Mientras una sensación de vacío llegaba a tu estomago, que duro apenas un segundo, tus balas se abren paso entre la carne de aquel vampiro. Sin duda, aun tras tanto tiempo, te podías llevar sorpresas, y nunca eran del todo agradable.
Uno muerto, y aunque los humanos estaban controlados por el grupo operativo, aun quedaban dos vampiros, el viejo y el otro.
Te giraste buscando con tu vista, cambiando de espectro dos veces, buscando la mejor manera de ver. Y detectaste un rastro. El que estuviera allí parado hacia solo unos segundos ahora ya no estaba, y estaba huyendo por el callejón.
Martha por su parte estaba luchando cuerpo a cuerpo con su espada, si una espada en pleno siglo XXI y en nueva York, digno de los inmortales. Y por su parte Hao Son Shu, líder de los brutal panda luchaba con unas garras, o filos, que salían de sus uñas, y se movía como si fuera un joven de 20 años, y no un viejo de a saber qué edad.
Tu eliges que hacer. Pero bien hecho, un peligro potencial menos.
Mientras veía cómo las balas atravesaban el cuerpo del vampiro deforme, y la oscuridad llegaba a sus ojos, con un gesto rápido cambió el cargador -guardando el antiguo- y repuso uno nuevo. Con ojos incrédulos, se permitió observar durante unos segundos el combate entre Martha y Son Shu, que parecía sacado de una película de samurais de los sábados por la tarde. Vivir para ver. La verdad es que la ayuda de Tom le vendría genial para perseguir al otro tipo, pero sabía que el silencioso asesino combatiría junto a su líder, así que se incorporó y señaló a dos soldados que aún quedaban en pie.
- Vosotros dos, ¡conmigo! - dijo, saliendo en busca de aquella huidiza presa.
El callejón os llevaba directamente por la transversal, estaba lleno de cajas rotas con alimentos podridos, charcos llenos de aceite, mugre en las paredes, y tenía un olor peculiar, que hacía que moverse por allí no fuera nada agradable.
Pero Straptom y los tres hombres que finalmente le siguieron, uno de ellos cubriendo la retaguarda a cierta distancia, se movían rápido.
El policía los guiaba con rapidez mientras sus ojos buscaban rastros en distintos espectros, como quien sigue un camino de migas de pan.
Al cabo de medio minuto y dejando bastante atrás el restaurante llegaron a la calle. Una calle concurrida, llena de gente abrigada que iba de un lado para otro. Los operativos se detuvieron conscientes de que crearían mucha alarma social si salían armados así a la calle, y la discreción era una parte vital de su trabajo.
Tus ojos podían seguir el tenue aroma de aquella salsa de soja especial que había sido vital durante el caso. Y caminabas siguiendo su rastro, pero se hacía cada vez más complicado moverse por la calle y seguir el rastro.
Tiras, haces algo?
Estamos muy cerca del final.
Richard maldijo por lo bajo. No era la primera vez que tenía que correr tras un sospechoso, pero en aquella ocasión era bien distinto: no podía hacer uso de sus poderes policiales ni vampíricos, más que para seguir el rastro de aquel tipo. Si estuviera en solitario, podría ir mucho más rápido, pero en presencia de tantos humanos sería contraproducente. Además, estaba el tema de los soldados.
- Dadme un walkie - dijo, cogiéndolo al vuelo cuando uno de los humanos se lo lanzó - Conseguid un coche, seguid esta calle y contactad conmigo. No podemos dejar que escape.
Diciendo eso, guardó su arma y corrió por la calle, siguiendo el rastro de esa salsa desconocida y esquivando como podía a los viandantes.
Motivo: Percepción
Tirada: 1d10
Resultado: 4(+5)=9
Tu presa te sacaba cierta ventaja, pero tampoco demasiada, no podía echarse a correr en medio de la gente sin alertar a nadie, y tú estabas muy pendiente.
Así que con un paso bastante ligero fuiste moviéndote por la calle.
Por el walkie comentaban que el restaurante estaba controlado, y los chicos hacían lo que tu decías, buscaban entrar en el vehículo y seguirte por aquella calle.
El rastro se volvía un poco caótico, de un lado a otro, sin duda estaba esquivando gente para no llamar la atención.
De repente se paraba en una parada de autobús donde había varias personas. Buscabas alguna ruta por la que hubiera escapado, pero no encontrabas nada. Allí había un grupo de varias personas y a primer vistazo no concordaban con tu presa.
Una señora mayor, dos adolescentes que discutían sobre música. Una joven con una bolsa de compra que miraba el móvil, y un chico de melena larga, metido dentro de un anorak para el frio.
Sin embargo, no parecía que Hei Wu Long estuviera entre ellos.
Tras buscar alternativas, decidiste que era imposible que no estuviera allí, donde los pasajeros. Diste una vuelta por si se ocultaba detrás de alguien, pero no era así. Y podías ver tan claro como los faros de los coches que pasaban por la carretera, que el aroma se hacía más intenso en la parada.
Donde demonios estaba, que estaba pasando.
A efectos de juego, segun tu tirada, el tipo esta en la parada, pero no hay nadie que se le parezca. Que haces?
