Partida Rol por web

- Diablos, muchachos, sois cojonudos. Cadete Drevlin, cadete Spike, son el equipo Judas. Preparen señuelo y equipo y esperen a la extracción del transpondedor. Cuando lo tengan, esperen nuestro regreso con el receptáculo antes de comenzar su ruta. Recuerden, actitud defensiva y avance lento. Vayan peinando por donde pasen. Escórense al Este del mapa de la simulación todo lo posible. Creo que deberían llevarse el chaleco. Si todo sale según lo previsto, lo van a necesitar.

- Cadete Aponis, cadete Epsilon, procedan a la intervención. Cuando terminen, únanse al equipo Judas y estén listos para comenzar. Tienen que hacer ruido, muchachos, estén preparados para entrar en combate. Decidan quién será el líder de equipo y pónganle un nombre a la misión, que no se diga, coño. La cadete Eris y un servidor nos vamos a buscar un recéptaculo adecuado para el VIP. Nosotros seremos el Equipo Botillo. Escoltaremos al VIP de la manera más rápida y sigilosa posible.

- ¿Preparada, Nova, soldado?. Vamos allá, no hay tiempo que perder. 

Toda esa discusión sobre los olores de la simulación me hace pensar en el puto psicópata que hizo una simulación en 2D, pero la llenó de olores apestosos.

—Su puta madre —bufo por toda respuesta a la charlatanería aromática del alien.

Luego me ofrece un choque de manos y, qué cojones, es un tío legal, le acepto el choque.

—Pero sin mariconadas, Sexy Madafaka —puntualizo.

La Eris después suelta su mierda en un burdo amago de imitar a Aponi y levanto una ceja irónica con una sonrisa ladeada.

—Pffff —le respondo irónico mientras suelto el humo de la última calada—. No te queda bien la cara de Aponi, muñeca. Pero eh, no te preocupes, te entiendo, ¿sabes? Crees que no te pierdes nada porque no sabes lo que te pierdes. Ya lo descubrirás, tranqui, todo a su tiempo, nena. —Una vez más, le tiro un beso chulesco desde la lejanía.

Las órdenes de Huxley me parecen lo suficientemente bien, encajan con lo que propuse: una buena oportunidad para demostrar que soy un soldado cojonud... quiero decir, que soy el puto amo. Puto Huxley.

—Eh, capi, aquí tiene —digo mientras le tiro un cigarrillo—. Todo bien por mí, aunque el chaleco se lo puede quedar. Yo no necesito mariconadas de esas. Los vamos a reventar, coño ya —concluyo mientras doy unas palmadas sonoras para motivarme. Qué ganas de hacerlos volar por los aires, joder.

Todo en orden, sincronía, función propia. Fueron los humanos y sentientes quienes crearon a los droides, por ende podía apreciar eso, un paso adelante en su búsqueda personal, pero ahora no era sobre eso sino sobre la misión, y en modo misión Epsilon-091 no vacilaba, muy como iba a demostrar ahora al hacer o confirmar dos cosas. Confirmar una, hacer otra.

- Afirmativo, Epsilon-091 considera el plan organizativo y logístico de Drevcool "Sexy Madafaka" Jhaal-Thalin como apropiado.

Además, sacó sus multiherramientas, cuatro cables en total, dos para sujetar el área donde operaría Tala, dos más para una extracción magnética limpia y directa en pro de que Tala pudiese inmediatamente tapar al V.I.P. y que no muriera desangrado, o fuese lo que fuese que tuviese como elemento fluctuativo de sustención vital, posiblemente linfa o semejante.

Le agradaba que Tala pensara como él, o él como ella, tomando en cuenta, bueno, sí, eso.

- Tala, procedamos a extirpar el detector de metales, además, me lo implantaré o acoplaré para buscar objetos y la nave que pidió Drevlin. Al no poder ser afectado por trampas de gases, gravedad ni nada puedo ir a las salas varias sin problemas, incluso sin sufrir a pesar de ser dañable si hay lásers o algo que Miyazaki-sensei haya decidido.

Con Tala era capaz de hablar más o menos normal, curiosamente.

Por su parte él pensó en meterle uno de sus apéndices delgados, sacarle el detector por la boca mientras lo forzaba a vomitarlo pero eso dejaría sustancias y olores detectables por el enemigo, la opción de Tala era la mejor y esta vez ella sería la ejecutora principal, solo apoyaría ahora.

- Procediendo y aguardando confirmación de Capitán Huxley para ejecución de planes.

Y con eso, actuaría junto con su hermana mayor en pro de sacar ese detector.

