El movimiento te sale bien, el guardia estaba confiado y el filo del objeto llegó junto a su cuello antes de que pudiera levantar su escopeta.
Pero a ti sola te hubiese resultado imposible, Clara se abalanzó también sobre el guardia y lo primero que hizo fue quitarle el arma, apuntarle con ella y decir algo en español de lo que sólo entendiste “… callas…mato…”
El hombre palideció y levantó las manos, otra de las chicas inmovilizó los pies del guardia. El inicio había sido un éxito, pero aun estabais en un furgón en movimiento, el otro guardia conducía sin darse cuenta de lo sucedido, pero con que mirara por el espejo retrovisor sería suficiente. ¿Qué se le ocurría a Juliette ahora?
Tenía que actuar con rapidez y sin perder el tiempo. Sentía el corazón en la garganta y la intensa adrenalina recorría cada poro de su piel.
Una sonrisa se esbozaba en su rostro. ¿De satisfacción? Quizás, pues un destello de esperanza se albergaba ahora en su interior y ahora, era aún mas grande.
Arrastrándose se dirigió hacia la parte delantera del furgón. Empuñaba aún su valiosa arma, aunque a simple vista era un trozo mas de pared, pero no para ella.
Con cautela y sigilo, levantó su mano empuñaba y enterró tan solo un poco la punta de su arma en el cuello del guardia y con su mano libre, lo sujetó de su cuello.
-Tranquilo, puedes conservar tu vida si obedeces y si no haces una estupidez- hablaba lenta y tranquilamente - Detén coche- estás dos palabras las pronunció aún mas lento, ya que su poco español era confuso.
La maniobra resultó un éxito, tras detener el vehículo el conductor levantó las manos, ahora todas las prisioneras colaboraron de forma activa.
- Creo que los podríamos dejar esposados al furgón ¿Qué te parece? – Te preguntó Clara.
Estabais en medio de una zona boscosa, eso facilitaría la huida, pero no había que confiarse, en cuanto se notara el retraso se daría la voz de alarma y comenzarían a buscaros, había que actuar sin errores y con rapidez.
Un par de las prisioneras ya comenzó a correr campo a través, pero eran las menos, el resto se ofrecieron voluntarias para terminar con el asunto de los guardias y el furgón – Deberíamos ocultarlo entre la maleza así les costará un poco más – Dijo una.
No se había percatado de que guardaba la respiración. Inspiró unas cuantas veces recuperando el aliento. Los latidos de su corazón seguían igual de intensos y sabía que perdurarían un buen tiempo.
No pudo evitar sonreír. Su sonrisa era de satisfacción y no solo por haber logrado el plan, también por sus compañeras, que habían mostrado valentía y gracias a ello, estaban un paso mas de conseguir la libertad.
Debían moverse lo mas pronto posible.No comprendía muy bien que decían, pero asintió frenéticamente y con mucha fuera, rasgó parte del atuendo del guardia, para amordazarlo y así, evitar que pidiera ayuda.
Ahora era el turno de Clara. Guiarlas hasta un lugar seguro, alejados del campamento. No podían perder tiempo, debían aprovechar cada minuto de la luz solar.
-¡¡En marcha!!- exclamó con cierto entusiasmo y a la vez, nerviosismo.
A Clara le sorprendió gratamente tu ímpetu, ya que en prisión solías estar bastante apagada. Ahora que estabas fuera fue como si revivieras.
Como no hubo oposición se hizo lo comentado, los guardias atados al furgón y unos metros fuera de la carretera, ahora quedaba lo de ponerse en marcha.
Hubo bastante dispersión y te quedaste a solas con Clara, pero eso sería lo mejor, cuando os buscaran no sería un único rastro, y eso aumentaba vuestras posibilidades – Vamos rubia, sígueme – Comenzó a caminar sorteando matorrales en dirección a la cima de la colina, ella aun portaba la escopeta del guardia – Espero que estés en forma, vamos a caminar hasta el agotamiento ¿Me entiendes? Cuanto más lejos leguemos mejor – Antes de proseguir se acercó y te dio un cómplice codazo en tu brazo, ella también estaba de buen humor.
Clara irradiaba felicidad, al igual que Juliette. La tibieza de los rayos del sol, acariciaban su piel de una forma maravillosa. El viento despeinaba su rubia melena y esas pequeñeces la hacían sentir viva. Un sentimiento que poco recordaba y que debía poner todo su empeño y fuerzas para cumplir al 100% la misión de escape.
