Partida Rol por web

Los viejos nunca serían tan confiados como los jóvenes. Muestra de ese pensamiento fue la actitud de los lugareños cuando los dos amigos le llevaron hasta su pueblo. Un lugar miserable en un planeta miserable. Quizás el miedo a lo desconocido o tal vez simplemente porque vieran en él alguna amenaza, fueron suficientes para que todos y cada uno de los habitantes de aquel triste lugar se escondieran rápidamente en el refugio de sus hogares.

Poco le importó a Carlam la actitud de los aldeanos, lo único que deseaba era salir de allí lo antes posible y, sobre todo, con el objeto que había ido a buscar. Comenzaba a sentirse ansioso y nervioso, pero sobre todo empezaba a perder la paciencia y eso solo lo llevaría a cometer alguna locura.

—Vaya, parece que vuestros paisanos no están tan dispuestos a confraternizar como vosotros —dijo, mostrando una sonrisa nerviosa—. Será mejor que vayáis a por vuestras cosas mientras yo os espero junto a la tumba de vuestra amiga. Creo que me he equivocado de lugar ya que aquí es imposible que esté lo que yo estoy buscando... No tardéis, quiero proseguir con mi búsqueda cuanto antes.

Dio media vuelta esperando que los dos jóvenes lo obedecieran. En caso contrario tendría que acabar haciendo algo que no deseaba pero que, en el caso de que ellos se interpusieran, no dudaría en hacer.

.-Será lo mejor. Los ancianos están acostumbrados a Bob y no esperaban otra visita tan pronto.-comenté al ver la reacción de los ancianos del pueblo:-No son malas personas pero no les gustan los extraños.-añadí a continuación. 

.-Vamos Hema, vamos a por cosas. Torhuk se despedirá de los ancianos después de recoger.-comenté al final.  

La reacción de la gente del pueblo sorprendió a Hema, aunque entendía su desconfianza pues no es que abundaran las visitas en aquel lugar.

No pasa nada. No son malos, tan sólo están asustados. Dijo la chica de piel rojiza justificando la actitud de las gentes de su pueblo. Pero como quiera. Se encogió de hombros y siguió a Torhuk.

Aquel visitante escamaba a Hema, tenía una actitud un tanto extraña. Sin embargo no podía culparle, sin duda aquel lugar de la galaxia tampoco es que fuera de lo más normal. Apartó el pensamiento de su cabeza y echó a correr riendo como sólo Numa era capaz de hacer. ¡Vamos Torhuk! Hay que darse prisa, no debemos hacer esperar mucho a nuestro amigo. ¡Te apuesto el asiento del copiloto a que estoy preparada antes que tú! Le sacó la lengua y aceleró el ritmo.

En el momento que los dos jóvenes te dejaron a solas no dudaste en ir a buscar la tumba de aquella amiga que comentaron.

Tu corazón palpitaba a más velocidad a medida que disminuías la distancia con la tumba. Fue cuando te quedaste a tan solo medio metro de ella cuando sentiste un hervor en la sangre ¡estaba ahí! ¡estaba en aquella tumba y nada podía pararte!

Casi de forma instintiva, sin pensarlo y guiado por una energía que parecía ajena a ti, te arrodillaste en el suelo y comenzaste a excarvar, dejando de lado cualquier atisbo de paciencia o autocontrol.

Y finalmente volvió a ti

El tacto de aquella caja era electrizante, apenas hiciste caso al cuerpo sin vida de una joven Twi'lekk que yacía bajo la tierra removida. Te centraste en abrir la caja pulsando en el lugar exacto para así revelar el holocrón, el motivo de tu obsesión en estos últimos años.

Podías sentir el poder del conocimiento en tus manos

No tardaste ni un momento en activar el holocrón para acceder a toda la información que había en él. Te seniste pleno, satisfecho, ensalzado. Sentías como cada escalofrío que te recorría era un atisbo del triunfo que estaba por llegar.

Supiste que estabas accediendo a contenido prohibido, a artes Sith, a la manifestación del Lado Oscuro pero... ¿no había ya oscuridad en la galaxia? ¿a caso tus motivos para acceder a este poder no eran justificados?¿puros?

Entonces una visión apareció en tu cabeza.

Un lugar desconocido... ¿una cueva en un pantano?

¿Un planeta remoto? ¿Byss?

Las visiones te mostraron un lugar exacto (la cueva) en un sistema alejado (Byss). El holocrón te estaba guiando al que debería ser tu siguiente paso en la búsqueda del poder para traer de vuelta a tu ser querido... tenías la llave y ahora necesitabas la puerta. ¿Pero qué hacer con los dos jóvenes?

Tras recoger todo aquello que considerabais necesario para emprender un viaje... o mejor dicho ¡una gran aventura! sentisteis que vuestros vecinos no duraron en advertiros sobre los peligros de viajar con alguien extraño. En vuestra situación, en la que estabais sufriendo la perdida de vuestra "hermana" y la sensación de que necesitabais salir de allí y sentiros vivos (también en honor de ella) era más fuerte que el sentido común.

