Partida Rol por web

Dicen que todos los caminos llevan a Roma. Quizás estabas esperando esta oportunidad en concreto, donde el riesgo y las ganancias están garantizadas. Quizás solo pasabas por allí y leiste la suculenta recompensa. O quizás estabas ya sin dinero, después de haberlo dilapidado en vivir y ahora, te encuentras al borde de una vida que solo puede ir cuesta abajo por hambre, durmiendo en el suelo...incluso robando para sobrevivir. Sea cual sea tu origen, ahora eso ya no importa.

El cartel anunciaba que se reclutaban guerreros experimentados para una tarea no definida. Pagaban muy bien, 1 oro por día de trabajo es mucho dinero, y más aún si al final del trabajo te daban otras 20 monedas. Con eso podrías vivir bastante bien durante meses. El cartel solo anuciaba al sitio al que deberías presentarte para la prueba de aptitudes.

Cuando llegaste, había cerca de un centenar de personas allí. Las pruebas fueron exigentes. No solo buscaban músculo, sino también ingenio y sabiduría, y elegían lo mejor de lo mejor dentro de aquella amalgama de mercenarios. Hiciste gala de tus dotes, sin utilizar tus poderes más ocultos, pues nunca sabes si en realidad esto es una quema de brujas, y saliste airoso de todas ellas. Tan bien rodaron las pruebas que fuiste elegido.

Tu misión empezaba el día siguiente. Tendrías que presentarte con tu equipamiento en las caballerizas reales, al alba. Te tomaste el resto del día para preparar tu viaje. No sabías a donde ibas ni qué tendrías que hacer, pero eso no te preocupaba.

A la mañana siguiente te presentaste allí, y al igul que tú, otros mercenarios estaban presentes. No conocías a ninguno, ni tampoco recordabas haberlos visto el día anterior. Eran demasiados aspirantes y las pruebas eran muy exigentes como para andar distrayéndose.

El mismísimo Louis Calabrielle, señor de armas del rey Elías apareció para dar las indicaciones. Si la mano militar del rey era quien mandaba las órdenes, esto iba a ser muy serio.

-Enhorabuena. habeis sido elegidos para una misión confidencial de rescate. Cuando digo confidencial, quiero decir que nadie de los que NO estais aquí presentes puede conocer vuestro objetivo. Si esto se incumple, sereis juzgados como traidores a la corona y sereis sentenciados a la horca. Cuando digo de rescate es porque la hija del conde Yuri Baranova de Sillermay ha desaparecido, y vuestro trabajo es encontrarla. Me es indiferente en que condiciones la encontreis, sea lo que sea, quiero que la localiceis y la pongais a resguardo hasta recibir nuevas órdenes.

Es vuestra responsabilidad mantenerme informado de cada uno de los descubrimientos y movimientos que hagais. Si pasan días sin que me mantengais informado, entenderé que habeis desertado y pondré precio a vuestras cabezas. Si preveeis que estareis tiempo sin poder escribir, informarme de ello, quiero saber donde, cuando y porque estais en cada sitio y momento.

Cuando llegueis a Sillermay sereis recibidos por el conde, el cual responderá vuestras preguntas, y mostrareis respeto y decoro en vuestra actuación. Allí se os dará más información y se os pondrá en contacto con nuestro informador de la zona. Buen viaje y buena suerte.

Con las mismas diligencias, se gira sobre sus talones y desaparece por un portón de caballerizas junto con cuatro soldados fuertemente armados. A vosotros se os invita a subir a un carruaje. Tras acomodar vuestras pertenencias en la parte superior, montais en el interior.

Os queda un día y medio de camino hasta Sillermay. Pernoctareis en Rakvara, a orillas del Anluin, antes de llegar a vuestro destino.

El viaje se sucede tranquilo. Si miras por la ventana puedes ver como las nubes avanzan lentamente en el cielo y como se va poco a poco oscureciendo. Posiblemente vaya a llover en los próximos días, y las tormentas que dan paso a la primavera suelen ser abundantes y fuertes en esta parte del mundo. Rodeado de un montón de desconocidos que ahora resultan ser vuestros compañeros de arma ya no te sientes como alguien extraño o que desencaje en la escena, y parece que esta opinión es compartida por los demás, lo que invita a bajar la guardia e iniciar algunas conversaciones. Quizás sea buena idea tratar de conocer quien son los miembros de tan pintoresca unidad.