Así que el poder de ese tipo probablemente consistía en esconderse a simple vista. Un poder muy interesante y útil, sobre todo en una sociedad como la suya. ¿Cuántas traiciones, cuántos engaños había causado gracias a eso? Sin embargo, con algo que no contaba era con la sociedad americana, y la naturaleza humana. Se acercó al grupo corriendo y sacó el arma, para acto seguido disparar al aire dos veces. Contaba con que los civiles, los humanos, se dejasen llevar por su instinto y se encogieran o corrieran. Su presa, como vampiro que era, dudaría.
La gente se sobresalto, y lo cierto es que el que más tardo, uno de los dos jóvenes, el que te tenia de frente, tardo poco más que los demás en moverse, y lo hizo cayéndose de culo y mirándote con ojos como platos.
Toda la calle empezó a moverse más lento, y gente fuera de tu rango de visión chillaba o se tiraba al suelo, o buscaba cobertura.
Los habitantes de la ciudad habían pasado por muchas cosas, y aunque era un barrio de buena clase, y con pocos jaleos, todos reaccionan rápido para quitarse de la zona de peligro.
Ahora, la mujer que estaba sentada con la compra empezó a chillar sin control, y la vieja se llevo la mano al pecho.
Buen intento, pero aun así, no tienes un indicio claro.
Tienes otro turno por delante a ver que haces con la gente asustada.
La situación se estaba descontrolando, y no podía permitir que ese vampiro asesino de vampiros -o eso parecían indicar todas las pruebas- se escapara. Algunas personas habían huído, ¿seguiría ahí el aroma de aquella salsa especial? Cambió el espectro de visión y observó la parada del autobús. Si su presa estaba entre ellos, sería el joven caído al suelo, la mujer chillando o la anciana. Fuera quien fuera, no dejaría que ninguno de ellos saliera de allí.
La gente no sabía qué hacer, nadie se atrevía a mover un solo dedo, parecías un chiflado con un arma, lo bueno es que nadie estaba llamando a la policía.
El olor seguía allí, estabas seguro. Lo que no estabas tan seguro de que tu presa estuviera allí. No había nada que indicara que tu presa fuera a ser ninguno de ellos.
Revisaste uno por uno a los hombres, ningún indicio. Las mujeres, estaban tan asustadas, que incluso la gritona había empezado a guardar silencio, y no levantaba la mirada.
Tras medio minuto, un autobús interrumpió tu mudo interrogatorio y se paro para que subieran y bajaran clientes.
Un grupo de varias personas bajo a la acera, y al verte con un arma echaron a correr para esconderse, aunque no llegaron muy lejos.
Ultimo turno, tienes alguna idea?
Masculló silenciosamente, guardó su arma y se quedó allí apenas unos segundos más, quizás esperando que Hei Wu Long apareciera de la nada repentinamente, desvaneciendo su poder. Pero no podía quedarse mucho más: en una época en la que los teléfonos móviles estaban a la orden del día, cualquiera podría grabarle montando alboroto y tendría que dar muchas explicaciones en comisaría.
- Estoy frente al Mclaren´s, venid a por mí - dijo por el comunicador, abatido. Se reuniría con el resto y vería qué pasaría a continuación.
Las personas que había allí, unas se subieron corriendo al autobús, otras sencillamente se alejaron en cuanto guardaste el arma.
El conductor del transporte estaba avisando por la emisora, pero un vehículo negro sin matricula apareció y tú te metiste dentro.
Pronto la parada y el resto de la calle estaban bastante atrás, y no habías capturado a aquel delincuente vampírico, un manchón en tu peculiar cuenta con la justicia.
Mientras los hombres te llevaban de vuelta al restaurante no dejabas de darle vueltas a todo lo que habías visto, por si te habías equivocado en algo. Quizás hubieras pasado algo por alto, pero no sabías que.
...
Mientras los hombres armados se marchaban, la gente del autobús empezó a hablar, sobre la poca seguridad que había en aquella ciudad, sobre los locos, y sobre que deberían de detenerlo.
Mientras una señora, la que había puesto el grito en el cielo se tocaba insistentemente la muñeca. Tenía sangre, un corte no muy profundo pero que no dejaba de sangrar.
Sentada en la parte de atrás del vehículo y sin hablar con nadie, empezó a sentirse cada vez mas mareada. De la nariz salió un hilillo de sangre. Se desmayaba, y mientras sus ojos se cerraban, cualquiera podía ver que el iris de sus ojos era de color rojo sangre.
...
La noche no había hecho sino comenzar, y tras dejar a Martha y Tom “limpiando” el restaurante volviste a la comisaria.
El papeleo se acumulaba en las mesas de tus compañeros, pero la tuya solo tenía una carpeta. Le echaste un ojo por encima. Era la que el Capitán os había entregado el día anterior. El robo similar fuera de New York al de los hombres de Europa del Este.
Respiraste hondo, y te sentaste en la silla de tu escritorio, sería mejor que lo revisaras, y así quizás pudieras centrarte en algo más que no fuera la sensación de que se te había escapado un asesino.
FIN