Una vez logrado sería un poco menos "modesto" y apenas sacaran el detector se lo acoplaría en una mano con sus propias habilidades de droidebot y rebuscaría en las salas con prioridad principal siendo algún vehículo y secundaria cualquier otra cosa.

- Epsilon-091 en proceso. Patear puerta, activar luz verde, iniciar operativo.

Y agregó además:

- Confiando en equipo. 100% confianza activa.

Rock n’ roll.

Plano de situación:

Huxley y Eris, conformando el Equipo Bra… Botillo, lanzan un patadón a la puerta del Royale y se adentran en su interior en misión de reconocimiento AWIPs en mano y desafiando al peligro.

Afuera queda el equipo Alfa Romeo asistiendo a la operación de extracción a la que Aponi y Epsi proceden a someter al aparentemente imperturbable Dr. Zoidberg.

Tala Aponi se ayuda de las multiherramientas del droide para disponer un complejo dispositivo que ella denomina Snitch, consistente en un monitor conectado a un cilindro de tamaño variable adherido al vientre de Zoidberg. Aponi se ajusta entonces unas lentes de rayos X y tras las oportunas calibraciones empieza a rastrear la ubicación exacta del geolocalizador mientras manipula el Snitch explorando la panza del VIP.

—Mierda. Sus vísceras son increíblemente densas.

—Y que lo diblblblblga —replica Zoidberg, como si se dirigiese a él. —Mi aparato digestivo me permite desayunar fablblblada con chorizo con total impunidad.

Aponi frunce el ceño mientras emite un gruñido.

Zoidberg cree por un instante haber despertado la ira del Kraken.

—Creo que lo tengo —dice la tecnomédica mientras se coloca una mascarilla quirúrgica y ajusta otra a Epsilon antes de obsequiarle con una palmadita en la testa y un guiño de complicidad. —Ahora túmbese. Procure permanecer intranquilo —dice con malicia. —Vamos a sacar a ese pequeño cabronazo. Enfermero, escalpelo láser.

—Uy, eso suena a cochinablblblblda —matiza Zoidberg, repanchingado sobre la camilla improvisada por Epsilon sin visos de preocupación.

Aponi traza con pericia una pequeña incisión en el tórax de Zoidberg.

—Nanopinzas de precisión —pide al droide.

—¡Albrblblblblblicias! ¡Qué dispendio! ¡Esto parece Navidad! —añade un exultante Zoidberg, por fin mimado por una mujer de buen ver y arisco temperamento.

—Mierda… Tendría que quitarle parte del estómago para alcanzar el localizador —comenta la tecnomédica a su droide asistente, como si ambos se sumiesen en un silencioso cálculo de probabilidades de que el buen doctor Zoidberg sobreviva a la intervención.

—Ah, no se preocupe —afirma el crustáceo reposando su cabeza sobre sus dos pinzas haciéndose el interesante. —Tengo otro, ¿sablblble?

Aponi alza las cejas, sorprendida ante la confesión morfogástrica del doctor. Luego se encoge de hombros y empieza la charcutería con fría y profesional indiferencia.

La operación parece ir viento en popa cuando, en el clímax, justo en el momento en que Aponi avista el traicionero geolocalizador envuelto en alcaparras, algo difícil de describir a primera vista trata de saltar a la cara de la cirujana como si resultase propulsado del interior del alienígena.

—¿¡Pero qué…!? ¿Está… vivo? —grita sujetando un pringoso y nervioso trozo innominado del Dr. Zoidberg.

—¡Mi vesícula! ¡La ha encontrado! ¡No quepo en mí de gozo! ¡Ven con papblblblá! —Zoidberg agarra con una pinza lo que diablos quiera que sostiene Aponi entre sus dedos y la engulle con fruición, sus tentáculos faciales sacudiéndose de puro éxtasis.

Asquear a un oficial tecnomédico como Tala Aponi debe ser el hito personal del Dr. Zoidberg, a juzgar por la mueca de anonadado espanto que reluce en el perfecto rostro de la cirujana.

—Es usted repulsivo. Jamás pensé que un puñado de retropíxeles conseguiría revolverme el estómago, joder. Y eso que probé el puto Minecraft...

—Gracias. Es lo más blblblblonito que me han dicho nunca.

Tala Aponi lanza un suspiro de hastío y alza el localizador con una mueca que, aunque triunfal, también presenta cierto halo de sincero alivio. No tarda ni un par de segundos en pedir a Epsi unas toallitas con fragancia de limón.

Mientras tanto...

Dentro del Royale...

