Partida Rol por web

Anzak mira a Darius divertido. Parecía un niño con juguetes nuevos. Cuando termina su explicación palmea la espalda de su socio y le sonríe.

- No, no quiero nada del equipo- le dijo Anzak.

En ese momento llegó Clint quien tampoco quiso saber nada del equipo encntrado y de lo que Darius cedía a cambio.

- No es mala idea que lleves un blaster, Clint- le paró antes de que se fuera-. No te digo que lo cambies por tu bastón, solo digo que en ocasiones quizás nos vendría bien como fuego de cobertura, pues el bastón a distancia corta es muy útil, pero a larga es inoperativo total...¿me entiendes?- le preguntó a Clint para ver si estaba de acuerdo.

Darius se quedó callado, asimilando la negativa de sus compañeros. -¿¿De verdad??- Preguntó estupefacto.

-Haz caso a Anzak y lleva al menos el blaster de bolsillo. Es fácil de ocultar-

Sacudió la cabeza, tomó una de las granadas de humo y la embutió en el bolsillo del Jedy:

-Toma. Al menos coge esto. No es un blaster y te permitirá acercarte a tus enemigos o escapar de ellos- Dijo recordando el tiroteo del amarre-94.

-También deberías de levar un casco, pero no voy a insistir.-

Después tomó las barras luminosas y las repartió entre todos como puros en una boda.  -Odio discutir con vosotros- Gruñó volviendo a guardar el resto accesorios en la caja.

-Si cambiáis de opinión, soy vuestro armero.- Después de colocarse el amplificador de sonido en la oreja preguntó en voz baja: -¿Creéis que esta nave pertenecía a ese agente rebelde?-

Abrió la puerta del camarote y acarició la pared del pasillo. -Volvamos a la cabina-

Me quedo pensativo ante los argumentos de Anzak, pero no me opongo a que Darius ponga una granada de humo en el bolsillo de mis ropajes.

- Tengo mis motivos para no portar armas, pero dado que estamos de misión e ir con vosotros es meterse en la boca del lobo constantemente, cogeré un bláster.

Dicho esto cojo el bláster de bolsillo, dado su reducido tamaño puedo llevarlo bien disimulado y no me molestará si lucho con el bastón.

- Aunque solo lo usaré en caso de extrema necesidad.- sentencio.

Reunidos en la bodega y delante del alijo, Darius entregó su propio bláster de bolsillo a Clint, no sin bastantes reticencias morales (o mágicas) por parte del jedi. Anzak rehusó del todo, prefiriendo mantener una solemne y admirable calma ante el descubrimiento. Los dós últimos en llegar vieron que la bodega estaba llena de cajas por doquier, vacías, que debían haber sido extraídas junto con su producto (las armas para Tatooine) en la bahía de amarre del planeta. Ello os llevó a deducir que el tipo que viajó en el Rosa Azul hasta Mos Eisley lo hizo bajo algún tipo de permiso comercial (o tal vez "comprándolo" al instante); su coartada serían tal vez este cargamento de armas.

Finalmente volvísteis a la cabina. Quedaban un par de horas para llegar a Rigesco, pero sería mejor descansar. Ti-Dal aprovechó para abrir un canal entre su comunicador y el vuestro (incluyendo al pequeño Chispa), y sin ningún problema más a la vista os pusísteis a descansar en vuestros asientos. Finalmente, tras ese par de horas en el que el droide astromecánico aprovechó para recargar sus baterías y reinicializar algunos de sus componentes más conflictivos, salísteis del hiperespacio. Allí se alzaba Rigesco.

¡Mirad! -dijo Ti-Dal al salir del hiperespacio-, ahí está el planeta. Luego estuvo comprobando los mandos de la nave. El piloto automático nos lleva directamente hacia las coordenadas que habia en la microtarjeta.

El planeta era bastante bello, aunque quizá no tanto para algunos: dos colores predominaban claramente. Unas oscuras y negruzcas partes contraponían un espectáculo blanco y nevado. apenas se veían zonas acuáticas. Nada más internaros en la atmósfera planetaria Ti-Dal volvió a comentaros.

¿¡Pero qué!?, Uo, uo, uo... ¡mirad qué tenemos aquí detrás! -Miró por las lunas laterales, y el cereano hizo un gesto con su mano, como refiriéndose a vuestros flancos, y justo en la zona trasera-. Joder, ésto no me gusta.

