El grupo estaba haciendo notar que eran una buena opción para tener un contacto con otra raza o especie. Si podían llegar a ser amigos de los Tartesos podrían por lo menos disfrutar de mayores conocimientos del universo.
- Tener un enemigo común no debería hacer que nos enfrentemos para ahorrarles el trabajo, y como ha comentado el mayor, podemos conocernos más sin implicarnos en una guerra con los goa´uld. Conocimientos hay miles, médicos, culturales, geológicos o mineros, infinidad. Si nos conocemos mejor podemos llegar a entendimientos que nos favorezcan a todos.
Mi compañero Evans y yo somos científicos, nos dedicamos al estudio de diversas materias, aun estando en guerra que no decidimos librar, nos apasiona el conocimiento, encontrarnos con otra gente, aprender de ellos y que nos conozcan, no debemos cerrarnos a algo así.
Trataba de sonar convincente el científico ya que sentía las palabras que salían de su boca, conocerse mejor no implicaba mucho y quizás sería más importante para el futuro.
Su mirada saltó del sociólogo a la marine antes de que respondiera al planteamiento presentado por Aldo.
- No tenemos por costumbre inmiscuirnos en los asuntos internos de otras civilizaciones. Sus políticas y decisiones son una cuestión que queda entre su gente y sus gobernantes y, en tanto no supongan perjuicio alguno para nosotros, los tartessanos no vamos a intervenir. Sin embargo, no crean ver cobardía donde sólo hay precaución. Conocemos de otras civilizaciones avanzadas que, en su arrogancia, desafiaron a los goa'uld y fueron aplastadas; y otras que, bienintencionadas, trataron de ayudar a los pueblos sometidos por esos parásitos, incurrieron en su ira por ello y sufrieron idéntico destino. Nuestra gente prefiere evitar cruzarse en el camino de los Señores del Sistema cuanto sea posible, evaluar los riesgos de ciertas acciones y acometerlas si vemos posibilidades de salirnos con la nuestra sin provocar una guerra abierta con ellos. Por no mencionar otros problemas, como son piratas, contrabandistas o ladrones, que plagan varias de nuestras rutas comerciales y suponen una cuestión más inmediata que tratar.
- Si pretenden seguir adelante, sepan que la potencia militar de los Señores del Sistema, incluso tomados individualmente, es muy grande. Cuentan con naves capaces de trasladar millares de tropas de infanteria y desplegar docenas de planeadores de la muerte. Gracias a las decenas, incluso cientos, de planetas que controlan, tienen acceso a los recursos necesarios para construir y mantener muchas de esas aves nodriza. Estén preparados para lo peor si no consiguen convencer a los goa'uld de que no son una amenaza o un incordio y se olviden de ustedes.
Su expresión se había ido volviendo sombría con cada palabra que pronunciaba, su voz sonó seria y acerada.
- Hay razón en sus palabras, señor Evans. - Su gesto se relajó cuando volvió su rostro de nuevo hacia el lingüista, al tiempo que su voz se suavizaba. - Son los diplomáticos y negociadores quienes, sin duda, podrían encontrar formas de colaborar entre nuestros pueblos sin levantar las sospechas de los goa'uld. Por mi parte, sólo puedo hacer lo que está en mi mano, que es hacer llegar un informe sobre ustedes y su propuesta a quien corresponda. Y queda la parte más apremiante, tanto para nosotros como para ustedes; ¿cómo lo hacemos para devolverles a su hogar? Si no está lejos, podríamos acercarles con el Ero. - Señaló una consola cercana, con un monitor que mostraba lo que podía pasar por un mapa de navegación de algún tipo. - O contemplar otras opciones. - Los tau'ri ya habían esbozado anteriormente una suerte de plan, y el capitán tartessano no lo había descartado.
- Muchas gracias, si pudieras hacer notar esa parte en el informe estaríamos muy agradecidos - dijo Aldo con una sonrisa, al menos habían conseguido convencer al capitán de que hablase de forma favorable de ellos -. Sobre volver a nuestro planeta, preferiríamos volver a través de una de esas puertas, vuestro transporte es cómodo, pero no sabemos como afectaría, a los habitantes de La Tierra, la visión de este vehículo. Si pudieran dejarnos en un planeta cercano donde haya una de las puertas, o buscar una nueva ventana para descender de nuevo al planeta, en el llano donde se encuentra la puerta aquí... pero si mis compañeros tienen alguna propuesta.
