El fin para nosotros parecía haber llegado ya que las palabras no habían hecho efecto en el viejo que nos hablaba. Frustrado, asqueado y rabioso, escuché cada una de ellas, mirando horrorizado los huesos que debían haber pertenecido al pescador e imaginándome a nosotros en su mismo lugar. Era el fin sin lugar a dudas.
Pero un cuerno lanzó un sonido conocido que traía consigo la esperanza. El ejército había llegado liderado por una joven rubia, hermosa y fuerte como una buena guerrera, seguida de la reina y el resto de soldados. Hubiera gritado de júbilo ante aquella aparición, pero mi situación, al igual que la de mis compañeros, ya era bastante humillante como para aumentarla con gritos exultantes.
—Mi reina —una ligera inclinación de cabeza en señal de respeto fue el único gesto que le dediqué a la reina Astrid, mientras me apresuraba a coger mis armas: mi querido arco y el hacha a dos manos.
Mientras el resto se abalanzaba sobre los seres que nos habían capturado o iban a por la niña que reposaba en el altar, yo me quedé junto a la reina Astrid protegiéndola tanto a ella, aunque era consciente que la mujer sabía defenderse de sobra, como a Indra que, seguramente por sus heridas y por la inconsciencia en la que habían estado sumidos, aún parecía estar demasiado atontada para poder presentar batalla. De todas formas pocos eran los enemigos que se habían atrevido a atacarnos y, tanto la reina como yo, acabábamos con ellos con suma facilidad.
Sin embargo lo que ocurrió a continuación me dejó paralizado en el sitio. El anciano que nos había hablado se encontraba frente al altar, con una mano cercenada de la cual goteaba esa asquerosa sangre verde y lo hacía precisamente sobre la niña. Sus palabras eran las propias de un loco o de alguien que estaba sumamente convencido de lo que decía, pero fuera lo que fuera impresionaban demasiado.
Inconscientemente me llevé la mano al cuello para sujetar mi runa de protección. Si lo que aquel loco decía era cierto, tendríamos que esperar la aparición de un brujo, y eso sonaba francamente mal y peligroso.
Cuando despierto no entiendo absolutamente nada de lo que veo. Recuerdo algunas cosas , mas criaturas como las que nos atacaron hace un rato, Orvar echándome una mano. Me resultó curioso la empatía que mostró un hombre como el en una situacion como esa... y me gustó.
He tardado mucho en reaccionar y despertar del letargo que me causa el gas verdoso, supongo que tantos años tomando sustancias que alteraban mi conciencia deben de hacerme mas vulnerable a este tipo de ataques. Cuando despierto, la reina está junto a mi cubriendome con su espada, y un ejercito masacra a las bestias antinaturales que nos han atacado. He oido cosas antes de despertar, un ritual, un brujo caído que se aproxima. Los huesos del padre. Sabía que estaba muerto. Sabía que esto iba a acabar mal, pero no me escucharon. Estoy harta de esta situacion. En cuanto veo al grimoso lider de este escuadron de demonios no dudo ni un segundo y le tiro mi tomahauk directamente a la cabeza
-¡ahí tienes tu fin, cerdo asqueroso!
Motivo: Ataque
Dificultad: 0
Habilidad: 4
Tirada: 4 6 9
Total: 6 +4 = 10 Éxito
Las últimas palabras de aquel engendro fueron amenazantes, y no solo eso, lo último que hizo antes de perder la vida a manos de Indra fue verdaderamente repugnante. Había esparcido su sangre por el cuerpo de la chica, Krista no sabía el efecto que ejercía ese líquido viscoso al tocarlo pero quería presuponer que nada bueno.
Se aproximó a la niña, colocándole su capa sobre el cuerpo para cogerla sin mantener contacto con la sangre. - Tenemos que salir de aquí, hay que lavarle y quitarle la sangre para poder examinarle.
El ejército continua avanzando, masacrando a todas las criaturas que se acumulan, empujan y gritan sin control.
Aquel que los lideraba, permanecía en la misma posición. En el suelo arrodillado, con los brazos extendidos hacia los lados, los ojos cerrados y la cabeza hacia arriba, mientras la sangre no deja de caer de su brazo seccionado. Parece que espera algo, tal vez un final que da la sensación que ya tiene asumido. Finalmente, es Indra la que actúa tras recuperarse, lanzando su tomahauk con rabia. El arma impacta directa en la parte superior del pecho, llegando a la parte baja del cuello. A pesar de ello, y de la cantidad de sangre verde que empieza a salir, la criatura no cambia su gesto. Permanece inmóvil, hasta que la vida se escapa de su cuerpo y se desploma sobre el suelo.