El cojonudo Capitán Huxley y la no menos cojonuda Nova Eris avanzan a trompicones por el pasillo central del Templo al Séptimo Arte que se desvela ante ellos a cada pixelado paso que efectúan. Todo a su alrededor está plagado de pósters de películas de época promocionando entre otras la última película ganadora del Oscar: Los bastardos de Jimmy, la última aventura del agente secreto James Bond dirigida por Quentin Tarantino y protagonizada por un actor tan multicultural que es un chino negro no trinario de la arcana factoría Netflix llamado Chumbo Mary of the Carmiña Jerry and the Jets.

Nadie sabe qué pecado debe expiar esa pobre alma para merecer semejante condena pública impresa en el Documento Nacional de Identidad para su escarnio personal.

La cadete Eris está obsesionada con encontrar un cubo de palomitas lo suficientemente grande como para dar cobertura completa al Dr. Zoidberg.

Es joven e ingenua, no vamos a negarlo.

También alberga la esperanza de encontrar un bólido o una nave espacial en un incomprensible giro dramático de los acontecimientos que le permita lucirse ante sus camaradas y alzarse como la MVP de la partida para poder restregárselo a ese enterado de Acid.

Va aviada.

O no (?).

Huxley, que aún no se ha acabado el puro que le ofreció Drevlin, se ha guardado el pitillo que le tendió ese malhablado pero carismático capullazo al que todos llaman Da King of Acid, ese al que Drev se empeña en llamar Eisid. El Capi está convencido de que sus muchachos son un auténtico equipazo cojonudo y ya está pensando en llevárselos a plantar sandías en vacaciones e invitarles a un Slurm fresquito cuando, de repente...

¡ALCANZAN LA SALA PRINCIPAL DEL CINE!

Al fondo de un mar de mullidos butacones, un pantallote enorme advierte en un vetusto tono sepia de una inexorable cuenta atrás.

Dentro, tráilers.

Aparece en escena un tipo impecablemente trajeado al que la cámara sigue a través de la mirilla de una puerta.

El tipo camina con confianza, como si lo hubiese hecho durante más de una veintena de películas, encarnado por innumerables actores a los que ha colmado de fama, gloria y fortuna. Y el muy cabrón, ni un lamparón en la camisa, ni una mota de caspa en las hombreras de su chaqueta, camina hasta alcanzar el centro del plano, y solo cuando alcanza el centro, desenfunda una Walther PPK con el arcano sistema de percusión central y dispara al espectador... al corazón.

Sobre la pantalla se dibujan las letras que conforman el título de la película, con un espectacular póster del dandy acorralado por una legión de ninjas saltimbanquis armados hasta los dientes:

LOS BASTARDOS DE JIMMY

¡Las pruebas de paternidad que pusieron en jaque al mejor agente al servicio de Su Cibernética e Inmortal Majestad, Isabel II!

Hipnotizados por la imperecedera magia del cine, Huxley y Eris no reparan en la sombra que acecha al otro lado de la pantalla hasta que es demasiado tarde.

Dentro, Jefe Final.

Un coloso de soja reconcentrada embutido en una servoarmadura de combate rasga la pantalla con su ciberzarpa de energía, acaso un poderoso vestigio de los legendarios kaijus arramblando con todo y armado con tal variedad armamentística que por derecho propio merece el título de Jefe Final Más Sobrado de todo el StarFUCKINGfarer XII.

TOFU.

FUCKING.

BANZAI.

El Royale, la escena del crimen.

Huxley y Eris, sus víctimas.

¿Averiguas quién es el Serial Killer?

Tofu Banzai lanza una mirada desafiante a nuestros intrépidos Space Cowboys, carga su smartgun -un cañón que provocaría una erección mortal a Acid- y esboza una sonrisa torva.

—OKUNAWA...¹

Luego comienza el solo a la guitarra.

RATATATATATATATATATATATATATATATATA!

LLUEVEN BALAS ULTRACALENTADAS SOBRE EL PATIO DE BUTACAS.

Mientras tanto...

En la Sala de Control...

McMurdoch palidece.

—¿Qué es esa cosa, Jefe?

Tharkan sonreiría, si pudiese.

—Esa cosa, sargento, es el vivo Rostro de la Guerra.

Su. Puta. Madre.

Y no, no me refiero al pútrido bicho con olor a coño podrido. Me refiero a los ruidos que empiezo a oír, procedentes del Royale. Reconozco ese ruido, ¿me entiendes?, reconozco ese puto ruido. Ese no es el ruido de una AWIP, mariconada que ahora sostengo en mi mano; ese no es el ruido ni siquiera de un 'Ardwolf. No, ese ruido… Quiero ese jodido cañoncito. La puta que lo parió, ya estoy salivando.

