Dwalin se encontraba de mal humor. Las esperas, amagos y retrasos (justificados o no) no le resultaban ajenos: el mismo se había servido de esa y otras argucias para llevar a buen puerto sus negocios.
Pero normalmente había un contacto previo, esta vez ni siquiera había sido recibido.
-¿¡Cómo voy a plantear trato alguno si el arl no se digna a recibirme!? Así no hay manera de hacer nada. Ya puede ser el mejor cereal de este país de perros.- pensaba el enano, refunfuñando para si.
En esas estaba, puliendo un pequeño espejo de mano, más para mantenerse ocupado que por necesidad, echando la ocasional mirada al fondo del patio, cuando reparó en otros (con toda probabilidad, a juzgar por su aspecto) forasteros.
-Mmm, que cosas.- murmuró, mesándose la cuidada barba, curioso. -Un montañés y un dalishano- continuó, mirando a uno y a otro alternativamente.
-Bueno, a falta de algo mejor que hacer...-terminó de murmurar, guardando el espejo y, tras asegurar los correajes de su mochila, se dirigió con paso decidido hacia la pareja de guerreros.
-Buenos días- Saludó a ambos, pero mirando a la imponente mole que se alzaba ante el. -Soy Dwalin Barbaguada, el mejor mercader a este lado de las Montañas. Si la calidad de lo adquirido no es como mínimo calidad de Orzammar, no es mercancía Barbaguada.- Tras la rimbombante y ensayada presentación, continuó. -Me ha podido la curiosidad al ver a una pareja tan pintoresca como la de ustedes dos, me he dicho allí, al otro lado del patio "Dwalin, ahí hay una historia interesante" y aquí que he venido a presentarme como el Hacedor manda- Tras acabar, tomó aire y les miró alternativamente.
E nel paio estaba Colban junto a Lurick, sacudiendose aun el polvo de camino, habian legado directamente al castillo del Arl para escuchar aquella oferta de trabajo que habia llegado a oidos del joven guerrero, a ver si realmente valia o no la pena.
Ahi estaban esperando, cuando una masa peluda que le llegaria por la cintura se acerco y hablo, Colban de inmediato le miro, no con desden ni con molestia sino con firmeza, un ojo entrenado hubiese logrado detectar algo de nostalgia en sus ojos, Eh pequeñajo, yo a ti te conozco, si si, esa presentación tan pintoresca la recuerdo, tu has hecho tratos con mi padre en nuestro prueblo.
De inmediato le da una palmada en el hombro, Soy Colban, el hijo de Tralin de Villalobo, la última vez que negociaste con mi padre fue hace ya unos años, ¿que tal va el negocio, ya vendiste nuestras pieles?
Luego miro a Lurick de reojo, Pues no soy bardo, pero si quieres una historia al menos paga una cerveza!! que la vida no es gratis. HAHAHAHA terminando con una sonora carcajada.
Una mujer flacucha había llegado caminando. Llevaba una túnica un tanto harapienta, el pelo recogido, y unos pendientes que parecían caros. La armadura de pieles iba por debajo de la tela, y de tan flacucha que estaba, le bailaba un poco bajo la vestimenta. Tenía la mirada entretenida y sonrisa de niña, pero se movía firme como una adulta.
Echó una mirada rápida a los asistentes, valorando. Parecen divertidos. Ofreció la mano a cada aventurero por turnos a modo de saludo, repitiendo su presentación: Buenas, Morla Egeria, mucho gusto. Hola, Morla Egeria, encantada. Morla Egeria... Cuando llegó a Dwalin, el saludo fue más efusivo. ¡Dwalin! Qué alegría encontrarte por aquí.
Luego de ofrecer la mano a los asistentes, se aburrió. Se notó en su cara, pero fue solo un segundo, porque luego siguió hablando. ¿Alguien sabe de qué va este trabajo? Yo es que tuve un... lío de una noche ...contacto esporádico que me dijo que por aquí daban buen trabajo y vine en cuanto pude. En cuanto se me pasó la resaca. Pero vamos, ni idea de qué hago aquí. ¿Alguien sabe?