Fue entonces cuando vísteis a dos espectaculares Ala-X apareciendo de entre las nubes. Los sensores del Rosa Azul no los habían detectado, o tal vez no los había simplemente mostrado en pantalla... Cuando os quisísteis dar cuenta, allí estaban.

¡Carguero! -una voz entró por el canal de radio-. Identifíquese y revele lugar de destino.

Uno de los X-Wings estaba sobrevolando a vuestro lado, pero el otro se había retirado unos metros más atrás, apuntándoos con toda su artillería. Aquello no era un juego, y quién sabe si tales pilotos fueran más diestros que los de, por ejemplo, los caza TIE a los que habíais dado esquinazo en el espacio próximo a Tatooine.

- Parece que llevemos un cartel que ponga "Cazas, apuntadnos" - comento al ver a los dos alas X - Supongo que tendremos que presentarnos y decirles que les llevamos un regalito.

- No te preocupes que si necesito algo de armamento sé a quién acudir- dijo guiñándole un ojo a su socio mientras salían del hangar.- Lo que me preocupa son las cajas vacías y...la pistola esa de iones... ¿a dónde habrán ido a parar? ¿serían para la rebelión o la rebelión era quien las vendía?... no sé por qué pero creo que nos van a preguntar por ello.

- Con respecto a Ti-Dal, no me cae mal. Nos ha metido en un lío, pero...cuando no estamos metidos en uno. No creo que sea mala persona, solo un poco reservado. Aunque eso quien mejor lo puede saber es Clint- comentó antes de entrar en la cabina y haciendo un gesto con la mano a Clint emulando las acciones de los jedis, mientras se reía.

Al llegar a la carlinga salían ya del hiperespacio. A lo lejos estaba el planeta que parecía una roca negra y blanca.

- Adios a las playas y hola al frío- murmuró Anzak sentándose en el puesto del copiloto-. Bien, veamos donde nos lleva las coordenadas.

La nave comenzó a descender y, una vez en el planeta, de la nada salieron unos cazas ALA-X que les "escoltaron" en su marcha.

- Bueno, comienza nuevamente el juego.

- Aquí el Rosa Azul. No somos enemigos. Repito NO SOMOS ENEMIGOS- dijo Anzak abriendo el comunicador de la nave-. Nos dirigimos al sur las montañas de Har-Karath. Sector 16 de la cordillera. Tenemos información- dijo el contrabandista dejando abierta la interpretación de esa "información"

-Estúpido trasto estúpido- Gruñó forcejeando.

Darius seguía peleándose por colocar en la pistola una mirilla diseñada para un arma más grande.

El aspecto helado de Rigesco consoló al caza-recompensas de ojos claros.

-Mirar que buena pinta tiene este planeta- Señaló con mejor humor.

Entonces aparecieron las alas-X

Anzak hizo valer su tono de voz conciliador por la radio y Darius se limitó a asentir desde su asiento.

-Tranquilo Ti-Dal. Tu sigue las coordenadas. Todo saldrá bien. No todos los cazas están pilotados por fanáticos descerebrados.-

Toma una lucecita- Dijo repartiendole la última barra luminosa como si fuera una piruleta.

Ti-Dal tomó la barra luminosa mientra asentía, aunque más bien dejó que el piloto automático llevara aquel rumbo. En una situación normal, por lo poco que lo conocíais, habría formulado un chiste fácil, pero esta vez se aguantó. La situación lo requería. El canal abierto de radio con los cazas Ala-X refulgía, oyéndose en blanco (como si los pilotos pensaran algo nada más escuchar el destino de vuestro carguero por boca de Anzak.

Muy bien, les escoltaremos. Cuando lleguen al destino sigan nuestras instrucciones -dijo el piloto rebelde cerrando el canal de comunicación-.

Ti-Dal, entonces, tomó los mando y desactivó el piloto automático. Notásteis el balanceo típico de pilotaje manual saliendo del pilotaje automático. No obstante, sabíais o más bien notábais que aquel cereano tenía un ojo de menos, pero sus muñecas y sus dedos estaban hechos para esa clase de trastos. Pronto sobrevolásteis descendiendo las montañasHar-Karath, en torno a las montañas de unos mil metros y algo más. Los cazas os condujeron y guiaron hacia un recodo entre dos de ellas, blancas completas debido a la nieve, y descendísteis lo suficiente como para ver un gran hueco casi en la cumbre: la entrada de una especie de cueva... o base.

Habíais llegado al destino.