Del mismo modo que hicieron con vosotros cuando estabais arrodillados en el suelo a merced de aquella criatura anciana, la princesa da una orden y el ejército rodea el altar, formando un muro de escudos sólido. Un muro que sólo se abre para que Krista llegue hasta la niña.
En pocos segundos, los gritos cesan. El ejército había terminado con todas y cada una de las criaturas.
Los guerreros y guerreras que forman el poderoso ejército de Varakdar se miran unos a otros, hasta que finalmente empiezan a gritar de felicidad ante la victoria. Gritos, risas y algún que otro abrazo quedan mudos en pocos segundos al ver que de la criatura que parecía liderar empieza a salir una especie de humo o de vapor de color verde.
Algunos dan un par de pasos hacia atrás al ver que la nube de humo avanza como si tuviera vida propia. Va avanzando y separándose. El ejército vuelve a formar, esta vez en dos grupos. Uno liderado por la princesa, alrededor del altar, protegiendo a la niña y a Krista, y el otro en el centro de la cámara protegiendo a la reina y al resto de vosotros.
La tensión es palpable, todos son grandes guerreros pero también son inteligentes, saben que un muro de escudos no frenará la nube, sin embargo su formación va por delante.
Comprobáis como el humo no parece ir hacia vosotros, se sigue dispersando muy lentamente, dirigiéndose a todas las criaturas que yacen muertas en el suelo. Al entrar en contacto con las criaturas veis algo extraño. Los cuerpos parece que encogen ligeramente, su piel parece agrietarse y empiezan a sangrar por los ojos.
Veis como la nube pasa por todas las criaturas y de pronto, con un movimiento repentino, muy distinto a lo lento que era antes, choca contra el altar y se desvanece.
La nube había atravesado el muro de escudos que defendía el altar, y había atravesado a algunos soldados también. Los soldados estaban blancos, pálidos del susto, pero nada más. No sentían nada distinto y no parecían sufrir ningún tipo de mal.
Tirada oculta
Motivo: esquiva de la criatura
Dificultad: 0
Tirada: 4 5 9
Total: 5 = 5 Éxito
Todos permanecen quietos, hasta que la reina se pone en pie y corre hacia la niña. Sacando un frasco de agua, que a alguno de vosotros, le resulta familiar. Con suavidad, deja caer una gota de aquel líquido dorado y brillante, en la boca de la niña, y en cuestión de segundos, ésta comienza a toser.
La reina no puede evitar esbozar una sonrisa al ver que la niña respondía bien, aunque la borra rápidamente cuando mira a Krista. - Lo lamento. - dice mientras se gira hacia donde estabais el resto de vosotros. - No pensé que estas cuevas estuvieran infestadas. Pensé que sólo tendríais que buscarlos por la zona exterior y los encontraríais. Jamás me hubiera imaginado todo esto, y lamento haberos mandado a una misión tan complicada, siendo como era la primera.
El arrepentimiento de la reina parece sincero, sin embargo, es interrumpido por otra voz femenina, la de la princesa.
- Son guerreros y guerreras, Madre. Se presentaron voluntarios para luchar, y eso es lo que han hecho. Si todos los enemigos fueran fáciles de derrotar... ¿qué honor se podría obtener en la batalla?
La princesa comienza a andar mientras os mira, - Mis padres y mi hermano confían en vosotros, creen que sois la esperanza de Varakdar... después de lo visto hoy... me doy cuenta de que yo tenía razón. Se equivocaban con vosotros.
A continuación, se dirige con paso firme y decidido hacia la reina, - lo que hemos visto hoy, no es natural. Nos enfrentamos a fuerzas que no conocemos, y ya no cuento con el poder que me otorgaste al nacer. Debemos hacer llamar a Ilithir y a Sarr, sabes que son los únicos que nos pueden ayudar.
Sin esperar respuesta, lanza una orden en alto, mientras se va girando hacia la salida. - Coged a la niña, y ayudar a los heridos. Volvamos a casa.
La reina escucha con atención las palabras de su hija, antes de asentir.
Cuando la princesa inicia la marcha hacia el exterior, la reina coge a Krista de la mano y juntas avanzan hacia el resto del grupo.
