Camino despacio, seria, mirando a la bestia, no a la pequeña criatura que ni siquiera se resiste. Hago que la sangre almacenada en mi corazón caliente mi cuerpo hasta parecer una humana en celo, porque de ser algo, eso es lo que yo sería ahora, un cuerpo en celo, jadeante, ansioso, sería un sexo mojado. Degusto la sensación que hacía mucho tiempo que no sentía: Hambre, hambre impaciente.

Al llegar a ellos, puedo oler la sangre humana que mancha la cara del pequeño, puedo oler el cuerpo del hombre. El pequeño me miraba, esperando misericordia por mi parte, mala apuesta, muy mala apuesta, creo que él tiene más misericordia que yo. Entonces se da cuenta de todo. Y empieza a lagrimear, creo que hace poco que era humano. La sangre que acaba de beber gotea por su parpado.

- Si me tocáis uno de los humanos más importantes morirá esta noche – susurra, no sabes si miente o no, ninguno de nosotros lo conoce, eso está claro.

Mi gesto deja clara mi opción, retiro la mirada del pequeño, me pego a él, y por consiguiente a ti, ignorando su presencia entre los dos, confiada en que lo tienes bien sujeto, y es un neonato inútil, mi lengua se pasea por tu cuello, cachonda, la notas caliente. Seria, vuelvo a desviar la mirada, y te espero, dejándote el primer mordisco y la decisión, a ti.

La observo acercarse, cada movimiento, cada paso, como sus ojos parecen fijarse en mi, en lugar de en mi presa, mientras avanza por el callejon. Mi brazo, mi mano, sujetan con fuerza al pequeño vampiro, al diminuto ladronzuelo que se ha cruzado en nuestro camino esta noche y no puedo mas que pensar en mis propios tiempos como uno de ellos. Eso no relaja mi mano, ni mis dedos, no le da pie a poder zafarse de mi mano que se cierra con fuerza sobre su nuca. Mala noche, peor momento para estar de caza.

Con cada paso que da me resulta mas evidente que esta hambrienta, aunque hay algo mas. Su tez antes levemente palida va recuperando lentamente el tono que tenia en el Valar Morgulis, rosada, casi humana. Su cuerpo comienza a emitir calor y un olor muy particular. Respiro con fuerza, permitiendo que tanto el miedo del chico, como su suciedad se mezclen con el olor a hembra que hay en el lugar. No de una hembra normal ni mucho menos, Valeria es algo diferente, algo que despierta toda la parte visceral y feral de mi. Al final alcanza mi posicion, pega su cuerpo al del chico sin importarle lo que este pueda hacer, mi mano se cierra incluso con mas fuerza, detalle que no le apsa desaparecibido a mi presa.

Su rostro pasa al lado casi del del chico, sus pechos se clavan en su pequeña figura mientras su lengua alcanza mi mejilla. Caliente, humeda, cachonda sin ninguna duda. Toda esa mezcla de sensaciones viniendo de ella me hacen abrir la boca emitiendo un leve jadeo mientras mis ojos se fijan en ella. Se que no somos iguales, se que es mas antigua que yo... pero esta noche pienso hacerla mia, mientras nos bañamos en la sangre de este pequeño humano.

Aparta el rostro, dejando que sea yo el primero en morder, a la espera de saber que hare. Las palabras del chico no significan nada para mi, un humano mas o menos no me quitara el sueño. La miro y sonrio, mostrando mas instinto que otra cosa. Clavo mis dientes con fuerza, aunque la intencion no es abrir una herida brutal ni mucho menos solo un agujero por donde mane mucha sangre, soy una bestia pero no pienso desperdiciar ni una gota y no es realmente al chico al que quiero entre mis dientes. Chupo de la herida, una pequeña dosis, manteniendo en la boca la mayor parte del precioso liquido. Levanto la boca mientras mi otra mano pasa del cuerpo del niño y acaricia tu cuerpo, ascendiendo por ese cumulo de curvas que deseo poseer hasta llegar a tu cabellera. Tiro de ti con fuerza, con cierta violencia hasta que tus labios y los mios se estampan en un beso, por donde pronto empieza a manar la sangre del chico.

Observo como miras al niño, con desprecio, no te importa quien sea, no te importa quien muera, sin embargo debería, si es un humano de las cotas más altas de una de las cuatro familias, La Guardia Negra nos encontrará, y nos dará caza. Sonrío de medio lado, hipnotizada por esa temeridad.

Muerdes el cuello del chico, que suelta un grito de sorpresa, esperaba acobardaros, pues ese argumento siempre bastó para que nadie lo tocara, pero lejos de eso, su sangre entre tus labios. Retienes la sangre que te cabe en la boca, tu mano me llama.

La sangre, tierna, dulce, tan llena de vida, entra en mis labios a través de los tuyos. Podría sentir el corazón latirá ahora mismo, de tener uno. Correspondo el beso, te muerdo el labio inferior, mezclando tu sangre con la que había en tu boca.

El niño aprovecha para soltarse, a pesar de estar entre los dos, y escurrirse hacia abajo.

Puedo notar tu mirada, puedo notar como te gusta mi locura, mi capacidad para asumir cualquier riesgo me lleve a lo que me lleve. Te sonrio, de nuevo mostrando mis dientes, pero ya no solo con apetito de sangre, ya no solo con apetito de sexo sino, hambre de ti. Exclusivamente de ti. Hay algo dentro de mi ser, una bestia aullando con fuerza a la noche que quiere hacerte mia y eso es algo que clama con fuerza en el silencio de este callejon.

El chico grita, sorprendido quizas porque esa amenaza, dura, peligrosa no haya surtido efecto pero quien es el para decirme lo que puedo hacer. Aqui en las sombras de las calles de esta ciudad, tengo mis dominios, no soy el mas poderoso, no soy el mas fuerte pero lo sere... paso a paso me convertire en ese ser, y para hacerlo tengo claro que ir a medias tintas no sirve de una puta mierda. Necesitas mucha fuerza, mucho poder para poder ir a donde yo quiero ir, por lo que no me detendre ante nada para conseguirlo. No tras haber abrazado la noche. La sangre entra en mi boca, parte entra y la mayoria es retenida en mi boca. Te hago un simple gesto y nuestros labios se funden, la sangre mana de mi labio cuando muerdes mezclando la sangre del niño y la mia. Tu calor invade mi cuerpo con fuerza, el niño usa ese momento para escabullirse de mi mano, dejando la chaqueta unicamente en mi mano y caer, aprisionado entre ambos. Mis manos no pierden el tiempo, mientras mis labios siguen jugando con los tuyos, mordiendonos y lamiendonos a partes iguales, cogen al chico de nuevo, con mas fuerza, presionando su nuca y su mandibula para evitar que muerda o grite. Mis uñas se clavane n su piel, arrancando finas lineas de sangre sin que nada parezca detenerlas.

Lentamente separo mis labios de Valeria, mis ojos clavados en los suyos con un apetito que se ve entremezclado entre el sobrenatural y el sexual. Mi mirada baja hasta nuestra presa, mis labios manchados de sangre y mi mirada mas salvaje que nunca, noto mi cuerpo pidiendo mas y cuando mis labios se abren mostrando mi sonrisa, dejo claro que la noche no ha hecho mas que comenzar. Al alzarla de nuevo, mis manos con fuerza mueven el cuello del chico, dejando a la vista el mismo lugar donde yo clave mis dientes, a la espera de que mi acompañante de esta noche tome tambien parte de la iniciativa.