Devolvió a Clara una amplia sonrisa y su pequeña muestra de amistad, le hizo soltar una pequeña risa, un sonido que en aquel lúgubre lugar, no se escuchaba.
Asintió a su compañera. Sabía que no sería fácil las próximas horas, que debían de caminar hasta el cansancio y quizás aún mas, pero lo haría. Una imagen de su familia invadió su mente y un escalofrío recorrió cada musculo de su delgado y maltratado cuerpo ¿Estarían con vida?
Clara demostró ser una chica dura, siguió avanzando cuesta arriba y luego de loma en loma, las colinas se transformaron en montañas, la sed y el cansancio comenzaban a acuciar.
- Vamos rubia, tenemos que llegar a los riachuelos antes de que caiga la noche sobre nosotros.
Ya se había puesto en soy cuando llegasteis a donde ella pretendía, una montaña con numerosos pequeños arroyos que caían formando de tanto en tanto pequeñas cascadas, al menos ahora podías saciar tu sed, tu lengua se había vuelto áspera y ahora al parar y con la llegada de la noche comenzó a entrarte frío. No, la huida no iba a ser fácil y este era sólo el primer día.
- No tenemos mantas, pero si no te da ascos aún nos queda el calor corporal... – Te miró de reojo – Busquemos un recoveco al menos a resguardo del viento, no tenemos una mullida cama, pero al menos no es invierno... Ni hay rastro de que nos sigan.
Su garganta cada vez estaba mas seca y no habían encontrado un arroyo o riachuelo aún. Saboreaba sus labios constantemente para refrescarlos, pero por supuesto, no era suficiente.
El día transcurría y el sol lentamente se iba poniendo. Juliette había perdido la cuenta de las veces que había mirado por encima de su hombro, cerciorándose de no ser perseguidas.
La marcha no era del todo silenciosa. Clara conversaba, pero sin duda, era un poco incómodo y molesto no dominar el idioma español. Su compañera era graciosa, ocurrente y sin duda, valiente.
Agua... la anhelada bebida que aparecía en su mente a cada instante. Deseaba sumergirse por completo en ella para limpiar su sudoroso cuerpo, pero la noche caía y podría resfriarse y aquello sería un gran problema para su escape.
Bebió hasta saciarse y que decía Clara ¿Dormir juntas? ¿Calor? Mmm... aquello era confuso, pero Clara siempre tenía buenas ideas.
-Lo que tu decidas esta bien, Clara- comentó Juliette dedicándole una ligera sonrisa.
Finalmente encontrasteis un lugar adecuado y terminasteis acurrucadas para poder sobrellevar el frío. Te costó dormir, al contrario de Clara que cayó pronto profundamente dormida, pero pasada media hora lo lograste.
Te despertaste dolorida, aún no había amanecido pero algo llamó tu atención, a tus oídos, por encima del rumor del agua llegó el sonido de perros ladrando, se escuchaban lejos pero sentiste como el corazón te daba un vuelco ¿Y si estaban siguiendo vuestro rastro? Ara pronto para estar seguros pero ¿Merecía la pena arriesgarse?
El dolor que comenzaba a sentir su cuerpo, la despertó lentamente. Frotó sus ojos con el dorso de su mano y tras de ellos comprobó el estado de su amiga: dormí como un bebé. Sonrió y sintió una ligera envidia ¿Por qué ella no podía descansar de aquella forma? Necesitaba energía y fuerzas para el día siguiente o quizás para ahora mismo.
Un escalofrío recorrió cada parte de su cuerpo y su corazón dio un vuelco, para luego palpitar de forma desenfrenada. Las seguían ¿Habrían encontrado a las demás? ¿Las delatarían?.
-Clara....- murmuró al tiempo que movía a su compañera por uno de sus brazos -Clara....- repetía una y otra vez -Despierta, estamos en apuros. Atrapadas...- su voz era tan solo un susurro.
Clara despertó sobresaltada y tras tratar de entender lo que decías puso su oído al acecho - ¿Atrapadas? Aún no – Dijo sin saber si se refería a vosotras o a las demás mujeres que habían viajado con vosotras.
- Vamos rubia, toca correr – No había mucho que recoger así que tras beber un poco y asearos lo imprescindible volvisteis a salir a la intemperie – Nos toca otro día de larga caminata.