Ni siquiera me paro un segundo a pensar en cuál era el plan, no me paro un puto segundo a mirar si alguien me sigue. A la mierda. Todo a la mierda. AWIP en mano, me tiro contra la puerta de entrada y le pego una patada que la reviento. Nada más entrar, veo esa especie de esponja con ojos que está disparando. No, más bien miro la preciosidad que sostiene entre sus manos, brillando con un fulgor divino —aunque en dos escasas dimensiones— que se refleja en mis ojos y me encandila de emoción. Quiero eso, joder, lo quiero ya.

—¡Eh! ¡Esponjita maricona!

Mientras digo eso, trato de fijar mi mirilla virtual en su cabeza esponjosa, pero joder, esa maravilla que tiene entre manos me tiene completamente obnubilado. Ni el culo de Aponi se iguala a ese juguetito. El disparo sale volando hacia aquel lugar, me cago en su puta madre. No importa, quizás con eso he logrado al menos distraerlo para que Huxley y la Eris le metan algún disparo.

A tomar por culo. A tomar por el mismísimo culo. No me voy a quedar mirando. Me pongo a correr como un descosido hijo de puta hacia el Tofu maricón. Y encima japonés.

- ¿Pero qué co...?

RATATATATATATATATATATATATATATATATA!

- ¡Cabronazo a las doce, diablos!

RATATATATATATATATATATATATATATATATA!

Huxley empujó a la cadete Eris hacia un lado mientras él se lanzaba hacia el otro, cada uno a un lado del pasillo principal de la sala de proyección, tratando de aprovechar la pobre cobertura que las horteras butacas estampadas les ofrecían.

El diseño de la tapicería escogida para los asientos plegables del cine era del todo punto inadecuado; huyendo de los estándares de tonos lisos, aburridos y sufriditos que este tipo de asientos suelen tener, estos mostraban un estruendoso coloreado compuesto por corazoncitos de un rosa Flamingo Estelar sobre fondo pistacho claro. 

RATATATATATATATATATATATATATATATATA!

Aquello era una lluvia de balas, oiga, y Huxley se afanaba en tratar de llamar la atención de su encabronado atacante, para permitir a su compañera rodearle por la otra parte del cine. Había que buscar la manera de cocer a aquel puto coloso de soja en su propia lata, si no lo llevaban crudo*. Y sin perder demasiado tiempo.

- ¡Okunawa, colega!, eh, aquí, aquí, cabronazo. ¿Por qué estás tan cabreado, colega?, venga, hombre, relájate. Mira, si nos dices donde hay un vehículo por aquí te decimos donde está el VIP. Nosotros pretendemos huir a vivir nuestro amor en 2D. No más guerra nosotros. Héroe, chico, héroe tú. El puto amo. ¿Trato, muchacho?. Así Miyazaki-San estará contento y te dará fideos y aletas de tiburón cojonudas y con galletas de la suerte genial. ¿Trato, hijo?

RATATATATATATATATATATATATATATATATA!

Diablos, este japonés es beligerante de cojones. Al menos espero que Acid y los demás estén siguiendo el p...

—¡Eh! ¡Esponjita maricona!

Me cago en todo.

Cojones.

El dedo corazón alzado es la única respuesta que le doy al capullo como despedida antes de sumergirme en el cine con el capi, AWIP en mano y con los ojos bien abiertos, a ver qué encontramos. 

Y apenas hemos empezado a explorar cuando empieza el tiroteo. Me cago en todo. Esto tenía que ser una misión de exploración de tranquis, joder. Intento lanzarme detrás de los asientos cuando el capi me empuja, pero noto perfectamente cómo un disparo me alcanza en la pierna. Duele, joder, como si me hubiera estallado el infierno justo ahí. 

—¡Puto tofu! ¡Te vas a enterar! 

Disparo, joder, sin pensarlo dos veces. De lejos oigo al capi hablándole al bicho, no sé si quiere reclutarlo o qué, pero me da igual. Yo disparo. Con poco tino, eso también es verdad, pero es que con lo que me duele la pierna me he dejado la puntería por el camino. 

Al menos el capullo también ha fallado, es un consuelo. Y hasta suelto una carcajada. Mira, esa mierda de disparo que ha hecho me ha alegrado el día.

—¡¿Eso es todo lo que sabes hacer, artillero de los cojones?! —le grito desde el suelo. 

Y tras el grito me preparo para disparar otra vez, en cuanto lo tenga a tiro.