Bostezó, y se desperezó entera. Bonito el patio, ¿eh?
El enano parpadeó, haciendo memoria, si recordaba haber negociado en alguna ocasión con algún clan avvarita, pero hacía ya tiempo que... -¿Has dicho Villalobo? ¡Ja! Ya me acuerdo, siempre he dicho que para negociar con los clanes hace falta una cabeza dura y un estómago duro, pues si no te asestan un coscorrón y les caes bien, tendrás que tener un gran estómago para digerir tanta hospitalidad- rió Dwalin.
-Buenas pieles, si señor, sabéis lo que os hacéis por allá arriba- manifestó.
Acto seguido, refunfuñó al comentario de pagar unas rondas...¡pagar! ¡Pero si aún no había cerrado trato alguno y ya iba a perder más de su preciada plata...suerte que en ese momento se apareció otra cara conocida.
-Vaya, vaya, mi estimada colega Morla Egeria en carne y hueso- saludó Dwalin, murmurando el "carne" y palmeándole amistoso el costado.
-Cuanto tiempo sin vernos, lo menos hace...bah, no me acuerdo, he perdido mi libro de cuentas- expresó, en tono más sombrío -¿También tienes intención de cerrar tratos con el arl? He oído que necesita ayuda con algún trabajo mientras se desocupa, pero no se gran cosa más, a decir verdad- concluyó, en tono más animado.
El manto que portaba Lurick estaba lleno de polvo del viaje hasta la Fortalezza de Stenhold, lugar del Arl de Linde sur que ha pedido ayuda para una misión. El joven de Risco Rojo llevaba tiempo viajando con Colban, des de aquél encargo conjunto que hicimos y por casualidades de la vida acabamos haciendo hermandad y cumpliendo los encargos siguientes juntos.
Ahora que estaban allí se habían encontrado con un grupo varipinto de personajes que acudían a la llamada del Arl, un mercader enano, una joven y un elfo dalishano que también parecía intrigado con el encargo.
El enano, de nombre Dwalin, se acercó a Colban y Lurick con una curiosidad desmesurada:-Para tu respuesta, maese enano, soy de Risco Rojo. Mi nombre es Lurick Fossoway. Llevo viajando con Colban unos meses, haciendo diferentes encargos como mercenario y por eso estoy aquí.-le expliqué al enano que no parecía muy interesado en mi, como en Colban. Acto seguido se alejó al ver a una muchacha, con la que había tenido relación anteriormente y se puso a hablar con ella.
.-Que tipejo tan peculiar.-pensé en voz alta sin darme cuenta.
me he apuntado en la sección de notas las intros que has hecho para poder rolear sin tener que dar muchas vueltas.
Morla sonrió, y le palmeó la coronilla a Dwalin. No te acuerdas porque hace demasiadas cervezas que nos vimos. A mi me dijeron que por aquí pagaban bien y vine corriendo. Cuando acabemos podríamos ir a celebrarlo a una buena taberna. Si de verdad pagan tan bien, invito a la primera ronda. Miró a sus alrededores. Somos bastantes. ¡Eso va para todos! Un buen guateque cuando terminemos el trabajo, ¿quién se apunta? Ya lo veía, era una gran fiesta con muchas jarras de cerveza, varios bardos animando a la clientela, y varias personas rendidas a sus pies. Le brillaban los ojos de alegría. ¿Qué me dices, Dwalin? ¿Y tú, Colban, hijo de Tralin de Villalobo? ¿Guateque después del trabajo? ¿Lurick Fossoway, un descanso de tanto viaje? Yo también he viajado, desde Antiva hasta aquí, nada menos. Miró al dalishano. ¿Y tú como te llamas?
Colban miro a la mujer, sonrio por lo bajo y respondio sin demasiada emoción aunque de inmediato.
