¿Y por qué luego? ¿no puede ser ahora?, pregunta Maggie con falsa inocencia, sin dejar de acariciar suavemente el miembro de Jonas.
Mientras espera respuesta, mordisquea el lóbulo de la oreja de éste, y luego introduce la punta de la lengua en su pabellón auditivo.
Jonas se echo a reir picaramente, mientras juguetea con los pechos y la entrepierna de Maggie:
- Sabes que me encanta juguetear... Pero tu mandas, sorprendeme. - Dijo con la mano dentro de las braguitas de Maggie. Podia sentir las manos frias de Maggie calentarse, y la sensacion se volvio indescriptible.
Con una sonrisa pícara, Maggie empezó a descender, haciendo el mismo recorrido que antes hiciera su mano.
Una vez frente al ya enhiesto miembro de Jonas, le dió un sonoro lametón con la punta de la lengua sin dejar de tenerlo firmemente agarrado, y miró a Jonas al fondo de los ojos. ¿Suficientemente sorprendido?, dijo.
Asintió:
- Suficientemente relajado... - La miró con una mueca de sonrisa.- Dejame divertirme a mí también... Sabes que no me gusta quedarme quieto. - Dijo pasando la mano por el pelo de ella. Mirandola a los ojos.- Espero que ambos salgamos de este infierno...
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Como decían en Perry Mason: Su turno, Mr. Mason, responde Maggie, alegremente.
Luego, con un aire soñador: me he hecho el propósito de no pensar cosas negativas. Vivamos el momento y hagamos lo posible porque no nos maten. Después, de vuelta en El Mundo, Dios dirá.
Jonas la tumbó en la cama, y los muelles de la cama se quejaron por el movimiento. Luego, le quitó las braguitas con suavidad, y las echó al lado del top, antes de besarla con pasión, y bajar lentamente besandola, por el cuello, pechos, vientre, hasta sus piernas, que abrio suavemente, antes de pasar su lengua por la entrepierna de ella lentamente, de forma deliberada, y mirarla a los ojos:
- ¿Mejor? - Dijo con una sonrisa picara, antes de juguetear un poco con su cuerpo.- Saldremos de este lugar, y entonces veremos que pasa. Pero ahora centremonos en hacer que desees pasarte aqui toda la campaña. Ya que la que manda eres tu, da ordenes para variar... - Dijo a modo de provocación, siguiendo el jugueteo con la lengua. Cada vez con más fuerza y de adentro a fuera.
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¡Oh, sí!, fue la rápida respuesta de ella.
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Mmmmmmm, ¡más despacio pero no pares!, dice Maggie volviendo a enredar sus manos en el pelo de Jonas, reteniéndole encima de su sexo que, hay que decir, está estimulando más que adecuadamente.
Jonas fue más despacio, pero con paso firme, estimulandola, cuando sintio las piernas de Maggie agarrandolo y las manos de esta en su pelo. La verdad es que ella parecia divertirse lo suficiente, pensó que llevaba bastante sin "entrenamiento", pero que parecia no habersele dado mal. Siguió asi un rato subiendo progresivamente la fuerza, conforme ella sentia sus piernas aflojarse. Al final, cuando ella se fue, dio un ultimo lametón, y sintio las piernas de ella sin tantas fuerzas como al principio, de modo que se acercó a su oido y dijo:
- Orden cumplida, ¿Ordena alguna cosa más? - Dijo en un susurro, con tono animado, la verdad es que estaba excitado, y aun más con esos jueguecitos de roles sobre mando y subordinado.
¡Oooooooh! fue el único comentario que acertó Maggie a hacer, mientras su cuerpo era recorrido por los espasmos de un violento orgasmo, y se limitó a estrujar a Jonas entre sus brazos.
Al cabo de unos segundos, y aprovechando que Jonas estaba sobre ella, le apartó un poco hacia con una mano, y con la otra agarró firmemente su miembro, orientándolo a la entrada de sus ardientes entrañas. De momento se merece Vd. una mención en el orden del día, marine. Vamos a ver si está listo para el ascenso, dijo manteniendo el tono de broma.
Y con eso, introdujo ella misma la erecta verga de Jonas en su cuerpo, con un suspito de placer. Jonas pudo comprobar que la lubricación era la adecuada, hundiéndose hasta el fondo.
Billy negó con la cabeza, despacio.
-¿No te has enterado? No dejan salir a la ciudad salvo para ir a tu acantonamiento, y en compañía de un suboficial que no vaya pedo. Y aquí no veo ninguno, colega.
Vieron pasar a un par de soldados fuera del barracón, y él sonrió, asomándose. Eran una blanca y una chicana, pero no estaban nada mal.
-¿Vamos a seguirlas? Seguro que van buscando un buen rabo por ahí.
"-¿Quién iba a resisitirse a semejante mujer? - pensé mientras Janet me arrastraba a un camastro."
Poco podía imaginar que tras el periodo de instrucción y nuestra llegada a Irak tendría unas Navidades como estas. Janet no era distinta de otras chicas que se habían cruzado por mi vida. Iba a ser una más, pero la diferencia es que si estás alistado en el Cuerpo de Marines y estás destinado en Bagdad, esa "una más" es en realidad un vávula de escape necesaria. Imagino que yo voy a ser para ella lo mismo.
