Partida Rol por web

Pues para estar bien potolo corre como un gamo el condeano, comento Patxi echando a correr con piedra y toodo detras de Batmario. Con las cartas a buen recaudo en la txapela y la satisfaccion del deber cumplido Patxi estaba listo para volver a su etxea y tomarse unos zuritos bien ricos con la cuadrilla.

—Pues hale, arreando que es gerundio —dijo el madrileño mientra seguía los pasos del superhéroe. Ya tenían todo hecho aquí, y por nada del mundo quería pasar un segundo más aquí. No por los fanpiros, sino por volver a encontrarse a Bunbury...

- ¡Alákaskálááá! - exclamó la mañica tetona antes de echar a correr tras BatMario y el resto de sus compañeros, mirando primero hacia atrás a comprobar que no quedaba nada importante, y alargando la mano a ver si podía llevarse alguna caja de videojuegos que tuviera en una estantería cercana.
Y cual zagala atlética y lozana que era, alcanzó rápidamente a los muchachos del grupo.
 
- ¡¡Ahura me jalaba un flan de pozal!!* Aivalamar, vamos a llegar una horica tardééé - gritó pensando en las croquetas de su madre, que la estarían esperando unos cientos de metros más arriba de donde estaban.

El grupo puso pies en polvorosa a través de las catacumbas visigodas dejando atrás el nido fanpírico. Corre que te corre, sin mirar atrás, y sin detenerse ni para mirar la hora no fuera que los Fanpiros apagaran el Mariofuego demasiado rápido y ya estuvieran tras ellos, los rebeldes avanzaron cargados con las cartas y los cuerpos de Curt y el Dr. Idiaquez.

Desandar el camino fue largo y tedioso, pero no hubo pérdida alguna gracias a los cachivaches de Batmario. Con uno de sus portentosos Mariovisores el cebado superhéroe pudo seguir sin problemas el rastro de los residuos de sobaquillo en el aire dejado por el grupo, y avanzando metro a metro el grupo volvió sobre sus pasos hasta las inmediaciones del río Ebro, donde pudieron encontrar otra covacha por la que salir al mundo exterior.

La ruinosa ciudad los recibió al emerger a la superficie. Ya era de noche y una ligera y fresca brisa soplaba por la zona, que mostraba una extraña calma interrumpida solámente por el sonido de alguna explosión al otro lado de la ciudad.

-Y hasta aquí hemos llegado. Les dijo Batmario forzando de nuevo la voz. Debo agradeceros por haberme ayudado a desbaratar el nido de Fanpiros y por capturar a este malvadaceo villano -dió unos golpecitos al dormido del Dr. Idiaquez-, pero es hora de despedirme. Esta ciudad me necesita y con Idiaquez capturado y los Fanpiros debilitados, es posible que pueda eliminar a tiempo una de las amenazas que asolan sus cochambrosas calles si me doy prisa. Tenéis lo que vinisteis a buscar y con el Megapack de Krad al completo, vuestra misión llega a su fin. No creo que necesiteis mi ayuda para volver a Barnacity con ellas.

Batmario se alejó unos metros, ató con una Mariocuerda al Dr. Idiaquez por delante de él y girando la cabeza terminó su despedida.

-Ha sido un placer conoceros, majos y ¿Quién sabe? Tal vez la próxima vez que nos veamos sea en la mesa de un torneo de Magik.

Batmario desplegó su capa de un golpe en el momento en el que sopló una ráfaga de cierzo traicionera, que en lugar de hacerlo caer al suelo panzarriba lo elevó hacia el cielo, donde comenzó a planear alejándose del grupo de rebeldes hasta desaparecer en la estrellada noche.

Agur Batmario, majo!, Magic no se pero pasate por Bilbo, por la tasca del Tio Antxon y un mus con unos frescagarris cojonudos te esperan seguro. Se despidio Patxi del potolete que a su manera era un individuo la mar de gracioso y divertido de tener cerca. Toda esa obsesion con los trajes negros y los bat-cachibaches le pasaba a Patxi por encima de la txapela, pero no era plan de ser un maleducado y en la Resistencia todos tenian sus neuras.

Ongi, bueno, tenemos los cromitos y hay que llevar al morrosko a Osakidetxa se rasco Patxi la napia al ver el deporable estado de Kurt. Neskatxa, tu eres la que conoce estos barrios, algun sitio donde coser al mutiko y zampar algo decente? pregunto Patxi a Alma.

- ¡Adiós BatMario! - gritó Alma hacia su compañero de aventuras mientras este se alejaba del grupo para encargarse del calvorota y demás malosos de su ciudad natal.- ¡Cuida de nuestra Zaragotham por mi también!

Le iba a dar pena abandonar de nuevo la ciudad que la vio nacer y crecer, pero su prioridad era llegar sanos y salvos, y con todas las cartas Magik, a Barnacity cuanto antes.
Se giró a mirar a sus compañeros y tras escuchar a Patxi respondió:
- ¡¡Claro que sí!! Hablé con la mía mama para ir a comer croquetas a casa y ya vamos con varias horas de retraso, pero seguro que aún nos está esperando, es una madre, sabe que los hijos llegan cuando quieren. Así que vamos allí a recuperar fuerzas y a curar a Curtito. - dijo la maña echando a andar con paso ligero hacia su hogar materno.

—Pues venga, te seguimos —dijo el madrileño a la maña. La verdad es que tenía hambre, porque esos estúpidos fanpiros le habían interrumpido comiendo. Y aunque no era un buen plato de judías, tampoco iba a decir que no a unas croquetas...

Y así, despidiéndose de Batmario el grupo de rebeldes puso sus miras en un buen plato con el  que terminar la juerga de la noche, tal y como lo haría cualquier cuadrilla antes de retirarse a dormir la mona.

Encaminaron sus pasos hacia el hogar materno de Alma y se alejaron de allí hartos de tanto Fanpiro y tanto bombardeo, y aliviados por dejar atrás todas las mandangas con las que se habían encontrado en aquella ciudad de locos. Pero el camino de regreso a Barnacity era largo y aunque las croquetas del desayuno ayudarían a reconfortar sus maltrechos cuerpos, todavía estaban lejos de terminar su descojonante aventura.

Sin embargo, y pese a todo, las cartas del Megapack de Krad el Zurdo eran suyas. Después de mucho tiempo, las 10 cartas Magik habían sido encontradas y reunidas y su misión estaba un paso más cerca del final, por lo que aunque Barnacity quedase lejos, tener el manojo de naipes en su poder era algo que los hacía venirse arriba.

Decididos a terminar la faena como nunca antes, enfilaron por el entramado de ruinosas calles de Zaragotham mientras a los lejos, el sol comenzaba a despuntar anunciando un nuevo día.

CONTINUARÁ