Era un día lluvioso y frío. El Sol casi había desaparecido y empezaba a tener dificultad para seguir avanzando. La oscuridad y el terreno mojado te haían impedido cumplir con tu horario propuesto para llegar al próximo pueblo donde poder pernoctar.
Posiblemente estuvieses...en medio...de ningún sitio... Cansado deicidiste salir del camino y arroparte durante un rato al cubierto de un frondoso árbol. Una roca no muy húmeda te sirvió como bando y estiraste tus cansadas piernas permitiendo que estas se relajasen por unos minutos.
Mientras tratabas de escurrir el agua de tu ropa, alcanzaste a ver una casa a medio kilómetro de ti, no muy apartada del camino. Parecía ruinosa y abandonada