Partida Rol por web

Esta nueva sala es algo más pequeña que la anterior, tiene dos tubos fluorescentes en el techo que parpadean cada cierto tiempo, al fondo una puerta metálica, y encima de ella un nuevo reloj que ahora tambien marca los segundos...

0:53:41....

Es lo que marca cuando entrais todos. Y en un lateral de la sala se encuentran dos cadenas de metal con grilletes unidas a varias poleas y a un mecanismo en el techo y otras dos cadenas con poleas en el suelo. Hay una pequeña plataforma para subirse.

Al igual que en la sala anterior en dos esquinas de la sala hay dos pequeños circulos prominentes negros.

Esperaba que la pelea entre la negra y el perro-Iñigo acabara de forma bastante inofensiva, como la de katrina y el japones, pero se ve que el mecanismo del botón rojo es muy sensible, eso o el loco que nos ha capturado tiene un mando a distancia, me decanto por lo segundo.

El aborigen demuestra su antropofagia y la puerta se abre, asqueado por el espectáculo decido que no es buen momento para intentar abrir el candado, me tiemblan los dedos y solo tenemos una horquilla -vamos a la siguiente sala, al menos para no ver esto-

Hago un gesto incluyendo a Tara y su amiga, si quieren hablar entre ellas están en su derecho.

En cuanto entramos en la nueva habitación, y antes de que nuestro maniaco anfitrión nos de nuevas instrucciones, intento abrir el candado con la horquilla

Me fijo si la puerta de madera que da a la primera habitación puede cerrarse desde este lado para intentar dejar atras a barhigum que se habrá retrasado si sigue comiéndose a Sarabi

Algunos de ellos empiezan a mirarnos a Tara y a mi. podría estar diciéndole cualquier cosa...  pienso un poco, y cuando voy a responderles veo al tio raro que se puso a rezarle a su Dios, comerse a la pobre chica que acababa de morir. Me entran arcadas. me quedo horrorizada, asqueada y trato de mirar a otro lado y pensar en otra cosa. tengo que salir de aquí como sea...

El amigo de Tara nos hace un gesto para que entremos en la sala con él. Nos acercamos a él. si....vamos.... respondo todavía algo horrorizada. por cierto....mi nombre es Sonia.

entro con ellos a la nueva habitación.

Si puede cerrarse, lo que no sabes es si podrá abrirla el. En el lado en que estas no hay perrillos ni nada. Solo la cerradura

Se va alejando de la primera sala mientras observa la macabra escena de los dos extraños "hombres" comiéndose a la muchacha de color.

Al entrar en la siguiente sala se acerca a Katrina con posición relajada, intentando no asustarla.

- Katrina, creo que de momento lo mejor será dejar de lado nuestras disputas, lo más importante ahora creo que es la supervivencia... - Apoyo una mano en su hombro intentando tranquilizarla - Eso sí, no me consideres tu amigo, ni nada por el estilo, sólo un compañero más en esta travesía. - Hace una breve pausa - Y si alguien más ha de morir, tú lo harás antes que cualquier otra persona, tenlo claro.

Salí por la sala con Katrina. No necesitaba ya mi ayuda, pues parecía haberse recuperado bastante, pero decidí permanecer a su lado. Puede que fuese por ser las dos enfermeras, o porque de lo poco que sabia de ella, ambas habíamos tomado decisiones difíciles para aliviar el sufrimiento de los demás, pero fuese como fuese pensé que Katrina era la única persona entre toda esta gente, de la que me podía fiar.

Cuando el japonés se acerco a Katrina, temí que volviese a golpearla, pero al ver que no era así me relaje. Escuche sus palabras sin decir nada, aunque mi mirada no dejaba lugar a dudas. No le permitiría que volviese a hacerle daño. No mientras pudiese evitarlo.