- Disculpad a mi hija. Es una gran guerrera, una gran líder, pero a veces le falta algo de... tacto. Me alegra veros, me alegra comprobar que todos estáis bien. - dice mientras parece rebuscar algo en una especie de estuche que cuelga de su cinto. Tras unos segundos saca un frasco con un líquido azul. - Bebed. Estaréis cansados, este líquido hará que recuperéis todas vuestras fuerzas en segundos. - añade mientras os lo ofrece.
- Se que tenéis preguntas. Trataré de responderlas todas cuando lleguemos a Varakdar. Vamos. - añade mientras os invita a salir.
Aquellos que tomen lo que la reina os ha entregado, sentiréis que el cansancio desaparece al momento. Os sentís como si hubieseis dormido días, con energías nuevas y preparados para cualquier cosa que se pueda presentar.
Seguís a la reina, hasta que finalmente veis la luz del sol a lo lejos.
Al salir comprobáis que Olssen, Ottar y Einar os esperan, cuidando de los caballos, como prometieron.
El viaje de regreso es tranquilo, aunque muy pocos hablan. Parece que lo ocurrido en las cuevas se escapa del entendimientos de la mayoría. Tenéis tiempo de pensar en lo ocurrido.
Un sonido nuevo os avisa de que estáis a punto de llegar a la ciudad. Un sonido que alienta a los soldados que vuelven algo cansados.
La noche ya ha caído, y a medida que avanzáis hacia el campamento militar, veis una gran hoguera en el centro, y rodeándola, todas las gentes de la ciudad, cientas y cientas de personas. Al lado de la hoguera, cuatro personas cantan y tocan instrumentos, mientras el resto baila, o simplemente escucha, sentados en pequeños troncos de árbol, apilados con tal propósito.
Aquella estampa era algo mágico. A pesar de todo lo que ocurría en la isla, a pesar de los peligros, y aunque fuera sólo por una noche, todos disfrutaban. Dejaban de lado los problemas para estar unidos. Daba igual cual fuera tu oficio, o tu clase social, todos eran invitados.
La reina os invita a sentaros a su lado, mientras la gente disfruta y la música sigue sonando. De pronto, se pone de nuevo en pie, haciendo que la música se detenga, y todos dejen de bailar para escucharla. - Vivimos tiempos oscuros. Pero hoy, el día de nuestra amada Diosa Madre, tenemos cosas que celebrar. Hemos conseguido salvar más de la mitad de la cosecha. Nuestro ejército se ha puesto una vez más a prueba y la ha pasado. Nuestro querido Egil al fin se ha despertado. Y gracias a nuestros nuevos aliados, una joven vuelve a descansar en los brazos de su madre. Tenemos motivos para ser optimistas. ¡Por Varakdar! - termina gritando, siendo correspondida por todas las personas congregadas, que gritan al mismo tiempo, - ¡Por Varakdar! ¡por los Reyes! ¡y por Dioses!
El sonido de tal cantidad de personas gritando al mismo tiempo es ensordecedor, algunos no pueden evitar sentir un escalofrío atresándoles la espalda o tener la carne de gallina.
La reina hace un gesto y la música vuelve a sonar, acompañados de los bailes de la gente.
Vuelve a sentarse y os mira.
- Una vez más, vivimos para celebrar el día de la Diosa Madre. Entiendo que tengáis preguntas, es el momento de que obtengáis sus respuestas.
Preguntad cuanto queráis.
A partir de aquí hasta septiembre, el ritmo de posteo pasará a ser un post por semana. Para que todos avancemos a la par y nadie se estrese.
Siento la cantidad de mensajes, pero es lo que tiene un cambio de escena (los pasos previos).
Y las cajas de youtube, es la música que se está cantando durante la fiesta. Las canciones están bien, pero no estáis obligados a escucharlas. Es más, creo que desde los móviles no se pueden escuchar, desde el móvil probablemente solo se vea un espacio en blanco, pero bueno. Lo dicho, si las queréis escuchar bien, y si no, no pasa nada.
Tenía al viejo controlado, asido con fuerza y con una mano cercenada... no obstante... volví a sentir un dolor de cabeza similar al que habíamos experimentado antes, antes de caer prisioneros... y todo se tornó verde... lo siguiente que recuerdo es ver de nuevo al viejo... ¡¡entero!! y junto al altar. Él mismo se cortó de nuevo la mano que yo ya le había cortado y baño con su sangre ponzoñosa el cuerpo de la niña... era una imagen dantesca...
