Parecía que no lo íbamos a conseguir nunca, pero por fin hemos llegado.
Cuando llego dentro, lo único que puedo hacer es decirle a Alma, que llega antes—. Pásame una de esas barritas. Estoy muerto.
Ahora es hora de reposar, y después ver qué hacemos.
La imágen de un mullido y calentito saco de dormir se abría paso a golpes en las mñultiples mentes de Curt.
-Siestaaaaaaaaaa...- dijo con un tono de deseo que daría envidia al propio Homer Simpson.
Comer, dormir, ir a buscar a sus compañeros caidos. Esas eran sus prioridades. Y la tercera se podía ignorar con tal de que su cuerpo no se cayese a pedazos de nuevo.
-¿Cuál es el plan de ataque, Triple P?
—Comer, descansar y curarnos un poco. Después volveremos a por los que no están aquí. Algo me dice que hay algo más que nos hemos dejado... Además, ¡no podemos dejar a esos pobres a su suerte! ¡Si están con Dios, hay que darles una sepultura digna! —contesto a Curt, mientras fagocito otra barrita insípida de esas.
Creo que podríamos abreviar esto un poco, y pasar directamente al lío.
Sin nada mejor que hacer en el interior de la tienda, los rebeldes se dedicaron a tirarse panza arriba y a lanzar lastimeros quejidos provocados por sus dolores.
Las pocas fuerzas que les quedaban las invirtieron en satisfacer al estómago con las nutritivas y poco sabrosas barritas alimenticias, que a estas alturas de misión, no solo sabían a suela de alpargata, si no que además, sabían a suela de alpargata acartonada, pues tal era el estado de las barritas despues de tantos días de ajetreado periplo por las tierras antárticas.
Despues de varios días de aburrido, pero merecido descanso, con la noción del tiempo completamente perdida y prácticamente embalados en tiritas con dibujitos Disney, decidieron que ya era hora de expedicionar un poco las montañas en busca de supervivientes, y a ello que se pusieron. Todavía quedaba pendiente el asunto del regreso, pero confiaban en seguir dentro del margen planeado antes de la expedición. Y además, ahora eran menos bocas para alimentar.
Yo os estoy dejando hacer. Puedo ventilarlo en un posteo si queréis.
Padre P. Piscinas y Alma salen del estado de Pupas Negativas. Como Curt no se encontraba en Pupas Negativas, que tire sus 2D de Músculos, y eso es lo que recupera. Esto que acabo de poner lo estoy improvisando según escribo, claro, que no me apetece empezar a echar cuentas de los días que precisáis para curaros, y escribo con prisas X**D
Tiradita Trabajando en Peña de Observar para la rexploración. En este caso Curt debería ser el líder por que es el que más tiene, y a sus 3D-s se le suma 1 de la mitad de Triple P., y ninguno de Alma. De modo que Curt, tiraría con 4D. Dificultad 8.
Alma asintió a las palabras del cura tras engullir varias barritas y pasarles otras tantas a sus dos acompañantes.
- Descansemos y cuando estemos un poco mejor, y se nos haya pasado el susto, volvamos a ver si encontramos a los que se han quedado atrás... - comentó, con un nudo queriendo formarse en su garganta al hablar, pero que la maña no dejó que saliese a flote.
"Ahora a dormir, no más lloriqueos por hoy" se dijo a sí misma.
Hecho. Comer lo que se pueda/deba, unas cura-sana y a dormir para regresar al fatídico lugar XD.
Curt aprovechó el descanso para fortalecerse de nuevo. Tras unos pocos días se sentía como un macute recien salido de la fábrica. Si, eso quiere decir gilipollas del todo.
Atiborrado a barritas, propuso a los demás lo que debían hacer.
-Mejor vamos saliendo, que no se nos eche el tiempo encima. Que la modorra nos gana muy rápido...
Ya fuera de la tienda afiló su vista para identificar dónde debían ir.