Alan asintió al Capitán Pârepâne en señal de agradecimiento. Considerar la propuesta de Evans como algo a mencionar en su informe era algo. Por mínimo que pudiera parecer ya era algo.
Y también era cierto que los tartessanos debían ser precavidos con el asunto goa'uld. No podía negarle que sus enemigos eran una super potencia militar espacial a tener en cuenta. Por un momento sopesó decirle a su anfitrión que ellos debían de haber sido la única raza en hacer frente a los goa'uld y haber eliminado a uno de sus Señores del Sistema. Pero eso solo habría sido un intento vano de fardar... no de demostrarle lo que podían hacer varias razas aliadas para hacer frente a esos parásitos.
Se mordió la lengua. Ya habría tiempo para una conversación de ese cariz, si es que llegaban al punto diplomático entre superiores.
- Las propuestas de Evans son las mejores. - Confirmó. - Si nos pueden acercar a un planeta con una puerta sería lo mejor para nosotros. Eso o volver a dejarnos en la superficie de éste cuando haya una ventana de tiempo en la que los temporales no nos maten. - Tampoco veía nada claro aparecer en el Sistema Solar en una nave alienígena cuando el proyecto Stargate seguía siendo alto secreto.
- Si no les pilla muy de camino acercarnos... - Añadió mirando al capitán y sospechando que no se desviaría para ayudarles si no tenía algún otro buen motivo... - Quizá podamos hacer algo por compensarles. - Le sonaba absurdo, más después de que consideraba que ellos habían salvado la vida de Arkwuior. Pero Alan lo hacía por algo.
Las palabras del capitán me sonaron familiares. Tampoco nosotros teníamos por costumbre intervenir en los asuntos de otros países, al menos en la teoría, porque en la práctica, mi país había actuado en la sombra de muchas y muy diferentes maneras. Pero ahora era diferente. No éramos un planeta poderoso por nuestra tecnología y el armamento, sino por nuestra tenacidad y en este caso, paciencia.
Comprendía que no interviniesen... aunque ya lo estuvieran haciendo en realidad. Por mi parte, mientras nos llevaran de regreso a casa, todo lo demás podía esperar, porque les correspondía a otros llevarlo a cabo, a los diplomáticos y gobernantes, no a soldados como nosotros.
-Creo que cualquier planeta con una puerta sería bienvenido, señor -le dije al mayor, mirando también a los demás y al capitán -. Nuestra prioridad es regresar a casa en el menor tiempo posible para informar de todo cuanto ha ocurrido.
Además de informar también sobre los avances diplomáticos conseguidos, que no eran pocos.
La expresión del capitán se tornó en sorprendida cuando Aldo mencionó algo sobre consecuencias por ver la astronave tartessana.
- Disculpe, no comprendo eso, señor Evans. Tengo entendido que su gente posee vehículos similares. ¿Qué problema supondría la llegada del Ero a su planeta? Si solicitamos permiso de aproximación y nos atenemos a sus protocolos de navegación, no debería suponer mucha dificultad enviar la nave de descenso a un espaciopuerto para dejarles en tierra. Aterrizar en un espacio habilitado a tal efecto es mucho más sencillo que flotar sobre un estanque por ser éste la única zona despejada para permitir un abordaje.
Mientras hablaba, sonrió de forma cordial, en actitud de tranquilizar a los tau'ri respecto a la estabilidad de sus vehículos y la habilidad de sus pilotos. Se acercó a una de las consolas y comenzó a introducir comandos. En respuesta a éstos, una lista de imagenes desfiló por la parte inferior del monitor, mostrando detalles como configuraciones orográficas, monumentos de distintos tipos, incluyendo un gran anillo con un círculo interior repleto de glifos familiares...
