Partida Rol por web

Cuando aparecieron aquellor Moradores de las Arenas supe que desde luego el final no iba a ser precisamente pacifico, aquellos seres carroñeros solo sabían matar y robar todo cuanto podían y cuando empezaron a disparar, era algo que ya me esperaba, pero el disparon que recibió Yakoo haciéndola caer al suelo fue algo que me hizo temblar todo el cuerpo-¡Yakoo!-exclamé alarmado, Hobo y Kath intentaron repeler el ataque a duras penas y Ree comenzó a realizar su peculiar baile con aquel sable láser haciendo que todas las descargas de los Moradores no llegasen a su destino.

Sin hacer caso al dolor que me castigaba las costillas me lancé al suelo y recorté el espacio que me separaba de Yakoo en breves zancadas tirándome al suelo-¡Eh, eh, cariño! ¿estás bien, dónde te han dado esos hijos de puta?-mascullé mirando como ya se encontraba cubierta la herida con un pañuelo ya teñido de sangre, aunque parecía de poca gravedad en ese instante no podíamos saber hasta que punto lo era, aún así la abracé con todas mis fuerzas para luego mirarla fijamente a los ojos, llevé mi mano hasta su mejilla y sonreí negando con la cabeza-No digas chorradas ¿cómo no voy a volver a hacerlo? moriría por tí-dije con un tono quizás demasiado suave intentando que los demás no lo oyesen pero en el fondo me daba igual, lo importante es que ella parecía estar bien.

-Tú habrías hecho lo mismo por mí y no estás tan bien cuando esa herida sangra-fruncí el ceño mirando aquel pañuelo-ahora no asomes la cabeza, voy a disparar a esos cabrones, no pienso permitir que se acerquen-dije sacando mi bláster apuntando hacia de donde venían los disparos evitando mostrar mi cuerpo y cabeza.

No se si lo he comentado alguna vez... pero ... a mí la sangre me marea, soy aprensivo, con toda la pinta de tipo duro y macarra que tengo -para los estándares sullustanos-, así que, tras acertar a otro de esos mastuerzos, y oir "herida sangra", casi me da un vaído, un parraque, o una cagalera tremenda instantánea... el caso es que me da un mal rollo tremendo, y empiezan a rondarme la mente imágenes, o gifs animados, de chorros de sangre, hemorragias por doquier, tripas saliendo a borbotones, y me empiezo a poner malo... muy malo....

Antes de que me maree del todo, hago lo único que puedo poner, me coloco gallardamente cerca de mi Capitana y del ex-Capitán (a este ritmo, todos van a ser capitanes de algo en la vida, salgo yo, que como mucho, de mi vida, y ni de eso, sospecho, pues lo mismo es breve)

-Capitana, arranque una tira de la tela, que otra cosa no, pero para vendas, tengo toda la que sea necesaria! , y en vez de ponerse un mañuelo, aplique un vendaje compresivo como es debido!!

(obvio el resto de la frase : ".... antes de que lo vea yo y me caiga redondo")

Mientras el aire se llenaba de luces que iban y venían desde el grupo de moradores hasta el vuestro y a la inversa, el caos se iba adueñando de vuestras acciones.

Hobo volvió a disparar con acierto y otros dos bandidos cayeron casi sin hacer ruido. Casi al mismo tiempo, Kath logró abatir a otro, reduciendo el número de atacantes al mismo que el vuestro. El problema fue que de repente, de detrás de la colina, surgió un nuevo grupo de bandidos, esta vez, a pie, que empezó a acercarse a vosotros con las armas en alto. Esta vez, no eran solo una docena, sino varias.

Cuando ya estaban bastante cerca, el grupo se detuvo a mitad de camino, giró en redondo y regresó corriendo por donde había venido, dejandoos a todos sorprendidos y mirando sin comprender lo que había ocurrido.

Solo cuando os disteis la vuelta pudisteis entenderlo.

Los Jedi no usan la fuerza para atacar, sino como defensa.

Las palabras de mi maestro resonaban con fuerza en mi cabeza, obligándome a mantenerme firme y no atacar sin compasión a los bandidos. Afortunadamente, los disparos de Hobokan y Kath estaban siendo lo suficientemente buenos como para que yo pudiera dedicarme únicamente a defenderles, pero cuando vi lo que se nos echaba encima, supe que tendría que tomar una decisión.

Bajé el sable y me coloqué justo delante de todos.

-Colocaros detrás de mí -dije con seriedad, mirándolos a todos de reojo y sonriendo a Kath. Sabía que esta vez, era mi turno.

No os pasará nada, tranquila.

Y de repente... todos se giraron para marcharse, y estaba claro que no era por nosotros.

Lentamente, me giré para mirar hacia atrás.

Detrás de vosotros apareció un pequeño ejército con armas, entre los cuales una figura avanzó hasta situarse justo delante.

-Bienvenidos. He oído que me estabais buscando. Soy Oar Mawtn

Los soldados que estaban a su espalda tenían sus armas alzadas y preparadas para acribillaros; quizás por eso aquel hombre se movía con total indiferencia hacia el hecho de que vosotros tuvieseis las vuestras.