Mamá Tom no ofrece resistencia. Al fin y al cabo se trata de una simple subalterna con la que no vale la pena hablar.
—Nada me alegraría más que ver a ese maldito Zorro del mar hundido para siempre. Quedo a vuestra disposición y dejaremos la quilla para después.
Riaris suelta el aire, exhalando sonoramente, y por unos segundos deja de fruncir el ceño, lo que debe ser su manera de sonreir. Luego la ex oficial de artillería hace un gesto al pirata más cercano y éste sube ágilmente al bote con el que se peleaba Mamá Tom. Por su parte, el resto de bucaneros guarda las armas y ayuda a la oráculo a cambiar de embarcación.
Mientras uno de ellos conduce el bote de vuelta a la orilla, donde termina jugando con el estridente macaco, la practicante de juju es conducida al Grindylow Embrujado.
Superada la tensión inicial, parece que esta gente es mucho menos jactanciosa y bravucona de lo esperado. De hecho, el ambiente abordo es extrañamente tranquilo. No obstante, por precaución, y siguiendo la valiosa información que les has compartido, enseguida se apostan varios vigías para controlar el acceso a la bahía.
Mamá Tom observa a la tripulación, tratando de determinar su competencia, aunque la marinería nunca había sido objeto de su interés. Al final todos ellos, de un modo u otro, para un corte o una amputación, tendrían que pasar por ella, de modo que prefería desprenderse de cualquier relación emocional con sus futuros sirvientes.
Después de una larga ojeada trata de entablar contacto con alguien de su cercanía para preguntar si tienen cirujano.
Está claro que esta gente sabe lo que hace. La mayoría vienen de una larga carrera en el mar. Aunque, eso sí, todos parecen coincidir en que acaban de dar comienzo a una época dorada en el Grindylow Embrujado a manos de un joven capitán de Puerto Riesgo, llamado Feijud, y sus allegados oficiales.
-¿Cirujano?--se extraña un más que dicharachero gnomo, que jurarías que está intentando ligar contigo desde que has subido a bordo--Querrás decir un carpintero, ¿no? Me temo que no. Y es justo lo que necesitamos ahora. ¿No me digas que tú sabes de eso, preciosa?
Parece que el Wendo le había asignado una nueva misión en la vida, lo que congratuló a Tomassina.
—Pues en efecto, soy carpintera. Y da la casualidad —añadió —, de que he abandonado mi anterior trabajo gracias a ese maldito barco que hay al otro lado de la bahía. Podéis contar conmigo para derrotarlo —repuso.
-¡Bien!--exclama una fea semiorco que pasaba junto a vosotros en ese instante y que debe haberos escuchado--Ésa es la actitud que queremos a bordo.
-Ahora sólo falta que Feijud tenga a bien enrolarte. Aunque tampoco creo que vayas a tener muchos problemas con eso, el de Puerto Riesgo no es Barnabus Harrigan.
-¡Eh, vosotros! ¡Bajad a limpiar los cañones para que estén listos cuando regrese el capitán!--ordena con autoridad la mujer, dirigiéndose a un grupo de bucaneros ociosos, para luego alejarse a otra parte del barco.
Ya están saliendo de las cuevas...
De pronto se monta un pequeño alboroto abordo y la atención de la mayoría se centra en la playa de la bahía. Al acercarse a la baranda del barco, Mamá Tom observa a cinco figuras que van descendiendo de las cuevas que hay en los acantilados para finalmente reunirse con el marinero que se quedó a custodiar el bote.
Por los comentarios de la tripulación, debe tratarse de los oficiales del Grindylow Embrujado: un gnomo de bigotes pelirrojos (al que enseguida se le echa encima el macaco) y cuatro humanos (tres hombres y una mujer, que resulta ser la dueña del loro porque el animal se le posa en el hombro).
Puedes ver sus descripciones en las fichas de pj:
* Feijud, Harper, Malickud, Raymond y Sandara, que el resto ha pasado a mejor vida a lo largo de las diversas aventuras.