Se sorprendió por ver algo que pudiese molestar o alterar a Tala, ciertamente, este V.I.P. Doctor estaba saliendo muy peculiar, pero ya lo tenían al menos, la clave. Su trabajo había sido hecho pero no podía quedarse de brazos cruzados. Ahí adentro sus colegas humanos estaban siendo amenazadoso de ser dañados y sus sistemas Neo-Asimovianos actuaban, palpitaban y la Tecnomédica lo sabía bien, de cajón que lo sabía. Suficientes, citando al sujeto Acid: "mariconadas", había decidido el ente mecánico unidad droide en su verdadero nombre base. Era hora, y Aponi Tala, su hermana mayor lo sabía.

- Procediendo. Adquiriendo señalizador desde V.I.P. Zoidberg. -Miró con firmeza al crustáceo alienígeno y si bien no fue con el modo que hizo a Whataperry antes, ciertamente era la fria mirada de un droide sobre sí mismo desde lo alto, como una advertencia de no asquear a esa persona de nuevo.- Implantando igualmente detector metálico. Permiso, hermana.

Muy como ella podía llamarlo "Epsilon" para regañarlo, él podía usar su carta de una vez al día de decirle de esa forma, un equivalente a tener robo-puppy-eyes, todos los seres tenían algo débil, eso era algo que aprendía de los seres humanos, de la misma tecnomédica. Tomó el dispositivo y se lo colocó en un brazo mientras su otro brazo le pasaba de su misterioso compatimento en el que siempre había cosas convenientes para la trama pero solo limitadamente, toallitas con extra olor a limón y con esencia de lima fresca para el asco que ella tuvo que sufrir. Le dió lo más cercano a una sonrisa que ella podría interpretar y partió.

Al entrar, vió lo que sucedía y buscó a Drevlin rápido, sin embargo además, dos de sus "apéndices" tipo cables de su Multiherramienta buscaron algún objeto, ya fuese un banquillo suelto del piso o mueble semejante, de modo que mientras se movía por el lado para buscar al Funkotroniano. Con esto, pretendía moverse mientras le arrojaba en la cara al objetivo enemigo algo que lo distrajese para darle chance de fuego o reposicionamiento a sus colegas.

Una vez hallase a Drevlin, le pasaría la unidad de detección para que fuese el señuelo. A diferencia de ellos, él, Epsilon-091, podía ignorar las balas al menos en cuanto a dolor, y de recibirlas, el enemigo debería cambiar de posición. Era una u otra, y confiaría en sus... Sí, en sus compañeros de tripulación.

La misión pronto se convierte en un auténtico descalzaperros: The Cowboys' Way.

Evidentemente, nadie contaba con la aparición estelar de un tofu mutante con personalidad jurídica equipado con una servoarmadura de combate emergiendo de la pantalla con el Main Theme de 007.

*Hidetaka Miyazaki alza la manita desde su laboratorio secreto en Anor Londo*

Bueno, hay excepciones, claro.

Huxley y Eris las están pasando canutas en la sala de cine mientras la smartgun de Tofu Banzai revienta butacones por doquier, sembrando el improvisado campo de batalla con una fétida cubierta de espuma recalentada con cada ráfaga de su arma. Huxley consigue por los pelos eludir la tormenta de fuego guareciéndose en slowmotion entre los flamencos estampados en las butacas preguntándose qué clase de jipi diseñó esa horripilante tapicería. Sin embargo, la cadete Eris no tiene tanta suerte y recibe un balazo HTV en la pierna izquierda que la hace maldecir una obscenidad tan irreproducible para el estándar heroico de esta partida que lo único que escapa de sus labios es un intraducible: ¡%$&@*€!

Tiembla, Acid. Tienes competencia en el departamento de tacos y enchiladas.

Nuestros héroes, citando a Huxley, lo tienen crudo. Y aún diría más: crudívoro. Los butacones no van a salvarles de la devastadora potencia de fuego de ese tofu cabronazo. La Virgen la que está liando el tofu. ¡La población de flamencos del Royale está de repente en peligro de extinción súbita! De esta no salen con vida. Vaya, que Huxley y Nova se quedan en el piloto. Qué drama, oiga.

Entonces alguien revienta por segunda vez la puerta del Royale -inciso: pobre puerta-. Se trata de Acid Spike, armado con una inusualmente pequeña arma para lo que viene a denominarse en el argot su gusto estandarizado. Se trata de la confiable AWIP, Another World Is Possible, arma utilitaria de la Flota Estelar. Un pistolote solo apto para machotes. Y para amazonas espaciales, no se me irriten las ladies. Pues entra ese animalaco de Acid pistolón en mano y tras soltar los improperios reglamentarios dispara con su pipa a Tofu Banzai, errando de modo anticlimático.