Motivo: Curarrrrr pupitas
Tirada: 2d6
Resultado: 6, 2
Motivo: Curarrrrr pupitas repe
Tirada: 1d6
Resultado: 4
Motivo: Echar un ojo
Tirada: 4d6
Resultado: 3, 5, 4, 1
Pupitas: 12 menos p'al nene
Ojear: otro 12 más
Tras recuperarnos como Dios manda, recoger todo lo que nos haría falta para el camino y que Curt más o menos sepa por dónde tenemos que ir, digo al grupo— Ahora que sabemos qué nos espera, estaremos preparados. Si estamos listos, vámonos. Tenemos que saber qué ha pasado con el grupo. Puede que aún estén vivos...
—Así que hala, andando antes de que os cruja a collejas.
Entiendo que entonces, Alma y yo tenemos 1 pupa, ¿no?
Vamos pa' lante.
Así las cosas, nuestros lamentables héroes volvieron a trepar la frigomontañosa cordillera, en busca de posibles supervivientes tras la epicodecadente expedición que se habían marcado a su interior días atrás.
Sitio para andar ya tenían, así que era necesario trazar una hábil estrategia de exploración si querían encontrar a alguien, o al menos, algún cacho que enterrar. Pero como siempre, fueron a la buena de Bisley, e improvisaron según la marcha. De modo que se pasaron varios días peinando las montañas, sin encontrar rastro de nadie.
Volver al interior se había vuelto un imposible. La entrada por la que se metieron en las tripas de la montaña estaba tan bloqueada como la salida, y por allí no aparecía covacha nueva ninguna. Era extraño cuanto menos.
Los días siguieron pasando, sin resultado alguno, hasta que al fín comenzaron a plantearse dejar las misiones de rescate para los del SAMUR, y pensar en cómo volver. Sin embargo, el día antes de tomar esa decisión, al fín encontraron a alguien. O tal vez habría que decir, que alguien los encontró a ellos.
Estaban explorando una de las faldas de la cordillera, entre peñascos y rocosos terrenos, resbalando y muertos de frío, con el chorrillo de los meaos congelándose según salía cada vez que paraban para hacer aguas menores, cuando un ruido los sobresaltó.
Y un ruido no provocado por ellos en aquellas blancas y solitarias inmensidades siempre era motivo de susto.
A espaldas de ellos, varias heladas piedrecillas se desprendieron de las alturas, y chocaron contra las rocas de abajo. Preparados para lo peor, los tres rebeldes se giraron con rauda celeridad para encarar como mínimo un alud de nieve, y se dieron de bruces con la sorpresa.
Reálmente estáis a 0. Ni negativas, ni positivas :)
Frente a ellos, subido a una roca, imponente por su propia altura y la que le daba su posición, resplandeciente en el blanco de sus ropas, una intimidadora figura se alzaba sobre ellos.
-¡Aiba pues! Exclamó al verlos. ¡¿Ande habeis andado la hostia?! ¡Que llevo semanas buscandoos, más perdido que el Lehendakari en el Congreso!
-¡PATXI!¡Estás vivo!
Con cristales de hielo en lugar de lágrimas, Curt se arrojó a los brazos del enorme narizón.
-¿Patxi? Sí... así solían llamarme, Patxi de Santotxo. Ese era mi nombre, pues. Le respondió el vasquito al emocionado Curt. Entre escarcha y fresco, pues. Desde el haitzulo más sakona, hasta la tontorra mas alta, hise batalla a la piztia de los cojones esa. Al final le dí de hostias hasta en el carné de la Real y lo mandé a tomar viento. Pero estaba cansado de cojones, oyes, me eché una cabesadita y se me fué el tiempo de la hostia, joder. Las estrellas pasaban por el zerua y cada día era largo como una resaca de Kalimotxo. Pero sonó la alarma de mi Casio, hostias. Me cagué en todo y tuve que altzarme. Así que aquí vuelvo, para terminar las labores de los naipes.