No acababa de entender lo que había ocurrido, y eso me había dejado totalmente "desarmado". Era capaz de enfrentarme a un grupo de enemigos, más grandes o rápidos, no le temía a ningún animal... incluso la terrible experiencia que era luchar en un muro de escudos no causaba la mínima inquietud en mi.
Pero esa magia tan sucia como la que habíamos presenciado... si, sin duda se acercaban tiempos oscuros...
Ya en el campamento todo se convirtió en algarabía, todos alegres... sin embargo yo no era capaz de sentir ese positivismo. Era incapaz de verle ese cariz... bajo mi punto de vista habíamos fracasado estrepitósamente. Si no hubiesen acudido la reina con ese contingente, seríamos huesos golpeando tambores... y al final... ocurrió precisamente lo que el viejo quería que ocurriese... siguiendo los designios de ese brujo...
No, definitivamente no sentía ninguna alegría, por tanto, me excusé ante la reina Astrid y me retiré a descansar...
Perdonad mi "ausencia" estos días. Me ha salido un curro de 15 días y estoy todo el día liado, y luego los nenes, me ha costado mucho sacar un poco de tiempo para este mensaje. Así que, agradezco la bajada temporal del ritmo de la partida.
Un saludo a todos y que no paséis mucho calor.
Mientras estamos en el campamento pienso en lo que ha ocurrido en las cuevas. No puedo parar de pensar en la expresión apacible de la criatura cuando mi tomahawk le atravesó el corazón. Bastardo... tanto dolor, tanta muerte y ni siquiera puede regalarme un grito de dolor al morir. Los guerreros gritan y cantan a mi alrededor. Me resulta mas irritante que alentador. Esta no es mi música y estos no son mis bailes. Mi música está en el agua del río. Mis bailes son las hojas que caen mecidas por los vientos. De pronto siento una gran nostalgia de mi hogar.¿volveré alguna vez? ¿conseguiré cumplir la tarea que se me ha encomendado? Alejo los tristes pensamientos de mi cabeza en cuanto la Reina nos invita a hacerle preguntas: - ¿que eran esas criaturas que nos atacaron? ¿Y quién es ese brujo caído del que hablaban?
Krista se mantuvo seria durante todo el trayecto, los pensamientos le mantenían absorta en un mundo completamente apartado de la realidad. Las palabras de Astrid resonaron en su mente como el susurro de quien te despierta de un profundo sueño. Miró hacia el fuego mientras la música resonaba en sus oídos, no tenía ganas de festejar nada. Lo que había ocurrido había reabierto viejas heridas en ella dejándole un sabor agridulce, sabía que la tarea para la que le habían encomendado no sería fácil, nadie dijo que lo fuese. A pesar de todo la niña había sobrevivido y Égil se encontraba bien.
Cogiendo algo de bebida, Krista se unió a la fiesta, a pesar de que sus ganas fuesen mínimas no quería contrariar a la reina. Bebió hasta que la tristeza fue sustituida por el alcohol y la sensación de vacío en su pecho se llenó del calor de la hoguera y del festejo. Pensó detenidamente si realmente quería saber más acerca de aquello que estaba ocurriendo pues era algo que escapaba por completo a su lógica. Bebió nuevamente un trago de aquel licor para dirigirse a la reina - Si me permite la cuestión, ¿quién es el Brujo Caído del que habló aquel engendro?.
Lo que habíamos visto en esa cueva una vez el viejo, con el brazo cercenado, murió y el ejército diezmó a todos los que quedaban era difícil de explicar y mucho más de entender. Aquella niebla verde me dejó pasmado y sobrecogido pues eso era algo que ni una espada ni un hacha serían capaces de matar.
Sin embargo, todo terminó bien, habíamos conseguido salvar a uno de los dos que buscábamos y ahora nos encontrábamos celebrando festejos en el campamento, con música, bailes, risas, bebida,... Entonces ¿Por qué yo me sentía más abatido que contento?
Las palabras de la princesa resonaban en mi cabeza y, cuanto más pensaba en ellas más cuenta me daba que tenía razón. Yo era un cazador y un granjero no un soldado, sabía manejar el arco y el hacha como cualquiera en nuestra tierra sabía manejar un arma, pero no me había enfrentado a mil enemigos ni había formado un muro de escudos, sólo quería que mi familia no perdiera lo poco que tenía y, ante todo, que pudieran seguir haciendo lo que habían hecho toda su vida, pero con seguridad.