Joder, Acid, tú no...

Este narrador se sume en una depresión aún más profunda cuando el tofu asesino emite una carcajada con regusto a salsa de soja y proyecta un torrente de odio de origen vegetal sobre nuestro malhablado héroe, que recibe un balazo en pleno bíceps derecho, algo que a buen seguro le dejará el brazo tonto con un picorcito absurdo durante buenta parte de la simulación.

Pero atentos, que hay más.

No contentos con este sindiós, el único integrante de los Space Cowboys hecho en su totalidad de silicio sale en tropel tras Acid desoyendo el vociferio de una enervada Aponi y desafiando al peligro mirando impávido el rostro de la muerte hace algo muy humano: le lanza a Tofu Banzai un trozo de butaca.

—TOYOTOMI...[*]

Eso no ha sonado bien. Llámalo presentimiento narrativo.

Tofu Banzai apunta a Epsilon 091 con su cañón inteligente y lo fusila sin piedad con una andanada de luz, fueeeeego, DES-TRUC-CIÓN. EL-MUUUUNDO-PUÉ-SER-UNA-RUINAAAAAAAA-NO-LO-PO-DE-MOS-PEEEEER-MI-TIRRRRRR.

Diablos, ¿qué ha sido eso?

RATATATATATATATATATATATATATATA!

La ráfaga alcanza de lleno en el pecho a Epsi, que sale despedido como si fuese golpeado por un huracán de plomo. El chasis del androide sufre un tremendo castigo antes de caer al suelo desmadejado, prácticamente inerte.

DRAMÓN.

*Chic-Chic*

El arma inteligente de Tofu emite un reiterativo chasquido antes de exhibir una lucecita roja. Sin munición.

Banzai gruñe y deja caer su cañón para aterrorizar a nuestros héroes con su segunda fase de combate.

*El pérfido Miyazaki ríe mientras sorbe su tacita de Estus. ¡Qué importante es una segunda fase en un buen Jefazo Final!*

—NOBUNAGA... [**] —dice amenazador mientras sus servobrazos se duplican, desenvainando el par superior dos katanazos monofilamento con pinta de cortar el jamón de funkopótamo finito, finito, mientras el par inferior toma una naginata de energía extensible. Ahora Tofu Banzai deja a las claras que va a reventarlos como lo hacen los grandes, de un modo íntimo y personal: cuerpo a cuerpo. 

Nuestros Space Cowboys se sienten pequeños. Justo como Miyazaki-sama quiere. La primera y más devastadora guerra es la psicológica.

—¡Puto subnormal! ¡Tu puesto está aquí, joder! ¿¡Es que no puedes cumplir una jodida orden!? —exclama Aponi al ver a Acid entrar a trompicones al Royale AWIP en mano. 

—¡Mierda! ¡Joder! ¡Drevlin, tenemos que sacar al VIP de aquí como sea! ¡Y tenemos...! ¡Epsilon! ¿¡Pero qué estás hacien...!? —Aponi no tiene tiempo de detener al droide, que sigue los pasos de Acid.

—¡Hostia putísima, tienes que estar bromeando! ¡Esto es una puta broma! ¡Se ha largado sin cerrarle las tripas al VIP de los cojones!

Zoidberg permanece en el suelo, sus pincitas a modo de almohada.

—Por mí no se preocupen. Estoy más a gusto que en brblblblblblazos.

Drevlin recalibra el plan a toda velocidad.

—Tala, esto es un mapeado 2D. Está diseñado para avanzar de un extremo a otro. Como en un retrojuego. No podemos quedarnos aquí. Tenemos... Matizo, debemos avanzar a toda costa, sin importar cómo. Termina con Doc y prepárate para correr a todo lo que te den las piernas.

Aponi parece dispuesta a discutir airadamente, pero Drevlin, tan sagaz, se adelanta.

—No puedes deshacer el pasado, Tala. Ni siquiera puedes pensar en él. Solo importan el aquí y el ahora. No tenemos tiempo. Escucha bien. Esta prueba está diseñada para que fallemos. Solo hay una forma de ganar.

Drevlin frunce el ceño, despertando a la bestia ultracompetitiva que permanecía aletargada en su interior.

HASTA AHORA...