En cualquier caso, esta noche Janet y yo vamos a fundir las bombillas de este puto barracón. No sé si será el mejor polvo de mi vida, pero es justo lo que ahora necesito...
¿Qué Tyrone, cómo te va con Janet?
Te escribo en un aparte, que Jonas está sin conexión.
Bien. Celebrando la Navidad en un camastro y con la ropa tirada por ahí. Si ahora entra un General de 4 estrellas y nos pilla, me devuelven a casa por correo certificado... :)
Y en cuanto a Jonas y a Maggie, qué calladito os lo teniais, ¿eh?.
Ha sido amor al primer disparo ;oPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPP
Tras lo que pareció una hora o hora y media, ambos quedaron exhaustos, tumbados mirando el techo del cuarto. Jonas, con la mano en el pelo de Maggie acariciándolo, dijo:
- Necesitábamos relajarnos parece... ¿Habrán notado nuestra ausencia? Sinceramente, ahora no me importa mucho. Espero que lo hayas pasado igual de bien que yo. - Dijo sonriente y visiblemente algo agotado.- Quien me iba a decir que aquí la chica iba a ser tan buena en la materia... Un buen regalo de navidad para ambos. Dentro de un rato, deberíamos descansar, y poner los relojes preparados para sonar en cuanto haya que levantarse, nunca se sabe. - Pareció pensar unos segundos en algo, puso sonrisa picara y dijo.- Por cierto, ese culito es tan bueno como parecía, Maggie. Espero no haberte decepcionado... - Dijo riendo.
Pensó por un segundo en donde se encontraban, y lo que sucedería al dia siguiente... La gran duda de todo aquel destinado en el infierno. Pero en ese momento, no había lugar para las preocupaciones, solo para descansar y liberar emociones, solo eso. Y por un momento, dio gracias por sobrevivir al ataque del día anterior, y a estar en ese lugar. Habían sobrevivido, y por ello eran afortunados, eso era lo que contaba, eso y que ahora sabían que no estaban solos en el infierno.
Fumador, te debo una escena en condiciones XD Pero por el momento, tengo el tiempo contado u.u
Maggie, saciada, acertó poco más que a decir: Mmmm.
Al cabo de un rato, ambos ya más espabilados, le dio a Jonas un tierno abrazo y un beso en la punta de la nariz. En lo que a mí respecta, Jonas, no estoy nada decepcionada, le dijo. Vamos a salir con vida de este infierno y luego decidiremos qué hacer con nuestras vidas... pero espero que no haya que esperar a la próxima Navidad para, ya sabes.
Cita:
Te tomo la palabra.
James Kaczynski miró a las estrellas a través de la ventana, con el costado apoyado en una esquina de panel prefabricado. La llamada a su madre le había dejado más que preocupado. Una empleada del hospital le había dicho que se encontraba en el quirófano, y que estaban intentando extirparle uno de sus tumores. Martha se mantuvó al su lado, silenciosa. Esperaron durante largas horas una llamada, hasta que dos sargentos de la policía militar llegaron al lugar, para comunicarle en persona el fallecimiento de su madre, hacía una hora. Según declaró el médico, sus últimas palabras antes de entrar al quirófano fueron "díganle a mi hijo menor, a mi James, que estoy muy orgullosa de él, del hombre en el que se ha convertido".
El soldado no pudo evitar derrumbarse, y las lágrimas acudieron a sus ojos. La chica que estaba cerca de él intentó consolarle, y terminó abrazándole con ternura. Ella le quería, y por eso mismo quería estar por él, en lo mejor y en lo peor. Algún día él se daría cuenta de que ella estaba allí, aunque no fuera tan guapa como sus amigas. No tenía ninguna prisa.
En otro lugar del complejo, Jonas jadeó por última vez, sudoroso y sobre el cuerpo desnudo de Maggie. Apenas un edredón les tapaba parte del torso y las piernas, ya que lo habían removido bien. Se miraron con una sonrisa juguetona, pensando en si aquello había sido solo sexo cómplice o algo más.
En otro módulo de aquel mismo barracón, Tyrone acariciaba el pelo a Janet, que estaba satisfecha y semidesnuda, tumbada a su lado en la cama, y mirándola con sus enormes ojos. El pandillero pensó que le había costado sangre y lágrimas amargas, pero que al fin había conseguido tener una familia, su familia. Y no faltaba de nada en ella. Ahora, habría que cuidarla. Y lo peor es que para ello tendría que ser jodidamente duro, como el entorno que les rodeaba. Un entorno despiadado.
Kendrik iba por la tercera hostia a aquel negrata. Se habían cruzado con un grupo de morenos camino del barracón de las zorras de intedencia, y se desató una batalla campal. Pero eran cinco contra dos, y les estaban pegando la paliza padre. Pero entonces, cuando alzó el puño para darle otra hostia en la cara, sintió como algo retenía a su puño. Al girarse, vió a un negro enorme, un marine que mediría dos metros de alto por casi la mitad de ancho, acompañado por otros negratas con aspecto de gorilas. En total, eran otros cinco.
-Feliz puta Navidad, blanquito -le dijo.
Luego, le llovió encima un universo de hostias, de todas las formas y tamaños. Hasta que todo se volvió negro, al menos de momento.