Parece que estoy consiguiendo algo y sigo muy atento a la cerradura -un poco mas, solo un poco mas...-

Aunque mi atención sigue en mi tarea procuro llevar la cuenta de quien va entrando, me pregunto si el canibal seguirá con la comida tras las partes blandas de la cara

Entro en la sala y miro alrededor, bastante molesto por la situación. Al parecer el hombre medio calvo* ya se me había adelantado. A mi espalda los caníbales proceden con su festín y no seré yo quien se lo impida, tengo poco tiempo y no muchas ganas de pelearme por los muertos. Las palabras del oriental me hacen ponerme alerta incluso sin pretenderlo. Miro entonces a la del móvil**.

Llámale a ver si terminamos rápido con todo esto.

Me acerco a ella y miro alrededor, alerta. No me gusta nada el cáliz que está tomando todo esto.

Quiero un helado...

Murmuro, en voz muy baja, más como un pensamiento pronunciado en voz alta sin darme cuenta que cualquier otra cosa. De reojo vigilo los movimientos de los potencialmente más agresivos y, en consecuencia, peligrosos.

Michael salió de la sala sin querer ver nada más de allí, pasó rápidamente por donde los dos pirados se estaban merendando a la negra y se metió detrás del grupo en la sala siguiente, al pasar llegó a oír las palabras del asiático a la chica a la que había golpeado y dijo, deteniéndose los justo para hacerlo:

-Me da igual lo que tengas con la chica, pero si va a haber próximos mejor que pienses en el indio y su perro.-

Y siguió avanzando dos o tres pasos, mirando la sala en general.

Asqueado por el espectáculo caníbal que acababa de montarse ahí mismo, me dirijo rápidamente a la siguiente sala. Una vez cruzada la puerta, murmuro a los que ya han cruzado la puerta, disimulando para que no me oigan los de la otra sala.

-Tal vez deberíamos encerrar al indio y al hombre-perro en esa sala.

Voy paseando hacia la nueva sala, y les digo al indio y al perrete no obediente:

-Como la puta negra tenga alguna enfermedad, vais a pillar de todo.

Entro en la habitación, y obserbo todas las cadenas y el bonito montaje que ha hecho nuestro secuestrador. Observolas poleas, y miro a ver donde va cada cadena, el principio y el final.

Me quedo observándolas, y concluyo:

-Estas putas cadenas no hay quien las entienda.

Cuando termino de susurrar a Sonia el chico joven nos increpa, y con el corazon a mil le miro llorosa para intentar decirle: Que solo tenemos miedo! Que nos sentimos desprotegidas! pero no da tiempo a mas porque el extraño hombre que parece un brujo y que seguramente ha salido de un psiquiatrico y el otro que hace las veces de un perro comienzan a devorar a la chica que han matado. Me pego mas a sonia reprimendo una nausea

La puerta se abre y capto el gesto de jordi, vamos con él, ahora mismo es el que mejor nos puede proteger. al llegar todo es parecido a la anterior sala solo por el extraño instrumento que esta en un extremo de la habitacion ¿ Que es?

El chico joven hace una sugerencia y le miro para asentir, no se como pero tiene toda la razon.El japones y la rusa hacen las paces, extraños compañeros nos van a tocar aqui...

Iñigo atraviesa la puerta de la habitación recién abierta, su cara se encuentra bañada en sangre con restos de carne entre los dientes, su mirada se ve relajada con los ojos semiabiertos denotando tener sueño, el mismo que se siente después de comer a destajo. Avanta através del portal de la puerta arrastrando los pies.

- Uf... amigo, gracias por eso, siento que mi alma se encuentra purificada. Dile a tu dios que fue bueno el banquete hermano.

Iñigo cuando entra en la nueva habitación queda mirando a Katrina, la mira unos minutos sin moverse ni decir nada... Luego de un rato le dice.

- Hey tu, chica bonita, tienes un parecido... ah... olvidalo, esa mujer la descuarticé hace años. Cuanto la amaba... suspira.

Una vez finalizado el banquete, ningún rastro humano quedaba en la cara de aquella chica de color, los mordiscos, dentelladas y las heridas causadas por dientes humanos eran aterradoras en las partes blandas del cuerpo humano. Pero ahora, la chica formaba parte de Barhigum, al igual que todas las anteriores víctimas de su canibalismo. Ahora solo faltaba que las moscas y gusanos hicieran su trabajo y colaboraran en la descomposición del cuerpo.