—Debes permanecer junto al VIP. Tal y como dijo el Capi. Pase lo que pase, veas lo que veas, debes permanecer junto al VIP. Entra tras de mí y permanece a cubierto hasta que veas la oportunidad de avanzar.

>> Dudar, es fracasar —sentencia, emulando al Jefe Tharkan.

El funkotroniano saca entonces su pixelada cinta samurái y se la anuda a uno de sus cuernecitos.

—BUCHIDO MODE ONNN, MADAFAKAS.

Luego, Drevlin envía un mensaje al canal privado del grupo, los Speiss K.O.B.Boys&Grrrls.

—Capi, avanzad. Debe haber una puerta de emergencia o algo similar a la derecha de la pantalla. Digo, de la sala de cine. ¡Es como un retrojuego! ¡Simplemente, avanzad hacia la derecha a toda velocidad!

—Dejadme a Tofu Banzai.

—Eisid...

—Salva a Pepita.

—Prométemelo.

* * *

Por cuarta vez, oiga, la puerta del Royale se abre de un tremendo patadón y allá que entra un funkotroniano sin miedo.

—Eh, soja solidificada.

En el umbral del Royale se recorta la silueta esbelta y flacucha rematada en dos cuernos de Drevlin Thaal Jhalinn. Sexy Madafaka. Streamer. Hacker. Ninja. LOVER.

—Tu némesis ha vuelto. ONE LAST DANCE.

Tofu Banzai, que tiene la expresividad facial de un bloque de tofu [lo cual supera con mucho la expresividad media de Steven Seagal], parece reaccionar como si reconociese vagamente el característico rostro alienígena de Drevlin.

—MIYAMOTO... [*] —sisea el tofu mutante. 

—NOBUNAGA... —añade mientras se exhibe ante el respetable con varias filigranas de sus katanazos y su naginata.

Qué variedad lingüística tan superlativa tiene este tío, oiga.

¿Qué harán ahora nuestros intrépidos héroes?

¿Huirán a toda mecha del lugar dejando a Drevlin enfrentarse en solitario contra semejante bestia parda?

Sea como sea, el duelo está servido.

No sé si es la risa y la burla de la Eris o el disparo que me pega el cabrón del tofu, pero mira: Ya me han tocado los cojones.

—¡TU PUTA MADRE, CABEZA DE NABO! —grito al sentir el disparo pixelado de ese hijo de perra con pinta de comida china.

En cierto sentido, me da pena ver que se le ha descargado el arma a ese cabronazo, pues ahora tendré que buscar munición cuando me haga con el cañón.

Leo rápidamente el mensaje enviado por Drev. Pepita. ¿Dónde cojones estará Pepita? Yo sólo veo una soja cabreada y una puerta. Y no, yo no soy de los que huyen, ¿me entiendes? Y un cojón voy a salir por esa puerta dejando atrás al tofu cabrón vivo. Que me corten las pelotas y me las hagan comer rebozadas con mierda antes que escapar.

Estoy a punto de disparar de nuevo cuando veo aparecer a Drev. Bien, coño, con dos cojones. Un puto tío legal el alienígena bailón.

—¡Eh, Sexy Madafaka! Acid no va a ninguna puta parte, ¿me entiendes? Acid no es una maricona que abandona a los que ponen los huevos sobre la mesa. Pepita puede esperar.

Y, tras decir esta frase lapidaria, giro la vista hacia el puto tofu apestoso, apunto con la mirilla virtual y disparo.

—¡¡Come polla de AWIP, hijo de la grandísima puta china!!

Veo que aquí no para de entrar y entrar peña… ¿Y el puto VIP? Espero que no lo hayan dejado medio destripado en la puerta del cine para que lo recoja cualquier camión de la basura. No porque me genere cualquier tipo de simpatía el bicho, sino porque, coño, lo necesitamos vivo. 

—¡¿Alguien está cuidando del puto bicho?! —Lo grito al aire, sin tener claro ya quién debería hacer qué.

Yo solo quería encontrar un cubo y una nave. Nada del otro mundo, lo normal que debería haber en un cine. Y de repente el alien me está calentando tela la cabeza con pantallas y noséquémás. Miro hacia la derecha y me sorprendo al ver que sí, que hay una puerta. Mi primer instinto es cogerla y largarme lo más lejos posible. El segundo es pensar un poco. En esta simulación no sirve de nada que yo corra de la hostia si todos se quedan atrás. Y el objetivo no es escapar, es salvar al puto bicho. Así que nada, aquí me quedo… por ahora.

—Joder, que tiene razón. ¡Hay una puerta! ¡Capi! ¡Órdenes! —exclamo, mirando a Hux de reojo—. ¿Salimos o rematamos? 