Patxi abrazó a Curt, y en el abrazo se desprendió de su ropa toda la nieve y la escarcha pegada, motivo del reflejo blanco que los había deslumbrado en un principio.
Vamos, como esto:
Pero en versión Spanish Show:
Sabía que alguien tenía que quedar vivo. Era una pena lo de Lorena y Max, pero al menos habíamos encontrado a alguien. Todo esto no había sido para nada.
Escucho la historia de Patxi, para añadir—. Venga, no te tires el pegote, que quien machacó a la cosa esa fui yo. Tú solo lo rematarías si acaso.
Dicho esto, dejo de hacerme el duro, para decir—. Yo también te he echado de menos, Patxi. ¿Has descubierto algo? ¿Sabes algo de los demás? Si no, creo que deberíamos de marcharnos ya, parece que no hay forma humana de entrar ahí...
Era obvio que todo esto no es nada para un auténtico vasco de pro como Patxi.
-¡Ah! ¡Joder, la hostia! ¡Pues claro que no se puede entrar pues!. Le respondió Patxi al Padre P. Piscinas. Eso es por las obras, que los albaitaris han tenido que erreforsar la estructura y tapar bujeros pá haser la nueva linea, pues. Ahora mismo os lo enseño, pues.
Patxi soltó a Curt, y echó a caminar por entre las nevadas rocas en una dirección en concreto, esperando a que sus recién encontrados compañeros lo siguieran.
-La verdad es que yo no soy mucho de pensar y esas cosas, que eso es para el señor maisu de la ikastola. A mi me vale con arrearle al que me lleva la contraria, y ya tengo el debate solusionao pues. Pero cuando la neskato esta gritó en plena korrika que el naipe era más falso que una camiseta del atleti con las lineas horisontales, y que había que irse pal Gugenheim, en seguida lo tuve claro, la hostia. Patxi continuaba andando por la ladera mientras daba las explicaciones. Así que cuando os andaba buscando tuve tiempo de soltar cuatro irrintzis, milenario sistema de comunicasión de mi gente, y poner al tanto a los gudaris de Bilbo de eso, y de que aquí había barrio de Bilbo sin Bilbobus, ni metro, ni nada, y que eso no podía ser la hostia.
Patxi se detuvo sobre una roca, y dejó que sus compañeros miraran más allá.
-No han tardau en haser nueva linea, no. Pero es que los simientos ya estaban hechos cuando hise la eskailera mecánica. Espero que tengáis sueltos pal creditrans, u os váis a llevar la hostia de chatarra en txanponas. Si el naipe está en Bilbo, solo se me ocurre un ganorabako que lo pueda tener.
—¿Me estás diciendo que te has comunicado con la gente de Bilbao desde aquí y que han ampliado su metro desde aquí? —pregunto atónito, sin poder creer lo que oigo—. Joder, ¿y por qué no los llamastes para que nos echasen un cable cuando entramos en las cuevas? Ahí podíais haber puesto un tasca o algo, y cuando saliésemos de las cuevas haber podido tomarnos un pintxo de esos que tomais por allí o algo.
—En fin, lo mejor será coger el metro. ¿Hay máquinas expendedoras ahí?
ACLARACIÓN: Lo que no me creo es que no los haya llamado antes, no que hayan venido a hacer el metro. La Antártida sólo es una estación intermedia entre Nueva York y Saturno de la Línea 2 del Metro de Bilbao.
-¡Aiba la hostia pues! Exclamó Patxi ante las preguntas del Padre P. Piscinas. Pues es muy sensillo abate jauna. Solté los cuatro irrintzis por que se me aparesió la virgen de Begoña, y erresulta que todavía me quedaba saldo para irrintzis. Y yo sin saberlo Explicó tan pancho mientras no dejaba de caminar. En Bilbo las pasan putas, joder, y los errebeldes tienen que sacar fondos de algún lado pues, así que con el carné de sosio, nos dán el bono recargable de irrintzis pa finansiar el Pestachu. La comunicasión por txalaparta es pa los de Neguri, que no me llegan a mi los duros para los egurres. Entre las apuestas de las idi probas, las del pelotaleku, y los txikitos, con eso de los errecortes no dá pa todo oyes.
