Partida Rol por web

Agil sonrió de oreja a oreja, dando una palmadita en el hombro a Grimmjow. «Claro chaval, aquí tienes mi invitación.» Con un par de gestos de la mano, Agil navegó por el menú de usuario, pulsando los botones con prisa, y una invitación de amistad surgió frente a los ojos de Grimmjow. Poco a poco fue tocando más botones, apareciendo más invitaciones de amistad a cada uno de los presentes. «Os envié a todos la petición, creo que hemos trabajado bien juntos hoy. Quizá otro día podamos coincidir de nuevo, ¿qué os parece?»

Después de una larga caminata hacia la ciudad, por fin el grupo llegó a las puertas de la misma. Inmediatamente al llegar al territorio de la misma, una notificación que indicaba que la misión había sido completada surgió en sus pantallas. Por las caras de los del grupo de Agil, y sus movimientos con su propio menú, parecía que ellos también la habían recibido. 

«Qué raro... pensé que tendríamos que repartir el botín, pero parece que el juego ya se ha encargado de eso... ¿Quizá detectó automáticamente que estábamos peleando juntos? Nunca había visto nada igual en un MMORPG...» Agil se llevó la mano a la perilla, pensativo. «En fin, eso nos ahorra muchas molestias. Creo que nos despedimos por aquí entonces, estamos cansados y tenemos una reserva en una posada en la otra punta de la ciudad, así que nos queda un largo camino. Mucha suerte con todo, y ya sabéis, no muráis.»

Con un gesto de la mano, Agil se despidió de la compañía, llevándose a todos sus compañeros detrás, que se fueron despidiendo cada uno a su modo también.

El esfuerzo mental que había realizado Rongar, había sido muy superior al físico. Realmente se sentía agotado, pero no físicamente. Sentía sueño. Quería dormir, pero, le apetecía comer algo antes.

Silencioso y discreto se sorprendió con el "fin de misión" tan automatizado. - Mejor, así queda listo y "chimpún". Mientras pensaba eso, aceptó el envío de amistad del chico grande del hacha enorme, y con un gesto, vagamente parecido a un saludo militar, se despidió. No les había prestado gran atención.

Ya con el compañero negro a cierta distancia, se giró hacia el resto, mientras se desperezaba como si quisiera crecer. Ni los gatos se estiraban tanto: - Tengo sueño, pero, gente: ¿Qué hacemos?

2 a destreza que es lo que utilizo mas

Yo también estoy cansada la verdad es que el viaje habia sido largo y fatigoso y habíamos gastado mucho equipo Voy a comprar unas cosillas y volver al hotel, alguno quiere acompañarme??

Aprovechando que iba de comprar también preguntaría por hay que habia sucedido con la "otra misión" pues aun esperaba mensaje de los jugadores y no me gustaba nada no saber las cosas.

Grimm también recibió el aviso de misión terminada pero no se sorprendió demasiado.

- Bueno, ya hemos visto algunas cosas sorprendentes por aquí…- comentó quitándole importancia al tema sacudiendo una mano. -Sí, supongo que es el momento de despedirse…- corroboró usando la misma mano para hacerle un vago saludo marcial a Ágil y su equipo.- ¡Gracias por todo!

Mientras lo chicos se alejaban del grupo y se perdían entre la multitud, Grim pensó en qué podrían hacer a continuación. Era cierto que estaba tan cansado como los demás. Por un momento consideró la idea de irse a descansar también y dejar las compras para el día siguiente, pero al mirar a su alrededor para orientarse y buscar la posada su vista pasó por delante de Uzume y, de repente, recordó la conversación que habían tenido en el prado mientras esperaban el resultado de la negociación con el equipo de Ágil. Aquello le quitó el cansancio de un plumazo y le hizo ver con otros ojos lo que le rodeaba. Se estiró cuan largo era, posiblemente contagiado por Rongar, y chasqueó la lengua.

- Yo creo que aún aprovecharé un poco más el día. Llevamos aquí un tiempo y aún no he visto la ciudad de los inicios como se merece, así que me daré una vuelta por aquí y veré qué descubro- contestó a las preguntas de sus compañeros con un guiño de ojos.

Lo cierto era que realmente no conocía nada de aquella ciudad. Si tenía que suponer que la habían creado con la misma atención a los detalles que el resto de lo que había visto hasta ahora, tal vez debería aprovechar su estancia por alli para conocerla mejor. Por otro lado, un paseo entre la gente le ayudaría a aclarar las ideas y ciertamente creía que tenía mucho en lo que pensar.