Mientras se lo piensa y responde o no responde, yo voy pegándole otro tiro al cacho de soja reseca katanizada. 

—¡Muérete, joder! —le grito frustrada mientras mi disparo se pierde otra vez en la inmensidad de aquel templo al séptimo arte.

Táctica ejecutada, resultados obtenidos diferentes a estimación, utilidad, contingencias consideradas, efectiva.

Objetivo reposicionando ataque, enfoque: Epsilon-091.

Daño recibido: 14%... 28%... 49%... 60%... 88%

Armadura dañada en puntos X-02, X-04, X-06 y x-10, Y-01, Y-03, Y-04, Y-09, Y-10.

[Estado crítico]

Estado de batería: Estable.

Movilidad restringida, daños a extremidades móviles: Severo.

Analizando estrategias posibles.

Fallo al intentar análisis, recalibrando.

^{. . .}

Aquel droide tirado en el piso tras ser hecho queso suizo, algo imposible porque el metal no podía ser queso, siendo un decir humano que estaba en su base de datos, notaba otros dos estados que su sistema omitió pero que consultó por su cuenta: Detector de metales: Intacto. Dispositivo rastreador de V.I.P.: Intacto. A pesar de que su distracción aparentemente salvó a sus... ¿Amigos? ¿Asociados? Sus sistemas le hacían difícil entender algo o nada, pero algo logró, creía, suponía como el ente limitado que era, le dejó en este estado y sin embargo con todos los disparos de ese objeto no logró dañar esos dos items claros. ¿Qué problema tendría el Jefe Tharkan por ellos? ¿Le parecía un chiste tener a un droide como él en su grupo? ¿Eso eran? ¿Un "chiste" humano para ellos por todo esto? El enemigo la tenía fácil, en extremo, innecesariamente.

Epsilon-091 pensaba ideas inapropiadas en su estado actual, incapaz de alzarse, de ir a la siguiente "puerta". Pero entendía cosas fundamentales. Entendía que sacrificar a otros no estaba permitido y que su acción siguió sus parámetros de estructura personal, sus directivas. Entendió que no necesitaba recibir "gracias" y entendía que debía cumplir la misión ante condiciones cada vez más imbéciles, no calibraba sus ideas, no poseía filtro en este estado. Podía rendirse ante todo ahora y apagar sus sistemas o dejarse estar, no podía moverse, no podía escapar y temía.

O no. Porque era un jodido droide, una máquina con una función principal y una especialidad ganada con el tiempo. Su labor en esta prueba claramente mal "parida", citación humana, era demostrar esto, aquello o lo que sea. Citando un estimado de exactitud del 89.98% de lo que diría el sujeto Spike: "Todo esto era una puta mierda arreglada", y si bien no podrían ser nunca sus palabras vió su valentía al quedarse con el Funkotroniano, con la piloto Eris y con el sujeto Huxley.

Pensó en repararse a sí mismo y avanzar por la puerta, era fácil, relativamente, pero había que actuar rápido. ¿Y qué si estaba el juego en contra de ellos? Ellos no eran un chiste, al verles así no les dejaría. No era su imperativo. Las imágenes de aquella niña humana, y de Tala, incluso de sus superiores y más le hicieron entender que simplemente era un jodido robot, superio y a la vez inferior. Cumpliría su misión.

- Modo mecánico activado.

Pronunció apenas, ojos fijos en el ser que acababa de botar su inmenso cañón ametralladora. El sujeto... No, Acid estaría contento de poder quedársela, ya después buscaría la forma de crearle munición o conseguírsela. Esos servobrazos estaban a la orden del día. ¿Alcanzaría? Más le valía. Apretó sus propios brazos robóticos contra el suelo, no sería el robot que dejara que otro robot dañara a sus bolsas de carne de compañeros. No le daría más trabajo a Tala. Se concentró y sus ojos tornaron de un color naranjo, ligeramente más oscuro, palpitando, parpadeando, quizá producto de sus daños... O algo más.

Sus extensiones salieron disparadas, se esforzó y se sujetó para lograrlo, para no perder el balance y ponerle los extremos de sus cables de fibra extendibles exactamente encima de los brazos del robot y modificarlos justo en ese momento en que había sacado sus armas. ¿Qué lograría? Quizá enredárselos, inactivárselos o simplemente sobrecalentarlos, entorpecerlos. Apenas le tocasen, era suyo, pero lograrlo era otro tema.

Se concentró en su labor de mecánico, de ingeniero operativo.

Funciones mecánicas activas.

[Estado: Operando]