- Verá - dijo el lingüista buscando las palabras -. Para nosotros estos medios de transporte no son más que elementos de lo que nosotros llamamos películas de ciencia ficción. Estamos familiarizados con la forma en la que vuestros transportes se desplazan por el espacio, e incluso con terminología como espaciopuerto, pero la verdad es que solo lo hemos visto en obras de arte creadas con efectos de cámaras y luces, intentando reproducir la forma de desplazarse, con lo que la ciudadanía no está acostumbrada a ver este tipo de desplazamientos en el cielo y no tenemos espaciopuertos disponibles para que una nave de descenso se aproxime, mucho menos tenemos protocolos de navegación a tal efecto más allá de los vehículos de transporte aéreos para dentro de la atmósfera, y son mucho más rudimentarios en la forma de desplazarse y mantenerse en el aire, con lo que no recomendamos una llegada a nuestro planeta si no es a través de la puerta que tenemos bajo control.
Miraba al capitán esperando que comprendiera que, a pesar de viajar entre planetas, la civilización terráquea era bastante primitiva a ojos de los tartessanos.
Alan se decidió a intervenir.
- En efecto, tal y como ha indicado Aldo... nuestros medios de transporte fuera de la atmósfera son cuando menos... rudimentarios. Si cualquier nave llegara sin previo aviso nuestras fuerzas militares seguramente responderían con un ataque preventivo sin poder saber si quien llega es amigo o enemigo. - Admitió. Quizá podía ser un error al atacar a un posible aliado, pero los militares no permitirían que ninguna nave se acercara tanto a la Tierra. La desconfianza era algo inherente en la clase militar y en la clase gobernante. Tomaban a todo y todos, por defecto, como enemigos. Y a partir de ahí...
Además, tampoco podía, ni quería, explicar a los tartessanos que no todo el mundo en su planeta natal conocía de la existencia de otras civilizaciones alienígenas. El proyecto Stargate seguía siendo alto secreto.
Sonreí ante la ingenuidad, al menos en apariencia, de la pregunta. Evidentemente, una nave desconocida sería considerada como enemiga y tratada como tal. Tenía mis dudas de que nuestros cazas pudiesen acabar con ella, pero todo lo que habíamos conseguido, nuevos amigos, lo perderíamos en un instante.
Pero el principal factor a tener en cuenta era el que no había dicho el mayor, aunque probablemente lo habría pensado.
¿Una nave extraterrestre en el cielo? El mundo no estaba preparado para eso, al menos, no todavía, cuando ni siquiera el proyecto Stargate se había hecho público para más de dos o tres países.
-Capitán, el Stargate es nuestra manera más sencilla y discreta de llegar hasta nuestro planeta. Solo con llevarnos a un planeta en donde podamos usar uno, ya nos habrán ayudado más de lo que creen.
El oficial alienígena no dijo ni hizo gesto alguno respecto a lo que replicaron los tau'ri. Estaba atareado con la busqueda en una base de datos, posiblemente. El monitor frente al qu estaba siguió mostrando imagenes variadas de todo tipo, montañas, ruinas, valles, estelas, bosques, columnas,...
En ocasiones, algún que otro stargate desde ángulos distintos aparecía. El SG-4 estaba familiarizado con el aparato pero el tartessano no pareció estar satisfecho hasta encontrar una imagen que mostrase el artefacto de frente. Una vez hubo confirmado con los tau'ri que aquel anillo era exactamente lo que buscaban, realizó una nueva serie de operaciones cuyo resultado fue un mapa en pantalla. Se mostraban todos los planetas con un stargate en ellos, a juzgar por las imagenes de éstos encuadradas junto a cada mundo, en un radio de un día-luz, conforme a la explación del capitán Pârepâne. Tras descartar unos (por estar en territorio goa'uld, siempre de acuerdo a las indicaciones del alienígena), se eligió el más cercano posible, a dos horas de vuelo desde su posición actual. Con un rumbo decidido, la nave recuperó su actividad y su tripulación ocupó sus puestos correspondientes para realizar su trabajo.
