Uno de ellos señala en una dirección, pero es relatívamente fácil saberlo, solo tienes que seguir la marea de gente en dirección contraria.
Sin pensarlo dos veces corrí en la dirección que me había señalado, apartando como podía a toda la gente que veía.
Llegas a una calle grande, a tu derecha ves dos figuras en medio de la calle, a tu izquierda, en lo alto de un edificio, un francotirador.
Vuelves a mirar a la derecha, es Kooro Kon.
Llevo mi mano izquierda hacia la cintura, asiendo el sable de mi maestro, la oculto en la espalda...pensaría que lo hacía por la vergüenza del muñón mientras me acerco a Koro.
-Koro Koon- Saludo para que se gire hacia mí. Era mi única oportunidad de encontrar a Daesha...me preocupaba el francotirador...esperaba que no disparara.
No parece escucharte, ni siquiera haberte visto.
Tiene una persona delante de él, y tanto esa otra persona como Kooro están manchados de sangre.
¿Qué coño pasa aquí?
Me acerco a Kooro y pngo mi mano derecha en su hombro -¿Qué esta pasando Kooro?-
Estás bastante lejos, ¿vas entonces hacia Kooro?
Sí claro...voy hacia Koro