Partida Rol por web

El dolor era un sentimiento muy poderoso: se podía manifestar al perder a alguien, también al haber fracasado; el dolor podía llegar incluso ir de la mano del desconocimiento e impotencia generada al no entender una situación.

Además, existía también un sentimiento vinculado a ese pesar, en algunas personas se entremezclaba con la ira, en otros con la tristeza había casos que incluso se camuflaban en una falsa apatía.

Hoy, Hema y Torhuk, se despiden de forma definitiva de Numa, una huérfana que al igual que ellos logró empezar de 0 en aquel planeta remoto donde vivían el día a día como si fuese una nueva experiencia, una nueva aventura.

Su muerte fue trágica, una extraña enfermedad de la cual nadie conocía la cura se la llevó de forma silenciosa, pero nadie fue capaz de borrarle una sonrisa de la cara incluso en sus últimos momentos.

Vivid... cread nuevos recuerdos... sois lo mejor que me ha pasado en la vida

Estabais frente a su improvisada lápida mientras enterrábais sus objetos personales, recuerdos de su vida pasada y recuerdos de su vida actual. Quizás, iba siendo hora de dedicarle unas palabras a aquella que había prácticamente una hermana para vosotros.

No había dudas de que esta tragedia marcaba el final de un ciclo.

Sin duda era una gran perdida, probablemente la mayor que había tenido en su vida, pues la de Dunk, el borracho que la crió por obligación, no era ni para tener en cuenta...

Numa había sido una amiga, una hermana, una compañera de vida. Gracias a ella Hema logró sobrevivir tras la muerte de Dunk, aunque sobrevivir ya era lo que hacía con él. La tristeza se apoderó de ella mientras enterraban junto a su cuerpo sus escasas y poco valiosas pero muy queridas pertenencias, las lagrimas brotaron de sus ojos y se le hizo muy difícil conseguir que pararan. Finalmente lo logró, cada objeto que depositaron en el agujero le recordó una historia y aquello le hizo acordarse de lo bueno, de las risas, pues ambas eran iguales, siempre alegres, siempre risueñas. Decidió que llorar no le hacia justicia a su hermana, sino más bien sonreír, así que eso hizo, aguantando las lágrimas con todas sus fuerzas.

Tras terminar todo, se mantuvo en silencio junto a Torhuk contemplando la lápida unos minutos. Decidió que el silencio no era apropiado para Numa, así que agarró la mano de su amigo y lanzó unas palabras al viento con la esperanza de que llegaran donde fuera que estaba su amiga. Tu luz no se ha apagado hermana, nosotros la mantendremos viva. Crearemos nuevos recuerdos pero sin perder los viejos, porque es imposible que tu recuerdo se pierda en nuestro pensamiento. Terminó de hablar con una enorme sonrisa, ni siquiera tuvo que luchar por contener las lágrimas a pesar de sus emotivas palabras. Ese sentimiento había pasado, a partir de ahora su sonrisa sería lo que honraría la memoria de Numa.

La pérdida de sus padres dejó en Torhuk una marca en su alma pero gracias a los cuidados de Numa pudo sobrevivir de nuevo. Ahora Numa se ha ido y debía ser fuerte por Hema y por él ahora. Esta vez pudo despedirse en condiciones y al menos fue más llevadero en ese sentido, la vez anterior no pudo enterrar a sus padres y no pudo despedirse de ellos.

Las palabras de Hema conmovieron a Torhuk y no pudo evitar que se le escapara alguna lágrima:-Torhuk será fuerte para protegerte, Hema. Torhuk echará de menos a Numa, ella volvió a Torhuk de vuelta tras perder a padre y madre.-dijo y a continuación, se arrodilló en el suelo para coger un poco de tierra y elevó el puño:-Gracias por todo Numa, descansa en paz. Nos volveremos a ver en el otro lado.-dijo y soltó la arena de su puño y dejó que se la llevara el viento.  

De repente, mientras aún permanecíais con los sentmientos a flor de piel frente a la tumba de vuestra amiga fallecida, un ruido provino del cielo.