Los tau'ri fueron acomodados en un compartimento amplio, con mesas largas, bancos alineados a cada lado de éstas y armarios o casilleros cerrados en las paredes internas. Daba la impresión de ser algún tipo de comedor o zona común, aunque no recibieron muchas visitas mientras estuvieron allí. Se les concedió relativa libertad de movimiento; sólo aquellas zonas donde el personal de guardia les denegase expresamente el paso les estaban vetadas obviamente. Posiblemente las áreas de ingeniería o el arsenal fueron los pocos lugares que no pudieron visitar.
Llegado el momento, el equipo de operaciones le fue devuelto al SG-4 y escoltados los tau'ri a la nave de descenso. El viaje a la superficie en esta ocasión fue menos movido y el aterrizaje tuvo lugar sobre suelo firme, por lo que la descarga de pasajeros y objetos resultó muchísimo más simple. Tras una despedida protocolaria, los tripulantes tartessanos volvieron a los mandos del vehículo e iniciaron la vuelta. El SG-4 vió como la nave de reentrada se perdía entre las nubes antes de marcar la dirección de casa. Volvían sin muestras minerales pero con algo completamente inesperado.
Los personajes tienen dos horas de viaje en las que, si lo desean, pueden dar información adicional que crean puede interesar al informe del capitán y preguntar alguna cosa más sobre los tartessanos. Podéis aprovechar los últimos mensajes en esta escena para ello.
Dentro de aquella nave tartessana con dos horas por delante para hacer cosas, Aldo decidió que lo más interesante era ir moviéndose por el transporte que los había rescatado y que los llevaba a una nueva Stargate buscando personal lo más civil posible.
Se dirigió directamente a la enfermería, había pedido permiso antes a Alan, no creía tener mucho más que aportar para el informe del capitán a partir de ahí entre militares se entenderían mejor, pero el quería conocer algo más de la cultura tartessana.
En la enfermería esperaba encontrar al personal médico que, aunque pudieran ser de rango militar, estaba seguro de que estarían más dispuestos a hablar acerca de las costumbres sociales tartessanas.
Se decidió comenzar por el cine, para romper el hielo, preguntó directamente si, para pasar aquellas dos horas, no tenían nada parecido a ficción creada para el entretenimiento, donde no se hería a los actores y que contaban una historia, explicó lo que era el cine y pregunto, además de por ese séptimo arte terrícola, si existían otras formas de expresión artística para los tartessanos. Qué tipo de literatura tenían, música, baile, pintura, escultura... cualquier tema que se le ocurriera del cual hablar, tradiciones en las posibles diferentes regiones, quizá algo relacionado con la fe... Dos horas no darían para entrar demasiado al detalle, pero eso ya se contemplaría más adelante, además de que esos datos superficiales le ayudarían a hacer un mejor informe sobre los tartessanos en un futuro no muy lejano, algo que ayudase a los mandamases a querer entablar relaciones con los rescatadores del SG-4.
Finalmente, todo quedó en una conversación en la cual nosotros proporcionábamos más información de la que recibíamos, aunque al menos, habíamos establecido relaciones con una nueva especie.
Aunque por mi parte lo importante era salir con vida de aquella misión, comprendía que regresar con una especie potencialmente aliada, era todo un éxito. Tácticamente hablando, a pesar del peligro, había sido un éxito.
Mientras pensaba en ello, el capitán logró localizar un mundo que tuviera un Stargate al que pudiésemos acceder sin peligro, por lo que solo nos quedaba esperar. No había ningún motivo oculto, que yo detectase, en la acción de aquella especie y había sido un rescate en toda regla.
Debíamos estar agradecidos.
Solo tuvimos que esperar en una sala a que llegásemos al lugar escogido. Yo estaba acostumbrada a las largas esperas, por lo que simplemente, me tumbé y cerré los ojos, descansando durante el tiempo que duró el trayecto. No compartía la curiosidad del resto del equipo, sino que lo mío era asegurar que disponían de posibilidades para saciarla, así que con todo tranquilo, no me quedaba nada más que hacer.
Cuando nos informaron de nuestra llegada, me puse en pie con rapidez y seguí a nuestros nuevos amigos hasta la rampa de salida, en donde nos entregaron nuestras armas, dejándonos para que marcásemos el código de la Tierra en el Stargate y que por fin, pudiésemos volver a casa.
Misión cumplida. Habíamos regresado, sanos y salvos.