El personaje vestido completamente de amarillo con un fajín del naranja más intenso que se pueda imaginar observa al extraño grupo que se ha formado. Parece ciertamente incómodo sentado en el carruaje y su tintineante bastón a penas entra en el cubículo. Decide no perder el tiempo y es el primero en hablar, en un latín perfecto pero con un acento ligeramente oriental:

- Bueno, creo una presentación es lo oportuno. Mi nombre es Asagiri Draek. Provengo de Phaion Eien Seimon, más concretamente de su capital, Markusias. Soy un monje Shukyokamita del monasterio Boo Qing Sei, dedicado al Kami Guroden Raisu. ¿Quienes sois vosotros?

En una esquina de la vagoneta se sentaba una joven en silencio. La mujer iba ataviada con un kimono de un color negro impoluto con un simbolo blanca bordada a la esalda, al cinto colgaban dos espadas, como era normal entre los samuráis, una larga de vaina negra y mango rojo y la más pequeña, de vaina Roja y mango blanco. De la chica llamaba la atención sus facciones orientales, un lago pelo negro y unos intensos ojos rojos. Al escuchar al monje la mujer reacciona. 

En un latín no tan refinado como el de su compañero, dice, hablando directamente hacia Draek.

Mi nombre es Sōzoku Akane, descendiente del clan Sōzoku, del templo de Tategami. 

Al acabar la frase hace una reverencia con la cabeza a modo de saludo respetuoso y acaba con la frase. 

Dôzo yoroshiku

El hombre permanecía en silencio, observando a través de la ventana, ensimismado en sus pensamientos parecía no atender a las palabras de sus compañeros. Su media melena morena estaba teñida por mechones de canas, barba descuidada y su empalidecida tez escondía un subtono moreno característico de los países del desierto.

De pronto el hombre salió de su trance, tornó la mirada hacia sus compañeros y en su rostro se dibujó una afable sonrisa.

- Me llamo Raj Mirham, y nací en las costas del noreste de Estigia, aunque no creo que eso importe mucho ahora mismo.

El hombre echó un vistazo general a cada uno de los integrantes del abarrotado carruaje, soltó una media carcajada y terminó su intervención diciendo entre risas:

- Parece que lo vamos a pasar bien.

En la parte mas oscura del carruaje, un hombre con holgadas y gastadas ropas de cuero esta compiendo una manzana con la ayuda de un cuchillo el cual usa para partir y ensartar trozos que se lleva despreocupado a la boca. Escucha a sus compañeros con cara se soberbia e indiferencia, masticando con la boca abierta. Cuando se presenta Akane este suelta una risa picarona y le giña un ojo. Tras la intervención de su ultimo compañero dice:

-Joder, el pelmazo de Calabrielle se ha dedicado a buscar el grupo de raros del continente. Bueno o de mas allá - dice mirando de nuevo a Akane con mirada picaresca. Se aclara la voz y continua- Mi nombre es Phyan y vengo de una pozilga similar a cualquiera que os hayais encontrado en vuestros viajes. Supongo que todos estamos igual de jodidos si hemos termiando en este puto carruaje para salvar a una niña rica que a nadie le importa. Espero que por lo menos podamos divertirnos un rato.- Juega con el cuchillo y lo enfunda en un bolsillo interior de la chaqueta. Acto seguido regurgita una flema y la escupe hacia fuera del carro.

Con el paso de las horas avanzais hasta llegar a Rakvara. Parais el carruaje en la puerta de la taberna y accedeis a ella. Afuera el Sol ya se está poniendo, y dentro la chimenea empeiza a crepitar con fuerza ahora que empeiza a caer la noche.

Jila, la dueña del local os prepara unas mesas para que podais cenar y recuperar fuerzas después de tantas horas encerrados en aquel cubículo de madera.

La cena está compuesta de una sopa en grandes cuencos de barro y las sobras de la caza de estos días, Dos conejos y un cuarto de jabalí. tras la cena os encontrais libres de poder desplazaros por la taberna y poder arrimaros a la chimenea y descanar.

Elyviel había trascurrido el viaje en silencio, contemplando a todo el grupo.

En cuanto se sientan en la posada y la tabernera les sirve la comida, se presenta:

- ¡Que aproveche! Por cierto, yo soy Elyviel y también provengo del continente del este - mira hacia Draek y Akane -. Casi me siento como en casa - ofrece al grupo una gran sonrisa antes de coger una pata de conejo.

Sentado a la mesa un chico joven menudo, con unas grandes patillas, vestia con ropas normales, curtidas por las inclemencias del tiempo y la capucha siempre echada.

Buenas tambien. Siento no haber dicho nada antes, estaba ensimismado viendo tanta variedad de caras, atuendos y armas Dice Tamaris con una jovial sonrisa en la cara. Y aunque sea relativo despues de muchos años dando vueltas, soy de Kannon. De todo él 

Aprovecho el viaje para ver la esencia de la gente. Habilidad racial (prdon, va aqui)