Barhigum se sentía doblemente satisfecho, ya que había comido codo a codo con aquel sujeto con el que compartia algo más que sus pretensiones, pero el hambre pronto reaparecería y no siempre habría tan exquisito manjar a mano.

Se levantó dejando a su sustento en el suelo y a paso lento y vacilante, sin dejar de mirar a los presentes, cruzó la puerta que había sido abierta...

Entré en la nueva sala detrás del primero en acercarse a la puerta, un chico joven y atractivo y bastante peculiar, había intentado defender a Sarabi de aquel monstruo salvaje, sin éxito. Giré mi cabeza una última vez para observar si venía el resto y la imagen fue escabrosa. 

No contento con haberla matado, el perro, comenzó a comérsela junto al otro tipo raro que antes se había comido su propio dedo. Suprimí una arcada y apretándome la boca con la mano pasé rápidamente a la siguiente sala.

Una vez allí dentro, todos podemos observar un lío de cadenas que sale desde el suelo y desde el techo, grilletes y poleas. Me mantengo pegada a la pared atónita frente a las vistas de esta nueva cámara de torturas.

El muchacho que entró conmigo se acerca y me sugiere que llame al psicópata que nos ha metido aquí dentro, lo miro con resignación -Esperemos a que estemos todos por lo menos- y con una leve inclinación de cabeza señalo la puerta aún abierta con el cadáver destrozado de la chica negra allí tendido... Mientras la gente sigue entrando.

Al ver traspasar el umbral a los dos caníbales mi estómago se contrae y me pego más a la pared, temiendo por mi vida, temiendo acabar como Sarabi entre sus manos.

Tranquila.

Digo a la chica cuando veo que se contrae contra la pared. Me pongo a su lado, aún alerta pese a todo y pongo mi mano en su hombro. Se me ocurre un sinfín más de palabras que dedicarle pero decido descartarlas para otro momento, pues mi fuerte no son las palabras ni pensar, pero sí actuar. Y ella parecía tener miedo, de modo que miro a los tres principales focos de miedo en el lugar y siento un escalofrío que oculto con mayor o menor precisión.

Escucho las palabras del animal que ha entrado con el rostro lleno de sangre, sin apartar la mirada del Japones, ni moverme del lado de Katrina, y cuando el salvaje suspira hablo a Hotarubi aunque mis palabras son en realdiad para todos.

¿De verdad sera ella la siguiente? ¿Antes que el? un movimiento de cabeza indica que me refiero al hombre-perro Valiente contra mujeres, entiendo porque estas aqui.

La imagen de los dos hombres devorando a la mujer vuelve a pasar por delante de mis ojos, pero mas que la brutalidad de esos hombres, me repugna la forma en que todos lo hemos ignorado. Ni uno solo ha alzado su voz, o su mano para evitarlo. Valientes, y cobardes todos hemos preferido mirar hacia otro lado, y ahora solo podemos aguardar a que elijan su siguiente victima. ¿Volveremos a bajar la mirada?

Poco a poco todos acabamos en la sala contigua, no sin antes presenciar aquella terrible escena de canibalismo, realmente vomitiva. Tan vomitiva que al adentrarme en la siguiente habitación no puedo contenerme más y vacío lo poco ingerido aquella noche en una esquina de la misma.

"Esto tiene que ser una pesadilla" No dejo de repetirme a mí misma, mientras respiro con dificultad.

Una vez calmados los caníbales y evitando la mirada del cadáver de la negra. Rotd paso a la sala contigua, dejando distancia entre el resto. Observo por un momento los grilletes y otra vez esos dos agujeros.
-Tal vez ese puto caníbal tuviera razón, pueden ser sitios para un micro y una cámara.

Se rasco la oreja y sintió una leve brisa que le recorría toda la espalda, la puerta aun estaba abierta así como la cara dela primera victima.
-Me temo que esos grilletes están para alguno de nosotros, dos para manos, dos para pies-Comento sin dirigirse a nadie concreto.