Habían visto las capacidades tecnológicas de esta raza o cultura, sólo una nave pero era fascinante, podían aprender mucho de ellos y los habían dejado con relativa libertad por la nave. El capitán había sido cortés en lo que las circunstancias permitían.
- Perdón capitán, muchísimas gracias por toda su hospitalidad. Tras este encuentro quizás podrían si lo consideran oportuno, proporcionarnos un sistema de traducción para poder comunicarnos con más facilidad si hay futuros encuentros. Si pudiesen darnos unas indicaciones con los planetas a los que no debamos acercarnos por estar ocupados por los Goa´uld o información que no consideren crítica para su seguridad como población y disposición hacia los extraños.
Alan caminó en silencio durante buena parte del camino. Dejó que los científicos o Guerrero intervinieran como desearan... No parecía que ninguno estuviera rompiendo protocolos. Y la relación parecía haber quedado, en cierto modo, amistosa con los tartessanos.
Whiteface se despidió con un saludo militar del capitán Pârepâne, no sin antes indicarle las coordenadas de un planeta que tenía Stargate y al que los tau'ri tenían acceso. Sabían que los goa'uld no habían llegado a ese planeta, y mantenían un puesto de avanzada científico allí. Podían utilizarlo como punto de encuentro para intercambiar mensajes para una posible reunión en el futuro.
Le dio las gracias por toda la ayuda recibida y le indicó que siempre podrían contar al menos con él, y con los miembros de su equipo... el SG-4, en caso de que necesitaran ayuda.
Luego centró su atención en el camino al Stargate.
A partir de sus pesquisas, Aldo descubre que los tartessanos no tienen cine como tal. Conocen los medios audiovisuales y disponen de formatos documentales, pero los relatos de ficción los reservan para representaciones que se podrían definir como teatrales. Elementos como películas o series para ellos serían como obras de teatro que se representan ante el público en directo y dichos acontecimientos tienen un marcado carácter comunitario.
Su literatura es variada, desde poesía hasta ensayos. Tienen la particularidad de que no manejan la novela como género, debido a la condición especial de la ficción como representación teatral; en su lugar novelizan dichas obras. Un género del que se sienten especialmente orgullosos es el ensayo sobre metalurgía. Debido al avanzado conocimiento que tienen sobre el trabajo de metales, poseen gran cantidad de obras, incluso monográficos enteros dedicados a técnicas de trabajo o aleaciones concretas.
En cuanto a la música, tiene bastantes puntos en común con la terráquea (ritmo, melodiosidad,...), aunque en la tartessana priman fundamentalmente los instrumentos de viento-metal (trompetas, trombones y similares) y percusión-metal (gongs, campanas, triángulos, etc.). La escultura y pintura tartessanas modernas tienen mucho de abstracción y representación conceptual, aunque han tenido periodos en el pasado más "humanistas" (con estilos y formas de representar la naturaleza y los distintos paisajes y figuras similares a las renacentistas en la Tierra) o "clásicas" con una raiz íbera y fuertes influencias fenicias (a juzgar por los ejemplos que Aldo logra ver). En la actualidad, en escultura, tienden a usar más el metal que la piedra.
Su religión inicialmente era sincretista: combinaban la creencia en un panteón de varios dioses con la idea de que vivían bajo tierra, en lugar de en el cielo o en un paraiso elevado. Con el tiempo, evolucionó a una creencia "monoteista" centrada en torno a una diosa madre con un reino subterráneo ultraterrenal, auxiliada por sus "hijos", hasta una espiritualidad libre y centrada en torno al individuo, despojada de una religión organizada (es decir, no existe una iglesia o jerarquía eclesiástica que dicte dogmas o actos de fe).
La actual situación en Tartessas es similar a una coalición globalizada bajo el gobierno de una institución parecida a la ONU, pero con más atribuciones y capacidades coercitivas. Debido a este proceso de globalización, las culturas política e ideológica de los tartessanos están bastante homogeneizadas. La cultura en general es bastante parecida, con algunas expresiones artísticas particulares que se conservan en ciertos sitios como "curiosidad turística", "rasgo cultural específico" o "patrimonio de la humanidad".