Mirasteis arriba y comprobasteis que una nave sobrevolaba vuestras cabezas a gran velocidad.

No era algo normal, ¡de hecho era muy extraño! Aún faltaban casi 6 días antes de que la nave mercante del viejo Bob aterrizase cerca de vuestra colonia para comerciar con los víveres y bienes con los que habéis estado sobreviviendo los últimos años.

¿Entonces quién había ido a visitar vuestro planeta? ¿un aliado? ¿un enemigo? ¿nuevos comerciantes?

Parecía que la nave estaba disponiéndose a aterrizar no demasiado lejos de vuestra posición. Conociendo a Numa, seguro que le hubiese encantado estar en primera fila dando la bienvenida al nuevo visitante.

¡Vamos! Dijo Hema a su amigo echando a correr con una enorme sonrisa, pensando en que Numa hubiera hecho lo mismo para estar la primera en cuanto aterrizase la nave y poder dar la bienvenida al nuevo visitante.

No era normal recibir visitas inesperadas en el planeta, normalmente sabían quien y cuando venía, por lo que aquellas extrañas naves generaban mayor expectación al grupo y su innata curiosidad de exploradores se imponía al sentido común, que decía que un desconocido podía significar peligro.

Durante la despedida, el sonido característico de un motor de caza estelar interrumpe el emotivo momento y ambos concentraron su atención en la nave, que descendía para acabar aterrizando cerca de donde estaban. El viejo Bob no era por que esa no era su nave así que estaba descartado.

Hema echó a correr hacia la nave, animando a Torhuk a que la siguiera:-Hema espera a Torhuk.-dijo mientras se levantaba para seguir a su mejor amiga nautolana llevando la mano a su blaster a modo de precaución. 

Por fin. Por fin había recuperado la conexión con el holocrón que tan ansiosamente había estado buscando recuperar. Desde aquel fatídico día en el que la nave en la que escapaban se estrelló. Habían pasado muchos años angustiosos, debatiéndose entre el miedo a ser descubierto y su ansiedad por recuperar el preciado objeto que le devolvería la vida a su compañera.

Pero por fin había dado con él; ahora que nadie podía pararlo ni echarle en cara su obsesión por unas técnicas más propias del lado oscuro que de los jedi, había llegado su oportunidad. En aquel planeta perdido estaba la clave del conocimiento que había ansiado poseer.

Poco le importaba que el lugar elegido para aterrizar no fuera el correcto. Sabía que el holocrón estaba ahí y solo era cuestión de tiempo dar con él. Había esperado varios años y unas horas más carecían de importancia para él. Si había elegido aquel preciso lugar para aterrizar había sido por aquellos dos jovenzuelos que se dirigían precisamente hacia el lugar de aterrizaje.

Quizás esos dos muchachos le fueran de alguna utilidad ya que seguramente conocerían bastante bien el terreno; aunque sabía que no debería quitarles los ojos de encima ya que no en vano había aprendido a desconfiar de todo el mundo.

¡HOLA SEÑOR! Gritó la joven de piel roja agitando la mano mientras corría hacia la nave.

Hema no sabía quien era ni que intenciones tendría, tenían que tener cuidado. Sin embargo, si algo le había enseñado Numa es que la hospitalidad y una enorme sonrisa era difícil que no cayera bien en un forastero. Cruzó los dedos porque así fuera y el piloto viniera en son de paz.

El foráneo era un hombre entrado de edad, al menos eso decía las canas de su barba, parecía sorprendido de vernos allí:-Disculpenos la curiosidad, solemos recibir la visita del mismo comerciante cada mes y al ver su nave no creímos que fuera el mismo, ya que es pronto para su regreso. Qué le trae por aquí?-pregunté con cierta curiosidad por saber el motivo de su visita.

Acababa de descender de su nave cuando Carlam fue asaltado por los dos jóvenes que había visto acercarse. Una nautolana y un noghri; ambos bastante curiosos, en especial el noghri. Pero sin darse cuenta los dos le habían dado cierta información al humano que, como ya había supuesto, confirmó que en ese planeta del borde exterior no estaban muy acostumbrados a los forasteros.

