Partida Rol por web

Soltó un bufido a la vez que entornaba los ojos hacia arriba.

Iba a responder ingeniosamente a Will, pero antes de abrir la boca se lo pensó dos veces. Las notas ya estaban puestas y no iba lograr que mejorasen las del cabeza de chorlito ni las de Tif siendo antipática o dándoles la charla, además de que ella se había esforzado mucho para lograr sus notas y era cierto que se merecía un premio.

-Está bién, William... veamos que tienen que enseñarnos el Sr. Heynes y la Srta. Clarck, los nuevos profesores de "parranda"-Remarcando la última palabra con un tono algo burlón-

Pongo en el twitter

^{#modeparty ahora los profesores pasamos a ser alumnos. Espero sacar buena nota.}

Levanto la cabeza para ver la cara de desaprobación de Will a mi “cacharro”. Apago el teléfono y lo guardo en el bolsillo del pantalón mientras recibo una sonrisa por parte del deportista.

-Madre mía espero que seáis mejores profesores que alumnos si no me veo a las doce en casa jugando al WoW.

La broma solo es medio reída por Lisa, iluso de mi no saben que es el WoW, seguro que piensan que es un grito de guerra de algún equipo de fútbol.

En fin me rasco el pescuezo, tic que tengo cuando quiero cambiar completamente la conversación tras un silencio incomodo y me dispongo a dejar mis próximas horas en manos del rey y la reina de la noche.

-Vamos a ello, sin anestesia.

De repente tu teléfono móvil comienza a vibrar. Es Derek, un compañero vuestro con el que también tenéis confianza. 

El grupo se separa. Tiffany y Lisa van de compras a la tienda más pija del pueblo, un lugar que no le gusta demasiado a Lisa, aunque ha prometido dejarse guiar por Tiffany. Lisa responde al teléfono mientras se alejan de sus amigos.

Coges el teléfono y una voz conocida te habla. Es Derek, uno más de vuestro grupo que anda últimamente un poco raro. De hecho no quedó con vosotros.- ¿Lisa? tía, te llamo porque sé que puedo confiar en tí.- La gente sabe que le gustas a Derek, pero puede que solo sean rumores.- He visto la nota de Malcom Mcbride... se suicidó por... por... nuestra culpa. Habla de todas esas "bromas" que le gastamos, de lo crueles que éramos. Lo he podido ver en... su... agenda. Sí, se la robé, quería ver la nota de suicidio de la que todo el mundo habla.- Acto seguido respira entrecortado, parece muy nervioso.- Nosotros fuimos los culpables de que muriera. No nos merecemos vivir... no merezco...- Parece muy preocupado.- No aguanto esta presión, necesito hablar contigo. ¿Qué tal mañana?.- Dice muy nervioso.

Al descolgar el teléfono le cuesta entender lo que le dice su nervioso interlocutor.

-¿Malcom? está bien, pero tranquilízate, ¿quieres?.... Está bien, mañana nos vemos, puedes pasárte por mi casa si quieres pero no hagas ninguna tontería ¿de acuerdo? intenta tranquilizarte

Con una expresión algo preocupada miró hacia su amiga y boqueó la palabra "Derek" para que supiera con quién estaba hablando mientras señalaba su teléfono, tras lo que se encogió de hombros.

Tiffany enarcó una de las cejas perfectamente delineadas acompañando las palabras mudas de su amiga con un encogimiento de hombros al más puro estilo "qué tripa se le ha roto" aunque no preguntó, hizo un gesto a Lis, chica más que capaz para andar y hablar por teléfono al mismo tiempo para ir a por ese modelito que recordaría al mundo entero que era hora de que ese patito feo que su amiga se emperraba en parecer se convirtiese en un cisne... no uno especialmente bonito, no lo suficiente como para hacerla sombra, pero sí uno precioso y mucho mejor que la mayoría.

Sí, sí, la belleza está en el interior, pero la personalidad no es la que da la primera impresión... Y Lis tiene que estar impresionante, eso es.

Por un instante pensó en si ese idiota de Will se fijaría en Lisa y miró a ésta de reojo, pero desechó esa posibilidad. Will era un pez que estaba bastante enredado en la telaraña de futuro perfectamente perfecto de la mente de Tiffany y Lisa no pretendería hacer esa jugada más propia de esas calientabraguetas del equipo de animadoras.

Tengo que encontrarle un buen chico... que no sea la masc.. Tom.Rectificó para sus adentros. Tom. El amigo de Will.

-¿Va todo bien?- preguntó por la conversación en cuanto dejó de escuchar la vocecilla de Lis hablando por el móvil, obligándola prácticamente a entrar en la tienda al apoyar una mano en la parte baja de su espalda aunque aquel gesto serviría también para guiarla puesto que un lugar tan especial incomodaba visiblemente a su amiga.

Y será capaz de inventarse una llamada falsa para escaquearse de vestirse como dios manda para la fiesta...

La expresión de Lisa demostraba cierto grado de preocupación.

-Era Derek.. dice... dice que él robó el diario de Malcom, que él lo tiene... Dice que en el diario nos da la culpa a nosotros de su suicidio. Estaba muy nervioso, dice que quiere verme mañana.

Se mordió la uña del pulgar sin levantar la vista del teléfono movil.

-PFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFF- dijo poniendo los ojos en blanco- Menuda tontería, ¿cómo va un muerto a culpar a nadie cuando ya está...? Ay, Lis, no le des vueltas. Malcom era un tarado, un fracasado que no sabía encajar una broma y eso es culpa de él y sólo de él-le retiró un mechón para colocárselo detrás de la oreja- ¿y qué hace Derek con eso? ¿Le va el morbo? Qué asco... no te preocupes, ni se me ocurriría liarte con él- sacó una percha y examinó un vestido rojo de escote en uve y miró a Lisa-¿qué te parece? Creo que te quedaría mejor un palabra de honor pero por probar- le aplastó el vestido contra el pecho y se la llevó a los probadores-No te comas la cabeza por cosas de las que tú no tienes la culpaaa~a- dijo alargando la "a" final con un tono cantarino mientras buscaba con la mirada a una dependienta competente que le hiciese la pelota a su amiga y que a la vez fuese eficiente.

Fingió una sonrisa que se antojó nerviosa para su amiga.

-Si... supongo que tienes razón, no se nos puede culpar por eso. Quiero decir que nosotros no tenemos la culpa de que Malcom tuviese el trastorno que lo llevó a eso, ¿no?  en parte nosotros somos tan víctimasde todo esto como él, ¿verdad?- Dijo no muy convencida de sus propias palabras.

Para tratar de despejar su mente, se dejó guiar por su amiga en dirección a los probadores sin oponer resistencia

-¿Hm?- miró cuando la puerta se abrió y Lisa apareció de nuevo, con esa expresión de niña atormentada- No me gusta, necesitamos algo que te realce el pecho no que te lo tape como una cortina, espera aquí- la indicó para perderse de nuevo y aparecer con un vestido rosa pastel  que dejaba los hombros al descubierto gracias a un escote de bañera espectacular- soy yo- indicó antes de asomarse al probador y, cuando su amiga cogió la percha, Tiffany la retuvo-nosotros somos más víctimas que nadie, Lis, los adultos quieren marcarnos como causantes de un mal en un individuo que tenía la mente podrida... pero se equivocan, nosotros no somos malas personas- sonrió para tranquilizarla, creyendo ciegamente en sus propias palabras, al soltar la percha y dejar que se cambiase, cruzada de brazos y dando golpecitos en el suelo con los pies por impaciencia, mientras Lisa se cambiaba.

Hacéis lo previsto, vais de compras, alquiláis un hammer para que sea más épico. Ya lo tenéis todo preparado. Pero ya está oscurecido, y las luces de la calle se encienden. Hay poca gente, ya que están cenando. Os volvéis a juntar y os contáis los planes: Tiffany y Lisa encuentran los vestidos perfectos, mientras que Tommy y Will alquilan para el día de la fiesta un Hammer. Vuestro estómago ruge y alguna de vuestras madres os mandan un sms para saber dónde estáis. Vuestras familias están impacientes, así que cada uno se dirige a su casa. Unos más contentos que otros por haber aprobado.

De vuelta a casa te encuentras con el director, que se cruza contigo. No parece reconocerte, y si te reconoce no te saluda, ya que os culpa a vosotros de la muerte de vuestro antiguo compañero. La madre de Malcom va con él.- Si, lo sé, no te preocupes... ya pasó hermanita...- Le dice a la señora. ¡Vaya! ¡Son hermanos! era un dato que no sabías. Por eso os tiene tanto odio, seguramente vio vuestro nombre en la nota de suicidio del diario del chico, que os nombra a vosotros...

Cuando ambos están ya lejos, en la oscura calle ves a un señor vestido de Santa Claus que te saluda con la mano de forma un tanto... siniestra. Está detrás tuya, parece que estaba siguiéndote. Mira hacia un lado y a otro antes de empezar a correr hacia tí.   

Había sido una tarde más que provechosa, un vestido precioso... azul claro para resaltar sus ojos y el cabello rubio. Sí, perfecto, tal y como Tiffany soñaba. Estaba tan contenta que casi había olvidado ese suspenso que tendría que recuperar, tan contenta que se sentía tentada de balancear la bolsa de un lado a otro como si fuese caperucita con su cesta.

Oh, vaya.

Ella tampoco había hecho amago de  saludarle. Saludar a los empleados del instituto fuera de hora lectiva (e incluso en hora lectiva) hacía bajar puntos de estatus social más que las espinillas o los brackets. No sabía que la madre de Malcom y el director fuesen familia, aunque tampoco era cosa suya.

Llamar hermanita a una señora de esa edad, pfff. Loser, así nunca saldrá de ese instituto.

Esbozó una sonrisilla divertida que se le borró a medida que se acercaba al señor ese raro vestido de Santa Claus.

-Iuh...- musitó cruzando la acera para pasar lo más lejos de él, mirándole de soslayo con una mezcla de asco y desdén que solo los más populares de los populares podían conseguir. Pese a ello, le veía saludar por el rabillo del ojo mientras pasaba, conteniendo la respiración por si acaso apestaba y el tufo llegaba hasta ella desde el otro lado de la acera.

No había avanzado mucho cuando decidió mirar sobre su hombro por un nosequé-quéseyo. El Santa Claus ese zarrapastroso (quizá no lo era, pero nadie con dignidad trabajaría en eso desde el punto de vista de Tiff) estaba detrás de ella. No detrás de ella tal y como le había sobrepasado, no, detrás de ella de estar detrás de ella.

Sin duda era un tarado. ¡Un tarado que querría meterse en sus rosadas e inmaculadas bragas antes que su futuro marido! (O eso suponía, después de todo era rubia guapa, popular y virginalmente virgen)En cuanto le vio mirar a ambos lados como cerciorándose de que no había nadie ella echó a correr.

Comienzas a correr cada vez a más velocidad, el tipo comienza a seguirte, pero su enorme barriga hace que lo acabes dejando atrás. ¿Qué coño querría? ¿Violarte? es lo más seguro, eras la más buena del insti... menudo cabrón.

A partir de aquí la noche transcurre normal. Vas a tu casa con tus padres y prefieres no contar lo sucedido e ir a dormir.