No sere yo el que rechace una buena jarra de cerveza tras un trabajo cumplido, pero primero enteremonos siquiera de que va el trabajo!!!
Luego dirijo mi mirada a algún guardia o algún "responsable" con cara de "cuanto tiempo vamos a esperar?"
Dwalin asintió un par de veces a Lurick -Un placer, muchacho, ¡Un placer! Risco Rojo, no es mal lugar, ¿No es cierto? Gente de mirada recta y pies en el suelo. ¡Siempre me voy satisfecho de allí!- manifestó el enano.
Dwalin rio a las palabras de Morla, satisfecho...especialmente a su oferta de pagar -Claro Morla, ¡Claro! Seguro que en Antiva has tenido más de una anécdota que contar, ¿Mmm? Algo digno de contar al calor de la cerveza y al frescor del hog...Bueno, era algo así, ya has entendido lo que he querido decir- terminó Dwalin, sonriente.
Como respuesta al avvarita el enano paseó su mirada por el patio, compartiendo su impaciencia.
La mujer antivana quería organizar una fiesta para cuando acabaran el encargo pero Lurick no era muy dado a las festividades, prefería pasar el tiempo tras el encargo reparando su equipo mientras descansaba pero no haría feos a una invitación:-Beberé con vosotros si volvemos todos, si no beberé en honor de los caídos.-dijo el guerrero aceptando la invitación:-Pero nada de guateques.-añadió para dar un toque de seriedad a la conversación.
Colban miraba el patio cuando escucho las palabras de Lurick, se volteo y tranquilamente en silencrio rodeo los hombros de su "compañero" con su grueso brazo.
Teneis que disculpar a mi estirado amigo, es buen guerrero os lo garantizo, pero le hace falta aprender a soltarse y disfrutar de verdad la vida cuando el momento lo permita...
Tras lo cual empuja ligeramente al joven hacia Morla, lo suficiente para que tuviera que dar un medio paso como mucho.
Si no te quieres unir al guateque pues tu que te lo pierdes...
—¿Qué es un guateque?
El elfo se había resistido todo lo que había podido, pero al final la curiosidad había ganado. Como habría dicho su madre: mejor preguntar y parecer idiota un momento a permanecer para siempre en la ignorancia, eso sí que es propio de idiotas.
Llevaba dos años muerta y aún oía su voz con claridad. Aquella frase de "mientras tú vivas, una parte de mí permanecerá contigo" había demostrado ser una promesa de lo más real.
Eru miraba las torres y murallas con desconfianza, preguntándose si la mujer que lo había liado para venir aquí aparecería o había vuelto a tomar una mala decisión. No le gustaba estar rodeado de tanta gente.
Morla parecía una maestra cada vez más apasionada. Un guateque es jarana, un guateque es algarabía, canciones, bailes. Un guateque es buena compañía, cerveza, ¡alegría! Compartir historias, ¡reír! Un guateque es soltarse, ser libre, ¡no hay mañana!, conocer gente, amistad, diversión y mucho más. Un buen guateque es una experiencia para recordar. Hizo una pausa entre el discurso para matizar. Bueno, si bebes demasiado, no te acuerdas. Pausa para pensar. Pero igual te lo pasas bien. Pausa. Creo. Eso es un guateque. ¿Quieres venir después del trabajo?
Dwalin miró largamente, entre divertido e incrédulo, al muchacho de Risco Rojo -Eres un tipo alegre, ¿No es cierto?- se sonrió el enano, volviendo la mirada al avvarita, expresando su acuerdo.
Antes de decir algo más, el dalishano finalmente les regaló los oídos, Dwalin se dirigió a el, preparado para un nuevo asalto verbal como el que había dedicado a los dos compañeros humanos cuando Morla se le adelantó con toda una descripción de un guateque, por lo que se contentó en dejar al elfo procesar lo que estaba recibiendo con un lacónico -Eso.- mientras señalaba con el pulgar a Morla.