No tardó en responder a la muchacha: - Voy contigo Ondine. Se ofreció.

Eso de paso le valía para localizar esas tiendas donde adquirir equipo y ver que  era lo que estaban usando. No quería ir cargado como una mula, pero igual, un par de cosillas, para el viaje, que merecieran la pena, no estarían de mas.

Yo voy a modificar un poco el material y a ver si consigo alguna otra cosa interesante - informo - Nos vemos en el hotel.

Sin más me dirijo al mercado en búsqueda de un arma más adecuada para mí. La espada está bien, pero no resulta tan útil en la mayor parte de los casos a otras que sean más contundentes en un universo en el que la capacidad de corte no representa realmente una ventaja real sobre otras armas que no tengan filo. Es mejor tener una herramienta más versátil y adaptable.

Rebusco en las armerías hasta encontrar un martillo de guerra que sea de mi talla y le pregunto al mercader si acepta un intercambio. Mi espada por su martillo de guerra. Tras unos segundos procesando asiente y se produce la transacción.

Mucho mejor.

Me vuelvo satisfecha a mi habitación a esperar a los demás.

«Yo me vuelvo directamente para la posada con quien quiera. Ya haré compras mañana, si os parece bien. Además, quiero ver al tal Majushi.» Xeno sonrió, colocando ambos brazos tras su espalda con pose casual. Su arco había desaparecido de su espalda. Era más "cool" llevarlo puesto, pero también más incómodo, así que había optado por hacerlo desequipárselo al entrar en la ciudad.

«Yo voy contigo Xeno. Tengo ganas de gastarme el sueldo en una buena bebida en la taberna.» Tenno rió, palmeando el pomo de su katana como si nada. «Además, debo hablar con Majushi también. Tenemos que ver qué hacemos con el gremio, a estas alturas debería estar casi todo listo.»

El grupo se separó entonces, dejando a Uzume yendo por su lado mientras el resto iban juntos. Las tiendas que estaban abiertas indicaban que el equipamiento era exactamente igual al que vendían el día anterior, por lo que o bien deberían moverse a otras ciudades para comprar equipamiento superior, o bien con el tiempo iría cambiando, nada era seguro. Aun así, aún se podían comprar pociones y cristales, si así lo deseaban.

Por otra parte, mientras andaban por la ciudad, pudieron ver más de cerca otros detalles que no habían descubierto anteriormente. Los lugares de residencia, antes vacíos, ahora mostraban luces en su interior, lo que indicaba que la gente había comenzado a comprar viviendas. Aún no eran demasiados los jugadores que habían podido comprar una de esas viviendas, dado que el precio era más bien elevado para haber un solo día de juego a sus espaldas, por lo que pudieron suponer que los que lo habían conseguido eran los que tenían más experiencia en este tipo de juegos, que sabían mejor los patrones de enemigos y mejores lugares de spawn, como los beta-testers. El resto de jugadores, como ellos mismos, se alojaban en su mayoría en posadas diversas, o bien alquilaban por tiempo limitado otro tipo de viviendas adaptadas para ello.

A su vez, la plaza de la ciudad, donde todo había comenzado con aquel fatídico anuncio por parte de Kayaba, estaba completamente vacío. El monolito continuaba en el centro de todo, como una torre que vigilara toda la ciudad. Más allá de ello, un edificio parecido a un partenón había abierto sus puertas. Con curiosidad, entraron en sus puertas para ver lo que habría dentro de ellas. Allí, pudieron ver un gigantesco mural repleto de nombres tallados en la piedra desnuda. En total, aproximadamente, habría diez mil nombres, justo el número de jugadores que habían ingresado en SAO. De hecho, sus propios nombres figuraban allí, rodeados de otros tantos nombres de desconocidos que, como ellos, habían tenido la mala suerte de quedar atrapados allí.

Lo que era aún peor, sin embargo, era el número de nombres tachados que se encontraba ahí. Solo en el primer día, pudieron comprobar con horror que más de cien nombres habían sido tachados. Cien nombres, cien personas. Cien personas que habían perdido la vida, por unas razones u otras, y que no volverían nunca más al mundo real.

Poción de vida básica 20

Espada larga 80 (Entiendo que es compatible con el escudo, si no … habrá que cambiar cosas)

Escudo medio 100

Cristal teleportación 50

Y si puedo, pues vendo mi espada actual.