El grupo continuaba su descenso, que lejos de ser cómodo, seguía siendo bastante complicado. Aún así, el camino era transitable, y pronto bajarían de la montaña.
-¿Máquinas espendedoras? Solo las del creditrans, abate jauna. Comentó. Sacaremos uno de quinse y con eso ya tiramos millas todos. Luego solo quedará resar dos avemarías, y tres padrenuestros para ver a donde llegamos, pero eso ya creo que es cosa suya.
- ¡¡PATXIIIIIIII!! - la muchacha se lanzó a sus brazos al igual que había hecho Curt antes que ella, una vez que el vasco dejó de deslumbrarlos, apachurrando al narizón ex-policía en el proceso con sus pechonalidades.
La alegría desbordaba de la mañica, aunque la tristeza por la pérdida de su amiga no se le iba a pasar fácilmente. Y es que estaba claro que si alguien podía sobrevivir a tan tremebundo destrozo era el grandullón.
Sin saber qué decir se limitó a seguir a Patxi por aquellos lugares mientras trataba de asimilar lo sucedido y, sobre todo, coscarse de algo de lo que el bilbaíno estaba diciendo.
Y de pronto, delante de sus narizonas (o tetazas en este caso) apareció frente a ellos una cosa extraña acristalada y con forma de concha que no había visto más que en fotos en lo que tenía de vida. Pero co las explicaciones de Patxi supo lo que era, y se quedó un momento con la boca abierta, sorprendida hasta el extremo.
- ¡¡Rédióóósss!! ¿¿¡¡Me estás diciendo que en lo que hemos tardado en dar un paseo tus paisanicos han construído tó esto!!?? - exclamó para después preguntar, tontamente, pues sabía la respuesta.- ¡¡Y solo con chiflar un poco!!
Alma estaba a punto de desmayarse de tantas emociones, sorpresas y sustos... pero pareció calmarse tras apoyarse en el hombro de Curtito un momento, y sobre todo cuando se habló de abandonar ya aquel maldito lugar tirando del metro bilbaíno para, con suerte, llegar a tierras vascas.
- Pues nada, sacamos un criditrá de esos y tó tiesóóó oigááán.
Jajaja, joder qué brutalidad. Lo del metro también ha sido muy bueno XDDDDDDD.
Los rebeldes recorrieron la distancia que los separaba hasta aquella extraña marquesina de formas sicodélicas, y se metieron por ella para llegar a la subterranea estación del metro de Bilbado.
Atrás quedaba el páramo helado que era la Antártida, el cual les había dejado el cuerpo frío de tanto espanto y susto (chiste fácil)., además de cobrarse las vidas de compañeros y enemigos por igual , pero cuya memoria sería debídamente honrada. La de los compañeros, claro, a los enemigos que les dén mucho por donde amargan los pepinos.
El metro bilbaino resultó ser de un moderno acongojante, pero más acongojante resultaba la aséptica limpieza y falta de mugre que imperaba en el lugar, comparándolo con el metro Barnacitense. Nadie tuvo que hacer frente a ratas mutadas del tamaño de un diplodocus para alcanzar el vagón, y sacar el bono o Creditrans no supuso tener que sacudirse de encima a indigentes en busca de caridad al ver la billetera asomar.
Como era costubre entre las koadrillas de Bilbado según Patxi, sacaron un bono para todos, y con el mismo,tiraron millas hacia la capital del mundo en cuanto llegó el primer metro.
CONTINUARÁ
Bueno, ya he dado tiempo para que hagáis vuestros últimos posteos. Con este, damos por zanjada la escena, y el Catípulo.