Ya se había imaginado que pasar desapercibido en ese planeta iba a resultar muy difícil, así que tendría que buscar alguna excusa creíble para contarles. Aunque también sabía que contar la verdad, o por lo menos parte de ella, la mayor parte de las veces era más eficaz que inventarse un pretexto cualquiera.

—Hola muchachos —dijo, devolviéndole la sonrisa a la muchacha. Lo mejor era mostrarse cordial y amable, como en los viejos tiempos—. Mi nombre es Carlam y vengo buscando un objeto muy preciado para mí que me robaron hace años...

Esperaba que con esa información los jóvenes se conformaran, al menos por el momento.

.-Quizás Torhuk y Hema podamos ayudarle, conocemos bien este planeta. Nos irá bien distraernos ahora. Acabamos de perder a un ser querido y Torhuk necesita pensar en otra cosa ahora mismo.-contesté honestamente, la pérdida de Numa ha sido un duro golpe pero debemos reponernos. 

Hema se paró a pensar un segundo, incluso puso sus dedos en la barbilla haciéndose la interesante. ¿Ha visto donde ha venido? Hizo un arco lateral con el brazo como enseñando el planeta donde vivían. No creo que este aquí, no solemos recibir muchas visitas. Se encogió de hombros.

La joven se acercó al hombre para observarlo de cerca con curiosidad, lo escrutó con la mirada a una distancia que podía llegar a ser incómoda, incluso lo olió, lo que resultó más extraño todavía, sin embargo, después se apartó y sonrió. Comparto lo que ha dicho mi azulado amigo. Pareces confiable, así que te ayudaremos. A pesar de que no creo que encontremos lo que buscas. ¿Cómo nos pagarás? Preguntó sin ningún rodeo asumiendo que quería la ayuda que le estaban ofreciendo.

Comerciar con Bob no era fácil, su supervivencia dependía de ello y tras lo ocurrido con Numa no habían tenido mucho tiempo para conseguir algo que pudiera interesar al viejo comerciante, sólo quedaban seis días, así que esta era una gran opción.

—Siento mucho lo de vuestra pérdida —dijo, intentando ganarse la confianza de los chicos aunque su pensamiento no estaba en ese lugar precisamente.

Había sentido una vibración en la fuerza, un escalofrío recorriendo su cuerpo que le indicaba que aquello que buscaba estaba cerca; mucho más cerca de lo que había creído en un primer momento. Los ojos de Carlam miraron al frente, por encima de las cabezas de los dos muchachos, en dirección al norte.

Una sonrisa apareció en sus labios al escuchar las descaradas palabras de la joven. La petición que le hacía era lógica, sobre todo en un lugar tan apartado y abandonado por todos que cualquier ganancia extra era bien recibida. Pero su mirada no acompañaba a su sonrisa mientras pensaba qué baratija de entre sus escasas propiedades podía ofrecer a cambio de la información.

—¿De dónde veníais? ¿Hay algún pueblo por ahí? —preguntó mientras señalaba en la misma dirección en la que los dos chicos habían aparecido. Intencionadamente no había contestado a la petición de la muchacha, cuyo nombre aún desconocía, ya que lo único que le interesaba al hombre era saber qué podía encontrar si caminaba en dirección norte.

El extraño hombre no había respondido a la pregunta, parecía inmerso en preocupaciones más importantes. Sin embargo, a Hema no le importó, antes o después tendría que afrontarla, en verdad todavía no le habían ayudado a nada como para poner un precio, ni siquiera sabían que buscaba.

¡Si claro! Por ahí está nuestro pueblo. Contesto la joven de piel rojiza sonriente. Pero no esperé encontrar gran cosa. Añadió para aplacar las esperanzas que pudiera tener el hombre, a fin de cuentas, a ojos de Hema, era un pueblo muy pequeño lleno de ancianos y gente sin mayor importancia.