Si aquella oportunidad de participar de una fiesta junto a la reina hubiera sucedido unos días atrás, seguramente a esas alturas ya estaría bebiendo, bailando y buscando cualquier mujer que quisiera divertirse conmigo un rato, pero para mí ese no era el día propicio para celebrar nada.
De buena gana me hubiera alejado del grupo una vez las danzas hubieran comenzado, pero estaba claro que no iba a tener la oportunidad ya que la reina parecía empeñada en mantenernos a su lado a toda costa.
Preguntas, preguntas y más preguntas eran las que flotaban en el aire, pero en el fondo no sabía si quería escuchar las respuestas si es que alguien las conocía. Me quedé en silencio, mirando fijamente el cuerno de cerveza hasta que me decidí a darle un largo trago que casi acaba con su contenido mientras esperaba una explicación a lo sucedido.
—¿Y quiénes eran esos seres de las cuevas? —Solté de golpe, quizás envalentonado por la cerveza que acababa de tragar—. ¿Acaso no sabíais que vivían en ellas? Algo difícil de creer viendo lo numerosos que eran.
La reina mantiene la posición mientras acompaña con la mirada a Orvar, que se dirige hacia la tienda en la que ya os habíais hospedado la noche anterior.
Era evidente que a la reina no le molestó la decisión. Sabía que había sido un día duro, y no era el mejor momento de celebraciones, - Una vez más, lamento lo ocurrido. Y entiendo que no tengáis ganas de festejar nada. Sin embargo, hoy es la festividad de la Diosa Madre, y viendo lo que está ocurriendo, no está de más tener a los Dioses de nuestro lado. Una vez dicho esto, no estáis obligados a quedaros más tiempo del que queráis. Podéis ir a descansar.
A la reina no le pasan desapercibidas vuestras miradas perdidas, pero no hace gesto alguno de desaprobación. - Lo cierto es que os mandamos a buscar al pescador y a su hija pensando que se habían topado con la tormenta y que estarían bien... ocultos en algún lugar a buen recaudo, y tal vez su retraso al volver se tratara de algún percance... leve. Jamás hubiera imaginado que os enfrentaríais a la situación que vivisteis.
Desvía la mirada de vosotros, centrándose en el cuerno que sujeta entre sus manos, mientras lo mueve suavemente, pero sin pausa, como si la costara terminarse el contenido del mismo. - Nuestros exploradores nos han hablado de una oscuridad que ha devorado los reinos colindantes. Destruye vegetación, corrompe a las personas y hace enfermar al ganado. Pero eso no es lo peor. Cada vez se hablan de más personas que ven criaturas extrañas vagando en la noche. Cada vez más personas llegan a las puertas de nuestra ciudad con historias aterradoras y rostros en los que sólo se puede apreciar miedo... Sabemos que esa oscuridad se cierne sobre Varakdar, y cada vez se acerca más a la ciudad. No me sorprende que las cuevas fueran el hábitat de tales criaturas. Lo que me sorprende es que se acercaran tanto a la ciudad, sin que nosotros nos diéramos cuenta.
- Mandé a Egil hace unos días al Este, para preparar un pequeño barco. La idea era que conocierais a mi hermana, Ilithir, y a su marido, Sarr. Ellos podrían ayudaros a encontrar el origen de todo lo que está ocurriendo. Y tras lo sucedido hoy en las cuevas... creo que debéis ir cuanto antes.
Presta atención a las palabras de Krista e Indra, que preguntan sobre el Brujo Caído, - En todo lugar, se cuentan historias. Muchas son inventadas, otras son verdaderas pero exageradas, y una pocas son reales de verdad. Al final todo depende de quién las cuenta y quién las escucha. Esta isla está repleta de leyendas, y creo que mi hermana os podrá ayudar a encontrar las respuestas a las preguntas que andáis buscando. Tanto de lo ocurrido en las cuevas, como todo aquello que vivierais antes de ser llamados.
Finalmente, se pone de pie. - Mañana con las primeras luces, debéis partir al Este. Será un viaje largo, os daremos caballos y provisiones, además de mapas. Cuanto antes lleguéis ante mi hermana, mejor. Pero ahora, id a descansar o quedaros un rato, como queráis.
Continuamos en Viaje al Este.