Si ayer fue duro hoy lo era más pues aún tenías agujetas del día anterior y tampoco habías descansado tanto, los perros seguían escuchándose a lo lejos, y el sol cada vez más alto, hasta que de pronto... "PAM PAM" Disparos también lejanos, parecían de una escopeta.
Los gestos de dolor y cansancio, aparecían en el rostro de la joven rubia cada dos por tres. La preocupación también se notaba en aquel blanco rostro ¿Soportaría aquel ritmo? Debía hacerlo, si quería tener éxito en su escape y si no quería terminar como comida de perros.
Los disparos la sobresaltaron y no sabía que hacer, si proteger su cuerpo contra el suelo o simplemente ignorar lo sucedido. Aquella situación cada vez se complicaba mas ¿Acaso lastimarían a alguna de las chicas? o quizás peor aún ¿Habrían matado a alguna de aquellas valientes mujeres?.
Dedico una intensa mirada a Clara. En ella se mostraba miedo, mucho miedo. Esperaba ordenes de su amiga, pero hasta entonces, correr era su única esperanza.
Aún estabais asustadas sin saber que podía haber pasado detrás vuestra cuando la sorpresa ocurrió delante.
No lo visteis venir, había plantado un joven con ropa de campesino, boina y una escopeta de caza, no os apuntaba pero la mantenía en diagonal delante de su pecho, con precaución – Parece que huís de algo.
¿Debíais confiar en él? Dadas las circunstancias Clara pensó que la suerte estaba echada – No, dábamos una vuelta por el campo ¿No te jode? - Desde luego que era una mujer valiente.
Para alivio de todos la reacción del chico fue reír – Los enemigos de mis enemigos son mis amigos, vamos, seguidme – Acto seguido comenzó a caminar rápido sin mirar atrás, te dolía todo, parecía que esto de caminar no se iba a acabar nunca.
La repentina aparición del joven soldado, hizo que Juliette se detuviera, un tanto alarmada y claro, no era para mas. Inmediatamente se mostró tranquila y despreocupada, un tanto sonriente y asintió unas cuantas veces a las palabras de su amiga. ¿Sospecharía el guardia? Lo contemplaba esperando respuesta y sin duda, estaban salvadas, por ahora.
¿A dónde las llevaría? ¿Llegarían pronto? sentía una especie de fuego abrasando las plantas de sus pies. Tenía calor, sed y un tremendo cansancio y sabía que aún les quedaba mucho para reposar aunque fuera unos minutos.
Seguía al joven, pero no estaba al 100% tranquila ¿Debían confiar en él? ¿Confiaba clara en él? Dedicó una mirada a su amiga, si tan sólo supiera que pensaba Clara en estos momentos...
Todo fue bien, os llevaron hasta una especie de campamento junto a una pequeña casa de pastores casi arriba de una colina, habrían diez o doce hombres más, con aspecto desaliñado y un poco recelosos, no estaban acostumbrados a tener mujeres entre ellos y aunque podías darte cuenta de sus miradas en ningún momento os trataron mal. Os dieron alimento y por fin pudisteis descansar.
Al día siguiente te dolía todo tanto que apenas te podías mover, luego pasaron un par de días más cuando ya estabas recuperada. Parecía ser que por el momento habíais conseguido escapar de los guardias.
Era casi de noche, estabas sentada delante de una hoguera no muy lejos de aquella casa cuando Clara se acercó y se sentó junto a ti – Bueno qué ¿Tienes planes rubia? ¿Qué vas a hacer ahora que no te retienen los barrotes? – Había algún hombre por allí, siempre había alguno cerca, aunque no lo suficiente como para escucharos si hablabais bajo.
Aquello se sentía muy bien, realmente bien. El fuego, la tranquilidad, el estómago satisfecho, había olvidado que era ese estilo de vida, pero gracias a un milagro estaba allí, libre con su amiga.
¿Y ahora que deparaba su destino y futuro? Quería permanecer segura, pero sabía que había decisiones por tomar.
Pensaba en que respuesta darle a su amiga; quería ver a su familia, ir a su hogar, a su país, pero... ¿Sería seguro? Sabía que debía recorrer mucho camino para llegar a su destino. Estaba confundida.
Encogiendo sus brazos mira a Clara -¿Tu? Yo aún... no lo sé- respondió en español, aunque su acento seguía allí, marcado.