadie conoce... Sólo lo que cuenta la historia acerca de la destrucción del templo. Sin embargo sí que puedo daros algo que quizá os ayude… -se vuelve para señalar unos estantes llenos de vasijas de barro- ahí en la segunda estantería empezando por arriba tenéis los ungüentos que preparo para poder curar las heridas sin magia. Sólo quedan dos tras el ataque de los broos, así que tomad una vasija cada uno. Podéis aplicarlo sobre golpes y heridas y aliviarán grandemente.
Después vuelve a acomodarse en el jergón y cierra los ojos sacudida por otro escalofrío. La Sanadora parece dormitar, probablemente por efecto del brebaje que ha tomado hace unos instantes. Sin embargo susurra algo antes de que los extranjeros salgan de la tienda.
- Que la bendición de la diosa sea con vosotros y que vuestra nobleza de corazón tenga recompensa…
Adix y Dalinor toman los ungüentos que la Sanadora les ha indicado y abandonan en silencio la tienda. Tormento, el gato sombrío de Dalinor aguarda sentado junto a la entrada de la tienda y cuando este sale camina a su lado.
Cada uno de vosotros puede añadir a su equipo un Ungüento curativo de POT 3, pesa 0,5 CAR
En el exterior, Adix y Dalinor encuentran a un Berran impaciente.
- Espero que la conversación haya sido provechosa, pero no tenemos mucho tiempo que perder. Si queréis nuestros suministros y nuestra ayuda para llegar a Pavis sanos y salvos tendréis que realizar una tarea para nosotros.
Comienza a caminar hacia donde el caballo de Dalinor quedó amarrado, seguido por los extranjeros.
- Como habéis visto, la pobre Alise se muere. La enfermedad avanza por su cuerpo por días y no puede usar su magia para curarse, pues esta región está maldita: la magia de curación no funciona en muchos kilómetros a la redonda. –Berran hace una pausa y mira alternativamente a Adix a y Dalinor-. Existe una forma de curarla, no obstante. Cuenta la leyenda que un templo de Chalana Arroy, situado en las colinas que tenemos al norte de aquí, poseía una fuente de Agua Divina capaz de curar todo mal a aquél que bebiera un trago de ella. Este oasis toma su nombre de ella. Sin embargo no os engañaré: se dice que una bestia de piedra fue enviada a destruir el templo hace siglos y desde entonces no deja que nadie penetre en las ruinas, por lo que no sabemos si el agua todavía existe.
- Tengo pocos hombres disponibles y desde el ataque de los broos aún menos. Hace dos días mandé a cuatro exploradores a investigar las ruinas y traer el agua y no han vuelto. Las ruinas están tan solo a un par de horas de camino siguiendo un viejo sendero escarpado entre las colinas, así que está claro que algo malo les ha pasado. No puedo prescindir de más hombres con los broos merodeando... sois la última esperanza de Alise.
Ya junto al caballo de Dalinor Berran mira la altura de Yelm, ya en descenso, en el cielo y luego les pregunta abiertamente:
- Si partís ahora llegaréis al templo con tiempo de explorarlo y volver antes de que anochezca… Si no, tendréis que marcharos por donde habéis venido a probar suerte en el Gran Secano. Tomad una decisión.
Adix mira hacia el norte, se vuelve hacia su amigo y le dice en Segureño: -Ya sé que no te gustará demasiado, pero tal vez deberías dejar aquí la montura; las colinas no son un buen terreno para cabalgar y tendremos que ser sigilosos. Piensa en los cuatro exploradores; demasiados para una exploración...- y casi en un susurro termina la frase -aunque demasiado pocos para otras cosas.
- Haber dicho colinas dos horas distancia, ¿pie o antílope?- se dirige ahora hacia Berran.
- A pié: el sendero entre las colinas es escarpado y hay tramos de estrechas escaleras esculpidas en la piedra. No es camino practicable para las monturas.
Mira de nuevo impaciente la cara de Yelm entrecerrando los ojos.
-Partamos, pues, sin más dilación- le indica a Dalinor en Segureño. -Por cierto, ¿no tendrás cuerda en tu montura? Quizá la necesitemos en las colinas.
Adix llevará su mochila, en la que incluirá antorchas (2), vendas (5), cantimplora, manta, yesquero, daga y el ungüento que acaba de recibir. Llevará su armadura de escamas e irá armado con la estrella de la mañana y el escudo de cometa.
- Si, tengo una cuerda bastante larga. La cogeré, así como mi mochila y otras cosas. Hagamos que sea una cosa rápida, no tengo ganas de que anochezca y nos perdamos a la vuelta.
Dalinor mira a Berran y con gesto de asentimiento se dirige a él.
- Salimos ya. Cogemos mochilas y vamos. Necesitaremos algún cantimplora, o mejor odre para traer Agua Divina. Darnos lleno o vacío. -Señala a su caballo que reposa a la sombra.- Dejaré aquí caballo. Pido cuidar de él. Si ninguno de nosotros vuelve en una semana podeis dar por muertos y quedar todo.
Despues acompaña a Adix al lugar donde se encuentran su montura y sus pertenencias, desensilla el caballo y recoge lo que necesita para el viaje, dejando el resto de sus cosas (y las de su amigo) al lado y coloca la lona impermeable por encima, para reducir la cantidad de polvo y arena que acumularán en su ausencia. Despues vuelve con Berran para recibir sus últimas instrucciones y partir sin mas demora en busca del Agua Divina.
Dalinor llevará:
Ropas de lino (2)
Espada 1M (1.5)
Daga colmillo de dragón (0.5)
Capa con capucha (1)
Cuerda 50m (5)
Odre 4L (4.5)
Mochila grande 12CAR (1) conteniendo:
- 2 vendas (0.4)
- Ungüento curativo POT 3 (0.5)
- Saquito de hierbas (0.1)
- Útiles de cocina (1)
- Yesquero (0.2)
- lámpara y aceite (1+2)
- Equipo de escritura y pergamino (1.1)
- Manta (2)
- Saco de dormir (2)
- Hachuela (1)
- Flauta (0.2)
Los lugareños que se mostraban expectantes dan muestras de satisfacción por la decisión tomada por los extranjeros. Berran, aunque con gesto grave, también parece estar satisfecho y acompaña en todo momento a Adix y Dalinor mientras se pertrechan.
Wahkut toma la cantimplora de Adix y el odre de Dalinor y los trae de vuelta con un poco de agua cada uno. "Suficiente para ir y volver de las ruinas. Pero no para ir mucho más lejos." dice el joven cuando los entrega a sus dueños acompañando sus palabras con una media sonrisa. También les entrega un par de trozos de cecina para que coman algo por el camino. Finalmente les da un pellejo de cuero vacío, para recoger en él el Agua Divina tal como Dalinor había pedido.
Cuando el soldado, el mago y su inseparable gato sombrío se encaminan a las colinas, Berran y Wahkut les acompañan un trecho hasta que el viejo sendero que conduce al templo es visible. Los nómadas les desean buena suerte y durante unos instantes pueden verlos al mirar atrás, observándoles adentrarse en las colinas, hasta que el sendero comienza a serpentear entre el terreno y los extranjeros se quedan solos ante un incierto camino a lo desconocido...
Cambio de escena.