Tan rápido como pudisteis regresasteis al punto de encuentro con el extranjero. Os sorprendió comprobar que estaba como en una especie de "letargo" frente a la tumba de Numa... pero lo que os aterrorizó fue comprobar como esa misma tumba estaba ahora desenterrada.

El extranjero había excarvado la tumba para sacar una de las pertenencias más valiosas de la Twi'lekk (que en paz descanse) y ahora se había aferrado a aquel objeto mientras permanecía con los ojos cerrados y las rodillas hincadas en la tierra.

¿Por qué había hecho eso?

Consciente de que tenía muy poco tiempo hasta que los dos jóvenes regresaran, Carlam volvió a la tumba que acababa de visitar y sintió con más fuerza que nunca el holocrón enterrado. Con desesperación, impaciencia e incluso rabia comenzó a excavar la reciente tumba, sin importarle la presencia del cadáver de la joven twi'lek. ¿Por qué iba a importarle profanar el descanso de una desconocida cuando tenía al alcance de su mano lo que tanto había buscado y ansiado?

Cuando por fin dio con él y lo tuvo en sus manos sintió todo el poder que emanaba de él. Lo había conseguido; al fin tendría el conocimiento que tanto había deseado. Y supo lo que tenía que hacer a continuación cuando las visiones que tuvo al tocar el holocrón le indicaron los pasos a seguir. Era fácil, solo tenía que llegar a Byss y buscar la cueva en el pantano... Y a partir de ese momento todo sería revelado.

Pero ahora tenía otro problema. Dudaba que le diera tiempo llegar a la nave y despegar antes de que los jóvenes regresaran; tendría que llevárselos con él y ya vería donde los dejaría. Por el momento, Carlam dejó la tumba removida como la había encontrado para que nadie sospechase que la había profanado. Tendría que esperar a que los dos muchachos llegasen para salir de allí; ya pensaría qué hacer con ellos en otros momentos. En esos, lo único que podía pensar era en la impaciencia por encontrar la cueva que le traería todo el conocimiento que necesitaba y deseaba.

Tras coger el equipo de explorador y mis armas volvimos junto a Carlam para encontrar una escena muy perturbadora. Carlam acababa de profanar la tumba de Numa que habiamos hecho hacía unas horas y tenia uno de los objetos que habíamos enterrado con ella en las manos y éste estaba de rodillas y casi en trance sosteniendo el objeto entre sus manos. 

La rabia y el asombro me habian dejado paralizado durante un momento hasta que reaccioné y desenfunde el blaster que me había dejado mi madre y apunté a Carlam con él:-Más vale que Carlam tenga una buena razón para haber hecho eso a la tumba de Numa.-le dije con un tono frio y con el blaster listo para disparar. 

A Hema no le gustó la que vio al llegar a la tumba de su hermana, sin duda su instinto no le había jugado una mala pasada respecto al forastero, parecía buen hombre pero había algo que no le acababa de cuadrar. La sonrisa se le borró de inmediato, no era lo que a Numa le hubiera gustado, pero no pudo evitarlo por mucho que lo intentó.

Al ver a aquel hombre como en trance, no lo dudó y se lanzó a arrebatarle el objeto de su amiga de sus sucias manos. Que Torhuk lo estuviera apuntando con un blaster quizás le daba mayores oportunidades de conseguirlo.

¿Cómo era posible que hubiera pasado tanto tiempo? Un asombrado Carlam salió de su trance cuando vio a la nautolana ir directamente hacia él y más sorprendido se encontró ante el bláster que lo apuntaba. Feron unos segundos de incomodidad y desconcierto, pero solo fueron eso... unos segundos.

Su ágil mente pronto se dio cuenta que había sido descubierto. No iba a permitir que, después de todos los años que había estado buscando el holocrón, aquellos irritantes jóvenes se lo quitaran de entre las manos. Aquel objeto era de él, solo de él. Cómo había terminado en una tumba de un planeta desconocido era algo que a esas alturas poco le importaba; lo que de verdad era importante era que por fin lo podía tener de nuevo entre sus manos.

No iba a dar explicaciones; no tenía porqué darlas. Simplemente quería irse en paz con el holocrón y, si aquellos jovencitos se lo impedían, nada le costaría acabar con ellos. No era una idea que fuera de su agrado pero, a esas alturas, lo mismo le daba; además, él tenía algo que los muchachos no tenían... La Fuerza estaba con él.

—Este objeto me pertenece —dijo secamente mientras su mano buscaba el sable láser que aún convervaba.

Carlam clamaba que ese cubo le pertenecía pero le pertenecía a Numa también era un regalo de una persona muy importante para Numa:-Ese cubo pertenece a Numa, por eso estaba enterrado con ella. La madre de Numa lo entregó al nacer y por eso Torhuk y Hema lo enterraron con Numa para que el espíritu de la madre de Numa la acompañara hacia su nuevo camino.-le expliqué a Carlam pero sin dejar de apuntarle.

Hema se quedó parada frente al humano, aunque no pudo hacerse con el objeto como había creído, pues él salió de su trance. 

Así es. Dijo la piel roja asintiendo ante las palabras de su amigo, que seguía apuntándolo con su blaster. Esperamos que haya una explicación suficientemente buena como para profanar una tumba. Añadió más apenada que enfadada o amenazante.